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Sexo en medio del frío

En aquél entonces se me indicó que debía viajar a una comunidad que estaba a una hora y media de un poblado llamado Las Vigas. Fui con otros dos compañeros muy jovencitos que también darían clases por allá y decidieron acompañarme pues ellos viajarían a comunidades aún más lejanas.



Como era verano, supusieron que no haría frío. Llegamos a Las Vigas alrededor de las 5:30 de la tarde y de allí tomamos un camión que nos acercaría a los lugares a donde íbamos. Por lo menos a mí, todavía me restaría una hora y tanto para llegar al lugar en donde ya me esperaba una familia.



Caminamos en medio de un bosque muy bello. Hacía frío, quizá unos 8 grados y yo llevaba una playerita, una sudadera y una chamarra y en mi maleta dos cobijas cortas y ropa abrigadora.



Tomás, quien si acaso sobrepasaba los 18 años y Ricardo, de unos 20 iban conmigo y habían decidido no dejarme sola pero no llevaban mucha ropa abrigadora. Durante el recorrido supongo que nos perdimos un poco, pues ya llevábamos una hora y aún no dábamos con el lugar y mucho menos vimos a nadie para preguntar.



Se hizo noche y nos cansamos y decidimos sentarnos, ellos en el césped y yo en una tronco mal cortado. Dispuestos, trataron de hacer una fogata y les fue imposible. No sabían hacerlo. El consuelo es que llevaban cigarros, una botella de ron y Ricardo llevaba un poco de droga.



Como me dio pena que tuvieran frío les facilité mis dos cobijas y ellos se recostaron para reposar un poco aunque seguían teniendo frío. Les presté una chamarra que me sobraba en la maleta y más o menos durmieron.



Yo me quedé sentada fumando y dando un trago a la botella de ron deseando que se pasara el frío.



Como eso no ocurrió, los vi acostados y decidí colocarme a un lado de Tomás quien broméo: "Oí un día que si uno está desnudo y junta su cuerpo con otra persona desnuda se va al frío". Yo reí y seguí acostada, hasta que me dijo que me pusiera enmedio para que compartiera la chamarra que llevaba puesta.



No había tiempo para otra cosa pues el frío era tremendo y yo pensé que moriría aunque exageraba pues creo que los más friolentos eran ellos. Me quité mis tenis y mis pies descansaron pues estaban calientitos por las calcetas que llevaba.



Pasó un rato y de repente, como mis nalgas estaban delante de Ricardo y hubo un cierto momento en que tuvieron contacto con su verga, ésta comenzó a erectarse, pero él seguía dormido.



En cambio, Tomás no lograba dormir y en algún momento acercó sus labios a los míos y me dio un beso, cosa que me hizo reír, pues no se me había ocurrido que podría coger en un lugar así, inhóspito y helado.



Él volvió a besarme y yo le respondí pero sin mucho apasionamiento, hasta que en un movimiento atrevido, él se bajó el cierre del pantalón y sacó su pito. Entonces yo pegué más mi culo a la verga de Ricardo y él despertó aunque pienso que ya estaba despierto pues su pene ya estaba duro y caliente. También sacó su verga del pantalón.



Comencé a tocarlos y sentía sus vergas calientes a pesar del frío y ellos estaban muy apasionados. Ricardo pasó sus manos por mi espalda hasta tocar mis pechos, pues no llevaba sostén y Tomás seguía deseando un beso apasionado hasta que se lo concedí.



El drama fue que la que debía quedar desnuda o semidesnuda era yo, pues tuve que armarme de valor para quitarme el pantalón y entonces sí, Tomás fue quien me penetró primero y lo hizo muy rápido. Yo movia mis caderas y apretaba su macana y comencé a jadear sin parar y pidiendo más. Ricardo por su parte me pidió un beso y se lo di y de pronto me acercó su verga para que la chupara. Yo estaba muy caliente y me había olvidado del frío.



Les pregunté, en medio de mis jadeos, si ambos me podían penetrar y ambos consintieron que sí y entonces ahí sí, llegó el calor por completo. Me senté en Tomás y sentí muy rico su verga en mi vagina y después le pedí a Ricardo que me rompiera el culo. Lo intentó dos veces y no pudo hacerlo y le pedí su verga para mamarla y luego le pedí que me acercara la maleta y de allí saqué un frasco de Vaselina y le ordené que la untara en mi ano. Así lo hizo y su arremetida fue fabulosa. Entró de inmediato y estos dos principiantes de maestros comunitarios me hicieron empanada, lo que provocó que gimiera fuertemente en medio del frío bosque.



Al final, ambos sacaron sus pitos de mi vagina y culo y procedí a tragar la rica leche que salió de sus miembros. Para ese entonces ya no tenía calor.



Como a las 10 de la noche pasaron unas personas quienes nos indicaron que la comunidad que me correspondía estaba a unos 15 minutos y amablemente nos llevaron. Aún hay mucho qué conversar sobre mi estancia en esa comunidad.


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