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Cristina, mi ex-novia

Relato real, alguna pequeña cosa retocada pero relato real, de mi exnovia cuando salía con ella.

Cris no era una chica del montón. 25 años, no era muy alta, sobre el 1,60, pero tenía un cuerpo espectacular, especialmente las tetas. Eran unas tetas enormes, deliciosas, de las que nos vuelven locos a los tíos. El resto del cuerpo también era espectacular, un muy buen culo, siempre muy prieto, y una cara preciosa.

Le perdía la arrogancia y las ganas de flirtear que siempre tenía. Luego era un poco recatada pero a pesar de tener novio, siempre flirteaba y a el novio siempre le caían cuernos. No eran cuernos fuertes, pero siempre acaba siendo metida mano por cualquier amiguito con un poco cara.

Estudia psicología, pero también trabajaba de guardia de seguridad para ganarse un dinero. Un día acabó en pelotas en la garita mientras un compañero le hacía un dedo. Así se define a Cris, preciosa pero o muy inocente e ingenua o que no podía resistirse al flirteo.

Cuando dejó el trabajo de seguridad, empezó a hacer prácticas de psicología en un centro de reclusión de menores que el gobierno correspondiente había creado para llevar a cabo una experiencia piloto con chicos conflictivos, que en vez de ser llevados a la cárcel, se les reclutaba ahí bajo poca vigilancia y para intentar reintegrarles en la sociedad.

Claro está, el revuelo fue tremendo cuando apareció Cris y se les comunicó que ella sería la ayudante del psicólogo, un tipo mayor y muy despistado. Se les veía las caras de lujuria a estos chavales y sus ojos se dirigían al cuerpo de Cris, especialmente a sus tetas. El novio de Cris era una persona de mente muy abierta, o quizás un poco cornudo, porque fue él quien animó a Cris a ir más sensual, más sexual por la calle. Con camisetas ajustadas, generosos escotes, pantalones prietos, minifaldas escandalosamente pequeñas. Parecía que al novio le gustaba que provocara, aunque sus buenos cabreos se llevaba cuando Cris le contaba los cuernos que le iban cayendo. En el fondo era un pobre cornudo que disfrutaba imaginándose las provocaciones y cuernos de su novia.

Pasó el tiempo y Cris se fue acostumbrando a las prácticas en las que estaba metida. Había muchos flirteos y proposiciones y comentarios muy indecentes, pero era su salsa. Le gustaba esas provocaciones y esas insinuaciones. En el fondo se sentía tremendamente sexy y muy deseada. Se dejaba hacer. Nunca pasó la cosa a mayores, pero le gustaba imaginarse situaciones y sentirse deseada, muy, muy deseada entre tanto chaval con las hormonas a mil. Los comentarios sobre ella eran de todo tipo entre los chavales, y muchas pajas habían caído pensando en Cris. Entre ellos comentaban las mayores burradas que sus hormonas permitían expresar. A Cris no le expresaban tanto como pensaban o decían entre ellos, pero lo suficiente para que cualquier chica saliera huyendo de allí. Cris no, se hacía la ofendida pero tenía ese morbo que a los chicos les ponía más cachondos aún, se hacía la dura.

El día del cumpleaños del director hicieron una comida especial. Era sábado y había buen ambiente. El director estaba contento y el vino corrió en la comida. Todos disfrutaron y finalmente el educador se quedó con 5 o 6 chicos mientras que 7 u 8 se fueron a la cancha de baloncesto y el director, los educadores y el psicologo se fueron a otra zona a hablar de sus proyectos.

La conversación, como no podía ser de otra manera cuando hay varios chicos bebidos, el educador también bebido y Cris desinhibida y un poco bebida también, fue derivando hacia el sexo. Cris se dejaba llevar, era su momento de gloria, siendo flirteada, ligada por un montón de chicos de entre 16 y 20 años con unos cuerpos curtidos por el trabajo y la vida. Se sentía increíblemente deseada. Estaba tremendamente húmeda, lo notaba y le gustaba, pero jamás pasaría a mayores, o eso pensaba ella.

En un momento de la conversación, uno de los chicos comentó que tenía una novia y que quería hacerle un regalo. Él quería regalarle algo de ropa interior para que estuviera sexy, pero no entendía mucho de esas cosas. Así que le preguntaron a Cris a ver qué opinaba. Ella comentó que que le gustaría comprarle. Él dijo que algo muy sexy, que soñaba con verla con medias, ligueros y un tanga, pero que realmente no sabía como quedaban.

La historia estaba creada y el siguiente paso era evidente. Uno de los chicos preguntó a Cris que porque no les dejaba ver cómo se veía ella con tanga para que así pudieran juzgar y pensar en el regalo de la novia del chaval. Ella, evidentemente, se negó. ‘¡¡Pero como pensáis que os voy a enseñar como me queda el tanga y mis medias!!. ¡Ni loca!’.

Hay que decir que Cris ese día, aprovechando la celebración estaba más sexy que nunca, unas medias, una mini muy corta, y solo le quedaba una camiseta de tirantes blanca muy ajustada que dejaba ver sus enormes y preciosas tetas apretadas bajo ella, ya que el resto se lo había quitado antes.

Los chicos insistían. Le contaron todo tipo de milongas, que si solo sería un momento, que es por una buena causa, que no iba a pasar nada, que nadie sabría nada... etc, etc. Todo lo que se le ocurre a un chico cuando el ingenio es lo primero para conseguir algo de una chica.

Ella se negaba y se negaba llamándoles locos, hasta que cedió. No sabía si porque le excitaba la situación de que unos chicos la vieran su culo con el tanga o porque realmente eran muy pesados. En el fondo les creyó, les creyó maduros y confió en que se quedaría en eso, nada más, que no se pasaría nadie.

‘Bien’, dijo ella, ‘me levanto la mini un poco, veis como queda un segundo y se acabó’. Volvieron a protestar. Dijeron que ya que iba a pasar eso, que mejor verlo como quedaría entero, es decir, quitarse la camiseta y la mini y verla con su ropa interior. Así sí se harían una idea. ‘Venga, Cris, enróllate, que no va a pasar nada y ya puesta a enseñarnos el tanga, nos complacería mucho si nos enseñas todo el conjunto’. Cris se volvió a quejar, pero los chicos parecían sinceros y muy maduros. Medio a regañadientes, ella accedió.

Se puso detrás de una especie de mampara y se empezó a quitar la minifalda y la camiseta. Mientras lo hacía tenía una mezcla de sentimientos. Pensaba que estaba loca al hacer eso, pero también le excitaba, estaba muy húmeda. Y ella se engañaba a sí misma pensando que todo lo hacía por el pobre chaval que no sabía que regalarle a su novia y que no sabía como quedaba un conjunto sexy de ropa interior como el suyo en una chica. Se sentía que estaba haciendo una buena obra en el fondo y así se engañaba a si misma y se quitaba el cargo de conciencia de su novio y el miedo a mostrarse así ante unos chavales. ‘En el fondo’, pensaba Cris, ‘son buenos chavales y ya son mayorcitos. No se van a asustar’.

Salió del biombo y los gritos empezaron. Silbidos, piropos, groserías.. Ella sonreía y enrojecía viendo los piropos que le soltaban, pero se sentía bien. Ella preguntó: ‘Bueno, ¿qué?, ¿así está bien?’. Ellos le decían lo enrollada que era y le agradecían el gesto y le pedían dar vueltas para verle completa. Llevaba un sujetador que justo le tapaba los pezones y que le elevaba sus impresionantes tetas y un tanga blanco que más bien era de hilo dental. Estaba increíblemente sexy junto con sus medias oscuras.

Ella comentó que ya era suficiente, que ya se habían quedado contentos y que se iba a vestir. Fue al biombo y su ropa no estaba. Ella asustada se dio la vuelta y gritó: ‘¿¿¿dónde está mi ropa, cabrones????’ Estaba enfadad y asustada a la vez. En ropa interior delante de un montón de chavales, entre 16 y 20 años habidos de sexo y lujuria.

La tenía ellos y le decían: ‘Te la hemos escondido. No te la daremos hasta que hagas alguna cosa por nosotros’. Ella pataleó, les gritó, se enfadó y les soltó pestes. Les exigía que le devolvieran la ropa pero ellos ser reían. Cris se dio cuenta de que estaba metida en un buen lío. No sabía que hacer y después de muchos gritos, tuvo que acceder. ‘Joder, está bien, pero por favor, no seáis malos. Dadme la ropa cuanto antes, por favor’.

‘Bien’, dijo uno de los chavales, ‘ te la daremos pero primero tienes que quitarte tanto el tanga como el sujetador y quedarte solo con las botas y las medias’. Ella volvió a rechistar. Estaba asustada, pero sí, se notaba muy caliente, aunque el temor era mayor.

No cedían y seguían pidiéndole que se quitara la ropa interior que le quedaba. Incluso le llegaron a amenazar con llamar al director y al psicólogo para que viera como su psicóloga ayudante les provocaba a estos chicos que teóricamente tenían que vivir en un ambiente maduro para rehabilitarse. Ella se asustó y viendo que se podía quedar sin sus muy deseadas prácticas accedió. En el fondo tenía algo dentro de sí que le pedía que lo hiciera. Estaba empapada, aunque muy nerviosa. Había perdido el control y tenía que asumir lo que hacía para poder terminar con ello cuanto antes. Se le había escapado la situación de las manos y sabía que no estaba haciendo bien, pero también sentía como nunca había sentido ser tan deseada como en ese momento, con al menos 5 o 6 chavales volviéndose locos por verla desnuda.

Al final, accedió, y tuvo que quitarse su tanga de hilo dental y su sujetador sexy, pero tuvo que hacerlo delante de ellos, no tras el biombo. Los chicos estaba a mil, pero a pesar de la situación, se contenían y no la tocaban. Algún cachete que otro en el culo se les escapaba, pero seguían conteniéndose. Eso tranquilizaba a Cris, que les veía como que era un juego y no se sobrepasaban.

Ahí estaba Cris, solo con unas botas negras hasta las rodillas y unas medias también negras, intentando taparse, pero no podía. Si intentaba taparse sus tetas, su coñito medio rubio quedaba al descubierto, si intentaba taparse su coñito y sus tetas, era imposible, ya que sus enormes tetas salían por los costados y los chicos la rodeaban con lo que su culo siempre estaba al descubierto. Incluso la hicieron subirse a una mesa para poder observar bien los labios de su coño. Ella estaba empapada, nerviosa, asustada, excitada. Nunca se había sentido así.

Creía que eso tenia que terminar y así se lo pidió a los chicos, ya no con tanta furia como antes, pero se lo pidió. Ellos dijeron que todavía faltaba alguna cosa por hacer. Volvió a protestar, pero no había nada que hacer. Se veía que estaba en un callejón sin salida y que tenia que hacer lo que ellos dijeran. Además, todavía se veía confiada. Prácticamente no la habían tocado y eso le hacía parecer un juego.

Tenían otra petición. Era una petición absurda, totalmente absurda. Había una cancha de baloncesto en el interior del edificio. Aprovechando que los educadores, el director y el psicólogo confiaban en ellos y que no había nadie vigilando, le hicieron la petición: ‘Ahora, Cris, vas a jugar un partido de baloncesto con nosotros, nosotros con nuestras ropas deportivas y tu desnuda para nosotros’. Ella dijo, ‘¿comoooo?’. ‘Lo que oyes’, contesto uno de los chavales. ‘Vamos a ir todos nosotros a jugar al baloncesto’. Cris sabía que otros 7 u 8 chavales se habían bajado antes a jugar al baloncesto. Eso era demasiado para ella. Salir desnuda al campo de baloncesto con otros 5 o 6 chavales detrás suya y otros 7 u 8 chavales jugando sin saber que iba a aparecer ella desnuda.

Ella estaba muy enfadada. Dijo que no, que no iba a hacer eso, que era una locura. Que podían llamar a quien quisiera que no lo iba a hacer. El chaval que parecía llevar la voz cantante le dijo, ‘Vale, llamamos al director, que te vea desnuda entre nosotros, sin síntomas de violencia, luego nos has estado provocando. No solo te echaran del trabajo sino que encima te puede caer un puro por provocar a pobres chavales, algunos menores de edad. ¿Qué te parece?’. Ella se dio cuenta de lo que pasaba, no tenía escapatoria pero se seguía resistiendo. El jefe volvió a decir. ‘Mira, si sales al campo de baloncesto, ahí se acaba todo, nos echamos unas risas, echamos un partido de baloncesto muy corto contigo desnuda, te vistes y ya está. Eso sí, sino sabes lo que te puede pasar: el director, te echan del trabajo, te cae un puro por haber provocado a menores y encima te hemos sacado este video, mientras no te dabas cuenta, de cómo te ibas quitando la ropa y te subías a la mesa. Y no decir nada de lo que puede pensar tu novio de ti y el resto del mundo si ven este video. Si juegas un sencillo partido de baloncesto con nosotros, tu desnuda, nosotros vestidos, todo se acabara y solo usaremos este video para pajearnos, nadie más lo verá.’

Cris estaba aterrorizada. Encima tenían un video suyo desnudándose que podían enseñárselo a cualquiera. Estaba atrapada. ¿Cómo podía haber caído en esa trampa?. No le quedaba más remedio que acceder.

Estaba nerviosisima. Estaba en la puerta del edificio viendo otros 8 chavales compañeros de sus chantajistas que no sabían nada jugaban al baloncesto. Y ella estaba desnuda mientras sus 5 chantajistas esperaban detrás. Alguno de ellos salió al patio y les dijo a los otros que tenía una sorpresa. Cris se resistía pero un cachete en las nalgas y un empujón la hizo salir así al patio.

Ahí estaba, entre gritos, piropos, jadeos y groserías. 13 o 14 chicos gritando como posesos, rodeándola viéndola completamente desnuda a excepción de unas botas y unas medias. Intentaba taparse pero no podía hacer nada. El jefe de los chavales les explicó que íbamos a jugar un partido de baloncesto todos pero Cris jugaría así, desnuda, los demás vestidos.

Y así fue, empezó el partido de baloncesto y ahí se perdió el control. Cris hacía lo que podía, intentaba ajustarse al juego porque así se lo habían exigido, pero ya la cosa estaba perdida. Le soltaban groserías, le tocaban por todos los sitios. Cuando defendían, le tocaban el culo, las tetas, el coño. Le empezaron a meter dedos por el coño. Ella ya se dejaba hacer. No podía hacer nada, y sí, entre tanto temor, nervios, vergüenza, humillación y miedo, sentía calor, estaba muy excitada, y su coñito estaba empapado. Estaba chorreando. Tenía a 13 chavales sobándola, deseándola, tocándola, muriéndose por sus huesos. Era algo extraño el sentirse así, pero supongo que la ingenuidad le hacía pensar que seguía siendo un juego y eso la calmaba y la excitaba. Lo más suave que oía era que era una puta, lo menos que le tocaban era algún pellizco en el pezón.

Hasta que al final, se acabó el juego. En un momento vio como la tiraban al suelo y la arrancaban de cuajo sus botas y rasgaban sus medias hasta arrancárselas también. Estaba de espaldas en el suelo, siendo sobada por todos. Ahí acabó, siendo follada por todos ellos, con varias pollas en la boca, en el coño y en culo. La sesión duró hasta que se hizo de noche. Solo entonces la dejaron ducharse y vestirse. Ella tenía una sensación extraña. Estaba dolorida, hundida, humillada, avergonzada, pero increíblemente satisfecha. No sabía porque pero ella sabía y sentía que había sido la mejor experiencia de sexo que nunca había tenido y que jamás volvería a tener. Ella lo sabía, de hecho, hasta esa noche, ningún chico había conseguido sacar de ella un orgasmo, y ese día perdió la cuenta de todos los que tuvo.

Sabía que había descubierto un nuevo mundo de sensaciones, y aunque le avergonzará y se sintiera humillada, sabía que volvería repetirlo y sabe que volverá a repetirlo. Eso sí, esta vez no le contará nada a su novio, ni siquiera porque volvió a casa sin medias, sin tanga y sin sujetador....
Datos del Relato
  • Autor: AOA
  • Código: 12461
  • Fecha: 28-12-2004
  • Categoría: No Consentido
  • Media: 5.99
  • Votos: 76
  • Envios: 2
  • Lecturas: 5411
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1 comentarios. Página 1 de 1
Uriel
invitado-Uriel 06-03-2005 00:00:00

Pues yo soy un boina verde y mido 0,75 centrimetros, pasa algo? asi soy mejor ocultandome y en misiones secretas Tambien he sido segurata y el emjor, me colaba entre las piernas de los jinchos y les rompios los huevos a mordiscos. La historia es cierta, si señor xDDDDD

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