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Categoría: Dominación

Volviendo del enojo

Lejos de tomarme revancha, simplemente hice lo imposible por soportar la abstinencia y no serle infiel. Más valía esperar a agregar más leña al fuego. No fue fácil porque estaba acostumbrado a una vida sexual activa. Después ella comenzó a salir libre y despreocupadamente con amigas, mientras yo mascullaba rabia. No creía que me engañara. Simplemente salía a hacer su vida y distraerse. Volvía temprano, tranquila y se iba adormir. Yo intentaba pero ella seguía firme en su decisión de no entregarme su cuerpo.



Así pasaron unos meses y ya mis ganas me podían pero soportaba. Hasta que cometió un error “fatal”. Un día, o mejor dicho una noche, salió con sus amigotas y volvió… ebria! La trajeron hasta la puerta y cuando oyeron ruido a cerradura, la dejaron y casi salieron huyendo para no encontrarse conmigo. Por lo tanto la tomé del brazo para hacerla ingresar a la casa, tras lo cual me sorprendió con un… -Gracias cariño! un tanto confuso en la pronunciación. Despacio la fui llevando al dormitorio, la ayudé a sentarse en la cama y sonreía. No soportó mucho así sentada y se dejó caer de espaldas. Seguía con la sonrisa en el rostro y los ojos entrecerrados. –Uf… hacía mucho que no me ponía borrachita… muy borrachita, murmuró.



-No importa… te ayudaré a acostarte, le dije y fui a desabrocharle la blusa. Entonces tuvo como un momento de lucidez y trató de tomarme la mano…



-Nnno… déjame…!



-Solo intento ayudarte… no te puedes dormir así vestida…



-Nnnno… yo lo haré!



Solo me sonreí y pacientemente, durante unos quince minutos, esperé que trabajara para desabrochar un solo botón sin lograrlo.



-Ufff… maldito… botón…



-Me dejas que te ayude?



-Mmm… seee…



En un ratito le quité la blusa, los zapatos, el pantalón para dejarla en bragas y tetas al aire ya que, evidentemente, había salidos sin brasier. Instantáneamente fui tomando temperatura al verla así. Seguía estando buena!



-Me has dejado en pelotas… cuidado con abus… abusarte…



-Descuida cariño, le dije y como sin querer le rocé entre el vientre y el pubis…



-Oooye, que haces...?



-Que nada mujer… que fue accidental…



-Mmmse… claro…



Fue lo último que dijo y cerró los ojos. Me incliné para sentir su aroma a hembra a través de la tela y acariciarla con la nariz. Involuntariamente, su pubis se estremeció. La acaricié con el reverso de la mano para luego darla vuelta y palpar la curvatura, atreviéndose mi dedo mayor a seguir la hendidura entre los carnoso labios vaginales. Un leve gemido se le escapó y su mano pretendió detener la mía pero le faltó firmeza. Le corrí la tanga a un costado para poder ir con mi boca directo a sus pliegues íntimos. Tuvo un último intento de resistencia más por borrachera o por gusto no pudo. Extrañaba esos sabores, esos aromas, por lo que la lamí con ansias. Mi lengua se ensañó con su rosado botoncito, en tanto sus flujos brotaron en señal de calentura. Abandonada ya a su suerte, se empezó a retorcer y gemir. También para ella había sido la abstinencia, por lo que el primer orgasmo no se hizo esperar. Medio entre sueños, medio lengua trabada de borrachera dijo…



-Mmmm… que lindo acabé…!



Ya no había ni tenía vuelta atrás. Le quité la poca, la única ropa que le quedaba y me la quedé mirando. Y claro que seguía estando buena! A su vez me apresuré también yo a sacarme la ropa de dormir que llevaba puesta. Amontoné almohadas más almohadones, formando una pequeña montaña donde la coloqué boca abajo. Quedó ofrecida, con las piernas entreabiertas y vagina a la vista. Mojé mis dedos en saliva para trabajarle la entrada de la vulva. Casi no lo necesitaba porque se mantenía empapada. La masturbé un poco hasta lograr que se excitara nuevamente, gimiendo, revoleando el culo. Después me ubiqué encima, orienté mi verga y directamente la ensarté por el “camino correcto”. Ya mi calentura estaba en lo máximo. Me la cogí muy fuerte, haciéndola gemir y haciendo que goce. No quería ser rencoroso, pero inconscientemente supongo me vengaba por la abstinencia a que me había obligado. Me retiré de su interior para quedarme mirando los labios vaginales entreabiertos y chorreantes, además del bonito orificio que se dejaba entrever entre sus nalgas. Directo y sin preámbulos se las separé para literalmente enterrarle la lengua en el culo. Estaba medio dormida pero la reacción fue de arquearse como pidiendo más. Traje flujos de su concha para saborizarle el ojete y seguir lamiendo sin pausas, hambriento, caliente… Ni yo sé cómo aguantaba sin eyacular, a pesar de lo cargado que estaba. Le lamí el culo hasta dejarlo hecho un mar de babas. Ella aún borrachita sentía y asentía. La calentura mandaba y ya la señora enojada era todo flujo y humedad. Cuando decidí que ya estaba bien, la atraje hacia mí. Coloqué más altos los almohadones la deposité para que quede a pedir de mi. Agarré mi verga dura e inflamada para rozar y acariciar con el glande el lubricado orificio anal. Estaba cerradito por el escaso uso de los últimos meses y también, por qué no decirlo, de tiempos anteriores. Así que sin más demora apoyé la verga en su entrada para presionar hacia adentro. Tuvo un tibio intento, un reflejo de resistencia pero una sola nalgada bastó para que se afloje y me reciba. Me separé un poco para ver como la cabeza de mi verga era tragada, sintiendo la presión del aro de carne justo en el cuello del pene. Gimió, apenas gimió. En el momento y a medida que fui entrando en su cuerpo. No paré hasta que mis huevos pegaron en los labios de su concha. Entonces comencé a cogerla. Primero lento y ya después a ritmo sostenido y fuerte. Ya para entonces estaba abierta. Entregada y abierta. Mis dedos le hurgaron la concha, masajeando el clítoris hasta hacerla llegar al orgasmo. La leche me hervía en los huevos pidiendo ser soltada. Entonces, cuando no pude retener más, le solté todo lo que tenía tras un agónico quejido.



A la mañana siguiente, desperté en la misma posición en que caí. De costado y con la verga aún entre sus nalgas chorreantes de lefa.



-Qué pasó aquí?



-Y… soy tu marido, eres mi mujer… ¿qué puede haber pasado?



-Mmmm… sé que estaba un poco borracha pero no creas que no me acuerdo…



-Ah si? Y que recuerdas?



-Pues que abusaste de una pobre ebria. Y por lo que estoy sintiendo, fu abusado mi culo…



-Tu culo se portó de maravillas!!! Calla y vamos a ducharnos y a desayunar. Después vemos. Tal vez podríamos tomarnos la mañana libre…



-Ni lo sueñes…



-Bueno: anoche no soñaba con coger y ya tú ves…



-Asqueroso abusador. Eso eres pero creo que igual te quiero!


Datos del Relato
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