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Categoría: Incestos

Ahora a ella sola (3)

Al día siguiente todo volvió a la normalidad, como si nada hubiese pasado. Salvo por un detalle, mi tía estaba de un muy buen ánimo. Bromeaba con mi madre y conmigo, cantaba mientras caminaba por la casa, se le veía alegre. Lo que sí, saco sus ropas más conservadoras, un vestido muy holgado. Quizás la sensación de haber experimentado algo nuevo y disfrutarlo le provocó todo eso.



Yo por mi parte andaba de lo más relajado, me levante tarde, almorcé. Y así fue que paso el fin de semana nuevamente, todo normal en casa, mi madre con sus rutinas y quehaceres. Siempre evitando cualquier contacto más allá del que corresponde al de una madre con su hijo. No dio lugar a agarrones ni punteadas por mi parte.



El lunes en la mañana me desperté con una gran resaca. De esas épicas que te parten el cráneo. Me levante a beber agua tipo 10 am con una sed de aquellas. Deshidratado al máximo. Llego a la cocina y ahí la encuentro, a mi madre, en su camisa de dormir traslúcida, notaba sus formas a través de esta. ¡¡Que curvas!! La resaca paso a segundo plano y mi verga reacciono al instante me acerque por detrás y la salude, le doy un beso en el cuello y la abrazo desde atrás por la cintura. Obviamente poniendo mi miembro entre sus nalgas, que gusto me daba sentir su culo pegado a mi verga, y el calor de su cuerpo.



Le dije al oído:



- Hola mama, ¿cómo amaneciste? -mientras subo mis manos por debajo de su ropa, tocando su abdomen, lentamente pero con la clara intención de agarrar sus tetas.



-¿Qué haces Fernán?



-Lo lamento, no sé en lo que pensaba



-Fernán estoy preocupada, anoche vi a tu tía entrar a tu cuarto y salir de ahí triste, pero tú no te encontrabas en la habitación, vio algo que la hiciera tener esa reacción.



- Naaa -exclame- no debe de ser nada.



Supongo que ella notaba mi verga entre sus nalgas, porque pegaba pequeños brinquitos de repente, así que seguí arriesgándome aún más, pose mis manos en su cadera y subiendo con delicadeza, pose mis manos en sus tetas, un suspiro me dio la aprobación para seguir, bese su cuello y soltando una de sus tetas metí mi mano por debajo de su calzón, pude notar lo mojada que estaba, solo basto con unos cuantos círculos por sobre su clítoris para que se corriera, se aferró al mueble y tensando sus piernas gimió. Estaba de lo más entretenido, disfrutando del caliente magreo de ese hermoso cuerpo, mientras ella refregaba su culo contra mi miembro, cuando de la nada ella para, saca mis manos y se da vuelta. Me miro seriamente a los ojos, con los brazos cruzados, diciendo:



- ¡¡¡Fernán!!! suéltame, esto está mal, no puedo seguir



-Tienes razón -le dije asumiendo la gravedad del asunto.



Retrocedí un poco, hasta lo que se podía, puesto que la barra me impedía alejarme más. Y aun con la carpa en mi pantalón de pijama apuntando hacia ella.



- Tenemos que poner límites a esto, no puede ser que andemos haciendo estas cosas, no corresponden a una relación de madre hijo. Yo reconozco que ha sido muy estimulante esto. Pero está mal. Además no podemos hacerle esto a tu padre.



- Mamá lo que pasa es que...



- Yo siempre me dejaba tocar de manera disimulada cada vez que te acercabas. -Me interrumpió- Lo entendía como algo hormonal propio de un hombre caliente. Pero esto ya supero todo. -Todo eso con un tono categórico y con un volumen moderado, la idea era no despertar a su esposo:



- Entiendo lo que me dices, todo es confuso para mí también, pero la verdad es que no puedo controlarme cuando te veo. Serán mis hormonas, cosas de la edad, no sé. Pero te encuentro demasiado hermosa y atractiva. -lo dije con un tono suave y cabizbajo, ella me escucho atenta y con una expresión de ternura en su cara.



De pronto escuchamos pasos en el pasillo, venia mi padre a la cocina así que disimulamos. Con la conversación y la aparición de mi padre, se calmaron mis ánimos. Tome un vaso de agua y volví a pasar la resaca a mi cama. Dormí todo el día, me levante a eso de las 6pm, ni almorcé. Mis padres estaban en sus respectivos quehaceres domésticos. Como si nada, comí los restos del almuerzo y me puse a ver televisión. Como era costumbre nos preparamos para ver una película, buscamos una en Netflix esta vez. Los 3 en el sofá. Considerando el calor que hacía en esa época mi madre andaba con otro de esos vestidos veraniegos sueltos. Yo por mi lado con un short y una playera. Elegimos una comedia familiar, algo divertida. Aunque mi concepto de diversión ese momento era mi madre, miraba a mi madre durante ese rato, y pensaba en lo que me había dicho.



Algo pasaba en mí que la verdad no me importaba mucho sus cuestionamiento, sabía que ella estaba gozando con este nuevo panorama sexual que estábamos viviendo, tanto o quizás más que yo. Comentábamos la película y nos reíamos de algunas cosas, mi madre y yo principalmente. Mi padre otra vez dormitaba. Ella apoyo su cabeza en el hombro de papa. Ya no por ternura ni comodidad, fue una estrategia para limitar el rango visual de mi padre mientras me invitaba a jugar. Para ese momento yo estaba sentado de lado acoplado a su culo y con mi mano bajo su vestido. Recorría sus piernas, sus caderas, su abdomen, hasta llegar a su sexo. Estaba manoseando su vagina desde adelante por sobre su calzón, prenda ya mojada por sus jugos, estaba claro lo que le estaba pasando a mama en ese momento.



Hice un movimiento rápido con mis dedos y los pase por debajo de su calzón, ya en contacto con su sexo me dedique a hurgar en él. Ella facilitaba todo abriendo un poco sus piernas. De un momento a otro ella tomo mi mano, la saco de donde estaba. Se puso de pie, me miro con la mirada más calentona que he visto y se fue a la cocina contorneando su bello culo. Los ronquidos de mi padre sonaban de fondo en su máximo esplendor. Le di unos segundos de ventaja y me encamine a la cocina. Solo la situación en si me tenía con la verga dura forcejeando con el pantalón. Llego a la cocina y la veo... Hermosa, apoyada con sus manos en ambos lados del lavaplatos (ese lugar ya empezaba a tener un significado especial para nosotros) con su culo en pompa sus calzones en el suelo. Sin titubear me acerque por detrás y empecé a manosearla. Me sentía el más afortunado, la tome de las caderas, le subí el vestido, ella empino el culo, y con la mano derecha le empecé a recorrer la vagina, mientras que con la izquierda por debajo del vestido le levantaba el sostén para liberar sus tetas. Estaba en eso cuando me miro ordenándome:



-Vas a jugar y metérmela luego, ¿que estas esperando?



Sin pensarlo me desabroche los pantalones, libere mi pulsante verga y empecé con la búsqueda de la entrada a esa deseada cueva. Empecé rozando la punta en sus labios mientras ella cargaba para atrás para apurar la causa. Y diciéndome "vamos apúrate que no aguanto", "no tenemos mucho tiempo", "métemela métemela...". Entre tantos roces y vaivenes. Y como si fuera un cuchillo caliente en mantequilla. Comienzo a penetrarla, estaba en el cielo, sentía el calor de su vagina envolver mi pene, lo hice con un ritmo suave y profundo. Pero con la adrenalina del momento me fue difícil mantenerlo. Cada embestida era acompañada por un movimiento acompasado de ella complementando la penetración y una que otra nalgada. Éramos la sincronía amatoria perfecta. Mete saca... Mete saca.



La tenia tomada de las tetas mientras se la metía y metía profundamente. Ella solo jadeaba y controlaba los gemidos. Giraba su cabeza hacia y me pedía más fuerza, más rapidez, que la partiera. No sé cuánto tiempo fue pero de un momento a otro siento su cuerpo tensarse y sus piernas flaquear, casi al mismo instante en que mi miembro empezó a contraerse para eyacular. Ella presiono su culo aún más para atrás de manera de quedar lo más profundo posible... Y acabe, sentí como si liberaba litros dentro de su vagina. Sus interiores hervían mientras recibía mi descarga de semen. Nos quedamos quietos. Yo aun penetrándola en lo más profundo y agarrándola bien fuerte de las tetas. Como comprobando que todo seguía igual a como estaba antes de perdernos en la pasión. Nos separamos, yo guarde mi pene ya flácido y ella recogió sus calzones, se limpió con una servilleta, me miro y nos besamos largamente, abrazados.



- Hijo, esto debemos mantenerlo en secreto.



- Tranquila mamá, no le diré a nadie.



- Si, porque si se llegara a saber....



- No hace falta que me expliques.



- Ok - dijo seria y mirándome fijamente a los ojos. ¿Pero lo repetiremos cierto?



- Jajaja - reí - que golosa - exclame saliendo de la cocina, pero no lo sé.



-Serás cabron



Mi padre seguía durmiendo, nunca se enteró. No hubo más incursiones ese día, ni siquiera termine de ver la película. Después de follar con mi madre en la cocina me relaje y me fui a mi depa. Tenía una dulce sensación de victoria y una enorme sonrisa. Me acosté al par de horas. Alrededor de las 2 am. Desperté pues unos golpes en la puerta de entrada sonaban, me levanté de mi cama y fui al living, ahí me asome por la mirilla de la puerta y estaba parada delante de mí puerta mi voluptuosa madre. Estaba oscuro y prendo la luz del living y abrí la puerta, en ese momento la veo, mi mamá, mi exquisita madre. Parada a los pies de mi puerta, con una gabardina de noche blanca que le llegaba un poco más abajo de las rodillas.



Me dice:



- No me fuiste a ayudar a la cocina después en la tarde.



- Ah es que tenía unas cosas que hacer de mi trabajo en el pc - respondí siguiéndole el juego.



- ¿Y qué cosa puede ser más importante que ayudar a mamá? - Dijo eso, soltando sus cintas de la gabardina. Dejando caer su prenda, y está descubriendo sus curvas a medida que lo hacía, estaba desnuda, no había traído nada por debajo de la gabardina.



No había visto sus tetas en su plenitud, hermosas, grandes, con una caída perfecta, no paradas como veinteañera pero aun apuntado hacia adelante. Más bien puntiagudas con unos pezones de aureola grande rosada y lisa de unos 5cm de diámetro, coronadas con unos pezones durísimos. "Qué imagen más hermosa". Ante tal espectáculo me senté en el sofá, acostumbraba a dormir solo con un bóxer. Mi pene ya estaba apuntando al techo, sin embargo me sentía con poder, así que quise probar mi suerte:



-Sabe madre, este espectáculo ha sido digno de los dioses, sin embargo estoy cansado y mañana tengo que ir a trabajar, lo dejamos para otro día



-¿Qué?- su expresión lo decía todo, era una combinación entre asombro y rabia- pues quien te has creído imbécil!!!



Tomo su gabardina del suelo y se la puso, y justo cuando se iba la tomé del brazo y la gire a mí, la bese y ella se resistió un poco, pero realmente ella lo disfrutaba, volví a despojarla de su prenda y la lleve a mi habitación, y me recosté en la cama mientras ella me veía y decía:



- Parece que mi niño está listo para ayudar a mamá, por lo que le falto hacer en la tarde - lo dijo mientras se acercaba a mí gateando, mirándome fijamente a los ojos y sonriéndome de manera sugerente.



A llegar cerca de mí me beso en los labios, yo le respondí el beso, a su vez que empecé a tocarla por sus costados, recorriéndola pasando por sus tetas y culo. Ella empezó a besarme la barbilla, cuello, pecho, abdomen, hasta llegar a mi verga, metiéndosela en la boca sin usar sus manos, no era necesario, estaba como fierro. Ella subía y bajaba en una mamada perfecta, presionando lo justo y preciso con sus labios, y jugando con su lengua. Yo solo me dejaba hacer sujetándole con mi mano derecha el pelo y disfrutando la vista de mi pene entrando en su boca. Al cabo de un rato se detuvo. Se paró en la cama, sobre mí, dándome la espalda y empezó a bajar las piernas. Me ofreció una vista perfecta de su cupo y vagina. Yo aprovechaba la instancia para recorrer sus suaves piernas con mis manos. Se dio vuelta y se sentó sobre mí, dándome acceso libre a sus tetas. Me volví loco chupando, manoseando, apretaba sus pezones con mis labios. Una mano en cada teta y alterándolas con mi boca. Era el mejor regalo que pudo haberme dado, un manjar de los dioses, el sabor de su piel era sabrosísimo.



Mientras yo gozaba con sus tetas, ella acomodaba su sexo al mío, con movimientos intensos restregaba mi pene con su vagina. Sin penetrar primero. Yo sentía sus jugos mojar mi miembro en cada arremetida de ella. Hasta que en un momento, un movimiento preciso ajusto mi glande en su entrada y la penetre de una sola vez y de manera completa. No sé si miembro está en el promedio o no pero en ese momento la sensación era que la había empalado. Estaba en lo más profundo de ella, volver a sentir esas entrañas candentes y que la punta de pene rozara lo más profundo de ella, me mando al cielo. Ella empezó con movimientos rápidos y largos, estaba poseída, estaba hecha una fiera incontenible, subía y bajaba, era una verdadera maquina sexual. Con cada movimiento salía y entraba en toda su extensión. "eso sigue sigue", " ese es mi niño caliente como su madre", "me encanta métemelo métemelo", "hasta el fondo", "dale apretarme, chúpame" me decía en un tono moderado pero con voz caliente. Sus tetas saltaba según ella se movía parecían tener vida propia, chocaban con mi pecho, cuello y cara. Yo estaba fascinado disfrutando de semejante espectáculo. Yo acompañaba sus movimientos levantando la pelvis cada vez que bajaba y tomándola por sus hombros presionándola hacia mí. Mi boca se daba un gran festín lamiendo y chupando esos enormes y suaves pezones. Sumado a que ella los disponía y mantenía a la altura de mi cara para que me deleitara.



Ella lanzaba gemidos suaves, siempre controlando el volumen. Y yo trataba de no morir tan luego para alargar el momento de placer lo más posible. Luego de un rato de tanta intensidad ella cambio el ritmo a penetraciones profundas y con mucha fuerza, yo sentía como su vagina apretaba fuertemente mi verga, mientras este topaba con lo más profundo de su sexo. Ella empezó a tensar su cuerpo al igual que yo. Fuertemente abrazados nos corrimos juntos. Me sentía bombeando semen dentro y ella respondía con espasmos en las paredes de su gruta. Fue tan intenso que quede con tiritones en las piernas y la piel de gallina. Ella aún se mantuvo abrazada a mi sin hacer gesto alguno un buen rato. Sentía su cuerpo sudoroso y caliente rodearme con brazos y piernas; sus hermosos senos se aprisionaban contra mi pecho. Nuestras respiraciones agitadas estaban coordinadas. Era ese momento, el mejor lugar en el mundo para estar. Nos besamos largamente de nuevo y nos acostamos abrazándola yo a ella por la espalda. Yo la acariciaba mientras la tenía abrazada. No hablamos nada, solo nos dormimos. En la mañana cuando abrí los ojos me percate que ella ya se había levantado, pensé que se había marchado, me puse unos boxers y me levanté de la cama, cuando llegue al living me percaté de que se encontraba en la cocina, está desnuda y haciendo café, se giró y me dijo:



-Qué tal durmió mi niño



-Bastante bien, y tú mamá



-De maravilla corazón



Su cara era de completa felicidad, sonó el timbre y como si estuviera en trance me fui abrir, era una vecina que me andaba tirando, la deje pasar sin pensar en que mi madre se encontraba ahí, cuando llegó al living se quedó quieta y me dijo "no sabía que estabas ocupado", mi madre estaba como una estatua parada en la puerta de la cocina con dos tasas en sus manos y como dios la trajo al mundo, mi vecina me miro y dijo "la conozco de algún lado", le comenté que sí, que era mi madre, que estaba aquí de visita, "será mejor que me vaya y vuelva después" dijo mi vecina, salió y yo ayude a mamá con las tazas, ella solo atino a sentarse y tomarse sus café, no dijo nada solo tomaba.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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