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Categoría: Dominación

Ojos vendados

Era una cruel ironía...ella llevaba tanto tiempo deseando conocer a su amo, verle por fin... y sin embargo, lo primero que hizo él, según ella entró en la casa, fue vendarle los ojos. Apenas pudo vislumbrar la estancia en la que se encontraba y mucho menos a él, pues se puso a su espalda y la impidió moverse mientras le ponía aquel trozo de tela negro en los ojos.



Aunque aquello fue una decepción, no pudo evitar sentirse excitada ante la idea de entregarse a un hombre al que no había visto la cara.



Nunca había tenido una experiencia real, con un amo... A él le conoció como otros tantos se conocen, por medio de internet. Y aunque había realizado multitud de actos para él ante la webcam, jamás había sentido la piel de su amo sobre la suya. Los premios y castigos que el establecía se los había aplicado ella misma, pero aquello era diferente... aquello suponía la entrega total a otra persona y harían cosas que ella por si sola no hubiese podido hacer...



Estaba nerviosa y sentía una mezcla de excitación y miedo, pero deseaba con todas sus fuerzas que ocurriese lo que iba a pasar.



Su amo ordenó que se desnudara completamente. El hecho de oír la voz de él dándole la orden hizo que un escalofrío recorriera su cuerpo, pero sin dudar ni un momento, comenzó a descubrir su cuerpo...deslizó los tirantes de su vestido por sus hombros y lo dejó caer al suelo, se quitó el minúsculo tanga y se descalzó.



Sin que él se lo ordenara, ella levanto los brazos entrelazando las manos tras la nuca y abrió ligeramente las piernas, de forma que una mano pudiese examinar su intimidad. Esta era la posición que el amo le había indicado que debía mantener cuando se la permitiese estar de pie.



-Bueno... – dijo el amo – veo que algo has aprendido zorra, aunque solo sea a mantener la postura.



-Si amo.



El amo se puso delante de ella y depositó un suave beso en sus labios mientras con las manos empezó a tocar sus pezones, primero con suavidad, como tanteándolos, para pasar poco a poco a imprimir mas fuerza en ellos hasta acabar pellizcándolos y retorciéndolos.



Llegó el momento en que hizo que aquello le doliera y ella emitió un pequeño grito, por lo cual el la dio un azote fuerte con la palma de la mano en cada uno de sus pechos.



-No recuerdo haberte permitido gritar – la amonestó él.



-Perdón amo- contestó ella.



-Quiero que intentes acallar cualquier sonido que vaya a salir de tu boca a no ser que yo te diga lo contrario, ¿ Entendido zorra?



-Si amo.



-Bien ahora vamos a examinar lo que tienes entre las piernas – dijo el amo deslizando su mano hasta llevar al pubis de ella- Veo que te has dejado el coño bien peludo, luego lo arreglaremos – dijo mientras tiraba del vello enredándoselo en los dedos.



Tras esto metió la mano entre las piernas de ella explorando su sexo, desde el clítoris hasta la vagina pasando los dedos por los labios sin dejar un solo rincón si examinar.



-Así que ya estás humeda – dijo el sacando los mano del coño de ella – eres una guarra y lo peor es que creo que te gusta serlo, ¿ es así ?



-Si amo, me gusta ser una guarra.



-Pues demuéstramelo – dijo el acercando a la boca de ella sus dedos llenos de su flujo – Déjalos relucientes.



Ella al notar los dedos mojados en sus labios, puso cara de asco y echó la cabeza hacia atrás, negándose a metérselos en la boca.



-¿ Qué pasa cerda ? ¿ te niegas a probar tus propios flujos ? – dijo él contrariado- ¿ Te niegas a cumplir mis deseos?



-Me da asco amo, lo siento, no puedo hacerlo- contestó ella con voz temblorosa.



-No me importa en absoluto lo que te asco o no- dijo el imponiéndose- hasrás todo lo que yo te diga, y si no, no haber venido.



-Pero...-ella intentó replicar, pero el no la dejó.



-¿Te vas a poner en plan rebelde? – preguntó el comenzando a perder la paciencia- Olvidas que ahora estas en mis manos y puedo hacer contigo lo quiera así que más te vale obedecer sin rechistar.



Dicho esto la cogió por el pelo y la obligó a abrir la boca con los dedos mojados y se los metió, haciendo que se los chupara, gozando en todo momento de la cara de repulsión que ella ponía.



-Espero que esta sea la última vez que intentas desobedecer- dijo el amenazante – de todas formas te vas a enterar tú de lo que hago yo con las putas rebeldes.



Tras esto la cogió del brazo y la arrastró, ella no sabía a donde iban y se tuvo que dejar guiar.



Al poco él la soltó y por el sonido pareció que se sentaba sobre una cama o colchón.



La cogió de la cadera y la acercó hacia él.



-Túmbate boca a bajo en mis rodillas- dijo él.



Ella al instante supo que era lo que iba a pasar. La iba a azotar por haberse rebelado. La idea la hizo estremecerse...siempre había sentido el deseo de probar a ser azotada, pero ahora que la fantasía se iba a hacer realidad, pensó que no podría resistirlo. A pesar de ello y aunque las piernas le temblaban de forma incontrolada, consiguió tumbarse sobre él y entonces notó que él debía estar completamente desnudo, pues sintió su piel directamente contra la suya y notó la dura verga del amo contra su vientre que, al menos por el tacto parecía ser bastante grande.



Cuando estuvo recostada, el posó su mano sobre las nalgas de ella y las acarició y pellizcó suavemente. Después ayudándose cn la otra mano, separó las nalgas dejando toda su intimidad al descubierto...



-Separa más las piernas zorrita...



Ella lo hizo como por impulso, sin dudar, movimiento que el aprovechó para abrir aun mas su culo.



Durante un rato el estuvo jugando con sus culo, pellicándolo y magrándolo, como si quisiera calentarlo, hasta que por fin se detuvo. Y durante unos segundos, que se le hicieron eternos, no ocurrió absolutamente nada.



De repente, cuando menos lo esperaba, sintió el dolor del primer golpe. Fue rápido y seco y mucho más fuerte de lo que ella esperaba y no pudo evitar el grito que escapó de su garganta.



-No recuerdo haberte dado permiso para gritar- la amonestó el amo.



-Lo siento amo – dijo ella con voz entrecortada – es que me ha dolido.



-Pues si este te ha dolido – dijo el con voz divertida – ya verás el resto. Este solo era una caricia de reconocimiento.



Ella se encogió al oír esto, decididamente no sería capaz de aguantar una tunda de azotes. Por un momento quiso salir corriendo y olvidarse de todo aquello. Pero el amo, como si hubiese adivinado su intención de huir paso el brazo que le quedaba libre pos la espalda de ella y la sujetó por la cintura con fuerza, de forma que ella no pudiese escapar.



Seguidamente, comenzó a descargar a gran velocidad una larga serie de azotes, repartiéndolos entre las nalgas o aplicándolos entre ambas, recorriendo toda la superficie del redondo culo de ella.



Ella se retorcía y gemía intentando no gritar aunque no podía evitar que las lágimas resbalasen por sus mejillas. Lo azotes se sucedían tan rápidamente que no tenía tiempo a calmarse entre uno y el siguiente... y lo peor era que el amo cada vez subía más y más la intensidad de los mismos.



Ella intentaba zafarse de los golpes, pero su amo la mantenía bien sujeta...



Sentía que su culo ardía y debía estar completamente rojo, pero era consciente de que no era lo único que ardía. Su coño se convulsionaba al ritmo de los azotes...era increíble la mezcla de dolor y placer que sentía...desde luego, nada de lo que había hecho hasta entonces la había hecho sentirse así, humillada, dolorida, asustada, pero sobre todo excitada de una forma muy intensa y morbosa.



De repente los azotes cesaron.



Al cesar el castigo e intentar calmarse un poco, ella notó la intensidad de los azotes reunida en el calor que desprendían sus nalgas.



Poco después notó como algo frió y mojado rozaba su culo y se deslizaba por el...dedujo que era hielo. El contraste del frío sobre su piel, le provocó una sensación deliciosa. Debido al calor que desprendía su trasero, los cubitos se deshacían rápidamente pero eran sustituidos por otros nuevos. El amo debió utilizar cinco o seis, así que ella tenía el culo totalmente empapado y notaba como el agua se deslizaba por sus piernas y caderas...



De repente el amo abrió sus nalgas y sintió como un cubito rozaba el agujero de ano, haciendo círculos por él, y haciendo que este se contrajese mucho debido al frio. Cuando por fin se derritió, el amo cogió otro hielo y sin preámbulos de ningún tipo se lo introdujo en la vagina, la sensación le hizo reaccionar dando un respingo y soltando una breve exclamación, por la que fue reprendida con un fuerte azote. A este hielo le siguieron otros dos.



Ya con los tres hielos dentro de ella, el amo le ordenó que se pusiera de pie, pero que no los dejase escapar, quería que se derritieran dentro de ella.



Ella obedeció, adoptando la postura que sabía le gustaba a su amo.



Los cubitos pugnaban por escaparse, pero consiguió mantenerlos dentro oprimiendo la vagina, mientras sentía como el agua se deslizaba por la cara interna de sus mulos.



Y mientras sentía su culo caliente y su coño muy frio, notó que el amo acariciaba sus pechos, los aplastaba y amasaba...y luego, durante un momento dejó de sentir el tacto de él y le oyó moverse por la habitación...



El amo cogió una cuerda no muy gruesa y se dirigió de nuevo hacia ella.



Cogió uno de sus pechos con la mano y comenzó a enrollar la cuerda en torno a él; no muy fuerte pero si lo suficiente como para que después de un rato ella notase la presión. Cuando acabó de atar ese pecho cruzo la cuerda y la enrolló en el otro, terminando con un nudo entre los dos.



La sensación no tardó en hacerse llegar, era como si toda la sangre del cuerpo comenzara a centrarse en sus pechos.



Para acabar de intensificar la tortura, el puso una pinza de ropa en cada pezón...ella estaba acostumbrada a esto así, que en un principio, no se le hizo demasiado doloroso.



-Bueno...-dijo el amo- N pensarás que follarme ese coño así de peludo ¿verdad guarrilla?



-No amo-contestó ella.



La cogió de nuevo por el brazo obligándola a andar hasta otra habitación. Al sentir el suelo frío en sus pies descalzos y el agua de un grifo, comprendió que estaban en el cuarto de baño.



El amo la hizo tumbarse en la bañera, que estaba sumamente fría, poniendo un pie a cada lado de los bordes de esta, de forma que la tenía muy abierta de piernas y comenzó a rasurarla usando espuma y una cuchilla hasta que dejó su coño y su culo sin solo pelo, tras lo cual, abrió el grifo del agua fría y la lavó evitando en todo momento que se le mojara el pelo de la cabeza o las cuerdas de los pechos, pues no estaba dispuesto a perder tiempo secándolos. Después la hizo salir de la bañera, las secó con una toalla y volvieron a la habitación.



Ella temblaba de frió, pero no decía nada. Así que por su buen comportamiento el amo decidió premiarla...se acercó a ella y la abrazó, acariciando su espalda, para darle algo de calor. Aunque el lo hizo con buena intención, el pecho de él se aplastaba contra las tetas de ellas, haciendo que el dolor de estos aumentaran, pues debido al tiempo trasncurridos, la ligera presión del principio, ya se había convertido en una tortura.



Cuando ella dejó de temblar, el amo se separó y le indicó que se pusiera en el suelo a cuatro patas, pero apoyada no en las manos sino en los antebrazos con la frente tocando el suelo y con la piernas muy abiertas, para que de esta forma ella tuviese el culo muy en pompa y todas sus partes accesibles.



El se puso de rodillas detrás de ella, entre su piernas, y desde allí pudo ver como el coño de ella rezumaba juntos, así que decidió usarlos para lo que se proponía...



Pasó los dedos por el coño de ella, empapándolos bien de sus flujos y recogiéndolos, tras esto, llevó los dedos hasta el ano y comenzo a acariciarlo impregnándolo del viscoso liquido, repitió la operación varias veces, hasta que presionando consiguió deslizar un dedo dentro de ella, lo que hizo que ella arqueara la espalda, más bien por la impresión, puesto que no la causó dolor, ya que el amo la había obligado a entrenar su culo.



Tras el primer dedo consiguió que entraran un segundo y un tercero y empezó a moverlos dentro de ella hasta que se deslizaron sin dificultad.



Sin previo aviso sacó los dedos y de un solo movimiento le metió la polla en el coño, no lo hizo bruscamente, pero la metió entera de una sola vez y apenas sin dificultad debido a lo mojada que estaba ella.



La cogió por el pelo y la obligo a acompasarse a sus movimientos.



Ella pensaba que no iba a tardar en correrse, además la tortura de sus pechos hacía un extraño contraste con el placer que sentía en su coño...dolor y placer se fundían excitándola aun más. Cuando pensó que estaba al límite el sacó de repente la polla dejándola vacía e insatisfecha.



El notó su decepción y se acercó hasta el oido de ella para susurrarle:



-No pensarías que iba a dejar que te corrieras ya ¿verdad puta?



-Me gustaría correrme ahora amo- contestó ella. Ante lo cual él le dio dos fuertes azotes, uno en cada nalga.



-Aquí lo que importa es cuando quiero yo y no cuando quieras tú zorra. Eres un guarra que solo piensa en correrse como un a perra.



-Si amo, soy una guarra. Perdón amo- se disculpó ella- solo me correre cuando ese sea tu deseo.



Para castigar su falta el amo, decidió penetrar ya su culo sin más preparaciones, el sabía que ninguna polla había entrado jamás en aquel agujerito y le excitaba terriblemente la idea de desvirgarlo y aunque en principio había pensado hacerlo con sumo cuidado, ahora veía que era una forma ideal de enseñar a su zorrita a no volver a deobedecerle.



Así que abrió sus nalgas y puso su polla en la entrada del agujero.



Ella se estremeció al darse cuenta de que iba a ser penetrada por detrás.



-Te voy a romper este culito de perra que tienes, a ver si así aprendes a no hablar cuando no debes.



Ella comprendió que no podía hacer nada por evitarlo y que si protestaba iba a ser peor, así que decidió intentar relajarse y dejarse hacer.



El amo empujó y la punta se hizo paso con bastante facilidad. Siguió empujando Para ir metiendo el resto de la polla. Supo que a ella le estaba doliendo porque arquaba la espalda, pero aguantaba y no profería ni un solo sonido, eso a él le gustó...su zorrita iba aprendiendo.



De vez en cuando sacaba un poco de su miembro para volver a hacer fuerza y meter un poco más hasta que al final, desapareció totalmente en el interior de ella. Tras lo cual comenzó a moverse metiéndola y sacándola sin llegar a salir completamente del agujero.



Notó que al cabo de unos minutos se deslizaba sin dificultad y que incluso ella estaba empezando a gozar de la sensación, pues se estaba acoplando a los movimientos;



El pasó las manos por debajo de ella hasta alcanzar sus pechos, los cuales liberó de las pinzas y de la cuerda y comenzó a acariciar amasándolos y pellizcando los doloridos pezones.



Ella notó que su excitación era inmensa, jamás había creído que pudiese correrse siendo penetrada por el culo, pero estaba a punto de suceder. Arqueaba la espalda como una loca y seguía con las caderas las cada vez más rápidas y feroces embestidas de su amo intentando ahogar los gemidos que pugnaban por escapar de su boca.



El sintió tanto su inminente orgasmo como el de ella y quiso sentirla corriéndose mientras él lo hacia también...



-Ahora zorra- le ordenó entre jadeos- quiero que te corras ahora y no reprimas ningún sonido...



La orden fue como un interruptor, en cuanto tuvo el permiso, ella sintió las intensas oleadas de placer naciendo en su culo penetrado y repartiéndose hasta la última terminación nerviosa de su cuerpo, al tiempo que sentía como el eyaculaba dentro de ella, lo cual hizo que sus espamos fueran aun mayores y el músculo de su ano se convulsionara proporcionando a su amo un orgasmo explosivo.



Ella se desplomó en el suelo y su amo sobre ella. Tardaron unos minutos en recobrar el aliento...



Cuando se repusieron un poco, el se levantó, la cogió en brazo sy la depositó en la cama, tumbándose al lado de ella.



-¿Querrás volver a repetir la experiencia, zorrita?- Le preguntó con voz tierna.



-Si amo...-contesto ella.



Entonces, por fin el amo le quitó la venda de los ojos y permitió que ella le viese...


Datos del Relato
  • Categoría: Dominación
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