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Categoría: Incestos

Volví a coger con mi ex en una noche inesperada

Antes de nada, me gustaría presentarme. Mi nombre es César. Soy un chico moreno de 1.80m, ojos marrones y guapo. Mi complexión es normal, aunque todavía mantengo un buen cuerpo debido a la cantidad de años que practiqué deporte de montaña y ciclismo. Tengo 31 años. Llevo tiempo leyendo a diario los relatos que se escriben en esta web y bueno… me he decido a escribir, mejor dicho, a relatar varios momentos de mi vida bastantes morboso. Espero que os guste como escribo y dejéis vuestros comentarios/sugerencias. También dejaré mi correo electrónico por si alguien quiere contactar conmigo y contarme o decirme algo que no quiera decir en público. Ni que decir tiene que os podéis masturbar con mis relatos… ¡Qué lo disfrutéis!

Todo comienza una noche de verano de 2015. Yo en aquella época tenía una novia rubia, 1.78m con un cuerpo de escándalo de la cantidad de deporte que hacia debido a que jugaba en un equipo de baloncesto, ojos verdes, unas piernas largas, delgadas y esbeltas que se juntaban en un culo de escándalo y todo ellos rematado por unos pechos con unos pezones pequeños rosados y unas tetas normales muy bien puestas, además era una lujuriosa y le encantaba comerme la polla siempre que podía. Por otro lado, estaba mi exnovia, con la que estuve más de 8 años y era muy guapa, mas bajita, morena, con una sonrisa de escándalo, un culo ancho pero un coño muy prieto, completamente rasurado y siempre húmedo para mí. Las tetas que tenía también eran normales con unos pezones más oscurito y duros. Puestos en contexto vamos al lio.

Con esta última chica me llevaba especialmente bien, aunque ya no fuéramos pareja, nos veíamos, salíamos a cenar con nuestras parejas actuales y todo muy idílico a la vez que raro.

Aquella noche ella estaba sola, su novio había salido a cenar con unos amigos y mi pareja estaba fuera del país haciendo un viaje con sus amigas. Hablamos y quedamos en salir a cenar y tomar algo tranquilamente. Fuimos a un restaurante en el que años atrás frecuentábamos bastante y nunca habíamos vuelto.

Ella se presentó, gracias al calor sofocante de verano, con un sutil ajustado vestido a media pierna blanco de flores en el que su escote se marcaba bastante (nadie diría que salía con un ex a cenar… jajaja) yo en cambio vestía unos chinos beige y una camiseta blanca, sport pero arreglado. Estuvimos hablando, contándonos todas esas cosas que no podíamos contar a nuestras parejas y sobre todo ni tocamos ningún tema sexual. Acabamos la cena, nos tomamos una copa cada uno y nos íbamos a casa. Por supuesto yo durante toda la cena estuve fantaseando follarmela como lo hacía años atrás, volver a comerme ese coño que tantas veces me volvió loco y acabar corriéndome en su boca. Mi polla estaba muy dura.

A la hora de montarnos en el coche me dijo que no quería irse a casa, que no quería estar suela por lo que yo educadamente le dije que si le apetecía tomarnos la última en mi casa o ver una película. Aceptó.

Llegamos a mi casa, nos descalzamos y fuimos al salón. Yo mientras ella se ponía cómoda, me fui a poner una película y a por 2 copas. Cuando volví al salón estaba tumbada en todo el sofá:

¿Estás a gusto?

Claro… jajaja (respondía ella)

Venga anda enderézate y déjame hueco.

Vaaaleeee…

Unos minutos después estaba tumbada de lado, con su cabeza sobre mis piernas. Yo no me había pispado, por culpa de la película, pero cuando miré a mi izquierda vi ese culo, apretado a ese vestido de flores que se había subido y dejabas las piernas al aire por completo. Me decidí a acariciar esa parte del cuerpo que hace curva por encima de sus caderas con caricias largas y cada vez bajando más y más hasta el lateral de sus muslos. Mientras tanto poco a poco mi polla iba creciendo y poniéndose dura. Yo cada vez más nerviosa ya que ella tenía la apoyaba en esa zona, sobre mi pene erecto.

Creo que se dio cuenta y me empezó acariciar el vientre. Tras unos minutos de una fuerte erección y sin ser consciente había empezado a acariciar su culo y ella no había dicho nada por lo que conla otra mano derecha empezar a tocar su pelo mientras le apretaba sutilmente la cabeza contra mi dura polla.

Ella pilló el gesto y se cambió de posición para ponerse bocarriba por lo que yo tuve que empezar acariciar su vientre y ella fue bajando la mano poco a poco por debajo del pantalón hasta que se topó con mi glande húmedo bajo el calzoncillo con unos de sus dedos. A los dos minutos se cansó de tocar con el dedo y pasó a desabrocharme el botó y empezó a manosearme la polla por encima del pantalón. Yo ya estaba también apretando sus tetas y pellizcando sus pezones.

Sin mediar palabra, sin pensar en su novio o en mi novia, se dio la vuelta, se puso de cara a mi polla y me aparto el calzoncillo para meterse toda entera mi polla en su boca. Le cogí la cabeza y se la apreté fuerte contra mi polla para que entrada toda hasta que le produjo una pequeña arcada y la saco llena de babas, maximizando mi orgasmo hasta un placer máximo, encendiendo en mi algo que hacia mucho que no se encendida. Me dio un beso con lengua infinito, sabia a sus babas a mi polla. Volvió a escupir sobre mí y siguió haciéndome una mamada.

Yo mientras tanto le subí el vestido hasta la cintura, para mi sorpresa no llevaba nada. Joder como me puso y empecé hacerle un dedo. Estaba húmedo, rasurado, bien prieto, lo echaba de menos. Yo estaba muy cachondo, le saqué la polla de la boca, la senté en el sofá y le empecé a comer el coño mientras ella se arqueaba y se quitaba el vestido. Pude escuchar como decía: te echaba de menos por estas comidas de coño.

La puse a cuatro patas, le manoseaba el culo y veía esos hoyitos en la espalda, la cogí de las caderas y la embestí como hacía mucho tiempo que no embestía a nadie. Seguía gritando, gimiendo. Agachó la cabeza, subió el culo y dejo al aire ese agujero que me movía loco. Empecé a meterle el dedo gordo dentro del culo pensando que diría que no y para mi sorpresa dijo: ¡¡¡hazlo ya!!!. Saqué la polla llena de flujos, le escupí para lubricarlo un poco y cuando menos se lo esperaba se la metía hasta el fondo dándole fuerte y flojo, con azotes, con tirones de cabello, me ponía muchísimo tratarla como una autentica guarra, como si volviera a ser mi puta, quizás nunca dejó de hacerlo. Al cabo de unos minutos me dijo que basta, tampoco iba aguantar mucho más, así que me corrí y le dejé el culo lleno de leche. Entre jadeos la saqué y me quedé sentado, ella me beso, y bajo a limpiarme lo que me quedaba.Me quedé sentado, ella se fue al baño.

Tras unos minutos de soledad empecé a ser consciente de lo que había pasado. Salió del baño, se vistió, me beso y me dijo que ese sería nuestro secreto, y que la pidiera un taxi.Se marchó en cuanto vino. Yo me quedé sentado, me volví a masturbar pensando en lao que había pasado y me acosté.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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