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Categoría: Confesiones

Primera confesión personal.

Quiero comentarles que he sido un hombre realmente afortunado con las mujeres, debo recalcar que no soy un hombre feo y a decir de muchas de ellas soy atractivo, más no bonito -que eso es para los maricones-, en fin tengo mi pegue.

Contaré ahora una de mis múltiples aventuras, a decir verdad les diré como fue mi primera vez.

Contaba con 15 años de edad y durante varios meses atrás había tenido acercamientos con varias chavitas de la secundaria en México D.F, de donde soy, había fajado con varias de ellas y había estado a punto de tener relaciones sexuales, sin embargo debó reconocer que me daba un poco de miedo penetrarlas, pues en esos tiempos no me alcanzaba ni para los condones y no deseaba un embarazo de cualquiera de ellas.

En esos tiempos solamente me habían echo venir con sus manos o su boca, pero aún no lograba penetrar a alguna chica.

Deje la secundaria e ingresé a la preparatoria, a la semana de ingresar me ligue a una chava mayor que yo, ella tenía 18 años e iba en él último semestre, la verdad era un forraso tenia el pelo completamente negro y su piel era trigueña, sus labios carnosos y unos ojos aceitunados muy brillantes, su cuerpo era escultural, no era muy alta pero tenía unas caderas bien proporcionadas y un trasero paradito y redondeado, sus piernas eran firmes y su busto mediano, con unas tetas blancas, firmes y pezones rosaditos.

Muchos maestros y compañeros le tiraban la onda, pero yo le habia gustado según ella por la forma en que bailamos en la fiesta que se organizó por la entrada de los nuevos alumnos como yo, que fue donde la conocí, ese día bailamos muy pegaditos al ritmo de regaee, merengue y hasta quebradita que era mi fuerte, bailamos bien pegaos y nos mirabamos sensualmente durante todo el baile.

Bueno como les dije me la ligue, anduvimos al rededor de unos cinco meses de novios, en todos lados derrochábamos candela, nos fajabamos bien calientes y durante varios días llegué bien mojado a mi casa.

Al cabo de unos días, ella tomo la iniciativa, un día que llovía fuertemente nos cubrimos la lluvia entre los alrededores de los bosques de la escuela, estábamnos completamente solos, no pasaba nadie, casi todos se encontraban en clases y otros por la lluvía no pasaban por ese lugar, nos empezamos a besar frenéticamente y a repegar nuestros cuerpos, ella entre su vientre sentía mi falo endurecido, lentamente ella fue bajando su mano por mi pantalón y empezó a tomarme por encima de la ropa mi miembro erecto, no agunto las ganas y subitamente me pidió que estuviera atento a que no viniera alguien, bajo el cierre de mi pantalón y tomó entre sus manos mi pene, se agacho lentamente y empezó a introducirlo en su boca y lamerlo de una forma espectacular una y otra vez con su lengua agíl y caliente, yo miraba continuamente hacia todos lados para que nadie nos viera, mientras clavaba mis dedos entre su cabello suelto, solo se oía el caer estrepitoso de las gotas mezcladas con los gemidos y ruidos que despedían su boca atragantada que no alcanzaba a cubrir mi miembro, hasta que me hizo venir en su boca y mi líquido lechoso corría tambien entre sus dedos.

Estando tan calientes, nos fuimos después cada quien a su clase, no sin anter quedar de vernos en el mismo lugar para cuando cayera la noche.

Así fue, eran como las 9 de la noche cuando nos vimos otra vez, a esa hora varios salones quedaban vacios y muchos de ellos ya sin luz, nos metimos entónces a un laboratorio de biología que estaba abierto y sin luces, atoramos la puerta con unos palitos de paleta que colocamos en los cerrojos para que nadie pudiera abrir, ya ahí empezamos nuestro cachondeo, reconozco que estaba algo nervioso por que pudiera cacharnos algún trabajador o alumno, pero continuamos, empecé a tocar los senos que ya muchas veces habia sentido y besado, desabote su blusa y diestramente desajuste su sostén mientras mi otra mano tocaba sus nalgas firmes por debajo de su falda, recorrí entonces con mi boca sus pezones duritos y redondié sus aureolas rosadas con mi lengua con leves mordizcos entre mis dientes.

Ella agitadamente respiraba a mis oídos y distinguí su excitación profunda que me prendió al cien entre mi pantalón, con su mano desabotonó mi camisa y lamió mis tetillas, mordiendolas levemente, mientras yo estrujaba sus nalgas, desabotonó tambien mi pantalón y lo bajo hasta mis rodillas, lentamente comenzó a lamer mi pene completamente erecto y lubricado, después con su boca mojada de mi liquido lubricante me besó alocadamente, baje entónces su tanga negra que cayó por el suelo, lentamente introduje mis dedos en su cavidad vaginal mientras nos besábamos, primero metí un dedo y al cabo de un rato bien dilatada su panocha recibía el empuje de tres de mis dedos.

Se recostó entónces por encima de una de las mesas y abrió sus piernas de par en par invitandome a deleitar ese fruto húmedo entre sus piernas, tomó mi rostro y me besó empujando mi cabeza hacía sus piernas, entendí que quería que le lamiera su raja rosada y delineada, sutilemente me dí a la tarea recordando la forma en que lo hacían los protagonistas de un sin fin de peliculas pronográficas que había visto, deslice mi lengua fogosa entre sus labios vaginales y exploté continuamente su clítoris, haciéndola jadear de placer y orgasmos, al tiempo introducía mi dedo indice en su ano, que empezaba a dilatarse.

Desúés de hacerla venir por el sexo oral que le había hecho, me levanté lentamente lamiendo cada centimetro de su vientre hasta llegar a sus senos parados y sudorosos, su cuello y su boca.

Levante sus piernas por mis hombros y perdiendo todo miedo anterior, introduje mi pene subitamente entre su vaina mojada, presta a recibir el fuego de mi lanza fibrosa, soltó un leve gemido de placer y dolor, pues fuertemente había llegado hasta el final de sus paredes, a todo lo largo y ancho de mi pene.

El movimiento fue salvaje por momento y otros lento y tierno, rectos y circulares, mi pelvis era un motor sin freno, no podía creerlo me encontraba cabalgando a una de las mujeres más bellas y populares de la escuela.

La tomé por la cintura, la baje de la mesa y ya parados le di la vuelta para sentir libremente su trasero rollizo, duro y paradito como yegua fina, abrí sus nalgas con mis manos y con su mano tomo mi pene y lo introdujo en su raya, la ataque firmemente y su pelo revoloteaba por el movimiento, su jadeo era intensó entre las paredes de aquel salón y temía poque alguien escuchará, pero realmente no me importaba, me sentía un maestro del sexo en ese momento, ella ya se había venido otras dos veces y yo poco a poco sentía que el placer de mi orgasmo se acercaba, por lo que me cometó que tratará de no terminar en su vagina, entónces le propuse que si podía terminar en su culito en el cual yo seguía introduciendo mis dedos, me comentó que nunca lo había hecho por ahí y sin más palabras tomé mi pene bien lubricado y lo introduje lentamente en su ano, al principio musito ligeros dolores, pero una vez dentro comenzó a agitarse fuertemente hasta sentir los arrojos duros de mi miembro.

La tome con una mano por su cintura y con la otra sujete su cabello dando jalones como si fuera una rienda lo que vedaderamente la enloquecía, alcancé a notar un ligero hilo de humedad que corría por sus piernas y que nacía en su pucha, lo que me elevó al mil por ciento y descaradamente terminé en su culo regando mi líquido lechoso, entre gemidos míos y de ella que de igual forma estaba terminadndo al mismo tiempo.

Después de varias sacudidas de mi pene entre su trasero, me tiré entre su dorso chocando el sudor de mi frente contra el de su espalda, dando un leve masaje a sus pechos. Nos incorporamos y nos fundimos en un beso profundo, realmente estabamos enamorados.

Al cabo de unos 10 min. de descanso y arrumacos nos vestimos, ví mi reloj y marcaban las 10:25 p.m., la escuela estaba casi por completo sola, caminamos hacia la salida y el conserje con una mirada enojada y entre murmuros nos habrío la puerta principal, cada quien se marcho a su casa, no podía creerlo había tenido mi primera vez, con mucho amor, con adrenalina y con una mujer verdaderamente bella, como lo había soñado. anduve con ella por unos cuatro meses más y cada que había oportunidad teníamos sexo, en la escuela y de vez en cuando en algún hotel cuando juntaba algo de dinero, después varias veces terminé en su vagina, según tuviera condón o estuviera en algún día no fertil, nunca se embarazo por suerte, ni nunca he embarazado a alguien.

A partir de ahí, se me soltó la rienda y he andado con un sin fin de mujeres con las que generalmente acabo enredado, naturalmente al cabo del tiempo ella no soporto mis infidelidades y me dejó.

Ya después seguire contando alguna que otra aventura y los lugares en los que lo he hecho y las circunstancias que se me han presentado. Hasta Luego
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 5.43
  • Votos: 40
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