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Categoría: Incestos

La hija de una prima

Todo empezó cierto día que la hija de una prima de unos 18 años pasaba por mi casa de casualidad y fue a visitarme como a eso de las 2:00pm, yo con unos 22 años estaba solo en casa escuchando música con las puertas cerradas pues mis familiares estaban en el interior del país. La vi por la ventana desde el sillón y fui a abrirle la puerta. Hacia mucho no la veía y se había desarrollado mucho. Platicamos un rato y tomamos unos refrescos creo que ella notó que yo no apartaba mis ojos de sus senos parados, además de que tenía unas nalgas bien levantadas, estaba con una faldita que se arreglaba cada momento porque se le subía, ocasión que aprovechaba yo para tratar de ver algo más.
Le dije que si no deseaba jugar a las cartas, a lo que ella aceptó, pero le dije que debíamos apostar algo, contestándome que no tenia dinero; yo le dije que jugaríamos y el que perdía se quitaba una prenda de la ropa y ella aceptó, lo que me puso muy caliente. Al inicio fue un juego limpio perdí algunas veces y otras ellas, pero luego aprovechaba cualquier distracción de ella para arreglar las cartas y así la fui desnudando casi por completo, claro que a veces perdía yo para que no sospechara. Fue cuando yo quedé en calzoncillos y ella en pantis y brazier, y al perder me dijo que ahora que hacía? A lo que yo le busque una sábana de la cama para que se cubriera y así perdió el brazier primero y el panti después, pero cubierta con la sábana. Fue cuando me dijo que ya no tenía que quitarse. Le dije que si perdía yo, todavía tenía el calzoncillo, y si perdía ella le pondría una orden, a lo que aceptó con una risita y sonrojada. En esta ocasión ella perdió sin tener yo que hacerle trampa, lo deje al azar. Me preguntó, primo, y ahora cual es mi castigo? Y le dije que como me siempre me andaba doliendo la espalda debía caminarme sobre ella, a lo que me dijo que le daba mucha pena, y la tranquilice diciéndole que no la iba a mirar y podía usar la sábana si lo deseaba.
Asi fue que me acosté en la cama y ella empezó a caminar sobre mi espalda lentamente con varios tumbos para evitar caerse, ambos estábamos riéndonos cuando yo hice un movimiento y cayó sobre mí le dije que no se asustara que ahora yo le daría los masajes en la espalda a lo que aceptó. Lentamente le quitaba la sábana a medida que le masajeaba la espalda hasta que llegue a sus nalgas que estaban para quedarse alli besándolas toda la tarde, ella me dijo que le daba pena que la viera y yo le dije que solo le iba a dar masajes y me dejó seguir.
Así le fui quitando toda la sábana hasta dejarla sin nada, ya para ese momento noté que estaba muy caliente y empecé a besarle la espalda, lo que me dejó hacer sin decir nada; le fui acariciando la vulva a lo que ella respondió abriendo sus piernas, fue entonces cuando la volteé boca arriba y empecé a acariciarle los senos que tenía bien desarrollados, en ese momento me dice que nunca había tenido relaciones, le dije no temas que si no lo deseas no lo haremos.
Seguí acariciándola y besándola hasta que sentí como se chorreaba y de inmediato empecé a chuparle el clítoris a lo que respondió con muchos quejidos de placer, para ese momento ya no aguantaba más y le coloque el pene en su vulvita rosadita y virgen.
Fue en ese momento que me dijo que mejor dejáramos eso ahí que tenia mucho miedo. La calmé diciéndole que solo le metería la puntita y no la penetraría.
Al introducirle la cabeza del pene suavemente gimió de dolor y placer, por lo que me detuve un momento y le pregunté si le dolía; me dijo solo un poquitito, y seguí introduciéndolo ayudado con lo empapada que estaba su vulva, hasta que en un momento con un leve empujón la penetré hasta el fondo, por lo que me apretó casi enterrándome as uñas en la espalda, me detuve y le pregunté si le dolía, a o que me respondió: no, sigue por favor. Y en ese momento empezó la verdadera cogedera, la puse de lado, boca abajo, en le borde de la cama, parada, y cada vez que sentía que me venía, me detenía. Así tuvimos relaciones por casi hora y media, fue una de mis mejores desvirgadas, ella pudo haber tenido no menos de 8 orgasmos.
Al terminar me dijo que no sabía que le había pasado y como dejo que eso ocurriera, que por favor no dijera nada a su mamá, claro que le dije que sería nuestro secreto, nunca la olvidaré. Luego de eso la vi como en dos ocasiones en casa de mi prima, y nos tratamos como si nada hubiera pasado, solo que al despedirnos nos besábamos discretamente en la boca y yo le decía espero que se repita lo de la vez pasada, contestándome con un yo también. Luego de unas semanas se fueron a los Estados Unidos y desde entonces solo he sabido de ella por mis otros familiares.
Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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