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Tarde de Domingo

~~Soy un hombre de 39 años, casado y con 3 niñ@s, estamos veraneando en una casa de alquiler en un pueblo de la meseta, hoy es domingo y hemos regresado de comer con unos familiares, los niños y yo nos hemos ido a echar la siesta.
 Estando solo en la habitación, oigo que sube mi mujer, (los niños ya duermen).
 Mi mujer es muy vuluptuosa, mide 1,70, pesa alrededor de 64 kgs. se gasta una talla 100 grande de pechos (operados, pero espectuaculares) y tiene un culo de brasileña, es decir, de estos que no son gordos, pero que te faltan manos para abarcarlo, además respingoncete.
 Bien, como había comentado anteriormente estuvimos en una comida familiar y entre mi mujer y mi cuñado se bebieron una botella entera de vino blanco, mas dos chupitos de orujo al finalizar la comida. Lidia (mi mujer) subió a la habitación, se disponía a cambiarse y ponerse algo más comodo, yo me levanté y me fui al baño, cuando salí y volví a la habitación, estaba ella desnuda, con unos zapatos de tacón alto (los que había utilizado para ir a comer), llevaba puesto un arnés de cinta el cual rodeaba la zona de su coño con unas bolitas, un sujetador de encaje negro, el pelo recogido con una coleta y los labios pintados de rojo intenso. Yo sin hacerle caso me volví a meterme en la cama hacia arriba y ella se puso en cima de mi arrodillada y me dijo: -quiero que me folles como a una perra, meteme dos dedos por el coño que no aguanto el celo-. No le metí dos llegué a meterle tres, Lidia movía su culo en circulo, cada vez más deprisa, me metía cuatro dedos en mi boca y se los llevaba a su clítoris donde se los restregaba, con la otra mano se sobaba sus tetas, las cuales se las subía para poderse lamer la aureola de sus pezones. Noté que ya no hacía circulos con su culo con mis tres dedos dentro, había cambiado el sentido, ahora subía y bajaba, le dje: -si quieres te follo- a lo que ella contestó: -no esperaba un poco que estoy a punto de correrme. Sus embestidas a mis dedos cada vez eran más fuertes e intensas, estuvo durante 10 minutos sin parar, jadeando y apretandose los pezones, se los puso como pitones.
 Cuando acabó, me levanté a echar el pestillo de la puerta, por si los niños se despertaban, cuando me di la vuelta, Lidia estaba esperandome a cuatro patas, con una apertura de piernas impresionante, dejando todo un coño al aire y su culo se movia de arriba a abajo, me cogió el rabo y sin articular palabra comenzó a lamerlo con ansia, cuando paraba y me la meneaba decia: -este me tiene que romper entera-, proseguía mamandola, paró y me bajo toda la piel dejando el glande totalmente al descubierto, me lo llenó de saliva y lo tuvo en su boca mas de un cuarto de hora, se lo llevaba a la derecha, a la izquierda, se lo metía casi todo dentro. Ufffff, era impresionante, yo estaba a punto de correrme, pero tenía que aguantar como fuese.
 Cuando se cansó de mamar, se puso a lamerme los huevos, todo en la postura del perro, con su culo en pompa y moviendolo como si tuviera Parkinson.
 La cogí, le di la vuelta y le metí todo el ciruelo por su coño, -decír de mi pene que no es muy largo, medirá unos 15 cms. pero si que es bastante grueso-. Se la clave por el orificio que dejaba el arnés de las bolitas, cuya función es apretar el coño para cuando la metes darle más gusto a ella. En los primeros bombeos, me hizo parar, se levantó fue al armario y sacó un latigo pequeño, se puso de nuevo en posición, desplazó el arnés hacia un lado de su culo, cogió mi polla (que estaba para reventar) y se la colocó dentro de su chocho. Me decia entre jadeos: -dale fuerte y pegame en el culo-, así lo hice.
 Una de las cosas que me gustan es que cuando follamos nos hablamos, ella me decía: -eres mi chulo, dame fuerte con el latigo y no pares cabrón. Tuve que sacarla porque me iba a correr de oirla y de ver como se movian sus enormes tetas, me bebí una botella de agua y continué montandola, le daba latigazos, palmadas fuertes en el culo, a lo que ella respondia diciendome: -dame más fuerte que me estoy corriendo otra vez cabrón-.
Mientras la montaba, le tiré saliva por su ano y empecé a lubricarselo con mi dedo, muy suavemente (nunca le había follado el culo, entre otras porque a ella no le gustaba y tiene el ano pequeño), noté que hizo algún ademán para que le quitara el dedo del culo, pero ella estaba tan excitada que desistió, se volvió a correr (por tercera vez), yo ya llevaba dos dedos introducidos en su ano, cuando calculé que por aquel orificio cabía mi polla, la saqué de su coño que lo tenía hecho agua y se la metí por el culo, dió un grito que se oyó en el pueblo de al lado. A los 20 segundos la niña tocaba a la puerta preguntando si hab´ía pasado algo, le dije entre jadeos: -me he caido de la cama, bajate a ver la tele al salón-.
Con mi rabo dentro de su culo, el que bombeaba ahora era yo, lo hacía despacio, porque tenía rollo de hacerle mal y que aquel polvo se fuera al garete. Me quedé sorprendido cuando la que hacía movimientos rapidos y violentos era ella. Le comía toda la oreja y le dije: -te gusta eh, perra, necesitas otro rabo, con este no tienes bastante, eres muy puta, so zorra, a lo que ella me contestó: -ojala hubiera otra polla, porque mi coño está vacio y mi boca también, cabrón, dale y no pares.
 Esas palabras me pusieron a 220 y le dije: -donde quieres que te eche todo, porque va cargado, en el culo o en el coño-, ella me contestó: -No me lo echas en el clitoris y me lo restriego-.
Se dió la vuelta, abrió sus piernas y me corrí como nunca, le llene el clitoris de leche, no recuerdo desde hace más de veinte años, eyacular como lo hice ayer, ella se frotó con mi semen su clítoris volviendose a correr, se lo metió en el coño, se lo pasó por las tetas y se lo metió en la boca.
 Cuando acabó de realizar el espectaculo, guardamos el látigo, el arnés etc. me cogió mi pene (ya flácido) y se lo metió en la boca, se me puso de nuevo como una piedra, hsta que lo sacó, estaba el pene limpio y me dijo: -has visto que limpieza te he hecho, no tienes ni gota, ale vamonos para abajo que la niña está sola

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