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Sumisa en el salón de clases capitulo Cuatro

Cuando íbamos a esperar el bus me dijo que caminara unos pasos delante de él, su intención era apreciar como me miraban y que me decían la gente. Por el horario no había muchos vecinos afuera, pero la cosa seria diferente al regreso.

Llegamos a la parada, él se quedo a pocos metros de mí, de reojo me miraba lo podía sentir. En frente un taller mecánico, los hombres estaban sucios con la grasa de los vehículos y motos que arreglaban, siempre eran vulgares, pero al verme vestida así, trasluciéndose mis intimidades empezaron a ensañarse conmigo.

- Mamacita que pintas

- Ese cuerpito ya pide pija.

- Ven pasa al fondo que te damos la lechita que necesitas.

- Vaya puta salió la vecinita.

Me empezó a revolver el estómago, me puse roja y a mi eso se me nota y mucho. Mi amo se me acerco. Me dijo que me veía sexy sonrojada y que al subir al micro me siente casi al fondo en las butacas dobles. Al subir al colectivo, me agarro el culo de manera deliberada a la mirada obscena del colectivero que no dijo nada, así que no saco su mano de mi trasero.

Fuimos al fondo, me senté al lado de la ventanilla y mi amo al lado mío, rápidamente metió una de sus manos dentro de mi calza tocando mi vagina, yo cerré fuerte las piernas por instinto apretando su mano sin dejarle mover. Con su mano libre todo una de mis tetas y la apretó con fuerza, mordí mi labio inferior, pero, aun así, salió un audible grito que hizo mirar al chofer al espejo y vernos. Separe y mi amo libero a mi teta.

- Mas vale que no te corras, no querrás estar en tu clase de gimnasia con tu calza mojada. Me dijo mientras metía un dedo entro de mi interior, jugaba dentro mío, lo sacaba me acariciaba mis labios y el clítoris y me lo volvía a meter.

El colectivo freno, alzó pasajeros, pero no saco su mano ni yo volví a cerrar las piernas, sin embargo, no deje de morderme mi labio inferior y de a ratos cerraba los ojos. EL chofer en todo el trayecto nos miraba por el espejo y yo intentaba controlar lo incontrolable.

Mi cuerpo se tensaba, me estremecía y la piel de gallina aparecía. Mi amo movía más rápido, frotaba más fuerte y lo metía bien profundo. No me pude contener, llegue al orgasmo en pleno colectivo, pero no me moje demasiado.

Llegando a clase de gimnasia los que salían me miraban, tantas caras, algunas mirando con cara de asombro, otras me comían con la mirada, otras con cara de que hace esta puta por acá.

Estábamos en fila, todas mirando a la profe para que pase lista.

- Vargas, Sofia! La profesora me nombro, al mismo tiempo que me miraba de arriba abajo, con cara de reproche y rabia.

- ¡Presente! Dije agachando la mirada.

- A ver señorita Vargas, no esta permitido venir en remeras de tiras, la próxima venga con una remera del instituto sino tendrá falta y volverá a su casa llevando una nota a su madre, entendido.

- Si profesora.

Se oyeron algunas carcajadas que fueron pasadas por alto y la clase continuo, algunas chicas al pasar me decían puta y se reían, los chicos pasaban y me miraban con cara de querer comerme.

La clase acabo, debía esperar a mi amo, me puse a un rincón donde sabia que el pasaría, algunos pasaban y me quedaban viendo, es entendible cuando una anda con una remera de tiras blanca donde se traslucían mis pequeños pechos y una calza gris, ajustaba sin interiores que me marcaban mucho mi raya. Divise a mi amo a lo lejos venia rápido, zancadas largas y una mirada de enojo.

- Que haces acá escondida?!!! – Te estuve buscando por todos lados.

Me dijo y me pego una fuerte bofetada que me hizo dar vuelta la cara.

- Vamos al baño – Agrego

Me tomo del brazo, fuimos al baño de hombres, él se recostó en la pared del fondo, me ordeno arrodillarme, saco su miembro y me ordeno chuparlo. Succionaba, pero torpemente, de a ratos me tomaba de la cabeza y me la metía bien profundo, mis ojos lagrimaban, hasta que me soltaba y podía respirar.  Otra me taladraba muy rápido y siempre me ordenaba mirarlo, hasta me pego otro fuerte sopapo cuando deje de verlo.

Tomo mi cabeza me la metió toda entro y empezó a eyacular dentro de mi boca, su líquido se deslizaba por mi garganta, tibio, agrio, fuerte, tanto que me volví a ahogar y toser. Al hacerlo se me cae semen por mi boca y mi remera… Él solo se ríe, en eso entran un par de chicos y quedan estupefactos con la escena.

- ¿Amo me puedo limpiar? – Dije fuerte y con una vos sexy con la idea de que los chicos escucharan. -

- Por esta vez te limpiare yo, la próxima si no te lo tragas todo te iras manchada como la perra puta golosa que eres. ¿Entendiste? -

- Si, mi amo. –

- Bueno dame ya tu remerita que te limpiare. -

El tiro me salió por la culata, me saque la remera en frente de los chicos, mis pequeños pechos quedaron totalmente a la vista. Ellos me miraron, se sonreían y se codeaban, pero no dijeron nada. Mi amo mojo una parte de la remera y me limpio, sobándome las tetas de manera obscena hasta que los chicos salieron.

  • Ahora aprenderás a respetarme y seguir ordenes, una perra solo obedece a su amo nada más. –

 

Lo dijo mientras volvía a mojas y enjuagar esa parte de la remera.

- Ahora te la pondrás e iremos q tomas el colectivo para volver a tu casa y pobre de vos si te cubrís. -

- Si, amo, sus deseos son órdenes. -

Tome la camiseta, me la coloque, y justo la parte mojada queda en mis tetas. Quise llorar, quedarme ahí hasta que me traigan verdadera ropa, pero mi amo me todo del brazo y me saco recordándome caminar por delante.

Los chicos de la tarde estaban saliendo, justo dos colegios juntos hacen que a esa hora miles de chicos con sus hormonas revoloteando colmen la vereda y mas la parada. Todos me miraban, mas con esa pinta de puta que llevaba, algunos me chocaban y accidentalmente me tocaban.

Por inercia, lleve mis manos cubriéndome mis pezones, al hacerlo, sentí una fuerte nalgada, el sonido que produjo mas mi grito hizo que no pasara desapercibido. Me di vuelta furiosa y me encuentro con mi amo

- Baja tus manos y cambia esa cara perra. – Me dijo en tono autoritario y fuerte.

 Llegamos a la parada, estaba llena, parejitas besándose, abrazadas, grupos de amigos hablando. Cuando se percataron que estaba, empezaron las miradas, algunas picaras, otras de rechazo, otras de chismosa preguntándose quien será esa puta, me miraban y hablaban entre ellos, sentía como se reían. Me sentía sucia, exhibida, mi cuerpo temblaba y quería que me tragase la tierra.

Mientras esperábamos el bus me chocaban accidentalmente y me manoseaban. Finalmente llego todos se agolpan en la puerta para subir, yo me quede atrás aun así me seguían metiendo mano.

El colectivo, uno de esos que tiene una línea de butacas dobles hasta la puerta trasera, un pasillito y otra linda de asientos individuales hasta la misma altura de las dobles seguida de un espacio vacío donde estar parados, y al final dos butacas que en frente y cerrando el espacio libre había una barra cilíndrica en forma vertical del piso al techo con otras dos barras cilíndricas que le cruzaban verticalmente, una poquito mas arriba del tobillo y otra casi a la cintura.   

Subimos, mi amo me volvió a tomar de las nalgas y vimos que, al fondo, en ese espacio vacío y las dos sillas del fondo estaban los chicos, se me pego al odio y mientras abríamos paso me dijo

- Vas, te pones en medio de esos tres chicos, te sientas en la barandita con las piernas abiertas y ojo con cerrar tus piernas o cambiarte de lugar, o incluso decir o hacer gestos de desaprobación, si lo haces te castigare perra. Acostúmbrate a que te metan mano y te miren.   

Me fui al lugar asignado, pedí permiso, los chicos se abrieron permitiéndome sentarme, puse mis pues en el horizontal de abajo y dos se me pusieron al costado mío y el otro en frente, entre mis piernas que la deje abierta. Todos me miraron de arriba abajo, se hicieron señas, mas continuaron con su conversación.

El colectivo arranco de golpe y para no caerme me tomo de los hombros de los dos chicos de mis costados, me miraron, pero no dijeron nada, no retire mis manos y ellos aprovecharon para volver a ver mis pechos traslúcidos por la remera aun mojada.

A la cuadra del viaje los que estaban sentados atrás comenzaron a tocarme tibiamente mi culo, me incomode, no obstante, lleve mi culo un poco mas atrás, como invitándolos, Dio resultado, me empezaron a tocar sin contemplaciones que llamaron la atención a los chicos que me sostenían. Ellos se animaron y empezaron a acariciarme el muslo, que al ver que no decía nada, se atrevieron a mover sus manos cada vez mas cerca de mi entrepierna.

El colectivo hizo otra maniobra brusca, el tío de enfrente se abalanzó sobre mí, apoyando sus dos manos sobre mis pequeños, duros y mojados pechos. Me miro, y solo sonreí sin decirle nada, aprovecho para masajearlos, los del costado empezaron a masajear mi vagina por encima de mi calza, ya se dieron cuenta que no llevaba interiores.

Atrás se turnaban para tocarme, algunos se aventuraron a meterme la mano por dentro, muchas manos sobre mi recorrieron mi cuerpo, solo apartaba mi vista y me sostenía fuerte de los chicos. En mi cabeza no sabia como estonia esta situación, tuve ganas de llorar todo el tiempo, de huir, lagrimas lucharon por salir. Sin embrago ahí estaba, sin quejarme, sin ponerle fin, ¿acaso me estaba gustando?

Los que descendían del bus no perdían detalle de lo que pasaba, de a poco fueron bajando hasta que me quede sola, pero sin cambiar de lugar hasta mi parada.

  Baje, mi amo siguió una parada más, sabía que me estaba dando tiempo de llegar a casa y desnudarme.

Entre y mi hermanita estaba tomando su merienda, me miro con cara extrañada

- ¡Sofi, cada vez mas puta estas! Andar con esas pintas afuera, uff... ¿Qué haces ahora?

- Peque, no preguntes, sabes qué pasa si me encuentra con ropa y ya va a llegar.

Mientras hablábamos me fui sacando la remerita, estribé las zapatillas y las reboleé y me saqué la licra. Mi hermanita más extraña me miraba sin dejar de merendar.  Fui al baño.

Sentí que llamaron al portón, sabia que era él, salí a recibirlo ahora si como esperaba, desnuda, sin importarme quien podría mirarme, pero me invadió un sentimiento de vergüenza y miedo.

- Así me gusta que me recibas, mi perrita. -  Me lo dijo mientras me besa y toca mi concha.

Mientras nos dirigíamos a la puerta me propino una fuerte nalgada, halagándome mi culo y que este día dejaría de ser virgen, que me poseería en mi propio lecho.

Cuando estuvimos adentro, sin importarle que este mi hermanita, me agarro por atrás, con una mano apretaba mis tetas y con la otra me sobaba mi vagina.

- No delante de ella, por favor amo. – Rogué mientras una lagrima se me escapaba.

- Yo hago contigo lo que quiero, como quiero, donde quiero, sin importar quien este en frente, ya sea tu puta hermana, tu puta madre o todo el puto colegio y vos vas a obedecer. ¡Entendido! -  Me dio nalgadas que me dejaron colorado los cachetes del culo mientras hablaba.

 

Me arrodillo en el comedor, saco su pene y me lo metió hasta la garganta de una, tomo mi cabeza y me follo fuerte la boca. Mi hermana no perdía detalle.

- En cuatro patas, como lo perra que sos, vamos a tu pieza.

Hiba por delante, gateando, camino a mi habitación. Me puse en posición de espera mientras se desnudaba. No cerro la puerta y observe a la peque espiando.

- ¡Sube a la cama! – Ordeno. – Sé que tenes 12 años y tu hermana esta por cumplir los 10 y joder ella tiene mejor cuerpo que vos. Las desvirgare a las dos, hoy es tu día.

Se coloco arriba mío, acariciándome los pechos, me daba profundos besos de lengua, descendió besándome el cuello hasta tomar uno de los pechos con su boca y masajearme el otro, media mis pezones, los succionaba, siguió bajando sin apartar sus manos de mis tetas.

Llego a mi ombligo, metía su lengua y me miraba, debía mirar atentamente porque si cerraba los ojos me pellizcaba fuerte los pechos. Bajo hasta mi intimidad, pasaba su lengua por mis labios. Bajo sus manos, una frota el clítoris y la otra me abe la concha y mete su lengua lo mas profundo que puede. Siento una electricidad que recorre mi cuerpo, mis gemidos empiezan a llenar el cuarto.

 Tomo la almohada, la coloco debajo de mi espalda. Se acomodo entre mis piernas y me hizo rodear su cintura con ella. Tomo su pene y lo froto contra mi vagina, abriendo mis labios y la coloco en la entrada y empezó a meterla de a poco.

Entro la cabeza, sentía como mi concha se abría, como se acomodaba para tenerlo dentro, pero también sentía un leve dolor e incomodidad, no quería que siga.

- Esto te dolerá, así lo que hare de una y fuerte. – dijo mirándome con una sonrisa sádica.

 

De un solo golpe me enterró toda su pija, sentí un crack sonando en mi interior al mismo tiempo un grito de dolor, y estallé en llanto. Sentí como un loquito corría a mi culo y un ardor dentro, empezó a meterla y sacarla casi de golpe, fuerte intenso.

- ¡No, me estas partiendo! ¡Quítate! Hay duele…. Noooooo – Grite sin recibir respuesta.

Dolía, ardía, sangraba, no tuvo contemplación, ni misericordia. Seguía bombeando sin parar, mientras yo seguía llorando. Me dio algunas bofetadas, me pego en mis tetas sin dejar de entrar a lo más profundo de mí.

 Una ultima estocada y quedo ahí dentro, se reía, paso su mano por la sangre que corría y me esparció por toda mi cara, diciendo que era su perra, que estaba solo para satisfacer a mi amo, que yo no importaba y repitió la operación con la sangre.

Se separo de mi solo para darme la vuelta. Al hacerlo, la vi ahí en la puerta, parada, con sus ojitos como plato, la boca abierta, me miraba sin saber como reaccionar mi hermana pequeña. Aparté mi rostro lleno de sangre, sudor y lagrimas de ella, pero mi amo me tomo del pelo y jalándomelo dejo mi rostro arriba a la mirada pálida de mi hermanita.

Guio su miembro a mi entrada trasera, llore, implore que no me lo meta por ahí, nada funciono. Presiono hasta que entro la cabeza y me dijo que apretara los dientes, me la hundió de un solo empujón entera hasta el fondo.

Sentí que me partía al medio, como mi agujero trasero se abría para recibir esa daga de carne. Llore, patalee, mi hermana observaba desde el umbral de la puerta. Se escuchaba el plaf plaf del choque entre mis nalgas y su pelvis. Al sacarla con violencia, sentí un líquido expulsado por mi ano, no le importo y volvió a meterlo de una. EL dolor se hizo inaguantable, sentí como mis ojos se iban hacia atrás y perdía la conciencia.    

Me desperté, mi amo mostraba a mi hermana como estaban abiertos mis agujeros, él se reía mientras le preguntaba si ella lloraría de la misma manera que yo si le hiciera lo mismo. Ella solo miraba mientras metía sus deditos en mi interior por ambos lados.

- Mierda podría meter mi puño entero. – dijo la peque sorprendida.

- Para otra vuelta, esa es una gran idea perrita. – dijo. Ya está despertando la perra mayor. – Agrego.

- Mierda, no le hables así a mi hermanita. – solloce

- No sos nadie, no sos nada. Así que deja de ladrar perra puta. – Lo dijo mientras me daba fuertes, intensas y rápidas nalgadas que me hicieron volver a llorar.

Las nalgas me re arden, me duelen, todavía no me recuperaba de la golpiza de la siesta. Siento como mi concha y mi culo también arden y duelen, los siento super abierto y siento unas ganas terribles de cagar, eso mas las nalgadas hace que un liquido espeso salen de mi ano. Él continúo golpeando.

Al terminar pidió a mi hermanita que lamiera su mano, pero le dio asco. Metió dos dedos en mi trasero y me la dio a limpiar, al meter su mano en mi boca sentí asco, arcadas, unas ganas intensas de vomitar.

- Si vomitas te tragas el vómito me oíste perra.

Me sentía sucia, usada, humillada y solo podía llorar y obedecer.

Me ordeno que me bañara y después cambiara las sabanas, me recordó mis reglas y después lo acompañé a la salida, de mis agujeros corría un hilo rojo mezcla de sangre, semen, y mis jugos aun así fui a despedirlo.

 Varias veces fui al baño, el tener el culo abierto me hacia tener ganas de evacuar y solo salía sangre de mi concha al hacer fuerzas.

En la noche mi madre entro a preguntarme que pasaba que estaba acosada y también mude la ropa de cama, me hablo de la regla, le dije que me bajo y me dio una de esas charlas que una chica de 12 nunca quiere. Creo que se la creyó……

Datos del Relato
  • Categoría: Dominación
  • Media: 8.5
  • Votos: 2
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2033
  • Valoración:
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