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Categoría: Lésbicos

Mejores amigas

Estábamos en mi vehículo, mi mejor amiga como copiloto y yo manejando, a ella le gustan las mujeres, tiene novia, su nombre es Sofía, platicábamos de todo y de nada, estoy comprometida con Luis, nos casaremos en 4 meses, mi amiga me platicó como tenía sexo con su novia, las caricias que le hacía me las describía, como besaba sus pezones morenos, como mordía sus grandes pechos, las posiciones favoritas que practicaban.



Íbamos a una fiesta fuera de la ciudad, estábamos atoradas en el tráfico, me empecé a mojar con cada palabra que me decía, yo no entendía la razón, no pude evitarlo, no podía ni pensar, y así sin más ni menos le pregunté: “¿Te puedo tocar?”, a lo que inmediatamente me dijo: “No, estás loca, te vas a casar, tengo novia y la amo, y sobre todo, a ti no te gustan las mujeres”, le respondí en voz baja que quería experimentar, que mis gustos no cambiarían, entonces, cuando mi vista estaba fija en el pavimento, escuché como lentamente desabrochó el botón de su pantalón, sudé frío, escuché el cierre como bajaba poco a poco, mientras yo pisaba el acelerador, entonces mi corazón latió a mil.



Empecé a tocar su pelvis, se sentía suave, hasta que llegue a sus labios, sin rastro alguno de vello púbico, me excitaba la suavidad, le pedí que abriera sus piernas, me obedeció, encontré su húmedo clítoris y lo empecé a acariciar, tal y como lo hacía mi novio cada noche, tal y como yo lo hacía cuando me masturbaba, hacía círculos con mis dedos, ella jadeaba, se puso colorada, agarraba con fuerza mi mano, cada vez mojaba más mi mano, yo no podía con la excitación, vi un motel al pie de la carretera, no pensé y me metí, nos dieron la habitación 306, mientras ella me decía que ya no podía más, me estacioné, se cerró la cochera, e inmediatamente le besé su boca, era una lengua indescriptible, estaba besando a mi mejor amiga!, no pensaba más, me bajé del carro, abrí la puerta y nos metimos al cuarto, dejé un billete de 500 en el rehilete, no quería saber nada del mundo, la tiré en la cama, le desabroché uno a uno los botones de su blusa, le quité el sostén bruscamente, quedaron al descubierto sus pechos, quedé asombrada, nunca había visto ni tenido en mis manos, chupe lentamente sus pezones, los recorría con mi lengua, era mi primera vez, los agarraba con mis manos, los tocaba, los sentía, eran pequeños pero formidables, tocaba su pecho derecho con mi mano, y chupaba el izquierdo rápidamente, ella no podía más, no podía entrar en sí.



Me quité el vestido entallado que traía, mis enormes pechos dejé soltar, grandes y calientes, mis pezones estaban duros y erectos, lo podía sentir, entonces ella tomó fuerzas y me tiró en la cama, me besó el cuello, me besó mis labios, me mordió fuerte, me arrebató el sostén de encaje negro, ella estaba asombrada con el tamaño de mis pechos, me dijo al oído: estás bien rica y éstas también, me las chupó como nunca, me las tocó como loca, yo sentía la humedad en mi entrepierna, me bajó la tanga con la boca, tenía la piel erizada, ella llevaba unos cacheteros rojos, me fascinaban, tenía un trasero grandioso, sus nalgas eran una fantasía para cualquier hombre y para cualquier mujer, de repente, tomó mis piernas, las abrió, sentí su lengua en mi vagina, empezó a bajar y subir, me retorcí, tomé las sábanas blancas como si me estuvieran torturando, hizo movimientos circulares, tomé su cabello y le grite: no pares!, con sus labios chupaba y con su mano tocaba mi vagina, metió su dedo índice, estaba a punto de venirme, le pedí que lo hiciera con mayor fuerza, quería sentirla, le grité: más rápido, me estoy viniendo, aumentó la velocidad con su lengua y con su mano, hasta que me vine, fue una explosión pura, temblaba y respiraba rápidamente, no podía controlarme, sentía como sudaba, 3 minutos en recuperarme.



Me levanté  y la vi acostaba, reluciente, fantástica, faltaba mi parte, me senté atrás de ella, empecé a tocarla, le dije al oído: “tienes la vagina riquísima”, se excitó más, toqué con mi otra mano sus pechos, rasguñaba sus pezones, sentía más húmeda mi mano, hacía círculos e infinitos, ella volcó su cabeza en mí, sentía como se llenaba de sangre, se engrosó su clítoris, sentía todo, me dijo: “no pares, hazme tuya, me estoy viniendo, cógeme más”, aceleré mi mano y se corrió en ella, nos acostamos, nos besamos lentamente, nuestros cuerpos ya no iban a parar.


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  • Categoría: Lésbicos
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