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Desvirginada por atrás

MI PRIMERA VEZ POR ATRÁS



Era la última noche de una amiga mía en la ciudad, y decidimos salir a un bar a pasarla en grande como despedida. Éramos un grupo grande de chicas, y teníamos toda la intención de pasar una noche de chicas y retirarnos a nuestras casas. Intención que quedó solo en el nombre de la palabra, intención.



Roxana, Melisa y Amelia, mis amigas de la infancia habían comprado una ronda de tragos para amenizar la noche, bebimos con prudencia para pasarnos a la pista de baile y bailar las mejores canciones de la temporada. Le había prometido a Roxana poderse quedar en mi apartamento, por lo que me limité conscientemente en ser quien se mantuviera sobria el resto de la noche, ya que era la noche de Roxana y seguro querría beber hasta morir.



Mientras bailábamos en grupo, no habíamos notado que una ronda de chicos nos rodeaban esperando bailar con nosotras, uno de ellos se me acercó para invitarme a bailar, me negué a ir con él al inicio pero ante la insistencia de mis amigas, acabé bailando con el muchacho.



No habíamos bailado mucho cuando él trató de hacerme conversación.



Eres muy linda. – susurraba en mi oído.



Pues, gracias! ¿Cuál es tu nombre?



Fernand … pero soy Fernando, en español.



Su acento forzado delataba que no era de habla hispana, era un americano con residencia en México. Me pareció tierna su manera de intentar llevar una conversación en un idioma extraño para él. Como la música del bar andaba demasiado alta para poder conversar, me invitó a tomar un poco de aire. Yo dudé un poco en aceptar porque imaginaba que aire era lo que menos Fernando querría tomar, sin embargo ante insistencia de mis amigas, accedí.



Nos acomodamos cerca a la puerta del bar, al lado de una columna para no llamar mucho la atención.



Me contó algunos leves detalles de su vida en México y cómo había llegado. Yo también era nueva en el país, por lo que pudimos congeniar bien en primer instante.



Tras una pausa, Fernando me ofreció un cigarrillo, que yo negué. Pude ver sus nervios y no estaba segura si no se animaba a dar el siguiente paso por timidez o porque en verdad sólo deseaba fumar un cigarrillo.



Pronto me miró con las pupilas dilatadas para comentarme que no sabía cómo besarme, ya que no estaba seguro si yo querría.



Aunque yo ya me encontraba excitada y expectante por sus labios, aquella pregunta me pareció muy tierna y le permití acercarse.



Me besó con cierta timidez al inicio, para luego empezar a usar su lengua.



Pronto el beso pasó a ser más apasionado, y empecé a sentir las manos de Fernando en mi proporcionado culo.



Tienes un rico culo. – me susurraba al oído excitándome y poniéndome deseosa de más.



Sin embargo, estábamos en plena vía pública, no había nada que se pudiera hacer, pero Fernando tuvo la idea de escabullirnos a un callejón cercano al bar, nadie pasaba y los que lo hacían no nos prestaban atención.



Entonces metió sus manos bajo mi cintura.



Qué rico cuerpo tienes. – decía mientras mis pezones se endurecían al sentir sus dedos cada vez más cerca.



Aahh – gemí de placer sin querer pues Fernando había empezado a rozar mis pezones con la yema de sus dedos pulgares, los acariciaba y frotaba para causarme más placer. Me mojaba deseando más de sus caricias, deseando sentir su lengua sobre mis tetas y que me las chupara ahí mismo, en ese callejón desolado.



Fernando frotaba mis pezones hasta que, para desdicha mía, pasó agarrarme el culo. Nos besamos nuevamente con pasión, mientras lo sentía meter sus manos bajo mis bragas para apretar mis redondas nalgas.



Qué rico. – me repitió entre gemidos para meterme el dedo culo.



Enloquecí.



Su dedo se paseaba en mi raja, entrando y saliendo a libre disposición. Lo sentí entrar en mi ano, perforándolo, mientras él me demoraba con su boca.



No podía gemir, sólo podía apretar mi pelvis contra la suya, rocé su entrepierna para sentir su miembro grande y erecto. No me dejó tocarlo por mucho tiempo porque levantó mi blusa para darle unas delicadas lamidas a mis pezones.



Aww…sí, aah … mmm – Ahogué gemidos de placer, sentir su lengua sobre mis pezones era tan rico, que sentía que me correría pronto sin habernos acostado, no quería que fuera así.



Espera … - lo detuve al oír unos pasos.



Un grupo de chicos pasaba con dirección al bar, entendí que por muy caliente que me sintiera ese no era lugar para follar. Por lo que le sugerí esperarme ahí mismo dentro de media hora para poder ir a un lugar más cómodo.



No tenía idea de lo que le diría a Roxana para poderme ir con aquel muchacho, pero para alivio mío fue demasiado comprensiva, le dejé la copia las llaves del apartamento y me fui con Fernando.



Fuimos a su apartamento, que no quedaba lejos del centro.



Una vez en su cama, me pidió que me quitara la ropa.



¿Por qué no me ayudas? – lo invité muy coqueta y cachonda.



Él no esperó y me desvistió toda, antes de que pudiera mover un músculo, ya lo tenía lamiéndome la entrepierna.



MMmff! – ahogué un sonido de puro placer al sentir mover su lengua dentro mío. Me daba los lengüetazos más ricos que pudiera recordar en aquel momento. Su lengua, dura y húmeda, se paseaba por los contornos de mi húmeda rajita.



Awww síi, qué rico … aaahh.



Me sentía enloquecer, quería correrme pronto, jugó con mi clítoris, le dio delicados y ricos lengüetazos cual campana, mi entrepierna era un río a estas alturas hasta que comenzó a penetrarme con su lengua.



Aahh sii … así así … awww sii ayyy sii – gemía yo idiotizada por el alcohol y el placer.



Fernando loco de deseo cambió de posición en menos de un abrir y cerrar de ojos, se sentó en la cama para poner encima suyo y dejarme cabalgar cual ninfómana sobre él.



Ahhh así, qué rico … aaahh – gemía él también sin control.



Salté tanto como pude sobre rica verga, que estaba más que dura y deliciosa.



Me mordió las tetas haciéndome perder la concentración, y cuando supe ya estaba tumbada en la cama de nuevo.



Podrías darme tu culo, por favor? – Una pregunta algo extraña para mí en aquel entonces, pero cómo negarle petición tan amable y prometedora.



No me imaginaba lo que iba a pasar, pensé que desearía lamerme más la raja que tan húmeda y deseosa se encontraba por él, pero grande fue mi sorpresa al sentir su lengua pasar entre mi culo. Tenía las piernas cerradas, y mis nalgas presionaban su lengua, haciendo mucho más rico todos sus movimientos.



Awww mmmm – gemía yo sin entender lo que pasaba, sólo dejándome llevar por el placer de sentir como me lamía el culo.



Ven … ponte en 4 – me pidió. – Ahh qué rico tienes el culo – repitió para volver a lamerlo, esta vez abriéndome las nalgas para meterme la lengua a su antojo.



Aahhh sii … cómeme el culo … sii – gritaba yo al sentir sus lengüetazos en el ano, qué rico.



Mmm … qué rico … mmm … así … córrete mmm – decía mientras me abría más el culo y sus lengüetazos se hacían más intensos, bruscos y ricos. - ¿te gusta?



Aww sii … sigue … qué rico … ayy! ASIII SIII SII – gritaba sin poderme contener mientras él empezaba a penetrarme el ano con la lengua – Aww … SII ASII AHHH



La incrustó en mi culo para seguirlo comiendo como fuera su antojo, arriba y abajo iban esos lengüetazos. Mi raja era un río de lo húmeda que estaba, deseaba sentir su polla dentro, no importaba donde fuera, quería que me la metiera.



Leyendo mis pensamientos, Fernando apartó su lengua de mi redondo culito para empezar a pasear su polla sobre él y por fin penetrarme con ella entre las nalgas.



Aaaahhh … ammmfff! – Grité yo al sentir esa jugosa polla abrirse paso en mi virgen culo.



Ahhh sii … qué rico tienes el culo … sii … ay qué rico … - gemía él sin control bombeándome salvajemente. Sentía sus bolas rozar contra mi raja, me excitaba sólo de saberme sodomizada. Sentía un placer agridulce con cada penetración, cada vez me mojaba más y más.



- SIII … sii papi … siii … así, qué rico … rómpeme el culito …sii ahhh! – gemía mientras me cabalgaba loco del placer, parecía que pronto iba a correrse dentro de mí.



Ahhh qué rica potra… sii grita, así! qué rica … yes!! – empezó a mezclar idiomas en medio del éxtasis.



Yo no sabía dónde estaba mi cabeza que me estaba dejando montar por un completo desconocido en su apartamento, un desconocido con una verga deliciosa que daba las mejores bombeadas que había sentido. Pensé que sentiría dolor al ser la primera vez que me penetraban por el culo, pero fue todo lo contrario, ya no sabía cómo aplacar mi placer, pues sentía los orgasmos venir cual oleada salvaje mientras Fernando me apretaba las nalgas mientras se corría dentro y fuera de mi culo.



Wow …



Decía él tras embarrarme el culo y espalda con su leche.



 Nunca me había comido un culo tan rico como el tuyo … - repetía mientras se acostaba a mi lado en la cama - … te gustó?



Claro … pero te debo una mamada.



¿A mí?



Sí, aunque me haya corrido no significa que no quiera probar esa verga gruesa tuya …



Qué golosa …



Y sin más, me di el placer de saciarme de esa verga hasta la siguiente corrida. Espero hayan disfrutado de este relato tanto como yo <3.


Datos del Relato
  • Categoría: Primera Vez
  • Media: 5.5
  • Votos: 2
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