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Categoría: Maduras

Por accidente con mi hermosa tía

Esto me sucedió en el 2001.



Continuando el ritual de las descripciones: soy de la Ciudad de México, diré que tenía en ese entonces 25 años, soy blanco de 1.73 mts. aproximadamente, robusto, blanco. Nada cachondo, sin embargo, mi primera experiencia con una madura cambió mi forma de ver a las mujeres adultas, en especial a las casadas. Respecto de ella, es una tía mía, de 34 años, 1.65 mts. de altura, buen cuerpo, pero sobre todo (claro, me fije en todo ello después de lo que pasó) de duros y grandes senos, con una cadera impresionante, con unas nalgas durísimas, bien formadas y grandes. Incluso sus piernas son una delicia, por lo bien tornadas que son. Su piel es blanca. Ella es de carácter muy serio.



 



Hubo una fiesta familiar en casa de unos tíos. Avanzada la noche, cerca de las 12:00 pm, la mayoría ya estaban cansados y bebidos. Los señores de la familia se habían puesto una buena borrachera, y se encontraban en el patio de la casa, con la idea de seguirse con la música bohemia y su noche de alcohol.



 



El resto se habían acostado ya, por eso las luces se encontraban apagadas y solo la penumbra era cortada por el breve reflejo de la luz de afuera. Faltábamos unos pocos por acostarnos, y como habían pocas camas, todo el mundo se encontraba distribuido en camas distintas, en unas mis tías, mis primas, mis primos, mis sobrinos y sobrinas. Hasta en el suelo había gente.



 



Yo no tardo ni perezoso me escogí uno de los últimos lugares, al lado de una ventana, cerca de unos sobrinos pequeños. Me cubrí con las frazadas que encontré cerca e intenté dormir. Estaba en eso, cuando decidí quitarme la casaca que llevaba (además tenía un pantalón deportivo "pants"). Apenas me acomodaba y me dominaba en sueño, cuando siento que alguien se recuesta a mi lado izquierdo –yo me encontraba boca arriba-. Y se acomoda, sin llegar a tocarme. No sabía quién era ni me importaba en lo más mínimo, sino recuperarme del cansancio de tantas emociones del día.



 



De pronto, me muevo inconscientemente hacia su lado, mi lado izquierdo. Y siento que me jalan las frazadas, seguramente sintió frío, o no alcanzó alguna para cubrirse. Me doy cuenta que es mi tía Andrea y, entonces sucedió que sentí su espalda a la altura de mis piernas, ya que yo me encontraba en una posición más arriba de su cabeza. La posición de mis partes nobles pegadas a su espalda, me hicieron sentir de inmediato una corriente eléctrica. Ella ni lo notó, creo yo. Pues sentía su respiración muy acompasada y normal. Su respiración, es decir el movimiento, fue el que me erizó la piel. Sentir su movimiento natural de respiración en mi cuerpo fue lo que me excitó. De poco a poco tuve una erección. No lo podía ni quería evitar, era una sensación muy placentera. Aún, a pesar de su delgada blusa y de mi pantalón pants. Entonces sucedió que en forma inconsciente empecé a frotarla con mi pene semi-erecto (que por cierto de de tamaño normal, unos 15 centímetros). Ella ni se inmutaba, sin embargó empezó a respirar un poco más profundo. Poco después de unas 40 o 50 frotadas, me estaba mojando con mi líquido pre-seminal. Y me decidí a ser más osado. Mis manos que estaban debajo de las frazadas cerca de mi pecho, las bajé muy cuidadosamente para liberar a mi pene, bajé mi pantalón hasta mis rodillas, y le subí poco a poco la blusa, para que quedara al descubierto su espalda. Como yo me había retirado del contacto con ella, no sabía como podía reaccionar, así que con el corazón en mi garganta por el morbo, le acerqué mi pene de nuevo, pero ya tocaba su piel mi piel. Calientes ambas. Incluso sentí o así me pareció sentir, que su piel se erizaba.



 



En ella lo único que noté fue que respiraba más profundo que antes, e intuí que le estaba gustando. Después de alrededor de una media hora, de múltiples y mojados movimientos, sentí que se mojaba su espalda. Su respiración era agitada y profunda ahora. Seguí mis movimientos, pero ya mi cadera se presionaba en ella como queriendo atravesarla, le movía mi cadera como si realmente me la estuviera follando.



 



Hasta que finalmente sentí que mi orgasmo llegaba…no sabía que hacer, si retirarme para no salpicarla…arrojar mi semen en mis manos….o quedarme ahí donde estaba y llenarle mi espalda de mi semen (imaginen la cantidad de semen que le arrojaría, pues mi última relación sexual había sido hacía unos dos o tres años).



 



Eso estaba cuando, por su respirar casi como si "roncara" bajito, me alentó a hacerlo sobre su espalda. No saben cuanto placer y cuanto semen arrojé. Ella al sentir mi descarga y los movimientos de mi orgasmo, se volteó ligeramente boca abajo, pero aún dándome la espalda. Sujeto ya por el placer, me aventuré a acomodarme tras sus nalgas, despacio hasta quedar cómodamente junto a ellas. Aún a través de la tela de su falda, sentía que eran enormes y firmes.



 



Le fui levantando delicadamente como pude la falda hasta su cintura. Su respiración era agitada, pero profunda. Ella seguro sentía mis dedos recorrer sus piernas en mis suaves movimientos. Yo al rozarla, sentía su piel muy suave y su cuerpo con un calor especial.



Ya había logrado subirle la falda, pero aún faltaba su tanga. Que por cierto era diminuta.



Quería quitársela, bajársela o en última opción solo moverla para que me dejara llegar a donde mi excitación me quería llevar.



 



Quise también sujetar sus nalgas con mis dos manos y poseerla como loco. Pero pude dominarme y decidí bajar solo lo que pude su tanga. Casi toda se la bajé, y entré en acción…le acerqué mi pene realmente erecto. Primero a lo largo de la raya que forman sus nalgotas, para también poder recargarle mis huevos que hervían. Lo hice, y su respiración se volvió agitada de inmediato. Sentí plenamente como las apretaba en forma involuntaria al sentirme detrás de ellas.



 



Se empezaba a mojar con mis líquidos, y "roncaba" un poco más fuerte pero sin agitarse. Entonces, decidí instintivamente llevar mi brazo derecho hacia su pecho. Quería sentirlos y acariciarlos. Al hacer esto, sin quererlo moví mi cadera y mi pene se fue alojar entre sus nalgas, cerca de un agujero. Ella, casi como reflejo, se pegó a mi cuerpo y aprisionó mi pene con cierta dureza. Como queriendo provocarlo. Lo soltó y se relajaron sus nalgas. Mi rodilla derecha se encontraba encima de sus piernas, por lo que supuse que era la hora de intentar penetrarla. Mi mano se deslizaba sobre su seno derecho, yo lo rondaba con las yemas de mis dedos. Pero noté como tenía duro su pezón. De atrás, su sujetador se había manchado de semen, así que al soltarlo me humedecí un poco las puntas de mis dedos. Y use mi mano donde estaba antes. Ahora, seguiría levantándole su blusa por enfrente.



 



 



Mi pene me punzaba y se movía como con vida propia. Y lo fui guiando poco a poco al agujero. La cabeza de mi pene se encontró con él, y entró con cierta facilidad. Yo me sentía en la gloria, como si cargas eléctricas recorrieran desde mi cerebro hasta mis piernas. Aquel hoyo era su ¡¡¡ ano !!!. Estaba bastante mojado, y mi pene se deslizaba como pez en el agua. Ella ya roncaba más fuerte. Ese roce me hizo más osado, así que metí mi mano por debajo de su sujetador y aprisioné inmediatamente su pezón. En eso, decidí hundir más mi pene en su ano, quería sentir más sus nalgas duras y calientitas. Pero al penetrarla más, ese placer no se comparaba. Estaba riquísimo. La empecé a bombear muy despacio, ella "roncaba" y "roncaba". Mis dedos mojados jugaban con su pezón, se lo jalaba, se lo apretaba…



 



Los giros de mi cadera en las penetraciones me llevaban a otro orgasmo, y quise penetrarla con todo mi pene hasta el fondo. Lo hice despacio, yo sentía como apretaba sus nalgas y aflojaba después, así varias veces…Ya la estaba mojando toda por dentro, y se escuchaba ligeramente el chasquido de nuestros jugos. Entonces irremediablemente me llegaba el orgasmo…Acerqué mi boca a su cuello, y empecé a besárselo y a pasar mi lengua por él. Ella giró su cabeza para dejar su oreja para mí. Le metí mi lengua en su oreja, la comía. Y se empezó a convulsionar, le llegó su orgasmo, apretó su cuerpo y se hacía hacia atrás con fuerza, queriendo hundirse mi pene hasta el fondo. Se levantó ligeramente sobre su brazo izquierdo y movió en círculos y hacia atrás su trasero. Yo aproveché el movimiento para pasarle mi brazo izquierdo por debajo de su cabeza, para estar más cómodo y poder también alcanzar su seno izquierdo. Después de 3 o 4 movimientos que ella hizo iguales, yo me vine….y al hacerlo, le aprisioné por debajo de su blusa y sujetador el pezón de su seno izquierdo. También le toqué con mi mano derecha la pelambrera de su vagina.



 



Empujé como Ustedes no saben. Parecía que la iba a atravesar. Entonces se relajó y se recostó de nuevo tal como antes. Yo ya metía dos dedos de mi mano derecha en su vagina y jugaba con mi pulgar en su clítoris. Estaba mojada, ahora quería penetrarla por su vagina. Me bajé un poco y enfilé mi pene hacia su entrada. Ella al sentirla cerca, "roncó" más fuerte. Su respiración era agitada. Así que me apresuré, no quería que alguien se diera cuenta, o que ella se "despertara".



 



Al hacerlo, la cabeza de mi pene sintió una prisión que es inenarrable…Un placer infinito…Yo quería jugar un poco, así que sacaba y metía la punta muy despacio y moviéndola en círculos. Ella me mojaba con su lengua mi mano izquierda, que a su vez estaba jalando su pezón izquierdo. Mi mano derecha jugaba con su clítoris. Y mis huevos gozaban con el roce de ese gran culazo…Me atreví aún más a subir mi mano derecha y meter mis dedos en su boca, jugué con su lengua un rato, jugué con sus labios y ya mojados los llevé a su clítoris. Abría sus labios vaginales una y otra vez, mientras rozaba con mi pulgar su clítoris, después lo apretaba con las yemas de mi mano. Y empujé de pronto todo mi pene dentro de ella como para darle la sorpresa. Y sucedió que ella se empujaba hacia atrás, girando como batidora sus nalgas y cadera. Parecía que a ella le estaba gustando tanto como a mí. "Roncaba" como cuando yo escuchaba a los ancianos al dormir. Mi bombeo era ahora profundo e incesante –debo decirles que tras el primer orgasmo, normalmente suelo tardar de dos a tres horas por lo menos en alcanzar el segundo, pero ahora me había tocado diferente- intenté concentrarme y darle y darme a mí el mayor tiempo de placer posible.



 



Ella movió su mano derecha hacia mi trasero, lo tocaba, lo pellizcaba, lo empujaba para que me la cojiera al ritmo que ella marcaba: lento, en círculos a veces, y en otras en mete y saca, en otras rápido y frenético. Ya estábamos chorreando bastantes jugos y se oía vagamente nuestro juego erótico. Ella tuvo así otros 3 orgasmos…Hasta que la luz del amanecer nos sorprendió, ya se veía a través de la ventana el amanecer. Afuera las cosas seguían igual, las risas y la música eran constantes. Ese bullicio nos ayudaba a esconder nuestro placer.



 



Ella parecía que había perdido la iniciativa, incluso pensaba que se había quedado dormida después de su último orgasmo. Ya no roncaba, respiraba normal. No se movía nada. Pero yo penetraba de mil formas diferentes su vagina, moví con distintos ritmos mi cadera, seguía acariciando su seno izquierdo con mi mano izquierda, mientras que con la derecha seguía jugando con su clítoris y sus labios vaginales. Mi pierna derecha ya estab completamente sobre las piernas de ella.



 



Le había preparado un festín final, un postre que pensé que le iría a fascinar…Cuando sentí que por fin se acercaba mi orgasmo, le metí dos dedos junto a mi pene en su vagina. Ella entonces, empezó a "roncar" de nuevo, pero fuerte. Incluso uno de sus pequeños hijos que dormía junto a nosotros quiso despertar. Saqué mis dedos de su vagin y los llevé a su boca, ella los chupaba como si fueran un caramelo. De ahí luego los pasé a su ano, le metí tres dedos mientras bombeaba sin cesar su vagina….y los movía…hasta que me viene con chorros dentro de ella, y se movía entregándose hacia delante…hacia atrás….Saqué mis dedos de su ano, y los llevé a su boca, ella los lamía y mordía, le pellizque sus nalgas, las acaricié, las apreté…le tomé la oreja con mis dientes y le metía la lengua. Por último le sujeté la cadera y la bombee un rato muy pequeño más. Pero era ya suficiente….



 



Me retiré y me acomodé ya despreocupado la ropa y me dormí boca abajo.



De día, cuando todo mundo ya despertaba, ella se levantó y casi me patea al hacerlo. Lo que me hizo despertar por completo. Pero no me destapé ni voltee boca arriba.



Entonces ella salió a la cocina, a prepararse algo, imagino que café porque así olía poco después. A mí me atrapó el sueño de nuevo, y pasó que escuché después voces con ella. Una de ellas era de mi tío, su esposo. Ella levantó la voz, como sorprendida y le preguntó: ¡¡¡¿entonces te amaneciste emborrachándote allá afuera con tus compadres?!!!...



Me levanté rápidamente preocupado, pensé que se iría a quejar con él….Entré a la cocina, saludé a todos, mientras que el esposo de mi tía se disculpaba, le dijo: disculpa mi amor, no lo vuelvo a hacer, en tono meloso.



Entonces ella, elevando la voz orgullosa y mirándome de reojo le dijo: ¡¡¡Hombre, no te preocupes, te lo merecías….además, yo he dormido como toda una reina!!!.



 



He de decirles por último que no lo volví a ver hasta medio año después, pero ese es otro capítulo que contaré en otra ocasión.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
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