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Categoría: Confesiones

Un adonis de 55

Soy Mónica, de un físico ya les he compartido en un relato y este es el segundo. De adolescente me quejaba de mis pechos por ser grandes, pero hoy lo agradezco jajaja.

Bien, les contaré esta experiencia. Hace un par de años conocí a este hombre, bastante mayor diría yo… es dueño de esas tiendas que tienen servicio las 24 horas, yo no vivía por la zona, una de mis mejores amigas rentaba un departamento en el primer piso de esa mini plaza. Ella se dedica a la mercadotecnia y por consiguiente sale mucho de viaje. Este hombre del que les menciono, nunca fue irrespetuoso conmigo ni con mi amiga, aproximadamente tiene unos 55 años, pero bien conservado en rostro, se notaba que de joven era bastante atractivo, castaño de ojos verdes, casado y con un hijo de unos 29 años, prácticamente yo sería su hija.

Por una u otra circunstancia mi amiga dejo a mi cuidado su departamento un par de semanas, ya que tenía que estar pendiente de su correspondencia y llamadas urgentes que ella recibiría. Prácticamente viví ese tiempo en su departamento… afortunadamente hay un parque cerca donde podía hacer ejercicio así que salía temprano a correr una hora y media y regresaba al departamento. A los 4 días que salía a correr vi a unos chicos en el parque haciendo ejercicio en barras, que por cierto uno se deleitaba la pupila con esos cuerpos esculturales sin camiseta, entre el grupo como de unos 10 chicos vi a alguien conocido, pero no hice caso a ello ya que como no vivía en esa zona, era imposible que estuviera alguien ahí que me conociera, hasta que me detuve a descansar un poco del ejercicio y amarrar mis cordones de los tenis.

Se acercó alguien a mí, al dirigir la mirada hacia arriba el sol no me dejaba distinguir mucho así que pregunte «¿le puedo ayudar en algo?» Y comenzó a reírse, «Mónica soy yo», me incorpore y reconocí el rostro del señor Peter, lo que no concordó fue el cuerpo tan bien esculpido de aquel señor de 55 años, mentalmente dije “ay por dios es un sueño este hombre” me saludo de mano y menciono que ya hace unos días me había observado de lejos correr, sonreí y le comente que me parecía muy bien que a su edad siguiera fortaleciendo su cuerpo, él se sonrojo me agradeció el comentario… respondió diciendo «me ofendes al decirme a mi edad», le pedí disculpas por eso… obvio no se lo dije por coquetear con él pensé. Nos despedimos y yo me fui a dar un baño y a cambiarme, ese día hacía mucho calor y decidí no salir en todo el día para evitar ponerme de mal humor, odio el clima caluroso así que me puse un top y una blusa suelta encima para que no se transparentara nada, ya que cuando hace calor odio ponerme brasier en la casa, para combinar un pantalón suelto de gasa, como no me apetecía tomar agua natural baje al mini súper a comprar una bebida dulce, un jugo de arándano frio y da la casualidad que estaba el señor Peter atendiendo su negocio porque uno de sus empleados se había ausentado y tenía que apoyar a uno de los chicos.

Me saludo diciendo «buenas tardes Mónica ¿Qué tal el clima?» Y respondí «abochornante… no me gusta», él me contesto «si se nota que odias el calor por eso tu vestimenta es muy ligera», no entendí la indirecta porque no recordaba que el pantalón suelto que traía era traslucido y se me había ocurrido ponerme tanga con ellos, con el calor uno se olvida de todo, bueno pague mi bebida y el chico que es empleado del señor, estaba acomodando unos emparedados, me salí de la tienda y no me fije que este señor salió detrás de mí. Al subir los primeros escalones para ir al departamento me tomo de la muñeca, yo poniendo mi distancia me zafe enseguida, y me pregunto «¿oye te puedo hacer un comentario?» Yo respondí «claro dígame», y me dijo «primeramente no me hables de usted y segundo te ves muy bien con la ropa que traes hoy».

Me cayó de raro su comentario, pero le conteste «ay muchas gracias que amable», lo deje ahí y me subí extrañada del comentario que me había hecho y me quede pensando en ello el resto de la tarde. Dieron las 12pm y me fui a dormir, me cambie la ropa, me deje el top y cambie mis pantis a unos cacheteros y me quede dormida en unos minutos. Tuve un sueño bastante erótico con el señor Peter tanto que, desperté a las 4 de la mañana mojadisima de excitación y con los pezones erectos. No lo resistí y me masturbé con mi consolador pensando en él, lo que podríamos hacer si estuviéramos cerca uno del otro, jadeaba de placer al tocarme y pensando que él era el que me penetraba. Volví a dormir y desperté a las 7am, me metí a duchar y no quise salir a correr por no encontrarme al sueño nocturno en el parque jajaja.

Me puse ropa ligera igual que el día anterior, solo que ahora un brasier de esos para hacer ejercicio y una blusa como de gasa en amarillo, con unos shorts en blanco con una tanga. En fin, que me encerraría todo el día en el departamento, tomando un poco de jugo y comiendo fruta llamaron a la puerta, presentía quien podía ser, eran casi las 9am, abrí, era él con una camiseta ceñida al cuerpo y unos jeans azules, me preguntó qué ¿Por qué no había ido al parque? Y cortante respondí que había dormido ya tarde… estaba cansada, me contesta:

—perdón no quise incomodarte con mi pregunta.

—es que usted no debe de estar aquí —respondí en un tono de desconfianza.

—discúlpame es que eres agradable y me preocupe como has estado sola estos días quise asegurarme de que no hubiera sucedido algo.

Cambie el tono, a manera de disculpa le ofrecí un café… lo hice pensando que se negaría, y mi asombro al notar que aceptó tomarlo, no me quedo más que hacerlo pasar olvidando nuevamente como estaba vestida. Le preparé la taza de café y sentía su mirada, de un momento a otro me dijo «te ves linda con ese color de blusa, te ves muy diferente con ropa casual que con la de ejercicio», le dije «gracias por el cumplido», le di la taza de café y di media vuelta para servirme más jugo cuando siento que me rodea con sus brazos por la cintura… Brinqué del susto, le dije «oiga que le pasa», él respondió «te dije que mi nombre es Peter», quise zafarme de él, pero noté que la tremenda erección que traía rozaba mis nalgas. Eso me dejo sorprendida y excitada, comenzó a palpitar mi clítoris, di media vuelta y quedamos frente a frente, me dijo «me gustas mucho desde que visitabas a tu amiga, pero ayer te veías tan provocadora que no aguante las ganas de acariciarte en mis sueños y fantasear contigo»

No supe que hacer, ya estaba ahí y en sus brazos, me deje llevar por la excitación, no hice más que besarlo, él me tomo por la cintura y poco a poco bajo las manos a mis nalgas, mientras con su boca bajaba a mi cuello… eso me puso a mil, le quite la camiseta para admirar lo que vi un día antes en el parque, un cuerpo de dios un adonis de carne y hueso, desabrocho mi short y me despojo de ellos hasta dejarme en tanga, me besaba como loco, del cuello bajo a mis senos a chuparlos lo cual yo agradecía porque jamás me los habían lamido así, bajo por mi vientre con sus manos grandes y firmes abrió un poco mis piernas quito mi tanga, puso su boca en mi pubis besándolo despacio y con pasión, con su lengua recorría mi rajita sin penetrar solo la acariciaba y la masajeaba lento, y comenzó a penetrar con su lengua hasta llegar a mi clítoris lo cual fue una gloria.

En ese momento lo lleve a la recamara, no sin antes dejarlo sin pantalones y sin bóxer, me recostó en la cama abrió mis piernas y hundió su lengua entre mi rajita, lamia mi clítoris con hambre, bajaba hasta la entrada de mi vagina y subía nuevamente, eso me tenía loca de placer, lo detuve y lo bese, le pedí que se acostara y quite el resto de mi ropa hasta quedar completamente desnuda igual que él. Me subí en él para jugar con ese pene grande y erecto a toda su capacidad, jugaba con el pasándolo por toda mi rajita húmeda y caliente, notaba cómo reaccionaba ante mi calor. Me detuve para saborear es miembro espectacular, besándolo, chupándolo, me senté y poco a poco lo fui metiendo a mi vagina, se deslizaba rico despacio, estaba caliente, delicioso. Comencé a moverme hacia adelante y así atrás, me incliné un poco para besar sus labios y poder jugar más con su pene metiéndolo todo a mi vagina y sacándolo hasta la cabeza, y meterlo de un solo golpe, eso lo volvía loco, solo chupaba y chupaba mis pezones, del cuello a mis senos, estábamos gimiendo despacio para que nos escucharan, pero eso nos excitaba más. Cambiamos de postura y él me puso en cuatro y me penetro lento, muy lento, había notado que me gustaba ese ritmo, después se movía más rápido, se escuchaban esos sonidos característicos del choque de sus testículos con mi clítoris, y el meter y sacar su pene de mi vagina llena de jugos producidos por mi excitación, note que estaba a punto de eyacular, no lo interrumpí y lo deje que acabara dentro de mí.

Siempre me ha vuelto loca sentir el semen en mi vagina, se retiró y todo su semen escurría por mi vagina, «recuéstate boca arriba Mónica», lo hice y comenzó a lamer todo, enloqueciéndome de placer, nunca me habían hecho un oral de esos,  me penetraba con la lengua, entraba y salía de mi vagina, exploraba toda mi conchita, delicioso… estaba a punto de llegar y él no desistía,  succionaba mi clítoris, yo gemía más y más, pidiendo que no parara, tuve un riquísimo orgasmo pero a él no le importaba seguía saboreando y alargaba mi éxtasis, de un momento a otro llegue a otro orgasmo pero más intenso, mientras tanto él ya había recuperado su erección y le pedí que me pusiera en cuatro nuevamente porque esa posición me encantaba, y así de complaciente lo hizo y penetro más fuerte, pero no importaba con tal de sentir ese pene dentro de mí… que rico me decía note su pene más rígido y me movía más fuerte. Le propuse cambiar de posición, que penetrara de espaldas con la pierna levantada, eso le permitía acariciar mis pechos y besar mi cuello, me volvió a cambiar de posición y me pidió que lo complaciera sentándome sobre él dándole la espalda, se erecto más su pene le excitaba ver cómo me penetraba, como entraba y salía su pene de mi vagina, me moví rápido para que gimiera más y más, hasta que llego a un explosivo orgasmo, pero su erección no disminuía se sentó en la orilla de la cama y me subí sobre él penetrándome.

Me dijo «arquea tu espalda hacia atrás que esto te gustara» y si tuvo razón disfrutaba como mordisqueaba mis pezones y como besaba mi cuello mientras yo no dejaba de jugar con su pene dentro de mi vagina yo jadeaba «aaaaa Peter que delicia ummmmm que rico sigue sigue, así así». Pasaron como 10 minutos así gimiendo de tanto placer hasta que me recostó sin dejar de penetrarme, yo sentía como ese pene volvía a llenarme de semen caliente y a grandes cantidades. Terminamos agotados, pero él seguía jugando con mis pechos, masajeándolos, devorándolos como si nunca hubiera acariciado unos así, parecía adolescente, volví a excitarme y le pedí que me hiciera un oral que tanto disfrute minutos antes. No se negó, comenzó dejándome sentir su aliento tibio… con su lengua comenzó a recorrerme, sentía delicioso, bajo abrió mis piernas y desde mi vagina hasta mi clítoris metió su lengua deslizándola despacio era un sueño. Comenzó a chupar mi clítoris yo solo le pedía más, más, se detuvo y se incorporó para mordisquear mis labios, volví a sentir entre mi intimidad su pene firme y no pude resistir llevarlo a mi vagina para que me penetrara, la posición de misionero a mí siempre se me ha hecho muy erótico y obviamente él no se negó en absoluto, acariciaba mis piernas, recorría mi cuello con su boca y los dos en un éxtasis imparable, entraba y salía de mí, con su pubis rozaba mi clítoris y yo a punto de llegar al orgasmo, lo notaba y más se excitaba «que buen rato me has dado Moni», yo solo contestaba con gemidos ahogados «ummmm si, ummmm aaaaa más más sigue así» los dos llegamos a nuestro orgasmo final.

Para cuando terminamos había pasado una hora y media, le dije «gracias por esto… me sorprendió tu vigor y sobre todo tu experiencia en el sexo oral», me respondió diciendo que su mujer jamás le había permitido hacérselo ya que se sentía incomoda, sonriendo le dije «de lo que se está perdiendo contigo, pero cuando gustes sigue practicando conmigo».

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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