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Renace el harem (Cap. 2)

Las clientas deudoras se presentaron al sexto día y se postraron ante su Majestad para decirle que ya habían cubierto el monto de la deuda contraída por la renta de sus perras y que estaban listas para llevarse la mercancía, el Ama les dijo que si querían tener perras domésticas debían conseguirlas otra vez, ya que habían transcurrido seis días y apenas estaban cumpliendo con el pago de su deuda, y que eso le daba derecho a hacer uso de la mercancía, y que por lo tanto la había entregado a otra solicitante.



Las clientas sorprendidas exclamaron ¡pero Majestad solo ha sido un solo día después del plazo de gracia!, por favor le suplicamos a sus pies nos permita llevarnos a nuestros familiares. El Ama les aclaró “si hubieran pagado el otro día como el contrato les obligaba, yo no hubiera dispuesto de ellos, pero han incumplido el plazo de pago y tengo todo el derecho de hacer cumplir esa cláusula”



Su Majestad les aclaró, si es que desean tener perras domésticas deben encargarse de conseguirlas para traerlas y que yo las entrene, y esta vez paguen en el plazo establecido ¿les ha quedado claro?, las clientas humilladas respondieron “si Majestad, como usted nos ordene”, dicho esto se retiraron en silencio para buscar a su nueva servidumbre.



A los pocos minutos de haberse retirado las clientas frustradas, llamaron las clientas recientes para decir que las perras que les entregaron eran una maravilla, que sabían hacer de todo y sin quejarse absolutamente de nada, que les había gustado cómo fueron entrenadas, ya que solo están a cuatro patas y no hablan para nada.



Su Majestad les dijo que su lema siempre ha sido “el cliente es lo primero, y su comodidad lo más importante”; cuando las clientas escucharon eso se sintieron muy importantes y agradecieron al Ama esa distinción. Su Majestad sabía que lo más importante para ella era su propio bienestar, pero a los clientes hay que hacerlos sentir bien para que así sigan a sus pies.



Su Majestad dijo a su clienta, es la verdad, para mí los clientes parte de mi bienestar, yo sin ustedes no soy nada, uy apenas escuchó eso la clienta más contenta y a gusto se sintió, sin entender que ellas eran la fuente de ganancias de su Majestad. La clienta dijo bueno su Majestad, ya no la interrumpo, solo quería decirle el magnífico servicio que usted proporciona, y por cierto sigo en busca de más clientas para recomendarla, dicho esto dijo:



“Su Majestad beso a usted los pies y me retiro con su permiso”



Su Majestad llamó a su Ama de llaves para ordenarle preparar el baño, ya que deseaba relajarse, el Ama de llaves como siempre hizo una caravana para después responder como usted ordene mi Ama, inmediatamente se retiró para alistar todo. El Ama tenía flojera de caminar, así que chasqueó los dedos y al instante cuatro de sus esclavas se presentaron; su Majestad dijo llévenme a mi aposento para que su compañera me aliste ya que tomaré un relajante baño.



Las perras enseguida adoptaron la postura de silla para cargar a su Majestad y que ella no se molestara en mover un solo dedo. Pronto su Majestad fue llevada hasta su aposento donde fue depositada, retirándose las perras que le cargaron para continuar sus tareas mientras el Ama de llaves se preocupaba del baño de su Alteza.



Mientras que el Ama recibía ese baño relajante ella preguntaba a su esclava si su familia y ella tenían conocidas que desearan tener perras domésticas, ya que el negocio estaba creciendo y necesitaba más personal. La perra dijo a su Ama que no tenía amigas de ese estilo, pero que sería un privilegio indagar quien si quería tener perras y de no ser así, les crearía la necesidad de ser dueña de perras domésticas.



Mientras que su majestad gozaba de su relajante momento mientras su esclava se encargaba de eso, ella empezaba a visualizar como esa genial idea del negocio de limpieza iba creciendo a pasos agigantados. Terminó el baño y una vez recostada su Alteza hizo presentar a dos de sus domésticas mediante dos palmadas, apenas se escucharon las palmadas las esclavas se hicieron presentes, a una le ordenó traer una bebida con hielo y que a su regreso adoptara la postura de mesa de servicio para que ella apoyara su bebida, a la otra perra la puso a abanicarla durante varias horas.



Mientras su Majestad disfrutaba viendo televisión, de pronto sonó el teléfono, una de las esclavas atendió y al saber que era una de las clientas, enseguida llevo a su dueña el teléfono. Su Majestad atendió la llamada para darse cuenta de que eran sus buscadoras frustradas por quedarse sin servidumbre, apenas atendió su Alteza el teléfono, se escuchó como las clientas bajaban el tono de voz en muestra de reverencia y respeto para después comunicarle a su Majestad que ya tenían a sus nuevas chicas, y que si podrían llevárselas enseguida, el Ama les dijo que estaba descansando y disfrutando de sus esclavas, por lo que en esos momentos no las iba a recibir, que si querían fueran al día siguiente al medio día.



Enseguida se escuchó casi ya un simple murmullo de las ya totalmente sometidas clientas al decir “como usted ordene su Majestad, ahí estaremos mañana al medio día, dicho esto dijeron estamos a sus pies Alteza, mañana estaremos en su reino y pagaremos adelantadamente como usted nos ordenó, le cubriremos el entrenamiento, y de una vez el primer mes de renta junto con el deposito, enseguida hicieron saber que besaban los pies de su Majestad y terminaron la llamada. El Ama se sintió más que poderosa, ella se sabía toda una triunfadora sometiendo hasta la gente que no eran sumisas y se convertían poco a poco.



Al día siguiente su Majestad se sentía grande por lo que espero llegara el medio día estando sentada en su trono para ver arrastradas a sus pies a las clientas frustradas. A los pocos minutos llegaron esas frustradas y sin decir nada se arrastraron ante su Majestad, besaron sus pies y suplicaron una vez más le perdonaran. Después de eso entregaron la nueva mercancía y se la encargaron para ser entrenadas, no sin antes haber pagado. El Ama les recordó que regresaran en dos semanas, las frustradas agradecieron, hicieron la reverencia y se retiraron en silencio.


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