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Grace, una rubia del recuerdo

Conocí a Grace cuando ella trabajaba para el departamento de contabilidad para la compañía que yo trabajaba. Yo era gerente regional de ventas en esa época y Mike, el que vendría a ser su esposo trabajaba bajo mi supervisión como vendedor de zona. Grace era una chica que en esa época rondaba en los primeros años de su segunda década y aunque percibí que en algunas ocasiones me provocaba coqueteándome sutilmente, nunca me involucre con ella, pues mi política siempre fue mantenerme alejado del personal femenino de la compañía. Grace era una chica muy linda, piel clara, cabello largo y rubio, delgada pero le sobresalía un enorme y delicioso trasero de por lo menos unos 85 centímetros, lo que compensaba su falta de pechos, pues mi calculo era que apenas llegaban a la copa B.

Al casarse con Mike, y que por cierto asistí a su boda, el se encargo de hacerle esos cambios que creía necesario para presumir de su bella mujer. Realmente Mike era un machista y era obvio que aquellos cambios estéticos con el cirujano plástico que engrandecieron los senos de Grace y le dieron una percepción más sensual al rostro de por si bello, eran para complacer mas el ego de Mike que de la propia Grace; al menos esa fue mi percepción por aquellos días: le gustaba presumir a su encantadora mujer.

Después de su boda, Grace renuncio a su trabajo, pero de vez en cuando la mirábamos aparecer en eventos sociales y donde pudimos observar como su estilo de vestir había cambiado; hoy se vestía muy provocativa, vestidos o pantalones ceñidos a su bien cuidado cuerpo y obviamente su nueva adquisición eran los dos hermosos melones que se los inflaron a una copa C36. Realmente se miraba deliciosa, era como ver una de esas hermosas chicas de alquiler con una tarifa no muy accesible para todo el público y obvio, Mike se sentía orgulloso de su creación. Pero como dije, Mike era muy machista y controlador, así que el matrimonio duro un poco más de 4 años y poco después me vi en la penosa situación de despedir a Mike, pues había entrado en depresión y su adicción al alcohol vino a ser el que lo llevara a tocar fondo.

Meses después del despido de Mike, recibí la inesperada llamada de Grace y quien de repente de la nada, me invitaba a almorzar y acepté con cierta ansiedad, pues sabía que estaba divorciada, obviamente ya no trabajaba para la compañía y yo pues pasaba algunos sinsabores en la vida, que me dejaban en una dieta sexual a largo plazo. Creo que fue eso lo que motivo a Grace a hacer aquella llamada. Nos pusimos de acuerdo y ella me dio las coordenadas para llegar al restaurante.

Como siempre, yo llegué primero y me tocó esperarla por algunos minutos, pero valió la pena verla llegar, pues vestía una corta falda, una blusa corta y con un escote donde ponía a exposición la mitad de su busto, que realmente era una delicia ser testigo de la creación de Mike. Sus piernas bien torneadas y largas hacían aquel vaivén con sus zapatos negros de tacón alto, que realmente denotaba una descomunal presencia. Nos saludamos con el típico beso en la mejía y mutuamente nos expresamos simpatía por lo que ambos estábamos pasando por aquellos días: -¡Siento mucho lo que paso con tu esposa! –me dijo.

Pensé que la reunión de aquella ocasión era para buscar una oportunidad de trabajo, pero en realidad después de algunos minutos y con el primer coctel, intuí que lo que realmente buscaba Grace era afecto, pero conforme extendimos la plática, concluía que Grace tenía una necesidad de sexo. Me habló de sus frustraciones con Mike, que realmente el no la llenaba y que en otras palabras por falta de orgasmos había terminado el matrimonio. Literalmente eso era lo que me comunicaba en esta ocasión. Ella quería encontrar el camino para abordar la tragedia de mi esposa y abrir la avenida para encontrar esa mutua necesidad que era esa hambre de coger. Tenía razón, pues desde que mi esposa tuvo el accidente, yo llevaba ya algunos meses sin actividad sexual; sabía que tarde o temprano iba a pasar y aquí Grace me brindaba esa oportunidad sin ningún compromiso: ella tampoco buscaba una relación, por el momento solo buscaba un desahogo. Ella continuaba con la insinuación y yo fui directo al punto que ella quería llegar cuando ya nos despedíamos: Grace, sin ningún compromiso te espero en este lugar a las 6 de la tarde. – y le había dado una tarjeta con el nombre de un hotel conocido. Ella replicó diciendo: Mejor ven a mi apartamento, vivo sola. – Nos despedimos, esta vez con un beso en los labios y nos alejamos del lugar.

A las 6 de la tarde iba a su domicilio, obviamente sin olvidar pasar por una botella de vino que prometí llevar. Subo por un ascensor hasta un cuarto piso y busco el número de su apartamento con cierto nerviosismo. Toco y la puerta se abre en segundos y veo a Grace sonriente, vistiendo una blusa diferente pero siempre provocativa y con otra falda donde me deja ver sus muslos muy bien trabajados. Pienso darle un beso en los labios, pero ella lo convierte en un beso francés, y su lengua penetra mi boca y obviamente correspondo alargándolo apasionadamente. Hacemos una pausa en una breve plática:

- ¿Tienes hambre? – me preguntó.

- ¡De ti! –le contesté.

- No, ¡De veras! Tengo algunos bocadillos.

- Yo creo que son más que bocadillos. –le contesté mirándole a sus dos ricos melones y ella se ríe.

- En ese caso, comámonos el uno al otro. Yo también tengo hambre.

Besándonos llegamos a su bonita habitación, la cual estaba muy bien decorada y con un ambiente ideal para estos menesteres, pues tenía algunas velas encendidas las cuales emanaba un delicioso aroma. Ella fue la que comenzó a bajarme el cierre y me descubrió mi verga que ya estaba totalmente erecta. Le he pedido que me permita darme una ducha, pero ella hace caso omiso y se dispone a mamarme la verga y sin mucho preámbulo se mete todo lo que puede en su boca. Ella está sentada a la orilla de la cama y yo frente a ella parado, viendo como mi verga desaparece en parte adentro de su deliciosa boca. De vez en cuando me la pajea mientras intenta succionarme los huevos. La sensación es deliciosa y mi dieta sexual de algunos meses, le ponen enorme presión a mis testículos. Sé que si continúo de esta manera, Grace me hará acabar en minutos. Hago una pausa y le digo que me quiero comer sus preciosos melones. Remuevo su blusa blanca, la cual es algo transparente y veo su sostén bien ajustado con la presión de esos pechos que estoy a punto de saborear. Remuevo su sostén y veo su rosada areola con unos pezones también ya erectos. Me los llevo a mi boca, los lamo, los succiono y Grace gime de placer. Pensé que con la cirugía plástica los pezones perdían sensación, pero Grace me mostraba que estaba equivocado, que ella sentía enorme placer y me dediqué a mamarlos mientras masajeaba el que no tenía en mi boca. Aquello lo prolongué por varios minutos lo que provocó que su excitación se elevara, pues cuando por primera vez tocaba su rica conchita por sobre su diminuto bikini negro, aquel ya estaba más que mojado, esta panocha ya estaba preparada para recibir mi verga.

Estando por sobre Grace, en esa posición del misionero le mamo los pechos a Grace, mientras dejo que sienta mi verga aun con su bikini puesto en su rica panocha. Grace solo gime y puedo ver como su piel se eriza cuando lengüeteo sus ricas tetas por todo su contorno. Poco a poco bajo a su ombligo, gime, regreso a sus tetas, vuelve gemir y oigo que exclama: ¡Tony, me estas volviendo loca! Poco a poco he llegado por sobre su bikini con mi boca; huelo y saboreo sus jugos vaginales, los cuales son abundantes y con su asistencia en una maniobra delicada le he removido su bikini negro el cual esta súper mojado. Regreso a su panocha y esta vez mi lengua masajea su clítoris, bajo he intento penetrar su panocha con mi lengua, ella solo gime y su respiración es profusa, se que ella en cualquier momento se viene, pero realmente me gusta su panocha bien afeitada y con un olor profundo que debe de ser el de su perfume y es exquisito. Bajo a la zona de su perineo, a solo milímetros de su ano y ella mueve su pelvis esperando la sorpresa de mi lengua en su pequeño orificio. Juego así por un par de minutos y ella me vuelve a decir: ¡Tony, me estoy deshaciendo! Me vuelves loca.

 La invito a que se ponga en cuatro, de perrito. Ella piensa que le voy a dejar ir la verga, pero yo continúo con mi masaje oral en su rica panocha y ahora también en su rico culo. Grace está gozando de placer, se que aquello le encanta, sentir mi lengua y mi respiración golpeteando su rico y pequeño orificio. Se mueve como si me la estuviese clavando y sé que está a solo segundos de que llegue su orgasmo y cuando oigo que su respiración y sus gemidos se elevan y me dice que se viene, me levanto en fracción de segundos y le dejo ir toda mi verga en su rica y deliciosa panocha. Se mueve violentamente, y sus gemidos se deben de escuchar en los apartamentos de alrededor. Yo taladro su rica panocha por un par de minutos más y llega mi eyaculación y ella siente el calor de mi esperma diciéndome: ¡Te viniste!

Después de algunos meses de no coger, mi esperma era abundante y pude ver como ligeramente salía del rico orificio de la panocha de Grace. Las sabanas quedaron embarradas de mi corrida y de los jugos de Grace, que tuvo la necesidad de cambiar todo el juego de cama. Grace estaba satisfecha en los primeros 30 minutos de nuestro encuentro. En aquel primer encuentro, le saqué otros cuatro orgasmos mas a Grace y yo me corrí dos veces más. Mi segunda eyaculación fue en ese rico culo de Grace, el cual es una delicia ver, el tercero me hizo acabar entre sus dos ricas tetas. Con Grace nunca tuve ningún compromiso y estas faenas se repitieron aun cuando ella se volvió a casar de nuevo y tuvo dos hijos con su segundo esposo.

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