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Categoría: Incestos

Strip póker en familia. 8º Capítulo 1ª parte

El desafío se convierte en una orgía total de todos con todos



Bailaba intentando seguir el ritmo de la música, pero la cercanía con el cuerpo de cada uno de mis padres, afectaba severamente mi concentración. Estaba sexualmente excitada y ellos lo sabían. El bulto de papá ganaba rigidez entre mis nalgas y las meneaba con soltura… sensualidad contagiándome de la amplia sonrisa esbozada por mi madre. Ella me rodeaba por el cuello con sus brazos y bailaba muy pegada a mí, nuestras grandes ubres se chocaban unas contra las otras constantemente. Coloqué una de mis piernas entre las suyas a modo de lambada, y pude sentir su caliente y mojado coño rozando contra mi muslo, eso me encendió…, Levanté el culo y la apreté más contra la verga de mi padre exasperada en aquel sándwich de lascivia incontenible. Vi que mi hermano continuaba sentado en su sillón, con una fuerte erección que amenazaba con romper sus calzoncillos.



… Mientras permaneciera allí tenía la ventaja. Escuché la voz de Pepe…no entendí que dijo. Miré hacia atrás y supe que había comentado algo con respecto a Mayra ya que la menuda muchachita estaba rodeada por la gran humanidad de mi tío Rosendo por el frente y los largos brazos de mi primo Ariel por detrás. Ella estaba completamente desnuda e intentaba apartarse de los hombres feroces. Giré un poco, sin dejar de bailar, para poder mirarla mejor. Mi hermanita intentaba disculparse con ellos, no podía escuchar lo que les decía…, pero se la veía un tanto asustada, sus ojos estaban más grandes que nunca y sus mejillas estaban tan sonrosadas que parecía una simpática y graciosa mimo. Rosendo le pellizcaba las pequeñas tetitas y Ariel le bailaba pegado contra el culo con la verga fuera del slip. Ellos se reían y se animaban el uno al otro ignorando los intentos de la pequeña por alejarse. Me excitó verla de esa forma, ella podía ser muy segura de sí misma cuando se lo proponía, pero no podía contra dos hombres de las cavernas con la pija rígida acosándola. -La van a matar a pollazos esos cabrones..., le dije a mi mamá sonriendo. -A la que tendrían que matar es a otra bastante más zorra.  La respuesta vino con la gruesa voz de mi padre hablándome al oído, por los ojos de mi madre me di cuenta que ella también estaba sorprendida, pero comprendió a qué se debía en enojo de Pepe y sabía que, de momento, no debía intervenir en los problemas que había entre él y yo. Se alejó de nosotros, lavándose las manos como Poncio Pilatos, con un claro gesto que significaba “Mejor los dejo solos”. La fulminé con la mirada y vi cómo sacaba a bailar a Unai, que miraba como un estúpido la escena sin saber qué hacer.



Tomé aire y exhalé, era hora de enfrentarme a mis problemas... una vez más. Continué meneando el culo con la intención que esto calentara un poco a mi padre, supuse que la calentura sexual le bajaría la otra calentura… la del enfado. Estaba convencida que unos buenos pollazos abriendo a su hija en dos, le aminorarían la rabia, descargaría todo su coraje soltándome unos buenos lechazos en lo más honde de mi útero. Él me tomó con excesiva fuerza de la cintura, sus fuertes manos y la dureza viril contra mis nalgas me hacía hervir la sangre. Pepe fue empujándome con su pelvis, como si quisiera alejarme del resto de las personas. Quedamos de frente a todos ellos, detrás de uno de los sillones, podía ver a Vicky bailando alegremente con mi hermano, que parecía un muñeco de madera sin articulaciones. No podía asegurar si Mayra la estaba pasando bien o mal, pero no la dejaban ni un segundo en paz. Mi tío Rosendo ya tenía su verga afuera cual viga empotrada, y obligaba a la pequeña a tocarla, a masajearla tirando de su prepucio… a su vez él la estaba masturbando con énfasis, ella entrecerraba los ojos. Sus mejillas estaban rojas, parecía una muñequita de porcelana. Detrás de ella mi primo no se quedaba quieto, la tomaba por la cintura y la obligaba a poner el culito respingón, el muy desgraciado presionaba contra ella como si quisiera romperle el culo a la mitad, Mayra intentaba apartarlo a manotazos. -Yo sé que todavía estás enojado conmigo, le dije a papá arqueando mi espalda para que mi cara quede junto a la suya, podía sentir su dura verga desliándose entre los labios mojados de mi vagina…, tenía que hablar fuerte pero sabía que solamente él podía oírme. -Motivos no me faltan, me respondió con severidad…, él era el hombre más bueno del mundo, hasta que se enfadaba. -Ya lo sé... es por todo ese conflicto mal entendido con tu albañil. -¿Te parece un mal entendido, encontrarte en pleno acto… con uno de mis empleados…? ¡Y dentro de mi propia obra! Un conflicto sí que puede ser si se entera además que eres mi hija… -Me pareció excitante, mi respuesta lo tomó por sorpresa, fue como un cachetazo para él; tenía una estrategia a seguir y un As bajo la manga, un argumento que él no podría refutar…, por eso lo estaba llevando a mi terreno.



Bailé al ritmo de la música, frotándome contra su verga como una gata en celo. - No sabes lo que me calentó verte entrar de esa forma, a pelear por mí. -¿Por ti? Quería matar a ese hijo de puta… por hacerte eso. -¡Ay papi! Sentía su pollón sumamente duro apretado entre mis piernas. - ¿Tú te crees que yo hubiera hecho algo que no quisiera hacer? La verdad era que el tipo me había forzado a hacerlo, sin embargo era consciente que yo se lo permití. -¿Por qué te dejaste follar por él? Ni siquiera lo conocías. - La culpa fue tuya papi… Porque te fuiste y me dejaste caliente, como una olla al fuego, estaba que hervía... me enganché al primer tipo que vi con una verga dispuesta a follarme. -Lo dices como si fuera una pavada. -No lo fue, para nada. Es que tú no viste todo lo que pasó… no sabes con qué ganas le chupé la verga pensando en la tuya, recordé que el tipo me había obligado a masturbarlo, pero por decisión propia, se la mamé…, continuaba balanceándome de atrás hacia adelante sobre el miembro de mi padre. - Ese tipo me hizo calentar lo poco que me faltaba… me frotó la verga por la vulva sin penetrarme, ni intención de hacerlo pero… no pude resistirme a la tentación, solo aguanté unos segundos hasta que le pedí que me la metiera, eso era cierto, y me encendía de solo recordarlo. - Pero la cosa no terminó ahí, me gustó tanto como me folló, que le pedí que me diera por el culo… la estaba pasando bomba, mientras él me culeaba, cuando entraste tú. Los dedos de mi padre se hincaron en mi cadera… estaba furioso, pero no decía una palabra, lo tenía comiendo de mi mano. - La que tendría que estar enojada soy yo, porque me cortaste un buen momento de placer… ¿y todo por qué? Por celos, esa última palabra se elevó un poco más por encima del volumen de la música. - Admítelo papá, a ti no te jodió que él fuera empleado tuyo, a ti te molestó saber que otro hombre… un desconocido… podía jugar con la vaginita de tu nena, lo único que escuché como respuesta fue el monótono ritmo de la música electrónica que sonaba en ese momento. - Tú querías ser el que estuviera en ese lugar jodiéndome, tú querías tenerme para ti solo como amo y ser de mi chochito, me acomodé de forma tal que su gordo glande quedó entre mis labios vaginales, estiraba mis brazos hacia atrás para acariciar los suyos.



– Sí, a mi papi le jodió que su nenita se calentara con la verga de otro. Sé que me quieres a mí solo para ti, sobre todo hoy…hace rato lo vengo viendo en tus ojos, ¡¡Tú deseas más que nada hacerme tuya... quieres mi chochito solo para ti!! Y llenármelo de esa descomunal carne dura para después rellenármelo de la ingente cantidad de leche espesa que eyaculas. Te conozco papá, sé que nunca lo vas a admitir, al menos no con palabras... pero puedes demostrármelo, tú sabes cómo hacerlo, noté que él empujaba un poco hacia adentro, mi vagina comenzó a abrirse lentamente. – Así… eso es. Demuéstrame  cuanto me deseas… cuanto amor nos cabe de una sola vez, continuó avanzando lentamente, mi vaginita enjuta intentaba adquirir el diámetro necesario para abarcar toda la cabeza de esa gruesa verga en forma de casco alemán. Antes de poder albergar semejante diámetro del duro glande de papá, sabía que me iba a atormentar su dilatación previa, pero no me importaba. - ¡¡Mi coñito es solo tuyo papi, reclámalo!! Hazte con él y fóllamelo como nadie ha hecho… hasta donde nadie ha llegado. Ya podía sentir mi bocana estirándose, me producía una leve molestia aguda pero al mismo tiempo me llenaba de placer la dilatación del orondo capullo. - No voy a darte otra oportunidad, es ahora o nunca papá. ¡Tu nena quiere verga y a ti te hierve la leche de estos frondosos cojones que te cuelgan! Le decía mientras le sobaba la fastuosa bolsa escrotal que albergaba tan flamantes par de testículos productores incansables de lefa a raudales. Me empujó con fuerza hacia adelante, mis tetas cayeron contra el respaldo del sofá, me ponía como loca que fuera tan brusco conmigo, mi estómago se llenó de mariposas, al fin llegaría ese momento que tanto había deseado. Su glande retrocedió, pero sólo lo hizo para reunir más empuje, al regresar lo hizo con una fuerza tal que mi vaginita casi se desgarra. Una parte de su verga quedó en mi interior partiéndome la raja en dos, cerré los ojos y solté un grito de dolor que ni siquiera la estruendosa música pudo disimular. Cerré los ojos y comencé a pedir más, no sabía si él me podría escuchar, pero yo necesitaba decirlo.  -¡La quiero toda, papi... dámela toda! ¡Métemela hasta los huevos!



Mi almejita se estremeció con la segunda embestida, esta vez sentí que la verga accedía un poco más profunda apartando mis paredes internas rozándolas y enervando mis terminales nerviosas. Volaba de placer sintiéndome partida y notando como se abría mi coño ante el invasor, pero me atemorizaba un poco apreciarme tan llena sabiendo que aún quedaba una buena porción de tranca por entrar. Separé un poco más las piernas permitiendo un mayor acceso al semental… y clavé las uñas en el sofá, me preparé para lo que venía. Mi padre comenzó a darme estocadas cortas pero rápidas. ¡Por fin me estaba follando! No la tenía toda adentro pero ya podía afirmar que me estaba follando. Sus recias manos me sujetaban con tanta firmeza que me resultaba imposible moverme, no podía hacer otra cosa que recibir todo lo que él pudiera meterme. Rápidamente caí en un pozo de puro goce y placer. Me estaba taladrando bestialmente, agradecía que mi rajita lubricara tan bien y que él tuviera tanta experiencia, confiaba completamente en Pepe, él no me lastimaría…, mi coño se dilataba tanto que iba cabiendo poco a poco unos centímetro más adentro. Mi vulva se apartaba en dos grandes mofletes franqueando la entrada de la enorme verga de mi padre… dura, venosa y rígida como ninguna.



Al abrir los ojos me encontré con una escena de lo más curiosa. No podía oír qué ocurría pero mi madre parecía estar retando a Ariel, Unai se reía de la desgracia de su primo y Mayra se acariciaba una nalga con gesto de dolor y mi tío Rosendo le acariciaba la otra. Supuse que Ariel había intentado desflorar el culito de mi hermana y que mi madre se vio obligada a intervenir. No podía concentrarme mucho en lo que ocurría ya que mi padre seguía atravesándome una y otra vez, dilatándome la vagina y ganando terreno dentro de ella… sin embargo vi cómo mi madre tomaba de la mano a su sobrino y se lo llevaba, luego ella se puso de rodillas encima de un sillón, yo la veía de costado. Colocó los brazos sobre el respaldar, de la misma forma en la que yo lo hacía, para no salir volando con cada una de las clavadas de mi padre, y le indicaba algo a Ariel. Se abrió las nalgas, presentándole sus agujeritos y el chico comenzó a reír de alegría. Agarró su dura verga y comenzó a frotarla por los labios vaginales de su tía, los cuales chorreaban flujos, lo que denotaba lo puta que es mi madre. Papá sacó casi toda su verga y avanzó empujando con firmeza… casi violentamente, haciéndome gritar de placer, luego siguió dándome con movimientos rápidos y cortitos modo conejo.



¡Si mi madre podía sentir esto en su coño cada vez que quería, debía ser una mujer sumamente feliz! Volví a mirar a Mayra, la chica no había perdido tiempo lamentándose por nada, la vi acostada de lado en un sillón, su cabeza reposaba en las piernas de Unai y su lengua jugando con esa verga dura y lamiendo el par de cojones colgantes tan apetitosos que tiene. Mi tío Rosendo se estaba llevando el premio mayor. Sostenía en alto una de las piernas de la pequeña y le estaba perforando el delicado coñito a vergazos. Justo frente a ellos, mi madre entrecerraba sus ojos y parecía estar gimiendo de placer, mi primo seguía frotando la punta de su pija contra ese chumino carnoso e hinchado.  En ese instante, cuando se me dio por mirar a Mayra una vez más, vi a alguien de quien me había olvidado por completo. Mi tía Analía estaba de pie justo donde el pasillo comenzaba y miraba la escena con asombro e indignación. Clavó sus ojos en mí y yo le devolví la mirada expresándole todo el placer que sentía por la follada que me estaba dando mi padre, matándome a gozo con sus pollazos hasta hacer chocar sus duros y grandiosos huevos en mi coño. Ella frunció el ceño, se acercó al equipo de música y bajó el volumen. Me enfurecí. Le hice la clásica señal de “Fuck you” con mi dedo mayor, mordiéndome el labio inferior por la bronca. Ella me ignoró y se fue por donde había venido. Era la aguafiestas más grande que había conocido en mi vida… en esos momentos pensé que si se la metía su hermano como a mí, todo cambiaría en ella.



La música había pasado a ser un leve murmullo de fondo, hubiera vuelto a subir el volumen, pero no quería alejarme de Pepe por nada del mundo, estaba pasando el mejor momento de mi vida y no le permitiría a nadie que lo arruine… con música a tope o sin música los pollazos de mi padre se percibían geniales. No sabía si controlar la intensidad de mis gemidos, los cuales ya eran cada vez más constantes, pero nadie parecía estar prestándome atención. Podía escuchar los golpecitos húmedos de la verga de mi tío entrando en Mayra y, obviamente, los de mi padre entrando y saliendo una y otra vez de mi coño. Todos parecían estar pasándolo muy bien, a excepción de Unai, quien lucía incómodo al ver cómo su hermanita pequeña le mamaba la verga. -Dale, Ariel. Déjate de joder, métamela de una vez, le oí decir a mi madre entre jadeos. - ¿Querías un culo? Bueno, aquí lo tienes, mi primo impresionado por todo el dispendio, presionó con su glande contra el ano de Vicky y éste resbaló hacia adentro succionándoselo, la verga se perdió hasta la mitad dentro de ese orificio. - ¡Ay sí, cabrón, clávamela hasta el fondo! Sabía muy bien que a ella le causaba mucho morbo follar con muchachos jóvenes, les encanta los menores de 20 años de ahí que Unai fuese su predilección entre todos. - ¡Toda, toda! Gritaba mientras el cipote se hundía más y más, al igual que lo hacía el de mi padre, dentro de mi vagina, la cual parecía haber llegado a su límite golpeando la pared de mi vagina y todavía no había entrado toda, pese a que sus grandes testículos colganderos lograban aporrearme el coño y el perineo por la gran colgadura de los mismos. Le gustaba follarme y no notaba en la simpleza de sus arremetidas. Creo que papá debía de tener los mismos gustos que su esposa… follarse a jovencitas de 20 o menos edad, de ahí que todo esto lo llevasen con naturalidad follándose a sus propios hijos al límite de dejarnos preñadas por los sementales de la familia.



Comencé a gemir con ganas, dando rienda suelta a todas mis expresiones de placer, aliviando la presión ejercida por el cabezón del cipote paterno en el fondo de mi coño. Mi madre me había demostrado que allí nadie juzgaría al otro… lo importante era pasarlo bien. A la muy puta le estaban dando lo suyo… ¡POR EL CULO! -¿Eso es todo lo que sabes hacer mamón…? Preguntó Vicky mientras Ariel golpeaba la pelvis contra sus nalgas, haciéndolas rebotar. - Me dijiste que me ibas a romper el culo… ¡¡Ponle ganas!! ¡Quiero sentir tus pelotas rebotando en mi culo! Mi primo comenzó a hacer un esfuerzo realmente grande, todos los músculos de su cuerpo se tensaron y sus penetraciones se hicieron más rápidas… más profundas aplastando sus huevos contra el culo de mamá. Pude ver que mi madre prácticamente arañaba el respaldo del sillón, no sabía si lo hacía porque le dolía o porque le estaba gustando demasiado, pero cuando soltó un agudo y largo gemido, supe que se trataba de lo segundo. Ariel no se detenía, parecía un robot sexual, me sorprendía su buen estado físico. La verga salía y entraba del dilatado agujerito con total facilidad. No le daba tregua a Vicky, sus grandes nalgas temblaban como gelatina a cada embate. - ¡Ahí… ahí… ayyy! ¡Así me gusta más… con fuerza! Exclamó ¡Rómpele el culito a la tía… que a la tía le gusta! Esto parecía incentivar al animal de pelo rubio que se sacudía detrás de ella. -Te lo voy a dejar bien abierto, como al de una puta, le aseguró él, pude ver su glande salir del agujero y enterrarse en él una vez más. -Sí… sí… ábreme toda, dijo jadeando copiosamente. Hablaban como si estuvieran solos en la habitación de un hotel. Ella comenzó a masturbarse… se frotaba la pepita sobre el capuchón de manera afanosa y compulsiva.



-¿Te gusta, putita? Como creía conocer a mi madre, supuse que ella no contestaría si la llamaban “putita…” pero aparentemente no la conocía tan bien como pensaba. -Sí, me encanta… me encanta… ¡no pares hijo de puta, el gusto que me estás dando cabrón! Y él no se detuvo, sólo aminoraba el ritmo durante pocos segundos para luego volver a acelerar. -Te voy a llenar el culo de leche, puta. Los insultos la avivan más se cabe.

-Eso es lo que quiero, que me lo llenes con tu leche, decía ella entre gemidos. -Te dije que te iba a partir el culo y que te iba a gustar… ¿ahora me crees?-Si… siiii… te creo, te creo pequeño cabronazo… ¡Ahh! Me estás rompiendo toda partiéndome en dos… y me está gustando, nunca había escuchado a mi madre hablar de esa forma, parecía que había sido poseída por el demonio del morbo y la perversión. -¿Alguna vez te habían dado así por el culo? Él no se detendría por nada del mundo, seguiría penetrándola y humillándola. Nunca… ¡Ah, ah! Nunca… -Chorrea mogollón de jugo de tu coño so puta, tuve que mirar bien, pero me di cuenta que él tenía razón, un espeso y blanco líquido caía lentamente de la vagina de mi madre, sólo había visto eso cuando Unai le dio por el culo. -Eso quiere decir que me estás follando muy bien… ¡Sigue dándome por el culo Ariel! ¡LLÉNAMELO DE LECHE! El líquido seguía fluyendo y caía sobre el tapizado del sillón y le manchaba los dedos de blanco, ya que ella no dejaba de frotarse el clítoris. Ariel recolectó con sus dedos parte de ese juguito blanco y obligó a mi madre a lamerlo, en realidad ella lo hizo con mucho gusto. Tenía ganas de decirle a mi padre cosas similares a las que decía mamá, pero no me animaba, imaginé que yo no tendría tanto carisma como ella para calentar diciendo esas cosas. Mayra también parecía calentarse con lo que escuchaba ya que estaba chupando la verga de Unai sacudiendo la cabeza de arriba abajo con violencia, tragándosela hasta donde le entraba y sacándola llena de su saliva…, Rosendo no se quedaba atrás, le estaba dando a la pequeña una sacudida extraordinaria hincándola hasta la raíz, con lo cual además de daba una buena sopaba de palos con sus huevos, me imaginaba que él también había esperado ese momento por mucho tiempo. -¡Me gusta tu polla dura, cabronazo… me gusta mucho! ¡Dámela toda! Exclamó Vicky, eufórica. -¿Me vas a entregar tu culito cada vez que yo quiera? Estaba comenzando a pensar que mi primo tenía talento para la dominación… y que mi madre había caído completamente en sus trucos. -Sí… cada vez que quieras… mi culito es tuyo, de pronto él le dio un fuerte cachetazo en una nalga. -¡Ay! Exclamó mi madre.



Por el dolor, la silueta de la mano de Ariel había quedado dibujada en rojo justo donde había pegado. -Tendría que castigarte… por ser tan PUTA. -¡Ay… sí! Castígame…, le imploró. -Tú sabías que esto iba a pasar, le dio un nuevo golpe, tan fuerte como el anterior. - Te portaste mal, otro golpe. -Sí... me porté muy mal. No fui lo suficientemente considerada con un macho como tú. -Tú sabías que yo te iba a romper el culo si te hacías mucho la putita… ¿O me equivoco? ¿Lo sabías? Esta vez el golpe vino con la otra mano, en la otra nalga. -Sí, yo lo sabía… sabía que me lo ibas a romper por ser tan zorra… pero también sabía que me iba a gustar. -Te dije que ibas a ser mi puta y te ibas a enviciar con mi pollón... -Así es cabrón…Soy tu puta viciosa… ¡Hazme lo que quieras con mi culo y mi coño! Escuchar a mi madre hablar de esa forma, y ver cómo mi primo le rompía el culo como un pervertido al que la ha tocado el gordo, me calentaba de sobremanera…, pero a eso debía sumarle la tremenda follada que me estaba dando mi padre. Aparentemente a él también lo provocaba mucho escuchar a su esposa diciendo semejantes locuras, ya que comenzó a ensartarme tan rápido y profundo… como Ariel lo hacía con Vicky, con la diferencia que el rabo de mi padre casi duplicaba al de Ariel, pese a que papá entraba por un agujero más ceñido. No podía más, comencé a experimentar otra vez esa extraña sensación en la que el tiempo parece hacerse más lento, podía sentir cada centímetro de la verga de mi progenitor adentrándose en el útero una y otra vez… ya tenía sus bolas chocando contra mí más de lleno en cada insertada. Me la estaba clavando completa y la raíz me dilataba el coño como nunca lo tuve y solo tendré cuando esté pariendo a sus hijos. Mis gemidos pasaron a ser manifestaciones de agonía, no podía hablar, no podía gritar, sólo podía sufrir placenteramente cada una de las embestidas.



Mi vagina comenzó a sufrir espasmos, percibiendo el líquido tibio saltando de ella, cayendo en la cara interna de mis piernas…, me estaba corriendo y mis rodillas perdían rigidez. Por suerte papá tenía la fuerza suficiente como para sostenerme en tanto convulsionaba dejándome llevar por los delirios del placer y el atolondramiento, pero él siguió clavándome sin cesar y mi vagina seguía destilando jugos, mi corazón latía violentamente y hasta tenía dificultades para respirar. Todo se nubló y temí desmayarme por el subidón de dopamina que se hizo con mi cabeza, pero eso no ocurriría solo… no era más que un momento de agónico de placer, el cual recordaría toda mi vida. No sé cuánto tiempo me llevó volver a ser consciente de la realidad, pero me había parecido una eternidad. Mi clímax había terminado, sin embargo aún estaba muy excitada, recibiendo la verga de mi padre en todo su largo y ancho, me hallaba completamente despatarrada para evitar un mayor ceñimiento y por tanto un frotamiento excesivo que me irritase el coño durante días. Miré a Mayra, ella se había puesto de pie y se agachaba frente a Unai, dándole la espalda, haciendo que su pequeño chochito rozara contra la punta de la verga. Mi tío miraba la escena sentado al lado de ellos. Ella apoyó la espalda en el pecho de su hermano se frotó contra su exultante falo inhiesto, me calentaba mucho verla así, el glande se le clavaba un poquito en el coñito, pero ella lo sacaba, luego se levantaba un poquito y permitía que la punta de la verga quedara contra su apretado culito, ella puso los pies en el sillón y abrió las piernas, flexionando las rodillas podía regular que tanto quería subir o bajar. Mientras se movía miraba asombrada cómo le seguían rompiendo el culo a la zorra de su madre a pocos metros de ella. Noté que la pequeña estaba haciendo un gran esfuerzo por bajar, la punta de la verga de Unai comenzó a perderse dentro de su ajustado y perfecto ano, ella se estaba poniendo roja como un tomate y por sus resoplidos me di cuenta que le dolía bastante…, sin embargo el glande logró incrustándose, ella soltó un grito de dolor y comenzó a masturbarse rápidamente. No pudo tolerar mucho esa gruesa cabeza dentro, se vio obligada a sacarla, pero casi inmediatamente la clavó hasta la mitad dentro de su flor rosada en alternativa a su calentura. Volvió a soltar otro grito, pero éste era de puro placer. Con un brazo estirado hacia atrás rodeó la cabeza de Unai. -Esta vez sí me vas a follar, hermanito, le dijo antes de empezar el sube y baja, permitiendo que la verga se clavara cada vez más hondo. 



Mi padre parecía insaciable, continuaba dándome la gran follada sin parar, mudo como si fuera una máquina, adentro y afuera con los segundos necesarios para que se deslizara todo el largo tallo desde el glande a la raíz y vuelta de nuevo aporreándome con sus balanceantes huevos, que de vez en cuando agarraba haciéndome sentir toda su hombría al completo. No necesitaba palabras de su parte, la forma en la que me penetraba me daba a entender que para él también este momento era sumamente importante, y quería hacerlo bien. Al fin y al cabo sería la primera vez que le partiera la vagina a su hija mayor ¡Yo esperaba que fuera la primera de muchas! Rosendo se puso de pie frente a Mayra, ésta abrió la boca y se abalanzó hacia adelante en cuanto lo vio, asió el grueso tronco de su tío y se tragó toda su verga en una tremenda mamada, pude ver que Unai por fin había caído en la cuenta que su hermanita menor no era una niña y que ya estaba totalmente apta para ser follada en todo su orden, él mismo comenzó a sacudir su cuerpo dándole fuertes embestidas desde abajo hacia arriba, agitando su pelotas diáfanas a cada lado de su tallo rígido…desde mi perspectiva se veía como sus huevos se balanceaban al mismo ritmo como balas queriendo matar a bolazos el coño de Mayra. -¿Te vas a tomar la lechecita, ricura? Le preguntó Rosendo. -Sí, me la voy a tomar toda, aseguró mi hermanita sin dejar saltar sobre esa verga que se perdía en su interior. -¿La mía solo…? Sabía que esa pregunta en realidad era un desafío.

-La de todos… quiero ser enlechada por todas las pollas de esta casa, respondió ella soltando algunos de los gemidos agudos más hermosos que había escuchado en mi vida. Luego volvió a tragarse la pija de su tío, para continuar mamándola como una zorra profesional ansiosa de macho. –Quiero comprobar si tenéis lefa suficiente para llenarme todos mis agujeros e inseminármelos como buenos sementales…



Pasados unos segundos aseguró la cabeza de la muchacha con su mano derecha y le perforó hasta el galillo…, el bonachón de mi tío comenzó a descargar toda su espesa lefa en la boquita de la nena. Mayra parecía encantada con esto, estaba notando que el semen le gustaba casi tanto como las vaginas, por lo que tal vez no era tan lesbiana como ella afirmaba… ese engrudo lo saboreaba cual PUTA salida, pero si ella era feliz diciendo que lo era, yo no me interpondría… más bien yo diría que es bisexual, una gran ventaja para no parar de follar a troche y moche. A todo ello tragaba los chorros de esperma de Rosendo sin dejar de sacudirse sobre Unai… se iba tragando con gusto todo el esperma que le caía en la boca trago a trago, la cual era mucho, ya que mi tío llevaba largo rato con la verga inhiesta con una excitación del copón donde iba acumulando semen sin parar… y bien estaban demostrando todos los sementales de esta familia que producen cantidades ingentes de semen para cubrir sobradamente a sus hembras. Tras haberse tomado hasta la última gota, Unai la levantó por las axilas como si fuera una muñequita de trapo y con una seña y una sonrisa le indicó que recostara abierta de piernas sobre el sofá. Ella obedeció encantada y abrió las piernas cuanto pudo. Completamente despatarrada, mi hermano se la incrustó de un solo envión y la  hundió hasta las bolas con muchas ganas, el grito de Mayra casi nos deja sordos, pero Unai no cejó y se la folló durante unos segundos a rápidos mete saca hasta llegar a expeler el primer chorro de semen cruzó en profundidad toda la vagina de la pequeña, ella se apresuró a meterse la verga en el coño más profundamente, y lo asió del culo para que no se arrepintiera de sacarla de allí y asegurarse de recibir allí el resto de la descarga seminal de su hermano. Unai convulsionaba y metía con pequeños empujones al mismo tiempo que eyaculaba su morboso néctar macerado en su escroto durante mucho tiempo. Ariel giró su cabeza y vio a su primita de abierta de piernas recibiendo los lechazos de Unai, con la cara salpicada de perlas de sudor y una verga completamente enterrada en la boca de su vagina, solo estaban las pelotas fuera porque era imposible meterlas, sino también. -¡Así Unai, Métemela entera que no quede nada de tu verga fuera de mi coño! Quiero toda la leche que suelten tus huevos, y la deseo en lo más hondo de mi útero. Le dijo la pequeña excitada como una perra en celo. El rubio sonrió y dejó de follar a su tía, ésta parecía exhausta, se acercó a Mayra y cuando ella lo vio venir, le agarró la verga y lo masturbó, hasta que pudo obtener otra descarga de ese precioso néctar dentro de su boquita, el primer chorro le cruzó la cara tapándole el ojo izquierdo, pero los siguientes los vació en su boca sellando sus labios sobre el glande de Ariel que eyaculaba con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrado presionando para que saliese con mayor presión la lefa. Ella lamía todo lo que estuviera impregnado de leche con una gracia natural. Le succionó el capullo y se lo dejó limpio e impoluto. Mi madre se quedó sin su lechada anal, a cambio de que la niña tuviese ración doble en compensación a los desagravios recibidos los días anteriores. Mamá se sentía feliz que su pequeña fuese inseminada por tanto macho.



De pronto noté que mi padre me agarraba con más fuerza, sus embestidas se aceleraron y se llevó toda mi atención. -¡Ay, si... sí... siiiii! Comencé a gritar mientras me aferraba del respaldo del sofá. Su verga producía un húmedo chasquido al clavarse en mí una y otra vez. Apreté los dientes y comencé a resoplar para poder tolerar toda su furia, el tronco salía casi completamente y luego sentía los huevos rebotando contra mí al tiempo que su bálano chocaba contra las profundidades de mi útero, este llegaba a lugares inhóspitos donde nadie había estado, mi padre me había desvirgado por segunda vez en mi vida, y esos lugares solo sería suyos para siempre.  -Ay papá… me vas a partir… Ay… no pares… no pares… por favor ¡Dios mío cuando deseo esto! ¡¡No te salgas papá no lo hagas...! ¡Dámelo todo papi, rellénale de leche el útero a tu nena!  Fue maravilloso escucharlo jadear mientras ponía todo su empeño en follarme, y fue entonces cuando pegó un berrido clavándose hasta lo más profundo de mi coño y su leche comenzó a llenarme, parecía que no tenía a donde ir, seguía saliendo… más y más… y sorprendentemente toda se iba acumulando en mi interior. Noté claramente el primer lechazo aporrear la entrada de mi trompas de Falopio ¡Qué bestia! Eso era un gran lechazo, la eyaculación más cuantiosa que nunca sentí. Agradecí haber comenzado a usar regularmente pastillas anticonceptivas, de lo contrario esto hubiera sido muy peligroso… esa cantidad de esperma espeso colmado de millones de bichitos me preñarían seguro. Mi padre aceleró el ritmo por última vez para poder descargar todo su semen y luego fue aminorando la marcha poco a poco en la sexta o séptima descarga de lefa, hasta que se quedó quieto tras el octavo lechazo expelido sin el menor remordimiento de ser su hija quien los recibiera. Dediqué algunos segundos a recuperar el aliento y a disfrutar de la tibieza del semen acumulado y que me llenaba, luego él se apartó.



Con la vagina llena de semen caminé sin abrir mucho las piernas, y con mi mano cerrando mi raja para que no se derramase una sola gota del néctar de papá, hasta el sillón en el que había estado follando Mayra…, ella me vio y comprendió a lo que había venido, se acercó rápidamente, gateando. Puse un pie encima del sillón, ella abrió grande su boca y la puso casi pegada a mi chochito…, al instante el blanco semen del padre de familia comenzó a chorrear, porque si bien mi coño es tragón y ahora más profundo gracias a la polla de mi padre, no era capaz de albergar la enorme cantidad de leche evacuada de sus testículos. Con la cabeza de la niña entre mis muslos, pude ver el grueso borbotón que emanaba y se deslizaba en un cremoso cordón que se formó desde mi orificio vaginal hasta su lengua. No la vi tragarlo, ya que subió la cabeza y comenzó a chuparme la almeja, pero tuvo que hacerlo sin mayor problema. Me sorprendía su ímpetu al succionar, me estaba arrancando los labios del coño, pero me gustaba mucho, más cuando se enzarzó en mi clítoris mordisqueándolo… Podía escuchar los húmedos chasquidos que hacía al absorber toda esa mezcla de jugos vaginales y semen paterno.



Luego su lengua se coló en mi vagina, como si estuviera buscando los últimos rastros de leche y dejármelo impoluto. Su almejita también estaba hecha un mar de flujos y no paraba de masturbarse. Por suerte la acción terminó en pocos segundos ya que no podía seguir manteniéndome en pie, necesitaba sentarme aunque sea unos instantes y me dejé caer pesadamente en el sillón. Ella se acostó sobre mí y continuó castigándose el conejito, yo le acaricié el pelo, pero la mano se me manchó con semen, así que comencé a dárselo en la boca. Me chupó los dedos con muchas ganas hasta que comenzó a sacudirse y a emitir fuertes gemidos. En cuanto acabó su vagina expulsó tres finos chorritos de líquido transparente, nunca la había visto hacer eso que llaman squirt, pero no me sorprendía ya que yo acababa de la misma forma cuando me excitaba demasiado. Mirándolo bien, mi hermanita fue al final la que más leche probó de todas las hembras, yo la de papá y mamá ninguna, sin embargo Mayra se tragó la corrida de Rosendo y Ariel alojándolas en su estómago, y la de Unai la mantenía a buen recaudo en su vaginita conquistando el útero…, y finalmente probó la eyaculación de papá expelida de mi propio coño tras habérmela llenado a conciencia. Me convencí a las claras que… ¡Esas pelotas producen más de lo que una vaginita como la mía es capaz de asumir! Vicky se puso de pie y comenzó tambalearse, Ariel la sostuvo por la cintura y ella estrelló un apasionado beso en su boca. No me daba miedo afirmar que esa había sido una de las mejores folladas que le habían dado en su vida, por duración e intensidad... el chico estaba muy salido y le tenía bastantes ganas a su tía. Papá se había sentado en el mismo sillón en el que yo me había apoyado y miraba la escena, complacido. Estaba segura que esto marcaría un antes y un después definitivo en la vida de mi familia. No se comparaba a las anteriores partidas de póker, en las que el morbo y la culpa convivían…, esta vez hubo sexo abierto, en el que todos participamos en dicha orgía… bueno, todos menos esa morena aguafiestas que se escondía como una rata cobarde en el cuarto de mis padres. Sin embargo pese a la tremenda batalla vivida, estaba convencida que los machos que nos rondaban, aun tenían aguante para mucho más…



CONTINÚA...


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 10
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1 comentarios. Página 1 de 1
Lorelei
Lorelei 19-05-2020 08:32:09

Manjar de incesto, delicioso vocablo soez y detalles sin filtro. Brutal, en el mejor sentido. Ni es el último relato y ya lo aplaudo de pié!8451

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