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Categoría: Incestos

Un tío con suerte - mi sobrina Ivanna

En toda mi vida sexual, pocas veces me fue entregada la virginidad de una joven, la primera siendo yo un joven sin destreza alguna, y en lugar menos adecuado, sufriendo junto con mi compañera más de ansias y nervios, tuvimos una aventura rápida más llena de remordimientos que de placer.



Muchos años después, una joven maravillosamente bella, me regalo su castidad, convencida de que, entre todos los hombres que tenía alrededor, era yo, el que haría de esa experiencia, un placer inolvidable.



A los cuarenta y siete años, mi vida estaba llena de triunfos, manejaba mi propio negocio, el cual me obligaba a viajar constantemente, aproveche una excelente oportunidad para hacerme de un departamento en la playa, el cual ocupaba con bastante regularidad, y que también aprovechaban mis cuñados y cuñadas para cuando lo deseaban, pasar unos días en él. Era común, que alguien llegara mientras yo estaba en él, o viceversa, el piso era bastante grande, con tres habitaciones y todas las comodidades, además de que lo tenía bien arreglado y limpio, gracias al apoyo de una señora que se dedicaba a mantenerlo.



Pero regresando al tema de mi historia, Ivanna (hija mayor de mí cuñada Paty), desde pequeña fue una niña preciosa, a la que pocas veces vi de niña, cuando vivíamos en provincia, y al volver a la capital, solo en contadas veces tuvimos la oportunidad de convivir. Pero cuando entro a estudiar Medicina, se liberó del yugo que representaba su padre y empezó a convivir cada vez más con la familia de su mama, esto propicio que tanto ella como su mama y su hermana, asistieran a más fiestas y reuniones y desde mi punto de vista, fue el detonante que llevaría tres años después a la separación de sus padres. Pero mi sobrina siempre fue una joven muy madura, más parecida en carácter a su padre, muy seria en su rol de médico cuando entro a la facultad y siempre dispuesta para escuchar a quien le solicitara una consulta.



Cuando ella se encontraba haciendo su residencia, le consulte sobre una molestia y me recomendó consultar con un doctor jefe de ella en el hospital, el cual me diagnostico una hernia inguinal y me sugirió operarme, cabe mencionar que Ivanna siempre estuvo presente en las consultas y estaría al pendiente en la cirugía, el día anterior a esta, mi sobrina se presentó (muy propia) a mi habitación para rasurarme toda mi zona genital, cosa que al principio no me agrado nada (tenía que mostrarle todo mi paquete y que ella maniobrara con él), ella muy seria, no mostró ninguna sorpresa cuando me vio desnudo e inicio su labor, yo trataba de hablar de otras cosas mientras la veía trabajar muy concentrada, descuidadamente, su bata se abrió, dejando ver bajo su corpiño, sus pequeñas y pecosas bubis, lo que provoco que mi amigo empezara a tomar vida, y sintiéndose tocado por una mano femenina, rápidamente fue tomando tamaño, ella al darse cuenta, de primera instancia se quedó absorta observándolo fijamente, pero reacciono para echarle agua rápidamente y provocar que regresara a su estado natural, en poco menos de un minuto, haciendo comentarios cómicos y riendo nerviosamente por la situación.



Meses después, junto con su mama y su hermana, coincidimos en mi departamento de Zihuatanejo, ellas tenían unos días gozando de vacaciones y yo llegue para trabajar, en la noche, baje a la alberca para refrescarme e Ivanna me alcanzo, vistiendo un pequeño bikini, estábamos platicando y jugando en el agua, cuando otra pareja, nos propuso jugar guerritas, con la mujer cargada en los hombros, en este juego de empujones, es común que para evitar que la pareja se caiga, se le agarre fuertemente de las piernas, además, cada vez que uno se cae, sin querer agarra cualquier parte del cuerpo de la pareja y no falta que la ropa se mueva de su lugar, dejando ver, bajo el agua, más de la cuenta. A la tercera caída, yo ya había visto y tocado, demasiadas partes del cuerpo de mi sobrina al igual que ella del mío, y mi verga ya daba muestras de su estado de excitación, así que me fui a una orilla de la alberca donde me alcanzo Ivanna, y pidiéndome que regresara al juego, se me arrimo y me quiso abrazar, sintiendo de inmediato mi erección, se volteó a la otra pareja y les dijo que íbamos a descansar un poco, poniendo su culito justo donde sentía mi palo bien parado. Yo estaba más que caliente y solamente la abrazaba del abdomen, para evitar que se despegara y aprovechaba para tomarla también del vientre con el mismo fin, Ivanna, evitaba separarse de la tranca que sentía en su culo, y también descuidadamente, bajaba su mano para agarrar el tolete que tenía a su alcance. En otro momento se giró para tenerme de frente y con sus piernas se abrazaba a mi cuerpo, poniendo su conchita directamente en mi verga, así estuvimos un rato, hasta que ella se separó y decidió salirse de la alberca y en un estado de total confusión, se subió al departamento, dejándome solo, para regresar el cuerpo y la cabeza a la tranquilidad.



Después de esas dos experiencias, empecé a observar con mayor detenimiento las virtudes físicas de mi sobrina, su cuerpo largo pero delgado, blanco como leche y lleno de pecas por todas partes, sus senos eran unos pequeños frutos coronados con rosadas tetillas y su cadera era casi imperceptible, eso sí, como ya lo comenté, de una belleza fenomenal.



Cuando se acercaba el día de su graduación, y para celebrar con sus compañeras, me pidió prestado el departamento en la playa por más de una semana, juntándose dos días con un viaje que yo pensaba hacer, por lo que llegada la fecha y estando yo trabajando, Ivanna llegó junto con una amiga y su pareja, a la que acomodo en una habitación, junto a la que ocupó ella, sabiendo que yo ocupaba la habitación principal que estaba separada de las otras dos. Por la tarde que regrese, aprovechamos para ir a merendar y después ellos se fueron de antro, mientras yo regresaba al departamento.



Como a la hora de haber llegado, mientras veía la televisión, mi sobrina regresó sola, me comento que no se la estaba pasando tan bien como sus amigos, y que les había dejado las llaves para que regresaran cuando quisieran, me dijo que iba a bajar a la alberca y aprovechar los minutos que estaría abierta todavía y que le gustaría que la acompañara, por lo que nos pusimos nuestros trajes y bajamos a una alberca totalmente vacía, nos metimos al agua y ella se puso en mi espalda, para montarme y dejarme que la llevara a una esquina, el agua estaba tibia pero su cuerpo estaba hirviendo, en cuanto llegamos a la esquina me volteo y se puso de frente pegándose coquetamente a mi cuerpo, que de inmediato reacciono, mi sobrina me abrazaba con sus piernas y ponía su panocha sobre mi erecto palo, la abrase tomándola de sus nalgas y le dije que estábamos jugando con fuego, ella se metió por completo al agua y aprovechando que estábamos en la parte más oscura, desabrocho y bajo mi calzón, dejando libre y totalmente parada mi verga, al salir a tomar aire, y abrazarme nuevamente con sus piernas, le dije que no era justo que solo yo estuviera desnudo, por lo que afloje y quite su corpiño para después sumergirme y quitarle también su bikini. Ivanna me dio la espalda y acomodo entre sus nalgas mi falo, cuidando siempre de no ensartarse, después se giró y coquetamente acomodo su rajita justo en el glande, solo era cuestión de tomarla y empujarla para lograr metérsela, pero justo en ese momento, me dijo que era virgen, que deseaba con toda su alma, que fuera yo quien le quitara esa condición, pero que quería que fuera un momento único y que prefería que fuera en mi cama y no en esa alberca, buscando con su boca la mía, para darme un beso.



Nos pusimos nuevamente nuestras prendas y subimos al departamento justo cuando el vigilante venía a avisarnos de que iba a cerrar el área de la alberca, aprovechamos el elevador, para besarnos apasionadamente, al llegar, primeramente nos bañamos, momento que aprovechamos para vernos por primera vez desnudos el uno al otro, aproveche para contemplarle sus pequeños senos y sus (en esos momentos) rojas tetitas, su panochita virgen, depilada perfectamente a la forma de su bikini, mientras la enjabonaba, aprovechaba para sobar todo su cuerpo y repegarle mi miembro tanto en su culito como en su vagina, al igual que ella aprovechaba para agarrarse firmemente de él cada vez que podía. Al salir del baño, la acosté tiernamente en la cama y la empecé a besar en su cuello y oídos, sobaba sus pezones y acariciaba sus piernas y nalgas, ella se dejaba hacer dócilmente, únicamente disfrutaba del momento, me entregaba su boca para que también le besara, no quería mancillar el momento obligándola a nada, poco a poco, fue permitiendo llegar más lejos, sus gemidos de placer me daban la pauta, bajar mi boca a su conchita para besarla e insertar mi lengua en su clítoris y su rajita, sus manos sostenían mi cabeza, para evitar que la separara de su sexo ardiente, exigiendo que cada vez más, mi lengua la violara, así le vino su primer orgasmo, y dejo el campo listo y húmedo para intentar penetrarla, me acomode frente a ella y supo que tenía que abrir lo más que pudiera sus piernas, no dijo nada, solo gemía y gemía, mi verga empezó a hundirse lentamente en su cuerpo, sin que ella sintiera molestia alguna, hasta que una pared formada por su himen, detuvo mi avance, le susurre que necesitaba hundir con más fuerza para lograr romper el obstáculo, y que posiblemente seria la parte más dolorosa, ella solamente gimió y asintió con sus ojos, la arremetida causó un ligero grito de dolor, más el placer de sentirse por primera vez mujer, borro cualquier otro sentimiento, vencido el escollo, mi verga ingresó hasta el fondo de su espacio, que tras unos momentos de calma requeridos para que sus paredes se acostumbren al objeto que las separaba, inicie un sube y baja despacio, con ternura, con un ritmo suave, al cual ella fue uniéndose lentamente, se veía en sus ojos y su cuerpo, que disfrutaba cada vez del momento, dejo de haber tensión en sus músculos y aflojo su cuerpo para permitir arremetidas más fuertes. Ya no había temor, solo placer, dejándome ir con todo, vacié mi arma dentro de ella, y seguí moviéndome hasta ver que ella lograba un nuevo orgasmo, con el que terminamos las embestidas para dar paso a una paz sosiega. Me levante en los brazos para no apretarla y dejar que suspirara con toda la fuerza con lo que lo hacía, mas no permití que mi verga saliera de su escondite hasta que regreso a su tamaño normal después de varios minutos donde Ivanna gozo sentirse tomada. La salida de mi verga fue acompañada de líquidos de ambos y restos de sangre, que daban fe, de la pérdida de su virginidad.



Pasamos la noche juntos, no quiso probar, hacerme sexo oral, pero gozo que yo se lo hiciera, tampoco quiso probar otra posición que no fuera de misionero, pero disfruto ampliamente la siguiente vez que la poseí, ni siquiera sentimos cuando regresaron sus amigos, estábamos tan extasiados los dos que caímos rendidos hasta entrada la mañana.



Al día siguiente en la tarde, pasamos sus cosas a mi habitación y me regrese a México, no sin antes acordar que repetiríamos la experiencia y agradecerme por la forma tan especial como había perdido su castidad.



Ivanna ha sido una gran amiga y doctora, fue la primera en felicitarme cuando supo que había una relación con su madre, fue ella quien me recomendó y receto el uso de la pastillita azul, para mantener por más tiempo el placer que siempre me ha gustado dar a las mujeres, y también disfruto el día en que me encontró en la cama de su hermana menor, uniéndose a la fiesta.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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