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Viaje de graduación

Mi nombre es Laura, conocí a mi marido, Pablo, cuando vine a estudiar a Buenos Aires, soy oriunda de un país Latinoamericano y el es de acá de Bs. As. Fuimos novios casi desde que nos vimos la primera vez, terminamos la carrera juntos y decidimos viajar a que Pablo conozca mi país. Recién terminada la universidad, no disponíamos de mucho dinero así que armamos nuestras mochilas pensando en viajar un poco en transporte público (ómnibus, tren o lo que sea, todo menos avión que no estaba a nuestro alcance) y no descartamos el auto-stop. 

En uno de los tantos transbordo que hicimos nos equivocamos y terminamos en un paraje solitario a horas del lugar poblado más cercano. Lo único que había eran un puesto de policía caminera y una estación de servicio. Claro en lugar así los ómnibus pasaban una vez a la semana y tampoco había mucho tránsito. Hablamos con los agentes de policía y nos dijeron que lo más seguro era que viajemos en algún camión de larga distancia porque los demás seguro que desviaban en los caminos secundarios y nos íbamos a perder del todo. Ellos nos iban a parar alguno. 

Así fue, al día siguiente nos recomiendan a un camionero que viajaba hasta la ciudad, no llevaba carga, sólo unos obreros que iban en la caja del camión bajo el toldo. Ahí pensábamos ir nosotros pero el agente les pidió si no me llevaban a mi en la cabina para que no me faltasen el respeto, los otros pasajeros llevaban varias cervezas en el estómago. 
El camión era enorme, de esos con cabina para dormir y todas la comodidades para viajes largos, los choferes, dos, me miraron de arriba a abajo, medio me asusté pera como tenía la recomendación de la policía igual subí, me novio se despidió y subió a la caja que cerraron con el toldo para que no traguen tanto polvo, la mitad del recorrido era camino de tierra. 
Arrancamos pero antes de salir de la estación de servicio nos hace señas uno de los agentes que estaba de civil, paramos y se sube a la cabina. 
-Justo empiezo el franco, me acoplo al viaje. 
Me miró con toda la lujuria que se pueda imaginar, me sentí totalmente desnuda e indefensa. 
Arrancamos otra vez y todo era silencio. A los pocos kilómetros el poli dice 
-Supongo que les gusta el regalito que les hicimos? 
-Bueno... se ve bien... vamos a ver si sirve. -Contesta el que manejaba. 
-Que decís nena, cómo te vas a portar? -El milico. 
Se me paró el corazón, ahí entendí que el regalito era yo... 
-Se va a portar bien... no le queda otra... siempre va a estar mejor acá con nosotros que si la bajamos sola y la encuentran los negros cosecheros, cierto ricura. -y me pasa la mano por encima de hombro el otro camionero acercándome hacia él. 
Forcejeo tratando de zafarme 
-Soltá, están locos, si me tocan los denuncio en cuanto lleguemos, en el destacamento saben con quien viajamos, ellos nos recomendaron. 
-Sí mi amor, por que pensás que estoy acá... no pienso perderme la fiesta. 
-Esto es muy fácil... o te sumás a la joda por las buenas o te violamos y te bajamos sola en el monte, al gringuito de tu novio lo bajamos cuatro o cinco horas después, cuando se encuentren otra vez vos ya habrás sido la mujer de diez o veinte cosecheros, nos ponemos de acuerdo? 
No tenía escapatoria, me iban a cojer, me quedé muda, las lágrimas me corrían por las mejillas pero sin un sollozo. 
-Por favor no me lastimen -fue lo único que atiné a decir. 
-No es la idea lastimarte sino todo lo contrario... queremos pasarla todos bien. -El milico me seca la cara con la mano y me empieza a besar. 
Todo fue muy suave, no se abalanzaron como bestias... eso me descolocó... yo pensé ahora me arrancan la ropa y me destrozan toda. 
No... despacio me fuero besando los dos, la boca, el cuello, las orejas, las caricias fueron apareciendo de a poco... los hombros, la espalda, el vientre... 
Cuando llegaron a los pechos yo no se si estaba excitada pero si entregada, no pensaba en resistirme. 
-Ves que nadie te quiere hacer daño, dale, sacate la camisa... eso es, muy bien... ahora el sostén, despacio, no hay apuro... nos calienta verte. 
Me lamieron los pezones hasta que los tuve duros, jugaban con sus lenguas alrededor de mis aureolas que cobraron toda la sensibilidad posible, no se cuanto tiempo así hasta que sentí la primera mano en mi muslo, de lado interno, subiendo lento a la entrepierna. Me empece a maldecir por dentro a mi misma, por más que me resistiese me estaba calentando, -no podés ser tan puta!- me decía, no hubo remedio... me calenté... traté que no se note, que ellos no lo vean pero ahí estaban mis pezones parados y mi conchita mojándose. 
-Me das los pantalones por favor -no se quien lo dijo pero yo obedecí sin chistar y quedé con mi tanga negra ya toda mojada, no había forma de disimular lo que me pasaba. 
-Me parece que todos lo estamos pasando bien, verdad? -me preguntan tocando los jugos que se corrían por mi pierna. Cuando rozaron mis labios se oyó mi primer gemido. 
-Ahora sí! Ya empezó la fiesta! -dijo el poli y se agachó a lamer mi conchita. 
-Todavía no me dijiste como te llamás -me dice el camionero. 
-Laura -le contesto entre ayes y suspiros. 
-Bueno Laura, yo soy Manuel, ahora le vas a chupar la polla a Manuel -y se baja el pantalón presentándome la pija totalmente parada y latiendo, parecía que ya iba a acabar, la tomo en la mano y se movía, no era muy grande pero si dura y con la venas muy marcadas. La llevo a mi boca y la voy lamiendo de la base a la cabeza hasta que la meto y chupo con fuerza toda su pija dentro de mi boca, grita de placer y me agarra la cabeza para sacudirme haciendo entrar y salir todo su poronga hasta mi garganta, lo dejo hacer, yo estoy más concentrada en mi conchita que está siendo lamida con una dedicación que me enloquece, es como si me lo hubiera hecho desde siempre, conoce todos mis puntos sensibles, la unión de mis labios en donde tengo ese único rulito de bello que mi novio no me dejaba depilar -no quiero estar con una nena, ese pelito dejalo- me decía. Bajaba la lengua casi sin abrir esos labios y volvía a subir justo antes de llegar al culito, al subir un poquito más de presión para llegar a los labios internos y terminar en el clítoris que queda atrapado entre la lengua y los dientes, para soltarlo con un beso sonoro que me hace largar otro montón de jugos. 
Con esto ni cuenta me doy que estoy chupando la pija de Manuel como la más experta de las putas, tanto que me dice 
-Para que no quiero acabar antes de cojerte -y saca su pija y me da un beso en la boca con toda su lengua que sumado a la chupada que me están dando me hace acabar. Me siento horrible pero no puedo contener la excitación. 
-Dásela que te la chupe Juan, es una maestra, mientras yo quiero cojerla. 
-Bueno, pero vamos a la litera, igual Pedro no ve por el espejo. 
Me acuestan en la litera y Manuel se mete entre mis piernas a chuparme y meterme los dedos y Juan, el poli, se desnuda y me pone la verga en la boca, no la tiene muy parada pero parece grande, el es medio indio así que tiene poco bello y la tiene oscura, con mucha piel, cuando se le pare y llene toda esta piel va a ser muy grande, pienso mientras se la pajeo con mi mano y dentro de la boca le paso la lengua. Estoy rara, ya no se si me siento violada, no me doy cuenta de que pasa, estoy gozando... Que pedazo de puta! El pobre Pablo atrás siendo cornudo por pensar en mi seguridad. 
Cuando Manuel me mete un dedo en el culito ni me doy cuenta que está haciendo, con Pablo hace rato que hacemos sexo anal, pero este no es Pablo y yo ni enterada con dos o tres dedos en la conchita y uno atrás sigo chupando a Juan que sigue creciendo y yo aumento mis gemidos y jadeos, ya ni intento disimular... estoy gozando y ya! 
Cuando Manuel me apoya la cabeza en los labios para entrar en mi concha ya tengo concha y culo totalmente mojados y relajados, el culito ya recibió toda su lengua y creo que hasta tres dedos, entre saliva y mis flujos todo resbala y entra sin problemas. Al sentir la pija de Manuel dentro de mi concha, aprieto los musculos de mi vagina y Manuel se enloquece 
-Ay que putita sos como me agarras con esa concha, quien diría con la carita de santurrona que tenías al subir al camión -y me da adentro y afuera con todo y como yo se cerrar todos los músculos de mi vagina, a pesar de no ser una gran pija con lo dura y venosa que es me pone de la cabeza y me hamaco al mismo ritmo que él. 
Con el entusiasmo de la cojida ni cuenta del tamaño que tenía la de Juan, como para para película porno, que pedazo de verga y yo en lugar de asustarme me calenté más y perdí todo control. 
-Quiero que me cojas, quiero saber si puedo con toda tu poronga, nunca vi algo tan grande. 
-A ver Manuel, haceme un lugarcito que me quieren adentro. 
-Que te monte ella. 
-Eso, vení subite. 
Y allá voy yo, arriba de Juan y su cañón. 
Me senté sobre esa pija despacio, tratando de que se moje y corra suave pero lo mismo me hizo temblar... no de dolor, la excitación era muy grande y yo estaba bien dilatada y lubricada, me hizo temblar el sentirme tan llena, todo estaba ocupado, me parecía ver en mi vientre el bulto de su cabezota, ni bien sentí que tocó mi fondo acabé con un grito y me arqueé primero hacia atrás para derrumbarme sobre el pecho de Juan que me abrazó y empezó a besarme y a bombear dentro mio, suave pero firme. 
Así yo pegada al pecho de Juan, mi culito a disposición de Manuel que no perdió el tiempo y con los dedos bien ensalivados me dilató y se acomodó arriba para cojer mi culito. 
-No, esperá que salga Juan -dije. 
-Yo creo que no, que mejor si estamos los dos adentro, sino es como si estuvieras con uno solo y cojer con dos es cojer con dos, no con uno primero y otro después. 
-En eso tiene razón -dice Juan. 
Antes de que la pija de Manuel me toque el culito, la sola idea de tener semejante pijota en mi conchita y además otra en el culo me excitó de tal manera que tuve un orgasmo tan largo que ni sentí a Manuel entrar a mi culo. Cuando tomé conciencia nuevamente nos estábamos moviendo los tres al mismo ritmo, sentía las dos pijas entrar y salir, las cuatro manos por todo mi cuerpo, las respiraciones agitadas... volví a acabar. 
-Te animas a cambiar? -dice Juan sofrenando el ritmo. 
-Vos en mi culito? Sos muy grande, me lo vas a romper. 
-Tengo lubricante... y por otro lado con lo que llevamos no vamos a durar mucho... un mete y saca rápido y acabamos los dos. 
-Los tres querrás decir, porque la muñeca no se queda atrás. 
-Jajajaj- nos reimos los tres y nos separamos despacio, yo tengo miedo de que la pija de Juan me de vuelta como a un guante. 
Me siento sobre Manuel que entra fácil después del ejercicio con Juan y este me pone una buena cantidad de lubricante y con los dedos me abre el culo más de lo que había hecho Manuel. Yo me muevo despacio sobre Manuel con miedo por lo que está por venir pero como no se apuran me excito de nuevo y me aflojo. Entonces Juan aprovecha y apoya mi culito... se va abriendo de a poco y siento que entra un mundo por él... me abre los cachetes con las manos y empuja otro poco... 
-Dejame entrar nena... la cabeza ya está... empujá vos... así... vamos... vamos... aflojá... ahora...-y empujó todo hasta el fondo. Sentí que me desmayaba, un dolor como si nunca lo hubiera hecho... después se aflojaron mis piernas y claro también mi culo... empieza el pone y saca, suave... está todo lubricado y me excito... me olvido del dolor... por un momento pienso en Pablo... tomamos ritmo... entran...salen...entran...salen....Aaaahhhhh!! 
-Voy! 
-Y yo! 
Con lo chorros de ellos dentro mio voy yo también! 
-Hijos de puta... que cojida que se mandaron! -grita Pedro golpeando el volante. 
-Nos olvidamos de Pedro -dije mientras trataba de recuperar la respiración. 
-A Pedro no le importa... le gusta mirar... y ahora en un par de kilómetros se baja Juan, yo agarro el volante y lo cojes a Pedro. 
Se bajó Juan, Manuel tomó el volante y yo cojí con Pedro, no gran cosa después de lo anterior pero él estaba tan caliente que lo gozó un montón y yo... y yo también... 

Datos del Relato
  • Autor: erebo1984
  • Código: 27823
  • Fecha: 04-08-2013
  • Categoría: Varios
  • Media: 8.5
  • Votos: 4
  • Envios: 0
  • Lecturas: 8013
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