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SEXO EN LA OFICINA (1)

"Soy casada y me coge mi jefe del trabajo. Soy una mujer muy fogosa y desde que me casé le había sido fiel a mi esposo quien me satisface sentimental y sexualmente a plenitud, sin embargo mi nuevo jefe en el trabajo ejerció en mí una atracción inevitable"

 

Capitulo I

Soy casada y me coge mi jefe del trabajo

Mi nombre es tan común en este país que lo voy a mencionar, me llamo Guadalupe, tengo 26 años, me han dicho que soy guapa y de buen cuerpo, soy casada desde hace casi dos años y trabajo como recepcionista en una oficina de gobierno, mi esposo trabaja en el departamento administrativo de una empresa constructora que tiene contratos en todo el país y constantemente realiza viajes cortos, de menos de tres días, a diferentes estados de la república.

 

Soy una mujer muy fogosa y antes de casarme tuve muchos novios con los cuales disfruté del sexo en todas las formas posibles, pero desde que me casé le había sido fiel a mi esposo quien me satisface sentimental y sexualmente a plenitud, sin embargo mi nuevo jefe en el trabajo me atraía sobre manera, no es del tipo que se pueda definir como guapo pero si muy varonil, de unos 35 años, desde que llegó a trabajar ahí ejerció en mí una atracción inevitable, desde el primer día sentí que su mirada traspasaba mi vestimenta y me sentía desnuda ante su vista, lo que me excitaba sobremanera y sin premeditarlo me comportaba coqueta con él.

 

Mis pensamientos constantemente estaban centrados en él, no tan solo en cuestiones de trabajo sino también en los días de descanso, incluso llegué a tener la fantasía de que me estaba cogiendo mi jefe cuando en realidad estaba teniendo sexo con mi esposo y aunque me reprimía a mí misma de estos pensamientos me era inevitable volver a tenerlos.

 

Un día se dirigió a mí diciéndome "Guada", refiriéndose a las primeras sílabas de mi nombre, automáticamente le conteste en son de broma y de manera coqueta que no estaba "aguada", que tenia mi cuerpo muy firme y pasé mis manos por mis nalgas y la parte superior de mis muslos, él tan solo sonríe y aclaró lo que me había dicho, lo hice a manera de juego pero creo que en realidad le estaba mandando un mensaje subliminal invitándole a tocar mi cuerpo.

 

A través de los días la broma fue tomando forma hasta que en una de esas mi jefe hizo la finta de querer tocar mis nalgas para cerciorarse de que efectivamente mi cuerpo era firme, me quite diciéndole que me tocara pero en el brazo no en el trasero, él me dijo en broma que como yo siempre me tocaba las nalgas él creía que debía ser ahí, ambos reímos pero con cierta picardía que invitaba a intentarlo nuevamente, se notaba que mis nalgas le llamaban poderosamente la atención y casi podía sentir su mirada en mis glúteos cuando me daba la vuelta para retirarme de su oficina e intencionalmente me ponía los vestidos, faldas y pantalones que mas ajustados me quedaban para lucir lo más posible mi trasero procurando que se me marcaran las diminutas pantaletitas que acostumbro usar para provocar aun mas sus miradas y deseos, tal como lo hacia cuando era soltera y quería llamar la atención de los chico que me gustaban.

 

Pero no me conforme con ello, me empecé a poner las cortas minifaldas que ya no llevaba al trabajo desde que me casé, esto para que también pudiera ver mis muslos y si era posible hasta los coquetos calzoncitos que uso, por supuesto que dio resultado, su mirada ya no solo se centraba en mis nalgas sino en todo mi cuerpo haciéndome sentir por momentos como si estuviera totalmente desnuda, también me desabrochaba los primeros dos botones superiores de las blusas para que viera la curvatura de mis chichitas que con el brassiere de media copa se me veían apetitosas y cuando entraba a su oficina a entregarle algún documento me inclinaba sobre el escritorio para facilitarle que viera mis senos.

 

Todo esto dio un magnifico resultado, mi jefe se fue poniendo más coqueto y atrevido cada día y no cesaba de decirme a cada momento lo "bien que me veía vestida como lo hacia ahora", cuando esto sucedía me pude dar cuenta que en su entrepierna se le formaba un "bulto" que inequívocamente era su verga que se empezaba a poner dura, por cierto que aquel "bulto" era bastante grande.

 

Un buen día me invito a comer, pero le dije que mejor sería que fuera al día siguiente que era viernes y tenia tiempo, esto fue a propósito ya que mi esposo se iría de viaje la mañana siguiente y podría ponerme una minifaldita que apenas me tapaba las nalgas y un poco de los muslos, me quedaba perfectamente ajustada a mi cuerpo por ser de likra spandex y porque con ella se me notarían perfectamente las tanguitas negras que llevaría ese día, por la parte de arriba llevaría el brassiere que hacia juego con las pantaletas y una blusita ombliguera para lucir la cintura que siempre la he tenido bien definida y un arete en forma de corazón que siempre pende de mi ombligo y que me lo regaló mi esposo cuando recién nos hicimos novios y en él está inscrito su nombre.

 

A la mañana siguiente, a temprana hora, salió mi esposo al viaje y me vestí como lo tenia planeado, al llegar a la oficina llamé la atención de mis compañeras de trabajo que se encargaron de decirme que me veía "muy atractiva y sexy", cuando llegó el licenciado, así me dirijo a mi jefe, me levante para abrirle la puerta, él se quedo boquiabierto y con su morbosa mirada recorrió mi candente cuerpo de pies a cabeza, en seguida noté que su bulto aparecía en su entrepierna, me dijo "lo guapa que estaba" y me recordó que teníamos una cita para ir a comer.

 

Minutos mas tarde entre a su oficina para entregarle una correspondencia que había llegado, enseguida me desnudo con la mirada y cosa rara me invito a sentarme en uno de los sillones que están frente al escritorio, al sentarme su mirada se posó automáticamente entre mis muslos donde, seguramente, pudo ver con claridad mis pantaletitas a pesar de las pantimedias brillantes color chanpagne, ya que éstas acostumbro usarlas del tipo "desnuda" que quiere decir que no tienen la calzoneta tradicional sino son del mismo material y textura de pies a cintura, no crucé en ningún momento las piernas para facilitarle que me viera los calzoncitos durante el buen rato que estuve sentada frente a él, me imaginaba que tendría la verga bien parada pues a cada momento volteaba a ver entre mis piernas y con esa faldita tan pequeña era inevitable enseñarle mi ropa interior.

 

Llegó la hora de la salida y con ello el momento de ir a comer con el licenciado, el personal se empezó a retirar y solo quedaba él y yo así como la chica que vigila los teléfonos en el horario de comida mientras llega el personal vespertino, salimos de la oficina rumbo al estacionamiento para abordar su auto, mi jefe caballerosamente me abrió la puerta del auto para que yo lo abordara, pero también con la intensión de verme las piernas, así que al subir abrí las piernas lo suficiente para que él pudiera ver nuevamente y ahora con mas claridad la totalidad de mis muslos y la tanguita que cubría mi palpitante vulva, durante el trayecto a cada oportunidad mi jefe volteaba a ver mis extremidades inferiores que por lo pequeño de la falda están al descubierto, yo fingía no darme cuenta.

 

Ya en el restaurante mientras comíamos platicamos de varias cosas y entre ellas de los gustos de cada cual y cuando mencionó que le atraían las mujeres que usan lencería pequeñita y provocativa, además que le cautivaban las chicas que tenían mucho vello pubico, en ese momento sin meditarlo, cometí la imprudencia de decirle que yo siempre usaba ese tipo de lencería y le describí algunas prendas que uso, diciéndole también que acostumbraba usar liguero y medias cuando no me ponía minifalda, así mismo le dije que era muy velluda de la pelvis, él se interesó mucho en eso y en son de broma pero con mucha malicia me dijo que le gustaría verme con esa lencería y admirar mi monte de Venus cubierto de vello, le seguí la broma en el mismo tono diciéndole que un día de estos se lo permitiría. Terminamos de comer y aun cuando insistía en llevarme a casa insistí en que solo me acompañara a tomar un taxi, cuando éste llegó, se despidió de mí dándome un beso en la boca que correspondí tímidamente y al abordar el auto le mostré generosamente entre mis muslos separándolos un poco mas de lo necesario.

 

Durante el fin de semana no deje de pensar en él y en todo lo que estaba sucediendo e inconscientemente volví a tener la fantasía erótica con él mientras mi esposo me cogía, el domingo por la noche me puse a pensar que ropa me pondría para ir a trabajar al día siguiente y la actitud que tomaría ante los hechos sucedidos el viernes anterior, siempre pensando en agradar a mi jefe y porque no, provocarlo sexualmente, elegí un pantalón blanco que me quedaba dibujado al cuerpo, sin bolsas por atrás ni por delante y se ajustaba con un delgado cierre lateral, debajo de él llevaría unas diminutas pantaletas totalmente de encajes también en color blanco con la finalidad de que se me marcaran de manera clara para demostrarle el tipo de pantaletas que acostumbraba usar, en la parte superior, brassiere de media copa elaborado en encajes también en color blanco y encima una blusita corta semitransparente para que pudiera ver mi sostén, para evitar preguntas de mi esposo me puse una chamarra larga que me tapaba todo lo que yo quería enseñar, misma que me quite al llegar a la oficina.

 

Cuando mi jefe llegó, como de costumbre me levante de mi escritorio para abrirle la puerta, su libidinosa mirada, como también ya era costumbre, recorrió mi cuerpo de pies a cabeza, pasaron varios minutos cuando sonó mi extensión telefónica, era él pidiéndome que pasara a su oficina, al entrar me dijo que "Que guapa lucia", yo coqueta me di una vuelta completa para que pudiera verme, su comentario me sorprendió un poco al decirme era verdad lo que le había dicho el viernes pasado durante la comida refiriéndose a lo pequeñito de mi ropa intima, sentí un poco de pena pero al mismo tiempo mi vulva empezó a palpitarme como si ahí tuviera el corazón, había logrado que se fijara en la forma y el minúsculo tamaño de mis pantaletitas y brassiere.

 

Se levantó del sillón y tomándome por los brazos intento besarme en la boca, voltee la cara diciéndole que alguien nos podía ver, él insistió aclarándome que nadie podía entrar a la oficina sin que él oprimiera el botón que abre la chapa una vez activado ese sistema, esta vez me deje dar el beso el cual correspondí un tanto avergonzada pensando en que le estaba siendo infiel a mi esposo, pero la pasión era mayor que la razón entregándome con desenfreno a los labios de mi jefe quien mientras me besaba repegaba su "bulto" en mi vientre y sus manos rodeaban mi cintura, yo le abrazaba por el cuello sin retirar mi pelvis de aquel "bulto" que se sentía enorme, quise irme fingiendo una actitud púdica y di media vuelta, mi jefe me sujeto por la cintura estando de espaldas a él, diciéndome no sé que tantas cosas pero lo único en que podía pensar en ese momento era en el gran "bulto" que se repegaba contra mis nalgas haciendo discretas frotaciones que me volvían loca de lujuria, ya que desde que me casé solo había sentido la erecta verga de mi esposo en semejantes condiciones, sus manos acariciaban suavemente mi abdomen y me besaba en los iodos y en las mejillas, yo estaba extasiada sintiendo su erección en mis nalgas.

 

Le pedí que dejáramos el cachondeo para mas tarde pues temía que alguien se diera cuentas que ya me había tardado mucho en su oficina y sospechara lo que estaba pasando, me retire a mi lugar y al caminar sentí de inmediato la humedad de mi vagina que ya mojaba mis calzoncitos, la vulva me latía a mas no poder y un temblorcillo nervioso se apodero del interior de mi cuerpo, me senté en mi escritorio recordando sus besos pero principalmente en el tamaño que debía de tener su miembro viril pues aquel "bulto" que pude sentir en mi vientre y en mis nalgas era enorme.

 

Había pasado media hora y debía entrar a su oficina para entregarle una correspondencia que había llegado, me templaban las piernas al pararme frente a la puerta, toqué advirtiéndole de mi presencia, abrió la puerta desde el escritorio y pasé, mi jefe ya estaba de pie, fue inevitable dirigir mis ojos a su "bulto" que seguía impresionante, a su vez él miro mi cuerpo y sentí como me desnudaba con la mirada, sin decirnos nada solté los papeles sobre el escritorio y nos entregamos apasionadamente a besarnos en la boca chupando mutuamente nuestras lenguas, sus manos acariciaban a cada momento un poco mas abajo de mi cadera casi en mis nalgas, pero solo seguía el contorno de la tanguita que se perdía entre mis nalgas y por supuesto su verga se repegaba a mi vientre con mi total complacencia.

 

Al darme vuelta para retirarme nuevamente me hizo sentir su verga en mis nalgas y sus manos seguían el contorno de mis pantaletitas ahora por delante, en un momento dado su mano bajo hasta mi palpitante vulva manoseándola descaradamente, yo me dejaba condescendiente y frotaba con descaro mis nalgas contra su gran erección mientras recibía sus besos en mi cuello y nuca, trato de meterme la mano bajo el pantalón aduciendo que quería conocer mi vellosidad, ya que yo anteriormente le había dicho que la tenia abundante, pero por lo apretado que me quedaba el pantalón no lo logro ni yo le facilite las cosas bajándome el cierre, sino solo le prometí que al día siguiente traería falda para que las cosas fueran mas fáciles y le mostraría mi pubis para que viera si era tan velluda como le gustaban las mujeres a él, mientras le hacia las anteriores promesas, sin saber cuando, me dí cuenta que mi mano estaba en su verga y le estaba acariciando su enormidad por encima del pantalón.

 

Termino el día laboral y me fui a casa en compañía de mi esposo que como de costumbre me había ido a recoger al trabajo, sentía remordimiento para con mi marido y pensaba que llegando a casa le compensaría dándonos una formidable cogida para terminar tragando su esperma como acostumbrábamos hacerlo, sin embargo seguía pensando en mi jefe sin poder olvidar sus besos y sobre todo el manoseo que se había dado entre nosotros y el gran bulto de su verga que me daba a imaginar lo enorme que seria su miembro estando en "libertad", durante el resto de la tarde y noche solo pensé en esa verga que me volvía loca de lujuria y ya planeaba que al día siguiente llevaría vestido y liguero con medias para que pudiera enseñarle fácilmente mi vello pubico bajándome las pantaletas y claro en compensación le pediría que me enseñara su verga en erección, pensé tanto en esto que incluso tuve sueños húmedos con mi jefe.

 

CONTINUARÀ

Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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