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Categoría: Infidelidad

Bendita Infidelidad ( Reflexión)

Según una encuesta de la Universidad de Santiago de Chile, el 78 por ciento de los hombres han sido infieles y lo mismo se da en el 59% de las mujeres. Se supone que son cifras más o menos estándar en nuestros países de habla hispana y todos sabemos que este fenómeno existe y ha existido siempre. Se habla de esto con la misma naturalidad que cualquier otra manifestación humana, pero es un ejercicio, (la infidelidad), esencialmente secreto y a escondidas de la supuesta " víctima del engaño". La regla, por lo general, es que si la "víctima" se entera, se acaba la relación para siempre, aunque esta esté constituida en matrimonio. Se divorcian. Esta cifra aumenta considerablemente si la infiel es mujer.

Por otra parte, si a estas cifras de infidelidad le agregamos a quienes logran reprimirse de cometerla, las cifras simplemente ya se vuelven tan abrumadoras, que sería impresentable como una realidad que es necesario seguir ocultando.

Y esto es, en esencia, lo que hemos estado discutiendo mi amiga Linda Rosario Torres y yo. Y además, hemos trazado líneas de pensamientos que apunten a buscar alternativas para abordar y mejorar esta realidad. Hemos estudiado algo de los orígenes de la monogamia, su estado actual, algo de las culturas que practican la poligamia, y especialmente hemos discutido ese afán suicida de posesión del uno sobre el otro en las parejas. Y creemos que podemos apuntar a esa posesión como uno de los eslabones que se puede romper, ya que en sí misma es viciosa y frustrante.

¿ Puede llegar a lograrse una liberación en cuanto a este tema de la posesión que hemos detectado tan dañina?

Pensamos que este ejemplo nos puede ayudar a comenzar a comprender las cosas de otro modo. Supongamos que en un viaje por avión le toca de compañero de asiento a un personaje de esos “ideales” y por cierto, lejanos con el que siempre habíamos soñado. Digamos esa actriz o ese cantante famoso o simplemente esta persona que al hablar con ella sientes que la conoces de toda tu vida. Entablan cierta amistad, y se da la casualidad que van al mismo hotel, y que al día siguiente cada uno seguirá a su propio destino y por cierto nunca se volverán a ver. Y esa noche, sólo esa noche, se le da la posibilidad de dormir juntos. ¿ No lo haría usted? ¿ Qué de malo podría existir en esa “degustación”? ¿ Se podría considerar una infidelidad? Yendo más lejos: ¿ Y ahora, por qué no relatárselo a su pareja como una aventura increíble? No, lo correcto sería ocultarlo, que jamás se vaya a enterar, que afloren sentimientos de culpa, en fin, lo que ya sabemos hacer de sobra. ¿ No es absurdo? ¿ No es absurdo pensar en un divorcio por esa aventura, si no hay sentimientos involucrados y obviamente usted se cuidó?

Y usted: ¿ qué haría?

Creemos que en un caso tan especial e inocente como el que acabamos de citar como un "supongamos que sucede", puede ser materia de conversación con nuestra pareja y crear una situación similar imaginaria para ver en qué grado de confianza se encuentra nuestra relación y cuáles son las reacciones del otro.

Lo anterior lo consideramos sólo un primer paso para un largo camino de desposesión para combatir este mal vicioso y frustrante que ya citamos.

Mire Ud. qué absurdo puede llegar a ser este sentimiento de posesión: en ocasiones nuestra pareja abre su corazón y entrega sus sentimientos a una amiga como una suerte de buscar consuelo y orientación. Otras veces ese rol lo ejerce un psicólogo, y lo permitimos sin mayores cuestionamientos. Es decir, el "derecho de propiedad sentimental " no lo exigimos, que es obviamente el que debiera ocuparnos más. Tampoco puede suceder con la fidelidad económica, ya que si Ud. tiene una cuenta de ahorros o unas acciones bursátiles, tampoco es o sería un motivo de drama. Entonces : ¿ Estamos asistiendo a una mera exigencia de fidelidad genital?

¿ Mientras no haya contacto carnal no hay drama?

¿ No es absurdo? ¿No es más muchísimo más preocupante el hecho de que se posea el cuerpo pero no el amor de una persona?

Es mucho más probable que si Ud. juega al ya tratado "supongamos en un avión" con su pareja comience a abrir un camino hacia la humanización de la relación, y que de paso le reporte buenos frutos para jugar en la intimidad. Al tratar este delicado tema de una tercera persona se debe estar abierto y en completa aceptación de lo que se va a escuchar, después de todo, solo es una suposición. Este tema sólo aflora fantasías que le son estimulantes a la pareja y no necesariamente alguna deficiencia que el otro pueda tener en la intimidad. De modo que jamás debemos echar en cara aquello que en algún momento nuestra pareja nos ha confiado. Si no se está dispuesto a esto es mejor ni siquiera comenzar, pues en vez de mejorar la situación sólo podría empeorarla. Cuando en las charlas de alcoba jugamos con al idea de fantasías en forma de narración descriptiva el estado de excitación de la pareja se mantiene por más tiempo, prolongando así el encuentro permitiendo que este llegue a una feliz culminación por parte de ambos. Llega el momento que ese ejercicio los lleva a dejar de pensar en su pareja como de su “propiedad genital”. Mientras esto pasa también se debe charlar sobre el “supongamos”que uno de nosotros tuviera realmente una aventura, ¿qué pasaría con nuestra relación?¿Cómo te sentirías y por qué? Y es justo que después de oscultar lo que ambos sienten sobre una posible infidelidad, si uno de ellos está dispuesto a perdonar y aceptarlo, el otro también. En la mayoría de los casos la crianza machista puede ser piedra de tropiezo para el hombre pues se siente insultado y la mujer porque cree que al ser el hombre debe aceptar una conducta que a ella no le es permitida: la famosa doble moral. Pero debemos recordar que los patrones se pueden desaprender. Si nuestra pareja cree que merece una oportunidad, su contraparte debe exijir el mismo derecho pues en las relaciones deben prevalecer la igualdad. Cuántas veces no hemos visto hombres que abandonan la casa por otras mujeres o que sus mujeres los han corrido por ello, regesar y rogar y rogar hasta ser aceptados y perdonados. Hemos visto como la relación se ha mantenido y nunca entender porqué ella lo aceptó de nuevo. La realidad es que esa pareja estaba debidamente contituída, compenetrada y sienten amor uno por el otro. Y no van a dejar que un error humano destruya lo que han contruído, vivido y trabajado juntos. Es posible que se negocie un consentimiento partiendo de la premisa de que ambos no desean separarse porque se aman. A esto debemos sumarle la liberación que nos traerá el saber que ya la férrea fidelidad genital ha quedado en el pasado, y ahora son otras las reglas que rigen la relación en este sentido. Es probable que nunca haga uso de su consentimiento de estar con otra persona, entonces, felicitaciones, ha conseguido Ud. la pareja perfecta.

Juan Andueza G.
Linda Rosario Torres
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9 comentarios. Página 2 de 2
Laila
invitado-Laila 10-08-2003 00:00:00

Querido Juan esta es una estupenda reflexión, estoy totalmente de acuerdo con ustedes.

alejandra
invitado-alejandra 10-08-2003 00:00:00

me parece que es bueno reflexionar sobre aquellos temas que parecen premisas fundamentales de modelos de conducta. està bien cuestionar los modelos tradicionales, porque `solo asì podemos liberarnos de normas absurdas. Pero en el caso del amor, creo que todo es posible si es que los dos estàn de acuerdo, pero, en general, los seres humanos establecemos relaciones basadas en la pertenencia, que cuanto màs profunda es, màs anula la soledad intrìnseca del hombre, por lo tanto, si a mì me hacen elegir, opto por la esclavitud genital, en pos de la anulaciòn de la soledad, pues para eso establezco relaciones amorosas, que necesariamente son bilaterales. Ahora, optaría por una relación libre, como una experiencia más, pero no como un estilo de vida bueno muy interesante, habría que darle una segunda vuelta al asunto

Linda
invitado-Linda 10-08-2003 00:00:00

Gracias por añadir otro factor que enriquece este escrito. Si te hubiese avisado antes es posible que lo hubiésemos reflexionado también. En mi poca experiencia con matrimonios jóvenes ese "sentirse menos que el otro" en cuentión ha sido desplazado por el "mío" y de nadie más. Los jóvenes de ambos sexos están creciendo prepotentes según los veo desarrollarse en la escuela superior o preparatoria como le llaman. La generación de los "baby boomers" no es la que en mi país está matándose por celos aún después de separados de sus parejas. Aunque los celos han estado toda la historia con nosotros, es para mi alarmante como en mi país este fenómeno de crímenes pasionales ha ido creciendo de forma peligrosa en las parejas jóvenes mientras en los mas maduros es escandalosa la gran cantidad de infidelidades. Movidos por estas obseraciones esta servidora se inclinó más por el sentimiento de posesión que, aunque de mano con los celos, me pareció de más peso. Y de paso...¿cuándo escribimos juntos?

Eddy Garcia
invitado-Eddy Garcia 09-08-2003 00:00:00

Extraordinario escrito, que toca el alma en uno de los más genuinos sentimientos, el de posesión, solo que la cosa no es solo genital, cuando alguien se acuesta con nuestra pareja, a nosotros lo que nos molesta es que otra persona pueda darle ese momento de gozo que nosotros no pudimos, y peor aun, imaginar aquellas caricias prodigadas por el objeto de nuestra pasión que hasta entonces eran –supuestamente- de nuestra exclusividad, la infidelidad es un fenómeno que ha crecido con el nuevo estilo de vida, pero el celo, ese es un demonio ancestral, y seguirá aquí cuando todos nos hayamos ido.

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