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Sinvergüenzas sometidos (Cap. 4)

Los perros dijeron pe… pero su Alteza, su Alteza interrumpió de manera abrupta diciendo “pero nada perros a callar”, no están aquí como premio, están aquí porque en sus obligaciones como perros han fallado, y ahora deberá ser reforzado dicho entrenamiento, como les dije, al final de la semana no van a recordar ni su nombre.



Su Alteza enseguida hizo presentarse a la más arrastrada de sus perras para ordenarle que llevara a esos perros a la habitación panorámica de la casa (una jaula de titanio reforzado suspendida en el aire) por dos días y que no les abasteciera ni de agua ni comida durante el tiempo que estuvieran en las alturas. La perra enseguida acató la orden recibida.



Los perros enseguida fueron llevados y metidos en las jaulas de titanio para inmediatamente ser suspendidos como lámparas por 48 horas. Los perros estaban congelados por miedo de que la jaula no aguantara su peso, por lo que decidieron prácticamente permanecer inmóviles, casi ni respirar se atrevían, y todo por miedo de que su alojamiento se desplomara por el movimiento.



Dos días después, los perros salieron de su cómoda jaula aérea para ser llevados ante su Alteza, irónicamente les preguntó que opinaban de la habitación panorámica, los perros suplicaron no los llevaran ahí otra vez. Su Alteza les aclaró que el regresar a ella o no dependía de su nivel de sometimiento y obediencia. Los perros juraron ser unos perros totalmente sometidos con tal de no volver a las alturas de las cuales habían permanecido dos largos y tormentosos días.



Lo primero que suplicaron los perros fue poder zurrar y orinar, ya que durante dos días no lo habían hecho por el miedo de caer la jaula por el movimiento. Su Alteza solo les autorizó tardarse solo 5 minutos para hacer sus cosas y regresar, los perros salieron más que rápido y regresar a tiempo para evitar ser castigados o llevados a su alojamiento de dos días atrás.



Apenas regresaron de haber hecho sus cosas, los perros volvieron a suplicar, pero esta vez deseaban beber y poder comer, ya que después de dos días sin probar bocado, ansiaban poder comer. Su Majestad preguntó irónicamente sí deseaban comer, los perros dijeron que sí. Su Alteza ordenó les fueran traídos un par de tazones para perro lleno de alimento canino. Los esclavos pusieron cara de lágrima, sin embargo era tanta su hambre que no dejaron sin comer una sola de las croquetas.



A su término su Alteza les hizo burla diciéndoles que era bueno que se las hayan terminado, ya que lo único que podrán comer son las mismas croquetas que en el hotel habían despreciado. Los perros sin poder hacer nada tuvieron que agachar la cabeza, y aceptar su nueva realidad, por lo que tuvieron que resignarse y actuar como los perros en que los habían convertido.



Los perros tuvieron que aprender a estar a cuatro patas y guardar silencio, realizar todas las tareas domésticas desde como tender una cama hasta lavar la vajilla pasando por tener que fregar el suelo y toda la loza. Poco a poco fuero tomando práctica y destreza en las tareas de la casa, ya hasta se habían acostumbrado a usar uniformes de sirvientas con todo y tacones.



Al poco tiempo no solo ya sabían ser todas unas perritas domésticas, sino que también ya habían aprendido a obedecer y recibir órdenes mediante señas, chasquidos, palmadas o silbidos. De esa manera su valor como perros aumentaba, ya que pocas veces un esclavo sabe interpretar a señas que debe hacer.



El chasquido es usado para llamar al esclavo en distancias cortas, ya que por ser poco audible solo puede ser escuchado a muy corta distancia. El silbido permite al esclavo saber que su Ama o amo lo está necesitando, el silbido se usa para llamarlos a una mayor distancia. En cuanto a las palmadas, dependiendo del número de palmadas tiene un significado distinto de la orden a cumplir.



• Una palmada significa que el esclavo esté atento a su Ama.



• Dos palmadas significa que el esclavo se acerque al Ama o amo, se arrodille y le bese los pies



• Tres palmadas significa deja de lamer o besar los pies y regresa a tus tareas.



Usando este método no solo hace subir la cotización del esclavo para una futura venta o renta, ya que así el amo o Ama no deben estar dando de gritos, en cuanto a la calidad del esclavo se trata, ahí se demuestra que ha sido entrenado por un Ama experimentada.



Faltando un día para concluir la estancia de las chicas en el hotel, su Alteza les llamó para saber cómo se la habían pasado esos días de ser atendidas como reinas, las chicas respondieron que era el mejor hotel en los que se habían hospedado, su Alteza agradeció el cumplido, las chicas le preguntaron a su Alteza lo siguiente:



Alteza ¿habría algún inconveniente para llevarnos a nuestros ex novios pero ahora en calidad de esclavos domésticos?, es que ahora en el hotel nos acostumbramos a ser servidas como diosas, y si estos animales nos pueden ser útiles, pes que sea en calidad de esclavos a nuestros pies. Su Alteza respondió que no había ningún problema por su parte, solo tendrían que pagarle la entrenada de esa semana y firmar un contrato en donde se estipulaba que sus ahora esclavos pasarían a ser propiedad de su Alteza y que ellas solo podrían tenerlos en calidad de renta mensual, las chicas estuvieron de acuerdo y enseguida se celebró la firma del contrato.



Una vez firmado el contrato, su Alteza dijo a las chicas que ya que ahora eran solo de ellas a modo de renta, ellas tenían y debían cubrir el importe pactado entre los primeros cinco días de cada mes, de no recibir el pago en ese plazo, su Alteza podría recuperar a sus perros, para poder ofrecerlos a otras personas.



Las chicas preguntaron que comían esos estúpidos, su Alteza les contó que justamente lo que antes les era repulsivo, ahora para ellos era todo un festín. Las chicas asombradas por el buen trato de su Majestad le dieron un bono extra no solo por el buen servicio del hotel, se lo dieron por la gran atención personalizada que ellas recibieron por parte de su Alteza. Ella les comentó a las chicas que había educado a los perros a base de señas, chasquidos, palmadas y silbidos. Las chicas chasquearon y los esclavos enseguida se pusieron en cuatro patas para seguir a sus amas de manera obediente y callada.



Las chicas volvieron hacia Buenos Aires para vivir una vida de extremado lujo y esta vez con el servicio de sus nuevos esclavos. Pasaron los años, los esclavos dejaron de ser útiles y los reciclaron, mientras que su Alteza continuó con sus entrenados y con su hotel de forma continua. FIN.


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