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Categoría: Incestos

Strip póker en familia. 1º Capítulo 2ª parte

"La partida comienza a ser enfermiza"



En ese momento pensé que el juego, a pesar de ser extraño y un tanto enfermizo, era entretenido y producía una calentura no imaginada para mí. Esta vez las cartas decidieron que Unai tenía que “pagar” y mi padre era su verdugo. Unai debía hacer un bailecito erótico pegado a mamá y aplicando la norma del desafío anterior, ella debía decidir si el chico la superaba o no. Como dos minutos pareció un tiempo muy reducido, se estableció que el baile debía durar tres minutos. Estuvimos todos de acuerdo y para mejorar el ambiente Unai puso música de Shakira tipo reguetón, completamente aceptable para la ocasión. Mi madre se acercó hasta donde estaba yo y tuve que correr mi silla bastante más atrás, para darles lugar, Unai se colocó detrás ella y yo era la única que veía la escena desde atrás, en semi perfil. Comenzaron a bailar lentamente, mi hermano pegó su pecho a la espalda de esa atractiva mujer y comenzó a acariciarle las piernas por los lados. Los segundos parecían transcurrir a un ritmo muy lento…. -¿Si agarro las tetas sumo puntos? Preguntó mi hermano. -Puede ser, respondió Viki. Sin perder el tiempo puso sus manazas sobre los mamas de su progenitora y los apretó suavemente, de verdad parecían globos llenos de agua. Los rítmicos movimientos de Unai provocaron que la punta de su dura verga quedara apretada contra la vulva de mamá y allí supe que el desafío del baile no era tan inocente como me lo pareció en un principio. Mi asombro creció cuando la vagina de mi madre pareció abrirse para que el glande quedara suavemente posado en su centro viscoso, lo que demostraba que mamá también estaba excitada como todos. Si bien no entró nada, la polla estaba peligrosamente cerca de ella. Se me aceleró el pulso y me pregunté qué sentiría Victoria al ser arrimada de esa forma por su único hijo varón. Creí que mi madre se apartaría, pero al parecer no le importo. El resto acompañaba el bailecito con las palmas pero imaginaba que no sabrían sobre lo que estaba ocurriendo detrás. La verga se fue untando con ese abundante fluido y el muy desgraciado inició un lento vaivén con su pelvis haciendo que su duro rabo, con todo el prepucio remangado y el glande al aire, se deslice de abajo hacia arriba entre los voluptuosos labios vaginales de su madre. No sé cuántos minutos llevaban transcurridos hasta entonces, pero lo peor aún no había llegado. Mi madre se inclinó un poco hacia adelante levantando más su culo, sus grandes nalgas se abrieron y pude verle el asterisco que forma su ano. Al mirar la verga noté que el orondo glande en forma de seta, ya no estaba a la vista y un escalofrío cruzó mi cuerpo, pero no podía asegurar si éste se había perdido entre los carnosos labios de mi madre, grandes como orejones o había entrado.



De pronto lo vi apareciendo de nuevo, pero con un rápido deslizamiento llegó hasta su ano. Fue el mismo Unai quien obligó a Viki a agacharse un poco más, sin dejar de sobarle las tetas que ahora se balanceaban bajo el pecho de mi madre. Noté como él ejercía presión con su verga sin el menor pudor, estaba tan erecta, tan rígida y dura que la podía manejar a su antojo con tan solo el movimiento de cadera, sin necesidad de guiarla. Era obvio que no estaba entrando, pero el culito de mi madre parecía hundirse. Por fin sonó el pitido del cronómetro indicando que el tiempo se había terminado. Mi hermano se apartó de inmediato regresando a su silla. Por unos segundos pude ver que lo que antes era un apretado y cerrado culito, ahora formaba una pequeña argolla levemente abierta que pronto se abrochó, mis manos temblaron, esto era demasiado. -¿Qué te pareció el baile mamá? Preguntó Unai mientras ella regresaba a su silla. -Bastante zarpadito, los demás habrán pensado que se refería a la sobada de tetas, pero yo sabía que se refería a las insolentes arrimadas y la frugal intromisión de la cabeza de su cipote en mamá. -Pero te doy la prueba como superada. Cuando me levanté de la silla para arrimarme otra vez a la mesa, vi que el cuero del tapizado estaba todo mojado, producto de mis propios jugos vaginales. Tenía ganas de buscar una servilleta de papel, limpiar la silla y secarme la rajita, pero eso me pondría en evidencia así que me senté sin más mirando las nuevas cartas que aguardaban por mí. Ni siquiera presté atención, tomé varios sorbos de vino como un intento por serenarme, me olvidé por completo del juego por unos instantes y eso me llevó a perder la partida. -¡Al fin nena! Pensé que no ibas a perder más, dijo Mayra. No me había dado cuenta pero desde que quedé completamente desnuda no había vuelto a perder. Mi hermana era la que debía decir mi castigo. Después de meditar un rato dijo… -Tócasela a papá.



Por un momento pensé que la niña se apiadaría de mí y quitaría un poco del ingrediente sexual a los desafíos. ¿Me habrá pedido eso por seguirles la corriente a los demás? -Tiene que ser por tres minutos, agregó Victoria. -Dos minutos para los desafíos es muy poco tiempo. Sabía que no podía negarme, no podría ganar una discusión con mi madre, así que acerqué mi silla hacia mi padre sin chistar. Tuve que juntar bastante coraje para agarrar semejante pedazo de tronco… y cuando lo aferré con mis dedos no me atreví a moverlos, casi no abarcaba a cerrar mis dedos alrededor del leño endurecido. El tiempo corría y yo no hacía nada. Estaba petrificada sintiendo el palpitar de ese duro badajo entre mis dedos. -¡Hey, eso es trampa! Se quejó Unai. -Que empiece el tiempo otra vez, miré a mi hermano con una ira asesina pero todos estuvieron de acuerdo en reiniciar el cronómetro, especialmente mi madre, que era la encargada de impartir justicia en la mesa. Esta vez me vi obligada a mover la mano, de lo contrario nunca me permitirían soltarle la verga a papá. Por más incómoda que me pareciera la situación, recorrí de arriba hacia abajo todo el falo con ambas manos, presionando un poco su glande, intenté mantener buen ritmo a pesar que moría de vergüenza. Me preguntaba si él estaba disfrutando de estos toqueteos o si sólo lo consideraba parte de un “inocente” juego. Apenas escuché el salvador pitido del cronómetro la solté. Noté que mi palma había quedo un poco viscosa. No lo podía creer, tenía líquido pre-seminal de mi propio padre en mis palmas. Disimuladamente me lo limpié sobre la pierna y el juego continuó. Nuevamente ganó la más pequeña y mi madre quedó en último lugar. En un principio pensé que Mayra había sido un poco severa conmigo, pero lo que dijo después me demostró que había sido muy compasiva. ¿Qué le pasaba a esta chica? -¡Chúpasela a papá!, le dijo a mi madre y mis ojos quedaron grandes como platos. -Pero eso ya se lo he hecho muchas veces, afirmó Viki. -Ya me imagino, pero nosotros nunca lo hemos visto, el argumento de Mayra era muy bueno. -Inteligente la chiquita, dijo mi tío frotándose las manos. -Por fin algo de acción.  



Si todo lo que ocurrió mi tío no lo consideraba “acción” entonces no sé cómo lo catalogaría. En cuanto vi a mi madre arrodillándose en el suelo tuve que tomar un largo trago de vino tinto, estaba puro y caliente, pero no me importó. Sin mucho preámbulo ella agarró el falo de mi padre y se lo introdujo casi completo en la boca. Jamás había imaginado a mamá como una “PUTA”, pero sus gruesos labios se desenvolvían con gran habilidad. Subía y bajaba la cabeza frenéticamente, evidentemente el alcohol había nublado un poco sus inhibiciones y la llevaban a hacerlo como si estuvieran solos en su cuarto. Llegó a tragarse casi entera la verga de mi padre que no era poca, le debía de llegar al esófago lo menos. Yo la observaba atentamente intentando aprender de sus movimientos, yo no era virgen pero jamás había hecho una mamada con un cipote de tal rango, ni tampoco pequeña, siempre me negué a eso…me daba bastante asco, pero en ese momento al ver a mi madre me pareció algo muy natural y hasta placentero al ver las expresiones en la cara de mi padre, que yo misma se la hubiese hecho si fuera mi reto, al fin y al cabo confío en la limpieza de la polla de mi padre como se fiaba mi madre. Mi padre disfrutaba de la mamada, especialmente porque sus negras cejas se arqueaban y sus ojos se cerraban con fuerza mientras acariciaba el cabello de su esposa, esa imagen me produjo morbo. ¿Así eran ellos siempre en la intimidad? Los tres minutos finalizaron repentinamente. Aplaudimos a mi madre por su excelente mamada, la verga de mi padre estaba más dura y gorda que nunca y de ésta goteaba saliva… ¡¡Joder con el aguante del viejo!!Aun no se había corrido, cualquier novio o mi hermano mismo seguro que ya nos hubiera puesto a todas perdidas de leche.



Tuve que admitir que a pesar que el juego estuviese tomando un cariz erótico festivo, a mí ya no me molestaba tanto, me daba algo de morbo y curiosidad y podía sentir un intenso calor en mi desarropada vagina. En este momento no tenía ningún problema en estar en cueros frente a mi familia, ya ni siquiera intentaba cerrar las piernas ni cubrir mis tetas con los brazos, a pesar que Unai me mirara a cada rato con una mirada lasciva pertinaz, aunque en realidad miraba a todas las presentes y yo misma me di cuenta que me quedé oteando su dura verga más de una vez, era la única parte de su cuerpo que no conocía con detalle. Al parecer Mayra pensaba igual que yo, la vi tomando un trago de vino con gaseosa y noté que tenía las piernas bastante separadas. La silla estaba toda calada por sus flujos… un hilo de fluido se formaban entre su coñito y el tapizado, casi despatarradas nos mostrábamos abiertas con la misma actitud desafiante que los machos… si ello mostraban sus vergas empalmadas y duras mirando al techo… unas pollas hermosas a punto de reventar…, nosotras podíamos exponer nuestros coños con los labios entreabiertos chorreando jugos dando a entender que se hallaban tan preparados para el coito como ellos. Por estar ensimismada en mis pensamientos volví a perder y esta vez fue mi padre el que me desafió. -Hazle “Una Cubana” a tu tío, la voz de mi padre me arrancó de mis pensamientos, lo miré confundida. No sabía qué era eso de “Una cubana”, tuve que preguntar. -Básicamente tienes que ponerte la verga entre las tetas y hacerle una paja al tito, me respondió una voz femenina, pero no era la de mi madre. Al parecer Mayra sabía perfectamente lo que era “una cubana”.



Todos se rieron menos yo, no sabía dónde había aprendido tanto de sexo mi dulce hermanita. Al pararme me mareé un poco, pero pude disimularlo, me sentía un poco alegre y en mi cara de sonrisa perpetua debía de notarse. No era mi primera borrachera así que sabía cómo dominarme. Mi tío me esperó sentado con las piernas separadas y una amplia sonrisa en sus gruesos labios. No sabía qué hacer, pero me di cuenta que debía arrodillarme, ese era un paso obvio. Tomé mis grandes tetas y las acerqué a su recio cipote erecto, con un poco de dificultad logré apretarlo entre ellas, ya que no era tan largo como el de mi padre o mi hermano que facilitan la envoltura entre las mamas. La sentí húmeda y pegajosa y el corazón se me aceleró al límite. -Ahora muévelas, me indicó mamá mientras ponía el reloj en marcha. Por el tono de su voz noté que estaba tan ebria como yo… con ese punto alegre que invita a seguir en momentos límite de no retorno. Apretándolas fuerte comencé a subirlas y bajarlas, intentaba apartar mi cara ya que al bajar la punta de la polla quedaba muy cerca de mi boca. Rosendo parecía estar disfrutando bastante de los grandes atributos de su sobrina porque podía ver gotitas de líquido pre-seminal saliendo de la punta y cayendo sobre mis blancas tetas. En una ocasión bajé más de lo calculado y el húmedo glande tocó mis labios, sentí un sabor salado que me molestó un instante, pero disimulé mi disgusto continuando con mi tarea. Cuando terminó el tiempo volví a mi silla sin limpiar el fluido que impregnaba el canal de mis ubres, fue una rara experiencia que me permitió conocer un nuevo uso para ellas. Era obvio que el alcohol estaba haciendo estragos en mí ya que al sentarme puse los pies sobre los travesaños laterales que unían las patas de la silla, esto me dejó con las rodillas flexionadas y con mucha separación entre ellas. Mi hermano clavó su mirada en mi entreabierta raja vaginal humectada, pero no le di importancia. Acomodé mi largo cabello rubio y tomé un sorbo de vino para sacarme el mal sabor de la boca. Esta vez intenté concentrarme un poco más en las cartas para no perder y con un poco de suerte conseguí un hermoso póker de ases, todos aplaudieron ya que era el primero que se veía en el transcurso del juego. Vi que el perdedor era papá. Quería vengarme por lo que me hizo hacer, admito que tenía la cabeza un poco obnubilada por el alcohol, por lo que decidí dejar de beber, al menos por unos minutos.



Pensé en una escena morbosa, algo que lo afectara porque yo nunca me olvidaría en mi vida de la vez que tuve la verga de mi tío entre mis tetas y mucho menos me olvidaría de su sabor a macho con una carga fuerte de testosterona. -¡¡Lamédsela a Mayra!! Fueron mis palabras, hasta yo dudaba de haberlas dicho, pero fue lo primero que se me ocurrió. De inmediato miré a mi hermanita y noté la preocupación en su rostro, -Perdón. Le dije sinceramente…. -Si te molesta, cambio el desafío. -No, Está bien, no pasa nada, me respondió con una sonrisa un tanto forzada, debía admitir que la chica era valiente. Ella deslizó su silla hacia atrás y Pepe se le acercó con la verga apuntando hacia adelante que se balanceaba como un poste movido por el viento. No sabía muy bien cómo lo harían pero Mayra me respondió al levantar sus piernas hasta que las rodillas quedaron cerca de sus tetas. La nena era bastante flexible y estaba dispuesta a entregarse por completo. Su almejita rosada se abrió exponiendo una brillante perla. Cuando papá se agachó delante de ella noté que había una buena cantidad de espeso líquido fluyendo lentamente fuera del conejito. Al parecer las mujeres de mi familia lubricábamos más que bien. Unai apretó el botón del cronómetro justo cuando nuestro padre dio la primera lamida, juntando todo el jugo vaginal con su lengua. Mayra cerró los ojos, supuse que no quería ver quién se lo estaba chupando. Pensé que ésta sería su primera experiencia con el sexo oral. La lengua de Pepe se movía de abajo hacia arriba con gran destreza, de vez en cuando daba unos suaves chupones al clítoris, succionándolo haciendo que la jovencita apretara más sus ojos intentando reprimir algún gemido…le estaba dejando el coñito súper limpio con la lengua. Los tres minutos llegaron a su fin, mi padre se puso de pie y caminó con su verga por delante hasta su sitio aparentando toda la normalidad que podía darle a esta extraña situación, Mayra permanecía inmóvil, se miraba el chochito más empapado que antes, al sumarse la saliva de su papi y la excitación extra de la lengua paterna. A pesar que yo puse la prenda me pareció un verdadero exceso, el juego ya había llegado demasiado lejos, pero no me atrevía a decirlo, además el hacerlo contradeciría mi propio morbo, no podía entender por qué esto me animaba tanto sabiendo lo mal que estaba.



Cuando ella por fin se acomodó en su silla pude notar que se llevaba una mano a la entrepierna y la dejaba apretadita ahí, manteniendo las piernas firmemente juntas. Quería ver más pero las cartas ya estaban sobre la mesa. A pesar que obtuve un grupo decente de cartas, con dos pares, perdí, ya que éstos eran de números bajos y todos lograron armar un juego mejor al mío. Eso sí que era mala suerte. Unai se consagró con un full de tres nueves y dos reinas. Esperé resignada a que me indicara mi próximo desafío. Miró fijamente las tetas de mi mamá y pensé que me pediría que las chupe. No es que quisiera hacerlo, pero me parecía un castigo leve. Por desgracia estaba muy equivocada. -Tienes que… chupársela a papá. -¡Apa! Exclamó mi mamá, mentalmente le pedía que por favor parara todo. La cosa se pone interesante, otra vez defraudada por mi propia madre. Me quedé quieta en mi silla durante varios segundos, todos estaban expectantes, rogaba que alguno recobrara la cordura y dijera algo pero sólo podía escuchar el ruido producido por los truenos y la lluvia… parecía que iba incluso con granizo de verano tan mortal para los campos. Intenté dejar mi mente en blanco y de pronto me vi arrodillada ante la enorme verga de mi padre, ¡Era acojonante…!



Sobre todo el par de huevazos que se exhibía el muy cabrón…Ero lo que más me llamó la atención en ese instante, esos dos contenedores de leche… ¡De esas pelotas salí yo y mis hermanos! Pensé, en ese momento un pensamiento me cruzó por la cabeza, si tenía que chupar alguna de las vergas presentes, prefería que sea esta… enorme, bella y hermosa y además de mi querido y amado papi. La aferré con mi mano derecha y le pasé la puntita de la lengua por el tronco iniciando mi tarea para poder terminarla lo antes posible, pero no me animaba a continuar, mi padre me observaba con una cálida sonrisa. ¡¿A caso no pensaba en que era su propia hija la que se la estaba por mamar?! Forzosamente subí mi lengua hasta tocar la punta de su orondo glande, para mi sorpresa el sabor no era malo, sólo algo saladito y no tan fuerte como el de mi tío. Me pregunté por qué la de mi tío era tan salada tirando un poco a amarga y la de mi padre tirando a dulce, supe la respuesta al tragar un poco del espeso líquido que fluía de la punta. No quise detenerme para que no me obligaran a iniciar el cronómetro otra vez. Hice girar la lengua alrededor de esa enorme cabeza intentando recordar cómo lo había hecho antes mi madre, pero no me animaba a llegar tan lejos. Metí el glande en mi boca apretando fuerte los labios en un cerco bucal perfecto, y seguí jugando con mi lengua teniendo el gran capullo atrapado. Me mantuve así durante unos segundos hasta que oí la voz de Victoria. Ponle un poco más de ganas Nadia, no me estaba retando, sino más bien animando. -¡Esa polla de tu padre aguanta mucho más de lo que te imaginas! Una vez más temí que me obligaran a comenzar desde cero e hice un enorme esfuerzo para engullir esa gran pija centímetro a centímetro. Mi saliva me ayudaba con la tarea, no era tan difícil tenerla en la boca, la comisura de mis labios se estiraba mucho y me producía cierto dolor…, ya dije que era como meterse una botella de 33 centilitros y mantenerla allí dentro chupando. Cuando llegué a la mitad retrocedí hasta la punta para volver a tragar saliva. Me sorprendía que pudiera contenerla dentro a pesar del esfuerzo. Subí y bajé la cabeza unas tres veces más y todos comenzaron a animarme diciéndome cosas. “Eso así”, “Vamos más rápido”, -Demuestra que eres hija de tu madre, ese último comentario vino de la boca de mi tío. Los vítores me estimularon un poco más arreciando.



…Y comencé a dar mamadas más rápidas y profundas, sentía mi coñito chorreando jugos. Tenía las piernas algo separadas y casi sin darme cuenta llevé una mano a mi clítoris y comencé a estimularlo sin dejar de chupar. Rogaba que nadie se diera cuenta que me estaba tocando haciéndome una paja al tiempo mamaba la tranca que me dio la vida. El calorcito me desinhibió y empecé a mamar tan rápido como podía y dando fuertes chupadas cuando llegaba a la punta haciendo que mis cabellos saltara para todos lados, creí que me iba a desnucar en cualquier momento y sentía el glande chocando contra el fondo de mi garganta y aun no desaparecía nada más que la mitad del tallo. Por miedo a que esto me hiciera vomitar, la saqué de mi boca. Se me ocurrió sumar las tetas al juego, así me obligaría a apartar la mano de mi rajita y no la tragaría tanto. Enfundé la verga de mi padre con los tetas y seguí chupando mientras las movía de arriba hacia abajo, esta era la primera mamada combinada con una cubana que hacía en mi vida y seguramente dejaría una oscura mancha en mi vida cada vez que recordara que lo hice con mi padre, a pesar de esto di fuertes chupones al glande succionándolo como si deseara sacarle toda la leche de sus cojones. Todos festejaron mi atrevimiento. En ese momento mi madre dijo algo que me devolvió a la realidad… -¿Cuánto tiempo va? No obtuvo respuesta inmediata, seguí chupando. -Uy, nadie pulsó el cronómetro, dijo mi tío y ese momento me saqué la verga de la boca. Calcularon que habían pasado entre cuatro y cinco minutos, casi el doble de lo establecido. A mi sinceramente no me importó, pero tenía mi orgullo y quería hacerme valer. -Eso es injusto, me quejé. -Ahora deberíamos subir el tiempo de las prendas a cinco minutos, no daba crédito a mis propias palabras. Creo que sería lo más justo, dijo mi madre mientras yo regresaba a mi silla….Miré a papá y éste me observaba con una extraña sonrisa en el rostro y con el cetro de mando en la mano. Le sonreí de la misma forma y mi corazón dio un salto cuando una frase cruzó por mi mente “¡Te la volvería a chupar otra vez!”. Me quedé muy quieta con el pulso acelerado mirando esa gorda y larga verga de caballo. Entre la pesadez que me dejó la borrachera y lo ocurrido no pude evitar imaginar una escena en la que entraba al cuarto de mi padre y éste me esperaba con la tranca dura y yo se la comía toda, tal y como lo había hecho apenas un minuto antes. Sacudí mi cabeza en un intento por borrar para siempre de mi mente todas esas locas ideas. Una vez establecido el nuevo reglamento, seguimos jugando. Nadie se aburría de las cartas, éstas tenían cada vez mejor sabor porque no sabíamos lo que estaba en juego. En mi interior no paraba de repetirme que todo esto era demencial, pero al mismo tiempo me calentaba mucho ¡Habíamos entrado en un círculo vicioso de espiral creciente! De pronto mi hermano dio un grito triunfal, él debía elegir la siguiente sanción y mamá sería su víctima. Quedamos expectantes mientras pensaba en algo, solía ser el más lento para decidir, tuve que darle un golpecito en la cabeza diciéndole… -Dale joder…, que esto no es jugar al ajedrezEso hizo reír a todos, pero para Unai quedé señalada como su víctima número dos. -¡Ya sé! Mamá, chúpale el coñito a Nadia, me arrepentí al instante de haberlo golpeado. Era el primer desafío verdaderamente lésbico de la noche. Lo de las tetas fue una sonsera comparado a los desafíos que nos impartíamos ahora. Mil cosas pasaron por mi cabeza. ¿De verdad mi madre iba a comerme la raja?



Mientras Viki caminaba hacia mí con paso sensual me puse muy incómoda, ella parecía totalmente decidida o bien estaba completamente achispada. Esa misma madre que todas las mañanas me preparaba el desayuno… me comería el conejo pelado que tengo. No podía asimilar esa idea. Me puse más cachonda, aunque intentaba reprimirme. Ni siquiera me di cuenta que ella ya estaba arrodillada ante mí y me había separado las piernas ¡De verdad me la iba a chupar! Mi corazón se puso a mil y el cronómetro se puso en marcha. Al instante sentí el primer roce de su lengua contra mi clítoris. Cerré los ojos, no quería ni mirar. Pude sentir cómo me chupaba el botoncito con fuerza y crucé mis piernas en su espalda, dejando su cabeza atrapada en el centro. Se me estaban alivianando las piernas, ya no podía pensar claramente, podía sentir un intenso calor bajando por mi vientre. La lengua de Victoria hacía un trabajo excelente, no podría aguantar cinco largos minutos de esta tortura tan placentera. Pude escuchar mis propios gemidos aunque entendía por qué estos salían de mi boca sin mi permiso. Estaba al borde de un orgasmo, intentaba reprimirlo con todas mis fuerzas, pero mi madre empleó dos de sus dedos, los incrustó dentro de mi agujerito y dio un fuerte chupón a mi clítoris. No pude aguantar más, sabía lo que vendría y no quería que ocurra frente a mi familia. Mi pepita estaba a punto de estallar, sentía espasmos internos y no sabía qué hacer, quería irme de allí antes que alguno lo notara, me puse de pie de un salto apartándome de mi madre, era como si estuviera por orinarme encima y no tener dónde hacerlo, miré para todos lados y llevé la mano izquierda a mi vagina. Gran error, el solo contacto estimuló mi clítoris al límite, mi madre apartó mi mano y se zampó mi coño…y sin poder remediarlo, estallé. El orgasmo fue tremendamente intenso, no pude reprimir mis gemidos, que se parecían más a gritos de agonía y desesperación. Instintivamente estiré mi mano derecha hacia mi madre pero no pude agarrarme de ella. Un fuerte chorro de líquido salió de mi coño y cayó en la cara de mamá rebotando en parte al suelo en una lluvia de placer. Intentó tapar el orificio de salida con su boca, pero no sirvió de mucho, más jugo salió despedido de ella salpicando su rostro, llenando su boca y salpicando todo el piso de alrededor con otro grito que salió de mi garganta en el increíble squirt. Las piernas ya no me sostenían, fui cayendo de rodillas lentamente, mi madre me sostuvo pegándose a mí de la mano derecha, quedando en un tipo de postura cercana al 69… Con eso además me cubría un poco de la vista de los demás. La cabeza me daba vueltas, en parte se debía a la ingente cantidad de alcohol ingerido, no sabía ni dónde estaba, sentí algo húmedo contra mi mejilla y un fuerte olor a sexo femenino que me embriagó todavía más.



Mi obnubilada mente se percató que estaba muy cerca de la vagina de mi madre, tenía los ojos cerrados y sentía que el piso se inclinaba de un lado para el otro. De pronto mi cara se frotó contra los carnosos labios vaginales de mamá, llenándose de fluido, por alguna razón esto no me molestaba, al contrario, me confortaba esa calidez maternal. La vulva carnosa y mullida de mamá quedó contra mi boca y como un bebé que busca una teta, me prendí de uno de sus carnosos y voluptuosos labios vaginales. Chupé intensamente absorbiendo todo el líquido que lo empapaba. El sabor era muy intenso, algo salado pero maravillosamente dulce para mí. Era mi forma de agradecimiento. Esa mujer no sólo me había dado la vida sino que también me dio el momento más placentero que había experimentado jamás. Recobré la compostura y me di cuenta del tremendo papelón que había hecho. Por suerte nadie se extrañó de las chupadas que le di al coño de mamá, eso sólo quedaría entre mi madre y yo. Me puse de pie intentando mantenerme derecha, preparándome para el torrente de burlas y comentarios hirientes, pero ninguno hizo nada de eso, todo lo contrario. Mi hermanita comenzó a aplaudir entusiasmada y todos se le sumaron, Victoria inclusive. Me sentí como una actriz de teatro al finalizar la función, no pude evitar sonreír. Hice un par de reverencias a mi halagador público. Hasta mi hermano parecía encantado y me sonreía como nunca lo había hecho. La verdad es que a esta altura, y tras ese tremendo orgasmo, ya no quería que el juego terminara, le había encontrado el gusto a la situación y me intrigaba saber qué pasaría con mi familia de ahora en adelante. La siguiente en perder fue mi hermanita y mi papá tuvo que imponerle el desafío. Ella parecía nerviosa y se sonrojó bastante, a Pepe lo noté preocupado por no ser duro, e intentó ser suave. Tienes que bailar para tu hermano, le dijo. Mayra lo miró de forma extraña, con el ceño fruncido, no logré adivinar en qué pensaba. Supuse que se negaría a seguir con todo esto, pero se levantó de la silla y tomó a Unai de la mano indicándole que se parara. Mi tío puso la misma música sensual de Shakira con la que se había bailado antes y Mayra se puso de espaldas a su hermano, debía bailar durante cinco minutos y ganarse la aprobación del muchacho. Ella comenzó a bambolear su redondo culo de un lado a otro, parecía una odalisca. Pegó su espalda al pecho de mi hermano y éste la tomó por la cintura. Le respingado culo de la muchachita rozaba el largo rabo inhiesto que tenía detrás, cuando intentó pegarse un poco más a él, Unai se apartó un poco, lo cual me extrañó mucho, teniendo en cuenta la reacción que había tenido al bailar con mi mamá arrimándola descaradamente.



La grácil mujercita provocó que la punta del bálano filial se pierda entre sus glúteos. Su hermano comenzó a acariciarle el vientre suavemente, pero no intentó ir por sus pechos ni presionó con su pelvis, a pesar de tener el miembro ya dirigido hacia la zona más prohibida de su tierna hermanita. Ella, por el contrario, se inclinaba hacia adelante empinando el culo…, era como si buscara el roce. Sus nalgas se abrieron mostrándome su apretado y rosado ano, el glande estaba apoyado justo contra él, pero Unai parecía estar retrocediendo disimuladamente. No podía verle la cara a Mayra, pero sus movimientos dejaron de ser sensuales y el tiempo se estaba acabando. Con el final acercándose, logró pegarse mucho ala dura barra de carne juvenil y mi hermano ya no pudo retirarlo. Me sorprendió mucho lo que vi. Ella incrementó la presión y su pequeño culito comenzó a abrirse notoriamente. Solamente yo podía ver eso, el resto parecía ajeno a la situación y observaban con una sonrisa en sus rostros. El ariete de ese vástago de casi 20 cm, comenzó a deslizarse mientras el anillo anal se abría más y más. La dilatación no paró hasta que todo el glande se perdió dentro. No podía creer lo que veían mis ojos. Mayra se movió sensualmente una vez más y Unai le apretó las tetas sin siquiera sacar la verga que le estaba taladrando el culo a su hermanita, aunque tampoco intentó presionar más. La polla había perdido su cabeza y estaba evidentemente incrustado en el culo de la pequeña. El tiempo terminó y vi el glande emergiendo como si fuera una mano sacándose un guante, retorciendo la piel del cerco que aprisionó el glande. El culito de mi hermana había quedado muy abierto formando una “O” que fue cerrándose muy rápido. Regresó a su silla con el ceño fruncido y los labios apretados. Unai le dio un diez por su gran baile, pero ella no pareció contenta. De algo estaba segura, de ahora en más mi hermano se haría mil pajas pensando en el apretado culito de Mayra. Comencé a repartir las cartas para que nadie reparara en el extraño enfado de mi hermanita. Me puse a pensar qué tipo de desafíos podría haber de ahora en adelante y por estar distraída, perdí. Miré alrededor de la mesa buscando al triunfador mientras tomaba un buen sorbo de vino de mi vaso que parecía nunca vaciarse, supuse que mi hermano o mi padre se encargaban de mantenerlo lleno. La ganadora fue Victoria, haciendo honor a su nombre, me sonrió con malicia y me quedé petrificada, pude leer en sus ojos que algo terrible se avecinaba. -Tienes que meterte la verga de Unai. Miré para todos lados confundida ¿había escuchado bien? -¿¡Qué!? Exclamé incrédula, ¿Cómo podía ser que mamá me pidiera semejante cosa? Eso que dije, dio un sorbo a su vaso… -Y tiene que estar bien dentro, otra vez su maliciosa sonrisa. -¿Me estás diciendo que me tengo que dejar follar por mi hermano? Eso fue como un quiebre para mí, una cosa era chuparle a papá su sabroso y magnífico rabo o hacerle “Una cubana” a mi tío, ellos me caían bien y eso me facilitaba las cosas pero a mi hermano no lo quería de la misma forma y no quería sentirme ultrajada por él mancillando mi coñito con cipote. -No, follar no nena. Solamente tienes que tenerla dentro y esperar cinco minutos, eso no es follar…, no sabía si discutirle sobre ese formalismo, seguramente me daría algún argumento lógico y convincente que me haría dudar más todavía. -De todas formas no lo voy a hacer, dije con firmeza. -Entonces quedas afuera del juego, eso lo dijo mi propia hermanita. -El que no pasa un desafío, pierde.



Miré a mi padre, la única persona que podría llegar a estar a mi favor pero él se encogió de hombros. -Es solamente un juego Nadia, si te molesta no hace falta que lo hagas, pero tu hermana tiene razón. No vas a poder seguir jugando, contestó Pepe. No podía creerlo, toda mi familia parecía estar en mi contra, hasta mi tío me animaba a que lo hiciera y ya podía notar una gran sonrisa en la cara de Unai. Instintivamente le miré su verga, la tenía gorda y dura avistando el techo… no era la más polla más gorda de las tres, pero sí la mayor de todas las que me han follado… joder que pieza, su capullo brillante es enorme y parecía a punto de reventar… se sacudía sola de la tensión que mi hermano le imprimía, tensándose al máximo para luego relajarse un poco. Para ser justa con él, nunca había estado con un hombre que la tuviera así de grande… con excepción de la mamada que le había hecho a mi padre. Al recordar ese momento me mojé mucho, me había metido la verga de mi propio padre en la boca y ahora pretendía negarme a meter la de mi hermano, por otro orificio. No tenía muchos argumentos para defender, no sabía que decir más que… -No, no quiero. Prefiero no seguir jugando. -Entonces tienes que irte a tu cuarto, dijo mi madre. -¿Me estás castigando, mamá? No hija. -Es que si estás fuera del juego tienes que irte, estaba por preguntarle por qué cuando mi hermanita respondió a esa pregunta sin que yo la hiciera. -Es que si te quedas estarías mirando y esa es una forma de participar del juego, ella había heredado la inteligencia y el carácter justiciero de mi madre, siempre era rápida para entender las cosas, aunque fuera calladita. La idea de irme dejando que mi familia siguiera con ese juego sin mí me incomodaba bastante. Tendría que estar encerrada en mi cuarto pensando qué estarían haciendo. Era algo que no podía tolerar. Intenté forzar mis pensamientos y abrir mi cabeza al límite. Miré otra vez esa verga, yo sabía lo cachonda que podía ser con un chico y en una situación normal no me resistiría a semejante pedazo de carne… sino fuera el miembro viril del gañán de mi hermano no lo hubiera pensado un solo segundo…me lo montaría sin dudarlo y saltaría como una loba…. Tragué saliva y me dije a mi misma que si cerraba los ojos podía pensar que se trataba de otra persona. Está bien, lo voy a hacer, todos exclamaron de alegría, menos mi hermana. ¿Qué estaría pasando por su cabecita?



-El tiempo empieza a correr cuando esté toda dentro… si es posible hasta hacer estrellarse los huevos de Unai en la vulva, mi madre podía ser muy diabólica cuando se lo proponía, justa pero diabólica. Para no estirar mucho la situación moví la silla más atrás y levanté las piernas quedando bien abierta, de mi rajita aún fluía juguito y mi blanca piel brillaba por el sudor. En cuanto Unai se paró delante de mí, cerré los ojos, yo no debía hacer nada, solo recibirla y tolerarlo durante cinco largos minutos. Mi hermano me despatarró un poco más…Sentí el glande pujando entre mis cerrados labios y a poco se fue introduciendo en mi agujerito, me estremecí un poco ya que pensaba que por algún motivo divino lograría evitar que me la metiera, pero no era así, realmente estaba entrando y lo hacía lentamente pero sin pausa. Mi coñito se abría más y más y podía sentir esa carne deslizándose hacia mis profundidades mientras el contorno de mi vagina se estiraba para amoldarse al diámetro en un cerco prieto. ¡¿Por qué la tenía que tener tan grande el cabrón?! Con menos polla también se puede follar a una chica… Hasta me dolía mientras me clavaba expandiendo mis paredes internas, por suerte lo hacía de forma suave y delicada. ¡Esperen, esto no es propio de Unai! Él hace todo a lo bestia, en ese momento me percaté que mi hermano me penetraría de la forma más lenta posible para poder tenerla más tiempo dentro de mi coño, era estúpido pero no tonto del todo. Para acelerar las cosas me vi obligada a abrazarlo con fuerza. Lo atenacé con mis piernas haciendo que la verga entrara completa de una vez. Solté un gemido, no es que me doliera mucho, era sólo una reacción involuntaria, pero ya estaba dentro, bien dentro haciéndome notar sus cojones en mi vulva, como mamá indicó en las condiciones. Ahora sólo debía esperar. En eso escucho la voz de mi hermano cerca de mi oreja izquierda. -¿Qué pasa si acabo por correrme dentro? -¡Cállate gañán, no hables! Le grité enfadada. ¡Y no te muevas! Solo es meterla y ya, si te mueves me estarías follando y ese no es el desafío… ¡¿Lo entiendes cabezón?! Lo cierto es que no quería que hablara porque eso me haría las cosas mucho más difíciles. Intenté relajarme, pensar en él como si fuera otro hombre, uno de mis novios o mejor al chico que tenía enfilado para seducirlo…. Su pecho estaba pegado a mis tetas. Su aliento llegaba a mi cuello produciéndome un extraño hormigueo. Tenía la espalda fuerte, se la acaricié suavemente con ambas manos. Mi coñito estaba de fiesta lubricando sin parar. Escuché el sonido de su corazón latiendo con rapidez, el mío estaba igual, aquello sin duda era emocionante para ambos. De a poco me permití disfrutar de ese olor varonil, de esos músculos firmes, del leve roce de su vello púbico contra mi clítoris. A pesar que él se quedaba lo más quieto posible, siempre había cierto movimiento de vaivén entrado y saliendo unos centímetros. Podía sentir toda la extensión de su enorme verga en mi interior, nunca me había metido algo de ese tamaño y tuve que reconocer que se sentía morbosamente bien… orgullosa al comprobar que mi vagina tenía profundidad para albergar esos 20 cm de rabo duro, y tal vez un poco más sin problemas ¡La naturaleza me había concedido un conejo tragón! Lo mismo que a mi hermano una gran polla de semental similar a la de mi padre. ¡Éramos hijos de nuestros padres sin lugar a dudas! Apoyé mis labios contra su cuello y respiré por la nariz, estaba ebria y muy excitada. ¿Qué importaba si era la verga de mi hermano? Era la mejor verga que me habían metido en mi vida. Apreté más las piernas para atraerlo más hacia mí y noté que se me clavaba un poco más adentro. Los músculos de mi vagina se contrarían y expandían constantemente, un incontenible gemido se escapó de mi boca. Al tener los ojos cerrados el resto de mis sentidos se potenciaron. Aflojé un poco las piernas y sentí que la verga salía un poquito pero enseguida él volvió a meterla hasta el fondo….



Agradecí que hubiera hecho eso y gemí una vez más. No tenía noción del tiempo, por unos momentos pensé si esa tranca fuese la de mi padre ¡¿Me cabría de igual manera?! Ya tenía la intriga y las ganas de saberlo, pero no sé si llegaría ese momento. Entonces percibí como el rabo de Unai retrocedió dos veces más para volver a entrar, pero era un movimiento casi imperceptible, supuse que era mi conejito contrayéndose involuntariamente ante la invasión de algo extraño, pero sólo intentaba acomodarse y aproveché la ocasión para menearme un poco contoneando mi cintura, produciendo una frotación entre mis paredes vaginales y el rígido falo de mi hermano. Cuando él inició un lento vaivén otro quejido estalló en mi garganta, solté un poco más mis piernas como para permitirle moverse mejor y pude sentir cómo bombeaba mi lujuriosa vaginita con una pequeña parte de su verga casi imperceptible a la vista, pero no al tacto. Mi mente se fue a otra parte y allí sólo quedó el placer físico. De pronto sacó gran parte de toda su verga y me clavó con fuerza, pensé que lo hacía porque yo necesitaba aliviarme de tener tanto tiempo un trozo de carne dura en mi conejo…, pero lo que consiguió era descargarme dando un agónico grito de placer, me embistió una vez más, me agradó la sensación de rigidez en mi interior, la forma en que mis labios internos se adaptaban a ese cilindro venoso como pétalos, la agradable sensación que me producía el que me la clavara hasta el fondo topando contra mi pared vaginal y la dulce sensación de ese líquido tibio inundando mis entrañas… "¿liquido tibio?"  -¡Cabrón de mierda! Se puede ser más Hijo de Puta, grité volviendo de golpe a la realidad. -¿Qué ha pasado hija? Preguntó mamá increpada por mi sobresalto. -¡El muy Hijo de Puta se ha corrido dentro del coño! Me ha llenado de leche en lo más hondo. Nunca pensé con tan poco meneo, un hombre se pudiera correr. Era increíble solo con el calor de mi coño...



CONTINÚA... 



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Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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2 comentarios. Página 1 de 1
Trovo Décimo
invitado-Trovo Décimo 18-02-2019 13:46:26

En días sucesivos iré subiendo los siguientes capítulos

Daniel
invitado-Daniel 18-02-2019 03:27:59

Muy buen relato me gustaría leer la tercera parte

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