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Renace el harem (Capítulo 8)

Mientras las perras estaban tragando su comida especial, solo pensaban que más les tocaría aprender. Los 15 minutos pasaron por lo que su alimentación de ese día terminó. Su Majestad estaba en su sala de descanso y de pronto se hizo escuchar el llamado mediante las palmadas; las perras ya con un poco más de energía no tardaron en presentarse. El Ama al verlas llegar fue dando órdenes de que harían cada una de ellas.



A una le ordenó abanicarla durante el tiempo que su Majestad estuviera descansando, otra de ellas fue puesta a cuatro patas para estar sirviendo de descansa pies, a otra le ordenó le masajeara los pies, en fin a cada una le asignó una tarea que debían cumplir a la perfección y sin que su Alteza escuchara un solo ruido por pequeño que este fuera.



Su Majestad después de dos horas, dispuso que dos de las reclutas le iban a adorar los pies, una de ellas se los besaría y la otra le debería hacer una pedicura pero con la boca para después tragar toda la callosidad, debían alternarse, al terminar cada una la tarea impuesta debían intercambiar funciones, la que masajeaba ahora debía hacer pedicura al pie asignado y la que hizo pedicura iba a masajear, de tal forma que ambas perras aprendieran a desempeñarse en todas las obligaciones.



A dos más de ellas las envió a realizar labores fuera del reino, una iba a lavar los coches por dentro y por fuera incluida la pulida y la otra se encargaría de lavar el garaje ya que era bastante grande, la perra encargada de los coches sería nombrada chofer, y la que limpió el garaje después la pusieron a limpiar todas las recamaras desde los techos, pisos, paredes y ventanas, en fin ella sería multiusos.



El día para las perras fue bastante largo y cansado, que su único tiempo de descanso fueron los 15 minutos de su comida y nada más, el resto del día fue un continuo entrenamiento para ser perras domésticas, estaban muy cansadas, ya no aguantaban más, suplicaban fuera tiempo de ser enjauladas para poder dormir. Al llegar las 11 pm se apagaron las luces, las perras fueron enjauladas después de 16 horas constantes de arduo entrenamiento, al entrar al jaular, las perras tuvieron que besar los pies de su Majestad agradeciendo estuvieran siendo adiestradas para ser útiles en la casa y no uno simples estorbos. No podían creerlo, por fin a descansar.



A las 6:50 de la mañana las luces del jaular se encendieron para continuar en entrenamiento, las perras no podían creerlo, ellas sentían que habían pasado solo cinco minutos, rápidamente al abrir las jaulas, besaron los pies de su Majestad dándole los buenos días y así desnudas empezar el segundo día. Esa mañana fue igual de pesada que la anterior, aunque ese día les enseñaron diferentes cosas como a no hablar sin permiso, siempre estar arrodilladas y acatar las órdenes con alegría y respeto por el Ama, ya que sin ellas serían unos trapos viejos.



Por la tarde se les entrenó para servir como todo tipo de mueble, ya fuera descansa pies, mesitas de servicio, abanicos humanos o simplemente un vil cenicero, ellas debían aceptar la ceniza y tragarla para después agradecerla como si se tratara de un manjar para dioses. También se les adiestró en el arte de recibir y saber interpretar órdenes a base de solo señales, eso les daría más elegancia y su valor de esclava crecería. Una vez más agradecidas llegaron los tan esperados 15 minutos para comer y después ser llevadas al jaular.



Los días iban transcurriendo y ya las esclavas estaban acostumbradas a todos sus deberes domésticos, ya comían con agrado su alimento y entendían todas las órdenes mediante señas, así como también ya eran muebles.



Llegó el momento en que ya las mismas perras se despertaban solas, ya solo esperaban en pose de adoración para que al entrar su Majestad le lamieran los pies en automático y después recibir sus instrucciones para ese día. Prácticamente ya realizaban sus deberes sin tener que estarlas arreando como mulas, ya hasta sabían arar la tierra, habían dejado de ser las torpes rebeldes, ahora ya eran las esclavas domésticas que sus madres deseaban que fueran y hasta habían perdido totalmente su voluntad, ahora solo respondían a las ordenes instantáneamente, habían tenido un cambio total de personalidad.



Su Majestad llamó a las madres de las perras para que vinieran a verificar cambios en los paracitos que tenían como hijas. Las madres apenas recibieron la llamada no se hicieron esperar llegando solo diez minutos después, al llegar las madres , el Ama de llaves las condujo hasta el salón principal donde su majestad y las perras se encontraban para hacer la demostración y entrega.



Estando ya presentes las mamas de las nuevas esclavas, su Majestad hizo sonar dos palmadas y como acto de magia aparecieron sus hijas totalmente sometidas, con su voluntad totalmente abatida estando desnudas y caminando a cuatro patas y en total silencio. Sus madres no podían creer lo que estaban mirando. Su Alteza les dijo a sus madres dieran una palmada sin decir nada, ellas obedecieron y sus hijas se postraron a sus pies; las madres no podían creer lo que estaba pasando, su Majestad dijo que dieran una palmada doble, ellas lo hicieron y en automático sus hijas empezaron a lamer y besar sus pies, las mamás estaban asombradas de semejante cambio de actitud, le preguntaron a su majestad como es que logró ese cambio en tan poco tiempo. Su Majestad solo respondió “a eso me dedico”.



Por cierto, sus hijas hacen todas las labores domésticos y no domésticos, aprendieron a recibir órdenes a base señas, dar pedicura con la boca, masajes de pies, adoración al Ama, ser muebles, en fin lo que se vaya necesitando u ordenando ellas lo harán sin importar que sea, por cierto si desean que sus hijas paren de lamerles los pies solo hagan sonar una palmada triple.



Su Alteza dijo ya para terminar y que vayan a estrenar a sus esclavas deben recordar que existe un contrato firmado que les obliga a pagarme mes a mes, además están obligadas a buscarme más gente. Las clientas respondieron “ si su Alteza por eso no se preocupe, tenga por seguro que le vamos a recomendar, además por su cumplimiento en la mitad del tiempo establecido le daremos un bono igual al ya pagado, además ya deseamos irnos, a estas esclavas les espera mucho que limpiar. Su Majestad dijo “su horario es de 16 horas laborables al día, solo comen en la noche con un tiempo permitido de solo 15 minutos, después se les lleva a sus jaulas y se despiden al igual que saludan a su Ama siempre besando los pies”



Las clientas agradecieron a su Majestad el haber re educado a sus hijas que ahora eran sus esclavas, pagaron y se llevaron a sus nuevas perritas. Al llegar a sus casas, enseguida dieron la orden a sus nuevas perras de ir por los utensilios de limpieza y empezaran con el aseo mientras ellas descansaban mirando televisión muy tranquilamente y en completo silencio. Las nuevas esclavas solo dijeron “si Ama como usted ordene, estamos solo para servirle”.


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