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Categoría: Maduras

Sandra

Hola a todos. Este relato les dirá como tuve relaciones con una mujer mayor que yo, una amiga de mi madre y en general de la familia.



Sandra es una amiga de mi madre. Bueno, no es una amiga…es su amiga, la mejor amiga, son como hermanas. De hecho creo que tiene mucha más confianza con Sandra que con sus hermanas (tiene 2). El hecho es que se conocen desde que empezaron en el colegio y nunca han dejado de tener contacto. Por lógica de la vida mi madre se casó con Julián, mi padre, por cierto mi madre se llama Josefina (Fina) y Sandra lo hizo con Álvaro. Las cosas siguieron por un curso normal y a pesar de estar casadas eran intimísimas, con visitas si no diarias, casi de una a la otra o viceversa. De la misma manera era muy frecuente que o bien los viernes o los sábados quedasen para salir a cenar y luego dar una vuelta a tomar algo por ahí. Antes de seguir os diré que me llamo Tomás, tengo 19 años, que mi madre tiene 45 (lo mismo que Sandra) y mi padre dos más. La cosa, para no alargarme más es que una tarde llegó Sandra a casa con la cara descompuesta, preguntando por mi madre, que en ese momento no estaba, de hecho era la única persona que estaba en casa. Le pregunté que era lo que le pasaba, que tenía muy mala cara y me dijo que Álvaro le había dicho que se separaba de ella, que no aguantaba más, que quería independencia y no se que más cosas. Entre otras le achacaba a Sandra el no haber tenido hijos. Le pregunté si quería algo y me dijo que un gin-tonic. Se lo serví y esperamos a que llegase mi madre, a la que llamé al móvil para que abreviase lo que estuviera haciendo. Después de llegar mi madre me fui a la salita a ver la tele, pero pude oír los llantos de Sandra y las palabras de apoyo de mi madre. Evidentemente ninguna de las dos lo entendían y solo decía lo cerdo que era, que eso no se hacía.



Los días fueron pasando y Sandra estaba mal, con una especie de depresión por su situación. Durante un par de semanas no quería salir de casa (solo venía a la nuestra, pero sobre todo mi madre iba a la suya) y eso de salir a cenar, nada, hasta un sábado por la mañana, que mi madre le dijo que esa noche se arreglaba y que saldrían a cenar y a bailar. Sandra en principio dijo que no, pero quien conoce a mi madre sabe como es, y que en general consigue lo que quiere. El problema es que Sandra decía que no quería venir como carabina, ya que serían mis padres y ella, a lo que mi madre le respondió, sin consultarme, que no iba sola, que su hijo Tomás (o sea, yo) iría con ella para que no pensase que era una carabina. Cuando me lo dijo en principio me enfadé un poco, bueno, bastante, ya que había quedado con mis amigos para ir por ahí, pero como digo, nadie dice no a mi madre. La verdad, no era mi noche soñada, pero…que le iba a hacer.



Haciendo un pequeño inciso, quiero describir a Sandra. Es alta, bastante y sobre todo para su época, ya que mide cerca del 1,80. Es guapa, y sobre todo es muy llamativa, por un lado por su estatura y por otro por su melena rubia natural. De hecho, mi madre, siendo un poco más baja que ella, apenas dos cm. parece medir mucho menos y llama menos la atención. Otra cosa que tiene Sandra, pero que por su altura no lo parece es un tremendo par de tetas, que cuando la has visto en bikini la verdad es que lo flipas. Ha sido durante gran parte de mi vida la musa de mis pajillas.



El sábado por la tarde mi madre me dijo que para por la noche fuese bien arreglado (o sea, traje), ya que íbamos a cenar a un sitio muy fino. A la hora prevista estaba listo, de hecho mi padre y yo tuvimos que esperar unos minutos por mi madre, que llegó con un espectacular vestido. Cogimos el coche y fuimos a buscar a Sandra, que para no ser menos llevaba otro vestido de campanillas. Se había maquillado y la verdad es que lucía otro semblante. Llegamos al restaurante y nos cogió el coche un aparcacoches. Entramos al local y fuimos a la parte reservada a fumadores, ya que si bien yo no fumo, mis padres y Sandra si lo hacen, y claro…a mi ni preguntarme una opinión. Mientras esperábamos los entrantes se fumaron un pitillo cada uno. La que escogió el vino fue mi madre, que entiende bastante y la ventaja es que mi padre no bebe, por lo que no me tocaría conducir de vuelta a casa y además podría tomar alguna copa…a lo mejor la noche no era tan mala. Cenamos de maravilla, la verdad es que el restaurante era muy, muy fino. A los postres nos ofrecieron a mi padre y a mi unos puros, que mi padre cogió decididamente y me dijo a mi que cogiese uno, que ya era un hombre y tenía que demostrarlo (yo pensaba que estaba de coña, pero es su manera de pensar), así que cogí un habano. Imité los pasos de mi padre al preparar toda la parafernalia y lo encendí segundos después que él.



- La verdad es que estás hecho todo un hombre- comentó Sandra.



- No es amor de madre, pero si que es un buen mozo- aseveró mi madre.



- Bueno, bueno, ya vale- dije yo, un poco incómodo.



- Personalmente solo quiero darte las gracias por este gran esfuerzo por tu parte de venir para que no parezca que vengo sola- un poco de tristeza asomó en la cara de Sandra cuando dijo esto.



- De nada, la verdad es que me lo estoy pasando muy bien- dije de verdad mientras le daba una calada a mi puro.



- Todavía queda la parte más dura- se rió mi madre- el baile.



Terminamos de cenar, los postres, el puro y todo y cogimos el coche para ir a un sitio de copas de mayores, como decimos, ya que no había gente joven, la mayoría eran parejas de mediana edad, en un ambiente tranquilo, en general sentados, con música suave y una pequeña pista de baile en la que estaban unas cuantas parejas bailando. Buscamos una mesa libre y nos sentamos. Pedimos las bebidas, todos con alcohol excepto mi padre, que pidió agua mineral. Nos tomamos un par de copas antes de que mis padres se decidieran a salir a la pista. Nos quedamos en la mesa Sandra y yo.



- Bueno, Tomás…supongo que ya tendrás novia, ¿no?



- La verdad es que no…al menos de momento no quiero ataduras- le dije un poco justificando el no tener novia, ya que si pudiese salir con alguna en concreto…a lo mejor me lo hubiese pensado.



- Es lo mejor que haces…tómate tiempo, aun eres joven, disfruta todo lo que puedas, pero por favor no seas un cerdo con las mujeres- Sandra estaba resentida con su ex-marido.



- En fin, supongo que te tengo que invitar a bailar- le dije a Sandra



- No te sientas obligado…de verdad- Sandra estaba dispuesta a ayudarme



- No, en serio, si quieres bailar- me levanté



- Si lo dices en serio…pues vale- dijo Sandra con una gran sonrisa



- Eso si…te tengo que advertir que no soy buen bailarín, al menos con este tipo de bailes.



- Bueno, no es difícil…déjate llevar.



Salimos a la pista e hice lo que me dijo Sandra, es decir, me dejé llevar. La verdad es que los que nos rodeaban nos miraban como diciendo que Sandra era una asalta cunas o algo así, pero yo me sentía cómodo bailando con la amiga de mi madre. Le agarraba bien la cintura y me llegaba muy bien, se notaba que le gustaba bailar.



Esa noche dejamos a Sandra bien contenta en su casa (en los dos sentidos) y luego llegamos a la nuestra, y tanto mi madre como yo estábamos un poco perjudicados.



Un par de semanas más tarde mis padres se fueron a la ciudad de origen de mi padre, ya que mi abuela estaba un poco mala, nada serio, pero mi padre quiso ir. Mi madre me dijo que no había podido hablar con Sandra y que hiciese el favor de llamarla y comentárselo.



- ¿Sandra?- dije cuando me respondió al teléfono



- Si, dime Tommy- a veces me llama así



- te llamo para decirte que mi madre fue a Soria con mi padre porque mi abuela está un poco pachucha



- ¿Es serio?



- Creo que no, pero como hace tiempo que no la ven, pues han decidido pasar el fin de semana allí



- Bueno…que le vamos a hacer. Había pensado ir al cine con tu madre esta noche…pero bueno, otra vez será- dijo con una voz tristona



- Si quieres…te acompaño yo- recé porque la película no fuese un rollo intelectual…incluso esperaba una comedia romántica



- No hace falta…seguro que tienes cosas mejores que hacer un viernes por la noche-



- No, en serio, hoy no he quedado, así que si quieres te recojo con el coche de mi madre y vamos al cine- Sandra no conduce porque no tiene siquiera el carné.



- Si de verdad quieres…la película es a las 10



- Pues pasaré a las 8,30…si te parece bien



- Genial



Pasé a recogerla a la hora prevista y fuimos a un complejo de salas de cine que hay a las afueras de Madrid. Sandra cogió las entradas que ya tenía reservadas y entramos a la sala, tras coger palomitas y refrescos. Menos mal que la película era una comedia romántica de esas que tanto gustan a las mujeres.



Cuando terminó la película cogimos el coche para volver a casa.



- La verdad es que me he reído muchísimo- dijo Sandra, con una sonrisa dibujada en su cara.



- Si, ha sido bastante buena



- Por cierto…ahora que lo pienso…no has cenado, ¿no?



- No, comeré algo cuando llegue a casa



- De eso nada…puedes aparcar el coche en nuestra cochera…bueno en mi cochera y subes a cenar algo- la voz le cambió un poco al recordar que ya no estaba casada.



- De verdad, no te molestes.



- No es molestia, yo también tengo que cenar.



Así lo hicimos y aparqué en su casa. Subimos en el ascensor y entramos al piso. Cenamos un par de tortillas con embutidos y abrió una botella de vino para acompañar. Entre tonterías nos tomamos toda la botella de vino. Sobre todo Sandra estaba bastante contenta



- Bueno, Tommy, gracias por acompañarme esta noche



- De nada, me lo he pasado muy bien.



- Ahora que lo pienso… o puedes coger el coche



- Si no estoy borracho



- No es que lo estés o no…es que has bebido. No quiero ni imaginarme que te suceda algo…o que te pare la policía y te haga soplar…-dijo Sandra, no sin razón



- Creo que si que es mejor no coger el coche.



- Te puedes quedar un rato más si quieres



- Bueno…la verdad es que no tengo planes



- ¿Entonces?



- Va…me quedo un rato



- ¡Genial! ¿Qué te pongo para beber?



- ¿Qué tienes?



- Lo que quieras



- Pues whisky con cola



- Vale



Estuvimos hablando de varias cosas sin importancia hasta que Sandra me dijo que el verdadero motivo de su separación fue el hecho que su ex-marido estaba ahora con una mujer más joven que él, de su trabajo.



- La verdad es que no debes pensar que todos los hombres son iguales, pero si que te puedo decir que Álvaro es un poco cabrón, además de bastante tonto, porque si no, no se puede entender que te deje por otra- le dije, tratando de animarla.



- Gracias, Tommy…pero no creo que sea para tanto.



- No, si solo digo lo que veo…eres un pedazo de mujer y en serio que no entiendo que pudo ver el gilipollas de Álvaro en la otra.



- Vas a hacer que me ruborice- dijo Sandra, poniéndose un poco roja



- Que va…si es la verdad



- Pues es una pena que Álvaro no supiera verlo



- En serio, Sandra, creo que deberías olvidar a ese idiota…si no ha querido estar contigo…pues el se lo pierde.



- Ya, pero ahora tengo una edad en la que para encontrar a alguien, pues será difícil, creo yo- dijo Sandra



- Que va…si tu das un zapatazo y te salen hombres hasta de debajo de las piedras…



- Pues hasta ahora…mira, zapatazo y…nada- dijo Sandra dando una patada al suelo.



- ¿Cómo que nada…y yo qué?- dije medio en broma, medio en serio



- Perdona, Tommy, pero no pensaba que una vieja como yo pudiese siquiera llamar la atención de alguien de tu edad- comentó Sandra entre risas



- Pues ya ves que no es así…una mujer guapa es una mujer guapa…y punto- dije poniéndome serio.



- ¿Crees que soy guapa?- el ego de Sandra subió algo



- Mucho, de verdad…y por lo que he visto en la playa, además tienes un cuerpazo.



- ¿Por qué lo dices?



- Hombre, cuando te he visto en bikini…ahí poco puedes esconder



- Si, poco…se ve todo lo que me sobra- comentó Sandra tocándose las caderas



- Poco hay que esconder, y creo que sobra muy poco, a menor a simple vista, muy poco…claro que tendría que ver algo más para asegurarlo.



- ¿Cómo que ver algo más?



- Bueno, ya sabes, con un poco menos de ropa, para ver que realmente no sobra nada.



- ¿Me estás tirando los tejos?- me preguntó sin rodeos Sandra



- Una mujer como tu…la verdad es que eres un sueño para cualquier hombre…y yo soy un hombre



- Ya lo veo, ya…Otra cosa…tu ¿Qué harías conmigo?- me puso en un aprieto



- Lo que tú quieras



- ¿Seguro? ¿Aguantarías?



- Seguro



- Me gustaría comprobarlo



- Depende de ti



- ¿Lo dices en serio?



- Totalmente…si tu quieres



- ¿Y si quiero?- me intentaba poner entre la espada y la pared



- Pues te diré que no te arrepentirás



- No se yo…¿lo comprobamos?



- Es una oferta



- ¿Tú que crees?



- Pues vamos



- Vamos



Nos levantamos del sofá y nos dirigimos al dormitorio



- ¿Estás seguro?- me preguntó de nuevo Sandra



- Yo, si ¿y tú?



- Vamos- dijo mientras se quitaba la camisa, dejándome ver un sujetador de encaje negro, muy fino, que poco dejaba a la imaginación



- Ya te lo decía, hay muy poco que sobre



- Todavía yo no he visto nada…-dijo Sandra, nerviosa



- Tranquila, todo llegará- nos seguimos quitando ropa hasta quedarnos en ropa interior



- ¿Damos el siguiente paso?



- Vale- le dije mientras me quitaba los calzoncillos



- Guau, que lanzado y que…bueno…que grande



- Ahora me toca ver a mí, ¿no?



- Vale, vale, ya voy- se tiraba las manos a la espalda para desabrocharse el sujetador y luego se bajó las bragas, dejándome ver sus maravillosas tetas y su poblado coño.



- ¡Um! Déjame probar- le dije al tiempo que le mamaba una de sus tetas.



- Que rico…que bien se siente, casi no me acordaba



- Eres un cañón de mujer, Sandra, no me cansaría jamás de chupar estas tetas



- Pues no pares, Tommy, no pares- decía Sandra mientras me sujetaba la cabeza con las manos y echaba la suya hacia atrás y al tiempo le cogía el culo entre mis manos



- Que tetas, dios mío, que tetas tienes, Sandra



- No es lo único que tengo- me dijo tomando mi mano y llevándomela a su frondoso y húmedo coño.



- ¡Como estás!-



- ¡A tope…de caliente!...que bueno…como me gusta, sigue tocándome…ahí, siii, tócame el coño Tommy- le tocaba el coño con mi mano, hasta que le metí uno de mis dedos en su cueva- diossss, no pares…sigue así- me fui hacia su cara y mientras le hacía una paja con la mano le di un beso en la boca, al tiempo que me preparaba para cruzar la última puerta



- Sandra…te voy a follar



- Siii, quiero sentirte dentro…fóllame, Tommy- abrió completamente sus piernas para facilitarme la penetración. Me puse encima de Sandra y metí mi polla en el ya mojado coño de Sandra.- que bueno, Tommy, que bueno…no pares, no pares…lléname…ah, ah, ah sigue, así, así- estuvimos un rato follando hasta que estaba a punto de irme



- Sandra, me voy



- Vente conmigo, dentro de mí…siii



- ¡Ahhh!



La corrida fue la mejor de mi vida. Nos besamos y nos quedamos abrazados en la cama. Poco a poco nos fue entrando el sueño y nos quedamos dormidos.



Mantuvimos nuestra relación en secreto, pero casi todos los días me pasaba por la casa de Sandra (si no estaba mi madre) para tener nuestra ración de sexo. Al cabo de dos meses Sandra me llamó…estaba muy nerviosa. Me dijo que tenía un retraso y que se hizo una prueba y que estaba embarazada. Estaba radiante de felicidad. Al final resultaba que el infértil era Álvaro. No le dijo a nadie quien era el padre…ni siquiera a mi madre, a quien se lo cuenta todo…


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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