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Rendijeando a mis vecinos como culeaban -2-

A la mañana siguiente me desperté con la viva imagen de mi vecina comiéndose a su esposo quien por cierto estaba mal dotado, tenía en mi mente la cara de lujuria, de arrechera de Mirta, mi vecina por el pequeño trozo de verga que tenía su esposo y ella quería algo de mejor tamaño.

Luego recordé que en alguna ocasión tal vez dos había conversado con Simón su esposo y que Mirta mínimamente había participado en la charla, no era muy amistosa que se diga, entonces por ese lado la tenía difícil para poder llegarle, en fin, tenía que idear como iba a ser el acercamiento.

Por esos días yo remplazaba a un amigo que estaba de vacaciones y me recomendó con su jefe para diseñar crucigramas, sopa de letras y otros acertijos que se publicaban en uno de los periódicos más populares de mi ciudad Cali, por lo que contaba con mucho tiempo para dedicarme a lograr lo que quería con mi vecina, luego de haberla visto como la vi aquella noche se despertó en mi un deseo de comer de eso que ella tenía entre sus piernas y que antes de verla como la vi ni me interesaba, intente varias cosas como tratar de coincidir en el lavadero que se compartía con todos los inquilinos en el patio de lavado pero escasamente me levantaba la ceja para saludarme y se iba del lugar evitando así aunque fuera un contacto visual.

Recordé que con frecuencia escuchaba los dados con los que se juega parques y he decir que los oía mucho y entonces dije de pronto por aquí va a ser la cosa.

Al otro fin de semana era sábado en la tardecita busque la forma de coincidir entonces con Simón su esposo y esto fue lo que paso.

Yo: quemas viejo Simón que se dice.

Simón: bien mijo como vas.

Yo: Aquí con ganas de jugar parques con usted que es todo un profe.

Simón: Jaja ya quisiera ser profe, pero si de verdad querés jugar te espero en media hora.

Yo: hágale pues.

Calcule 35 min y le toque la puerta, toc toc, a lo que me abrió la puerta Mirta con una amplia sonrisa y mucha amabilidad indicándome con la mano que ya estaba dispuesto el parques.

Mirta: Hola vecinito bien pueda siga que lo estamos esperand.

Su amabilidad me sorprendió pues ella se distinguía por ser muy seria y poco conversadora pero seguí su indicación y me senté en un sofá teniendo de frente la mesa de centro de la sala que tenía el parques con tres grupos de fichas lo que me indico que ella también jugaría, ella tenía una pantaloneta blanca ajustadísima que le partía el biscocho y marcaba bien sus nalgas, una blusa de tiritas sin brasier que dejaba mirar, imaginar y calcular el tamaño de sus senos, claro que yo ya los conocía pues hacia unas noches los había visto dando botes cuando estaba cabalgando a su marido, yo pregunte “y Simón”, ella, “ahí viene véalo vea”, Simón tenía un jean una camisilla de color blanco y en chanclas, y yo una camisilla de color rojo que dejaba ver lo amplio de mi pecho y los brazos gruesos que había conseguido por las pesas, una sudadera roja y zapatillas, empezamos a jugar pero Simón decidió no dejar jugar más a Mirta pues corría las fichas muy lento en comparación a nosotros y la saco del juego, seguimos en y yo y al cabo de un rato Mirta se paseaba robando mi concentración por lo que me cogió ventaja Simón ya me ganaba 3 a 1, cuando dijo Simón, “bueno charlen un ratico que yo voy a hacer una diligencia que nadie más puede hacer por mí”, se fue al baño y Mirta muy sugestiva se aproxima a mí y me dice:

Mirta: si yo estuviera jugando usted me metería a la cárcel.

A lo que yo le conteste mirándole fijamente ese panocho partido por esa pantaloneta.

Yo: no yo no la meto a la cárcel, yo la tomaría entre mis brazos y le daría un delicioso beso bien mojado y la pondría bien excitada.

Mirta: ah sí, y después que me tenga bien arrecha que.

Entonces me puse de pie con mi verga bien parada y me la saco dejándosela ver y le digo:

Yo: hum pues después le doy una buena ración de esta.

Mostrándosela y corriéndome con la mano el forro y quedando así la cabeza de mi verga expuesta y mirando a Mirta a los ojos pude darme cuenta que ella la apetecía, se escuchó el chancleteo de la venida de Simón a lo que nos acomodamos y el juego continuo, al rato volvió Simón a irse al baño y Mirta me dijo esto:

Mirta: venga muéstramela otra vez.

Yo la tome de la cintura la traje hasta mí y puse mi boca en la suya y nos fundimos en un beso muy mojado donde ella me succionaba la lengua con mucha fuerza y destreza, movía su lengua de lado a lado al compás mientras que mi mano ya había corrido su tanga y jugaba con su vulva que estaba babosa muy babosa, rápidamente se puso de rodillas y yo le pase la verga así, tiesa y venosa y me la recibió con su pequeña boca dándome unas chupadas fuertes, babosas y profundas, creo que fueron unas cinco chupadas cuando oímos a Simón de nuevo, otra vez nos recompusimos y él se sentó continuando así el juego, Mirta nos ofreció chocolate con galletas y era extremadamente amable que yo temía que Simón despertara en celos pero que va, el hombre fresco como una lechuga alternaba la jugada las risas las charlas y sus continuas idas al baño, cada vez mientras nos dejaba solos íbamos un poca mas allá, le chupe las tetas la cuca, ella me lo mamaba y mamaba pero no podíamos finiquitar para no ser sorprendidos por su marido.

Luego a Simón le dio sueño y se acaba el juego, las idas al baño y las abejorreadas con su mujer, nos despedimos con Simón con una apretada de manos y ella me acompaño a la puerta no sin antes darme un rico beso y una buena amasada en la polla, y diciéndome al oído, “mañana él se va de pesca como a las seis con unos compañeros del banco lo recogen a las 6, a las 7 quiero verte parado en mi puerta, entonces ya veremos la ración de esta que decís que me darás”.

Amanecí bien bañado y perfumado me pare a un lado de su puerta cuando se fue abriendo lentamente y yo me entre, yo en pantaloneta y un buzo, ambos blancos y chanclas, ella con su pijama negro transparente y sin ropa interior se arrojó a mis brazos, la desnude y me pegue de su vulva a hacerle sexo oral, olía delicioso a loción se la chupe un buen rato hasta que le oí decir, “venga póngame a mamar”, hicimos un 69 delicioso y estuvimos así como 15 min, luego ella se acomoda en 4 levantando la cola exponiendo su vulva pequeña pero carnosa, yo me le arrimo y con mi verga y se la sobo, recorro toda su vulva y observo su ano y me doy cuenta que por ahí ya se ha metido una verga, la verga queda justa en la entrada y la penetro con fuerza ella gime y pide más yo le doy con todo ella me dice que se viene que nos vengamos juntos, arremeto con todo y lo conseguimos juntos en un esperado y deseado polvo riquísimo luego de un rato me la chupo poniéndomela dura otra vez esta vez me dijo que la quería sentir en su culo, salive su ojo se la sobe y para dentro, la penetre analmente deliciosamente llevábamos como 5 min, cuando empezó a temblar como si se fuera a desarmar era un orgasmo intenso el que tuvo, luego me vine en su culo deliciosamente, nos quedamos así un buen rato, toda la mañana estuvimos haciéndolo hasta la hora del almuerzo que me retire pensando no sea que llegue Simón y me sorprenda comiéndomele el culo y vulva a su mujer, lo hicimos muchísimas veces en casi todos los lugares de su apto, luego me cambie de casa y fueron más esporádicos y así hasta que perdimos contacto.

Bueno amigos dejen comentarios de cómo les pareció, un abrazo.

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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