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Categoría: Maduras

Secreto compartido

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ECSagardez



Cuando Román regresó de la universidad, no pudo más que sorprenderse de la presencia de doña María, la comadre de su abuelita Faustina, quien se encontraba en su cuarto arreglando su ropa para acomodarla en el clóset…



Doña María, una mujer de 45 años de edad, era una mujer robusta, pero con enorme culo y unas envidiables tetas, que a Román le habían provocado en algunas ocasiones, fantasiosas pajuelas.



Al verla en su cuarto, sólo sonrió y le preguntó en forma inocente:



- ¿Acaso se va a quedar en mi cuarto?



Doña María le contestó con una sonrisa irónica:



- ¿Acaso no te gusta la idea?



Román le respondió que estaba bien… Pero le intrigaba lo que había pasado en su vida personal… Así que no dudó en interrogarla:



- Doña María, acaso se dejó de Don Pedro…



- Si chamaco, sus celos me estaban provocando mucho daño y lo mejor fue que nos separarámos… Las riñas entre nosotros eran constantes y había que cortar por lo sano… Por eso le agradezco a mi comadre que me deje quedarme unos días aquí en lo que consigo un cuarto para vivir sola…



Román se quedó impresionado por la respuesta… Al tiempo que su imaginación lo transportaba a hacer realidad sus fantasías eróticas con la madura mujer…



 



II



La noche llegó y Román se encontraba en su habitación haciendo su tarea, cuando penetró la cuarentona mujer, quien había terminado de lavar los platos de la cena y se disponía a darse un baño por el intenso calor que se sentía en el puerto de Veracruz…



Al verla Román, le preguntó si ya deseaba acostarse para apagar la luz o le permitía terminar con su investigación, porque le faltaba poco…



Admirada por la cortesía del muchacho, doña María le respondió:



- No te preocupes, sigue con tu tarea en lo que me baño y yo me duermo hasta que apagues la luz…



La madura mujer entró por una toalla y salió de inmediato… El baño quedaba junto al cuarto del muchacho y los abuelos de éste, dormían en la parte superior de la casa, así que se quedó consultando sus libros, cuando escuchó tremebunda flatulencia… Esbozó una pícara sonrisa y al poco rato oyó cuando le jalaron la cadena al sanitario…



Más tarde, el ruido del agua que caía de la regadera y posteriormente cuando se cerraba la puerta del baño…



Doña María, entró a la habitación envuelta en la toalla que sólo le cubría de los senos hasta las nalgas y de reojo Román la miró y se percató de que venía desnuda y no traía calzones puestos… Su mente voló a cien por hora y pensó inmediatamente en hacer realidad sus fantasías eróticas con la madura mujer…



 



III



La madura mujer cerró la puerta con el cerrojo y se sentó en la cama que le habían acondicionado, para despojarse sin inhibición de la toalla y quedar totalmente desnuda ante los ojos del muchacho, quien no pudo reprimir su sorpresa y su verga se irguió en busca de pelea… Pero no pudo salir porque estaba aprisionada por la tela del short que traía puesto…



Doña María, experta en las cuestiones del sexo, miró de reojo al joven y pudo percibir que éste había dejado de leer sus libros para mirarla con todo descaro… Estaba embelesado de verle sus tetotas y ese culote, por lo que enseguida le pidió:



- Román, échame crema en la espalda…



El muchacho respondió:



- Si, pero con la luz prendida…



Dueña de la situación, la madura mujer le sugirió que mejor la apagara…



 



IV



El cuarto quedó en penumbras, sólo un leve resplandor de la luz de la luna entraba por la ventana y el aire de la noche hacía lo suyo… Cuando Román depositó algo de crema en sus manos, se la untó a la madura mujer en la espalda, sintiendo la tersura de su piel… Pero el masaje la estaba erizando y leves gemidos dejó escapar doña María…



Román ya no necesitaba saber más… La mujer estaba caliente y lo único que hizo fue liberar su verga, en tanto ella ávida de sexo no vaciló en tomarla entre sus manos, juguetear unos instantes para metérselo toda de un jalón en la boca… Tenía una especial forma de mamar que le resultaba placentero al muchacho…



En un mete y saca, lenguetazos a cien por hora, lamidas y relamidas, besos en los huevos del joven y nuevamente la introducción en la boca, provocaron que la respuesta del muchacho llegara de inmediato… Doña María se tragó toda la leche que éste le arrojó y le apretaba los testículos como deseando que le saliera más esperma…



Pero todo era inútil, la descarga de Román había sido fenomenal… Doña María lo besó con mucho cariño y enseguida le pidió que le mamara su cosita…



Román no se hizo del rogar y empezó a mordisquearle los senos… Los pezones respondieron a la caricia y se levantaron como tiendas de campaña… Era un prodigio de la naturaleza observar esas tetotas de Doña María…



Con su lengua recorrió el cuerpo de la madura mujer, hasta que penetró en su entrepierna y sintió el mullido monte de vénus, señal de una exuberante mata de vellos que doña María portaba… La lengua del joven se perdía, pero ella sutilmente hizo movimientos con sus manos para permitir que el muchacho llegara hasta lo más recóndito de ese sitio…



Y bien que lo hizo, porque tras besarle los labios superiores y lamer parte de ese gigantesco vaginón… Por fin logró el ansiado objetivo, tomar con sus labios el clítoris que era de tamaño descomunal, por lo que no dudó en chuparlo a más no poder, hasta que la madura mujer sintió que algo le recorría desde su cabeza hasta su vulva, pasando por su espina dorsal… Era la gran señal, un fabuloso orgasmo le llegó en ese momento…



Pero contuvo el grito, por temor a que se despertaran los abuelos del muchacho… Sintió cosquillas en todo el cuerpo y la sensación de placer que la atormentaba… Pero ella quería más… Su temperatura estaba a más de 38 grados… Así que necesitaba que el muchacho la montara y le dejara caer sus 18 centímetros de miembro…



 



V



Por su experiencia, con solo tocar la verga y sopesar los huevos de cualquier hombre, doña María hacía cálculos mentales de cuanta leche le podían otorgar y estaba plenamente segura que Román era un buen mozo que la haría chillar de emoción, llegado el momento…



Y no se equivocó… Con su mano buscó la verga del muchacho, la cual estaba a cien por hora, por lo que le dijo:



- Métemela hijo… Hazme tuya… Lléname mi cuca de mocos…



El muchacho le levantó las piernas y le dejó caer toda su verga hasta que sus huevos toparon con el redondo trasero de la madura mujer y ambos empezaron a acompasar el mete y saca…



Los pies de la madura mujer quedaron en los hombros de Román, quien no vaciló en besarlos levemente, el olor de sus plantas lo enervaba y lo transportaba a deliquios de intenso placer…



Por su parte, doña María estaba extasiada a cada beso del muchacho y el meterle la lengua entre los dedos, la estaban poniendo a cien y sentía que la verga de Román cada minuto que pasaba se engrosaba más y más…



El muchacho seguía en lo suyo… Por momentos le imprimía velocidad a la penetración y ella sólo gemía y le lanzaba palabras altisonantes:



- Cójeme chamaco… No te detengas… Méteme todo tu pito… Muévete más y más… Lléname de tus mocos… Echamelos todos, no te dejes nada… Sigue así… Soy toda tuya hijo… Que bien me lo haces… Eres todo un experto cabrón…



Y mientras la mujer decía tantos improperios, debido a la gran excitación que sentía… Román seguía en lo suyo y la limaba, algunas veces con fuerza y en otras disminuía sus movimientos… Tenía control mental de la situación y le estaba provocando muchas cosas a la mujer, quien ya no sentía la dura verga del joven, sino la tupida cantidad de movimientos que la llevaron a lo más grande del éxtasis…



Luego de tanta limada, limada, limada, limada y más limada en ese tremendo vaginón… Doña María le dijo levemente:



- Hijo, sigue así, porque ya no puedo más… En este momento me estoy vinieeeeeeeeeeeeeeeeeeendo.



 



VI



Román ni la peló, él siguió en lo suyo. Mientras ella dejaba escapar sus fluidos que encharcaron la cama donde la desigual pareja practicaba la mejor cogida que ambos habían disfrutado…



Para Román no pasó desapercibida la forma en que ella se pegaba a él… Hasta que ya no pudo más y doña María le suplicó:



- Sacámela y métemela por el culo… Espero que te guste…



Román no declinó la invitación y tras colocarla en cuatro patas, sintió que estaba bien húmeda y de inmediato se lo puso en el agujero del centro de esas nalgotas y le introdujo la verga con tal fuerza que ella pegó un respingo, por el dolor causado… Pero sólo fue un instante, porque de inmediato se acopló y solita inició movimientos que al muchacho lo hicieron exclamar:



- Que bien María… Síguete moviendo vieja puta… Lo que querías era mi verga… Pues bien ahí la tienes toda adentro… Has con ella lo que tu desees…



La mujer siguió sus movimientos de atrás hacia delante, mientras una leve sonrisa iluminaba su rostro… Así pasaron varios minutos, el muchacho parecía que no se cansaba, la fuerza en la verga no le disminuía y a cada momento parecía que más se le hinchaba…



Poco a poco ambos amantes fueron imprimiendo mayor velocidad al mete y saca… Cuando de pronto la madura mujer apretó su esfínter y el joven sintió que le cortaría la verga en dos pedazos… Era una reacción del ano de la madura mujer, quien estaba llegando a un orgasmo y en donde sus líquidos salieron en forma espectacular de su vagina, como si estuviera meando…



Fue una sorpresa para el joven, quien seguía moviéndose a todo lo que daba, pese a que la madura mujer le apretaba la verga con los pliegues de su tremendo culo… Al culminar su orgasmo, ella aflojó levemente y fue la señal para que Román intensificara sus movimientos, hasta que descargó su leche…



Doña María emocionada por el control y la forma en que cojía el muchacho, se puso a contar las descargas:



- Uno… Dos… Tres… Cuatro… Cinco… Seis… Siete… Ocho… Nueve… Diez…



Y la leche del joven inundó sus intestinos, sintiendo en un acto reflejo que el esperma le había llegado hasta el estómago… Pero sólo fue una ilusión… Porque Román se dispuso a sacarla a pesar de que la verga no se le desvanecía y la mujer cuando la sintió fuera, se la metió a la boca y la limpió hasta dejar el glande brilloso y siguió chupando y chupando…



El muchacho ya no pudo más y desfallecido por el ajetreo… Se tiró de espalda en la cama, donde la golosa mujer siguió mamando y mamando por varios minutos más… Había que aprovechar esa verga que estaba enteramente a su disposición en ese cuarto…



La experimentada mujer mamó, dio de lenguetazos, acarició los huevos de Romás, hasta que logró su cometido, para sacarle sólo tres chisguetazos de caliente esperma que doña María se tragó toda, sin dejar rastro alguno…



 



VII



Para ser la primera noche… Román y doña María habían disfrutado plenamente de la intimidad de su cuarto… Por lo que se convirtieron en amantes y mientras ella vivió en ese lugar, por espacio de dos meses, cogieron todos los días cuando llegaba la hora de dormir por la noche…



Y por las tardes si no había nadie en casa… No querían despertar las sospechas de los abuelos de Román… Bien que se las ingeniaban para coger, coger, coger y coger…



Doña María no perdía el tiempo y buscaba la forma de alimentar al muchacho, preparándole exquisitos y nutritivos guisados, con el pretexto de que eran necesarios para sus estudios…



Pero la verdad, sin duda, era otra y parte de un secreto que el joven y la madura mujer compartían…


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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