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Categoría: Confesiones

Podía ser mi hija, pero, por suerte, no lo era

Habían pasado ya 10 meses desde que la conocí a Marcela, ya habíamos tenido sexo en su casa y en la mía, ya lo habíamos hecho por cuanto agujero ella tenía, ya sabíamos muchas cosas el uno del otro en lo referente a nuestros gustos, tanto en la cama como fuera de ella, ya sabía que se calentaba viendo como Camila se masturbaba viéndonos coger, ya sabía lo goloso que era su culo y como le gustaba que la filmase para después ver las películas en su habitación entre polvo y polvo, debo reconocer que de todos había hecho dos copias, una para que tuviese ella y otra yo.



Un día Marcela me pidió si podía quedarme en su casa unos días pues, debía ir a ver unos papeles de la herencia de su madre y no quería que Camila se quedase sola.



Obvio que acepté, sinceramente no creo que lo hiciese pensando en que estando en su casa podría coger con Camila, sino que fue porque me pareció que empezaba a confiar en mí y por ende que podría volver a formar una familia.



Lo que ocurrió fue que cuando esa noche, mientras cenábamos los tres juntos, le dijo a Camila que al día siguiente tendría que irse por unos días a solucionar unos problemas de la herencia de su madre y que yo me quedaría en la casa para cuidar de ella, Camila le dijo que ella ya era grande, que se sabía cuidar sola y que no importaba si ella estaba en la casa o en EEUU, lugar al que ahí me desasné que iría, que ella igual podía arreglarse sola. Marcela no dio el brazo a torcer y le impuso que yo me quedase, a lo que ella respondió, tirando su servilleta al piso y levantándose de la mesa, “hacé lo que quieras, total la casa es tuya, pero yo no necesito a alguien para que me la cuide”, dicho lo cual se fue a su dormitorio.



Marcela se quedó como petrificada y no sabiendo que hacer siguió cenando como si nada, incitándome a hacer lo mismo.



Esa noche, después de la cogida nocturna diaria, me pidió disculpas por el comportamiento de su hija y me hizo prometerle que me quedaría en la casa, dijese ella lo que dijese, algo que obviamente hice.



Al día siguiente la llevé hasta el aeropuerto y luego me fui a mi oficina. Salí un rato antes y me fui a mi casa a preparar la valija en la que llevaría mi ropa hasta la casa de Marcela. Cuando llegué a ella, entré con la llave que Marcela me había dado y fui a su cuarto a acomodar mi ropa. Estaba en eso cuando siento a Camila cantar, me imaginé que estaría en su cuarto lo que me extrañó, ya que por la hora debería estar en la facultad, pero no le di mayor importancia. Al terminar de guardar mi ropa me acerqué hasta su habitación y, sin entrar, le pregunté qué quería que preparase para la cena y ella, también sin salir de la habitación, me dijo que nada pues ella se iría a la casa de su novio y cenaría allí. Le pregunte a qué hora volvería y ella me respondió que a mí no me importaba pues no era su padre y que tal vez no volviese ya que se quedaría a dormir con él. Ya estaba dando la vuelta cuando agregó que dormir era una forma de decir ya que lo más probable es que se pasarían cogiendo toda la noche.



Creí que me lo dijo para hacerme dar cuenta que efectivamente no era el padre y que ella podía hacer cualquier cosa, por lo que no le di mayor importancia y me fui a cocinar para mí. Es eso estaba cuando sentí que se cerraba la puerta de calle, pensé “¡Ni me saludo!” pero no le di mayor importancia y cuando terminé de preparar la cena me senté a la mesa y devoré hasta la última migaja, mirando televisión.



Luego de tomar mi habitual café me fui a dormir, cosa que hice rápidamente. Tipo dos de la mañana me despertó un llanto, cuando me doy cuenta que provenían del comedor voy a ver de qué se trataba y me encontré con Camila llorando a moco tendido. Me acerqué a ella y le pregunté el motivo de su llanto y ella me dijo que era porque se había peleado con Gustavo, ahí supe que Gustavo se llamaba su novio, porque cuando llegó de improviso lo encontró en la cama con otra chica, que pelearon y que se fue a la casa de una amiga, que ella la tranquilizó y que cuando llegó el novio de ella, decidió irse, que estuvo en un boliche y que después se vino para la casa.



Traté de consolarla, diciéndole que su novio era un idiota al engañarla, pero era como si le hablase a la pared, porque no registraba lo que yo le decía, hasta que tipo cuatro de la mañana, dándome las gracias por haber escuchado su bronca, se fue a acostar, yo hice lo mismo pues al otro día debía estar temprano en mi oficina pues debía analizar un caso cuyo juico comenzaría a las 1000 horas.



Me levanté a las 0700 horas y después de bañarme y desayunar me fui a mi oficina, arregle unos papeles y a las 0950 horas ya estaba en el juzgado. Fue un juicio abreviado y salió a favor de mi cliente, por lo cual estuve contento todo el día.



Al llegar a la casa de Marcela, encontré a Camila preparando la cena y me alegré que estuviese de mejor ánimo.



Terminamos de cenar y mirándome a los ojos me dio las gracias por las palabras de la noche anterior, a lo que le dije que ya estaba pagado con verla sonreír, ella entonces se levantó y dándome un beso, que me sorprendió, pues fue en los labios, aunque los míos estuvieron cerrado igual que los suyo, se fue a su habitación. Yo no podía creer que sus labios se posaron en los míos, pero igualmente esa noche soñé con ella.



A la mañana siguiente me desperté temprano, desayune y me fui a mi oficina, al mediodía llamé a Camila para ver cómo estaba y me dijo que bien, que estaba preparando un examen que daría esa noche. Llegué a casa de Marcela y preparé la cena, suponiendo que Camila llegaría como siempre a las 2230 o 2300, pero cuando se hicieron las 2330 y no volvió la llamé a su celular, me dijo que le había ido bien y que salió con unas amigas, que estaban celebrando que el final les había ido bien y que aprovecharía para olvidarse de Gustavo; pensando que su idea era la de engancharse a cualquiera que estuviese dando vueltas por ahí, le dije “tené cuidado con quien te enganchas” a lo que me respondió que a lo sumo se engancharía un pedo porque no pensaba engancharse a ningún tipo, más tranquilo me despedí de ella y me fui cenar para luego irme a dormir.



A las 0320 horas me desperté porque sentí un gran ruido, me levanté de la cama y bajé las escaleras y al llegar a la entrada me encontré con que Camila se había llevado por delante el paragüero que estaba al lado de la puerta; ella estaba en el piso tratando de levantar los paraguas que se habían desparramado, por lo que me acerqué a ayudarla y cuando llegue a su lado me di cuenta, que el problema era que estaba con unas cuantas copas de más y que además seguro había fumado uno o más porros, por lo que la ayudé a juntar los paraguas y levantándola la llevé para su habitación.



Habíamos subido tres o cuatro escalones cuando se vomito encima, por lo que cuando llegamos al primer piso, en lugar de llevarla a su habitación la llevé al baño, pues su habitación no tiene baño en suite. La senté en el inodoro y le dije que se bañase antes de acostarse, que yo mientras tanto iba a limpiar la escalera. Cuando terminé de limpiar lo que había ensuciado con su vómito, fui al baño y, no sintiendo correr el agua, entré encontrándola dormida en el inodoro por lo cual la desvestí y la lavé, debo confesar que teniéndola ahí desnuda y viendo sus pequeñas tetitas, su concha totalmente depilada y su prieto culo, me dieron ganas de cogerla, pero pensé que podría ser mi hija por lo que, aunque mi pija se puso como un garrote, la lavé tocándola lo menos posible y luego de secarla la llevé en brazos hasta su habitación, le puse su camisón y la acosté. Aguanté ese tormento pero no me excedí en mis toques, aunque, todo hay que decirlo, al llegar a la habitación de Marcela me hice una gran paja.



Al día siguiente me levanté, desayuné y me fui a mi oficina. Ella no dio señales de vida por lo cual la llamé tipo 2 de la tarde y me dijo que ya estaba mejor y que cuando regresase hablaríamos. Estuve intrigado sobre qué quería hablar, y así llegue a la casa. Ella me recibió vestida con un short blanco, que se le incrustaba tanto en la vagina y el culo que parecía que estuviese pintado, haciéndome imaginar que debajo de él no llevaba nada, como nada llevaba debajo de la remera blanca que usaba, pues se traslucían las areolas de sus pequeños pechos. Obvio fue que mis ojos no dejaron de observar estas cosas, pero ella, pareció no darle importancia a lo que yo podía ver y dándome un fugaz beso me dijo que me preparase porque dentro de un rato cenaríamos.



Deje el maletín que traía en la sala que me servía de estudio y me fui a la habitación de Marcela a cambiarme. De regreso me senté en un sillón, en la sala y encendí el televisor, al rato, entre el ruido de los cacharros en la cocina y las noticias repetidas de la televisión, me quedé dormido, fue un sueño pequeño, interrumpido por su voz que desde la cocina me decía que ya estaba la cena. Fui a la cocina y me senté a la mesa, obvio que mis ojos fueron directo a su culo que, majestuoso, apuntaba a la puerta de entrada ya que ella estaba agachada sacando algo del horno; ese algo era la cena, había preparado un pollo con papas, que estuvo para chuparse los dedos, chuparlos como me hubiese gustado que me chupase al pequeño gigante que estaba creciendo entre mis piernas. Por suerte ella no lo notó pues antes de que se diese la vuelta yo me senté y traté de alejar mis pensamientos libidinosos, repitiéndome una y mil veces, que podía ser mi hija.



Ella sirvió la cena en los platos para ambos y se sentó enfrente de mí. Suspiré aliviado pues si bien ya no me sentiría tentado al ver su culo o su vagina comidos por su shortcito, aunque sus areolas me siguiesen indicando que no tenía puesto corpiño, y por lo tanto mi verga seguiría, despierta. Traté de concentrarme en la cena y de mirar sus pechos lo menos posible, pero la carne es débil y mis ojos no hacían más que clavarse en sus pechos. Ella, no dándole importancia al lugar que miraban mis ojos, me preguntó sobre mi día, lo cual aproveché para, contándole, recobrar la tranquilidad; después de contestarle le pregunté sobre el motivo de la cena y el por qué no había ido a la universidad, a lo que me contesto que en la facultad solo estaban yendo los días en que daban examen, que el próximo que tenía sería recién el martes de la semana próxima, que era muy fácil y que si había cocinado era porque había tenido ganas.



Terminada la cena, me invitó ir a al living a tomar un café, cosa que acepté, ya que no solo es algo que acostumbro hacer, tomar un café después de la cena, sino que me permitiría alejarme de ella y que se durmiese mi pija, que estaba dura como un garrote a pesar de mentalizarme en que podía ser mi hija. Cuando trajo el café se sentó en el sillón que estaba casi al lado del mío y me preguntó qué había pasado la noche previa, porque ella solo se acordaba que había ido a un boliche con sus amigas y esa mañana se había encontrado acostada en su cama, con su camisón colocado y sin ropa interior, que había llamado a sus amigas y que estas le dijeron que la habían dejado borracha, dentro de la casa y que si no llamaron fue porque también ellas estaban bastante chispeadas.



Ahí le conté que me había despertado un ruido, que cuando bajé vi que se debió a que había tirado el paragüero que estaba al lado de la puerta de entrada, que al estar subiendo a su habitación se vomito encima, ensuciándose ella y ensuciando la escalera, que la llevé al baño, que la senté en el inodoro y le dije que se bañara mientras yo iba a limpiar la escalera, que cuando la terminé de limpiar la fui a buscar, esperando que ya se hubiese bañado, pero que al no recibir respuestas suyas entré al baño y la encontré durmiendo en el inodoro en la misma posición en que la había dejado, motivo por el que la desvestí, la bañe, la llevé a su habitación, le puse el camisón y la acosté para luego hacer yo lo mismo en mi habitación.



Ella me miró y me agradeció que la hubiese cuidado como a una hija y sin que pudiese evitarlo me dio un beso en los labios para luego salir corriendo y subiendo las escaleras irse a su habitación. Yo levanté los pocillos y los llevé a la cocina, donde los lavé junto con los elementos de la cena y luego de limpiar la cocina me fui a dormir. Al pasar junto a su habitación sentí murmullos y me imaginé que estaría chateando con sus amigas, me acosté y mentiría si dijese que no soñé con ella.



Al otro día me levanté y me fui a bañar, en eso estaba cuando se corrió la cortina y era ella, con el mismo camisón que le había puesto después de bañarla. Le pregunté qué era lo que hacía y ella, sentándose en el inodoro, me dijo que verme desnudo, por primera vez, como yo la había visto desnuda a ella. Yo le dije que eso no era cierto pues ya me había visto desnudo varias veces, pues yo la había visto, y mientras se lo decía y lo recordaba mi pija se iba despertando, espiándonos mientras me cogía a su madre, a lo que me dijo que eso no era lo mismo pues recién ahora veía bien mi pija ya que las veces anteriores solo la había visto parcialmente cuando cambiábamos de posición con su madre, que la primera vez que nos vio fue porque se asustó cuando oyó los gritos de su escandalosa madre y que si luego nos espió fue porque prefería masturbarse viéndonos coger que hacerlo oyendo los gritos que profería su madre.



Yo no supe que decirle, pues entre lo que me dijo, sentir que estaba orinando, imaginarme que estaba sin ropa interior e intentando que la pija no se me pare y delatase que mi cuerpo deseaba cogerla me quedé bloqueado. Ella terminó de orinar y se secó con un trozo de papel higiénico y viendo que yo no decía nada me dijo que terminase de bañarme que ella prepararía el desayuno y salió.



Yo terminé de bañarme, me vestí y bajé a desayunar. Ella ya había preparado todo y estaba sentada a la mesa; cuando me voy a sentar veo que en mi taza solo hay café y como a mí me gusta más el café con leche, voy a la heladera a buscarla, pero veo que no hay, mientras ella me pregunta que buscaba; yo le dije “¡Leche!, pues prefiero tomarlo cortado” y ella me dice “a mí también me gusta con leche, pero no hay”, y mirándome la entrepierna me preguntó “¿No sabes dónde hay?” Yo mientras me decía “¡Que hija de puta, me llevó a donde quiso!”, me hice el boludo y me senté a desayunar diciéndole que esa tarde al regresar de la oficina compraría.



Terminado el desayuno me levanté para irme y le fui a dar un beso en la frente, pero ella tiró hacia atrás la cabeza y se lo terminé dando en los labios; sentí su lengua tocar mis labios pero estos se mantuvieron cerrados y me di vuelta para salir. Al estar abriendo la puerta para salir la escuche decirme que no me olvidase de traer la leche, esto junto con la temperatura que había levantado, por todo lo que había ocurrido desde que corrió la cortina del baño, casi me hacen volver sobre mis pasos y cogerla sin importarme nada, pero la razón nuevamente se impuso con las palabras que retumbaban en mi mente de “Podría ser tu hija”, por lo que cerré la puerta a mis espaldas y me fui a la oficina.



Pasó rápidamente la mañana y entre un asunto y otro me olvide de lo que había ocurrido esa mañana; pero cuando al mediodía me llamó Marcela para preguntarme “cómo iba todo” y me dijo que se tendría que quedar hasta el próximo miércoles o jueves en Yankilandia a fin de terminar todos los tramites, recordé lo ocurrido y me excité nuevamente. Esta excitación fue creciendo durante el transcurso de la tarde y creció aún más cuando, al estar llegando a la casa, sonó mi celular y era Camila para recordarme que llevase la leche para el desayuno del otro día y que ella llegaría tipo 2130 porque se había juntado con unas compañeras para estudiar y si era posible que yo preparase la comida.



Por lo que me decía mi razón compré la leche y al llegar a la casa de Marcela preferí pegarme un baño y cuando llegase Camila pedir una pizza. Eso fue lo que hice por lo que terminado el baño me tire sobre la cama y esperando que llegase me quedé dormido.



Me despertó su voz preguntando desde la entrada donde estaba por lo que desperezándome le dije que ya bajaba y pedía una pizza, ella me dijo bueno, y cuando bajaba, la cruce en la escalera y me dijo que mientras la pizza llegaba, ella se bañaría.



Terminé de bajar y pedí la pizza, preparé la mesa y cuando esta llegó la llamé. Ella bajo con un camisón distinto, más transparente que el de la mañana, tan transparente que hasta me imagine ver sus labios vaginales, y tan corto que cuando se sentó apenas le tapó la vagina. Mi porongo casi rompió el pantalón al ver sus piernas en su totalidad pero, conteniéndome a duras penas, me senté y serví la pizza.



A lo largo de la cena le conté sobre que me había llamado su madre, sobre lo que estaría más tiempo que el que inicialmente pensaba estar, y le pregunté sobre su novio. Ella me dijo “¡Mi ex novio” y me contó que él la había llamado pero que ella le había cortado el rostro ya que consideraba que era una falta muy grave la que había cometido ya que ella nunca le había hecho faltar sexo y me preguntó cómo me comportaría yo, que todos los días me cogía a su madre, como lo evidenciaban sus gritos, si un día la encontrase encamada con otro. Me puse a pensar en una respuesta y me dijo “No pienses en estos días porque están lejos, sino en cuando están juntos” y agregó “No, mejor no me respondas, continuemos comiendo”. Eso hicimos y comenzamos a bromear; en un momento dado me preguntó si me gustaba la pizza y yo siguiendo con las bromas le digo “No, no me gustan las pijas”, ella me mira a los ojos y me dice “A mí sí”. Eso hizo que las ultimas defensas que tenía, frente a un posible encuentro sexual con ella, cayeran y abalanzándome sobre ella le diese un beso, beso que respondió y que se trasformó en un beso largo, caliente, intenso, en el cual nuestras lenguas se enroscaron y trataron de hacerle saber al otro lo que sentíamos.



A levante de su silla y mis manos comenzaron a acariciar su espalda y sus glúteos, las suyas hicieron lo mismo con los míos, la apreté contra mi cuerpo y ella restregó su vagina contra mi pija, hice deslizar su camisón por sobre su cuerpo y ella busco sacar mi pija de su encierro bajando el cierre de mi pantalón, pero como esta estaba parada no pudo por lo cual yo desprendí el cinturón y lo deslice, junto con mi calzoncillo hasta mis pies, ahí sí, ya libre de toda barrera ella lo comenzó a acariciar y colocándose de rodillas me lo empezó a chupar. Yo me quité la remera sintiendo como su lengua recorría toda mi pija, desde a cabeza hasta los testículos para luego ir de estos hasta el glande y luego de recorrer la cabeza de mi pija y meter dentro de su boca lo que le entraba y jugar con ese trozo caliente de mi cuerpo, liberarlo con un sonoro beso para volver a repetir la acción. Disfrute su juego unos minutos hasta que sentí que estaba por derramar mi leche en su boca por lo que la hice parar y la sentándola sobre la mesa empecé a chupar su concha, recorrí toda su raja desde el clítoris hasta el perineo y luego repetí el camino a la inversa, cada vez que bajaba o subía, mi lengua separaba más sus labios, hasta que estos estuvieron perfectamente separados, dejándome ver la caverna en la que dentro de poco, se introduciría mi pija. Mis manos acariciaban sus pechos, y entre un apriete de pecho y recorrido de su pancita, totalmente plana, y otro dejaba que mis dedos se posasen sobre sus labios para que, golosamente, los chupase.



Cuando sentí que estaba lista para que la penetre lo hice con la lengua, para que esta después de recorrer los contornos de su vagina saliese y recorriese el contorno de su clítoris para luego de llenar mi boca con él y apretarlo con mis labios, repetir la operación.



No debí hacer esto más de cuatro o cinco veces antes de sentir sus flujos encharcarme la cara.



Lejos de molestarme sentir su flujo mojándome, continué pasando mi lengua por su raja unas dos o tres veces más, para luego dejarla ir subiendo por su pancita, sus pechos y su cuello e insertarla en su boca, al tiempo que mi pene hacía lo propio en su caliente cuevita.



Fue suficiente que la cabeza de mi pene entrase en su concha para que ella nuevamente comenzase a drenar flujo. Esto hizo que mi verga se pusiese más dura, si ello era posible, y dejándola ir hasta el fondo sentí mis huevos chocar contra su cuerpo. Cuando esto ocurrió comencé, dejándome llevar por el deseo, un rápido saca y mete, este rápido movimiento unido con los giros circulares de su pelvis y los gritos que le provocaron sus orgasmos encadenados lograron que al cabo de cinco minutos me descargase en su interior.



Al darme cuenta de esto rápidamente salí de ella y le pedí perdón y la insté a que fuese a lavarse por temor a que quedase embarazada, pero ella agarrando mi pija la volvió a colocar en su argolla, diciéndome que no había problema ya que como con su novio lo hacían sin condón se cuidaba tomando pastillas.



Tranquilo entonces me quedé dentro de ella hasta que se salió, momento en que me paré y tomándola de la mano la hice levantar y la llevé a la habitación de su madre, ya que en ella había baño en suite y por lo tanto sería más fácil ir a lavarnos.



Ella subió la escalera delante de mí y me deleité viendo su hermoso culo balancearse sobre sus bien delineadas piernas. Cuando llegamos a la habitación, no sé si por el espectáculo de su culo, por su juventud o por qué nuevamente mi pija estaba lista, por lo que ella sonriendo me dijo “Ahora entiendo porque mi mamá goza tanto tiempo” y sentándose en la cama me la comenzó a chupar diciéndome, entre risas, que no quería que se la metiese con resto de semen.



Yo entonces la hice acostar y me coloqué de forma que hiciésemos un 69, y también entre risas le dije “Te la chuparé hasta que no queden vestigios de mi reciente acabada no vaya a ser cosa que a mi pija le dé asco recorrer una cueva llena de leche”. Riéndonos hicimos un 69 que sirvió para que ella acabase nuevamente un par de veces.



Como yo estaba a punto de lograr un nuevo orgasmo, sacando mi pija de su boca me di vuelta y se la clavé en la argolla, bastaron unos pocos envistes para que ella nuevamente tuviese un orgasmo, y como yo continuaba bombeándola, encadenarlo con otros dos más.



Yo iba buscando un segundo orgasmo, pero como ya no tenía 20 años, tardaba en venirme, y eso unido a mi gran calentura hacía que la siguiese bombeando, y lo hice hasta que ella me dijo “Por favor, pará un poco que quiero descansar. Ahora entiendo porque mi madre grita tanto”. Realmente era cierto que yo quería llegar, pero también era cierto que estaba cansado, por lo que le dije bueno dejemos un rato y vamos a bañarnos.



Nos fuimos a bañar y mientras lo hicimos quise volver a cogerla, pero ella me pidió que la dejase descansar, entonces yo le dije “Resultaste ser una multiorgásmica como tu vieja”, a lo que me respondió preguntándome “¿Y qué te gusta más coger con mi vieja o coger conmigo?” no supe que responderle pero para salir del embrollo en el que me había metido le dije “Con ambas pues son distintas, vos sos más joven y tu conchita aprieta más pero ella tiene más experiencia y aguanta más”. Parece que eso le picó porque me preguntó “¿Aguanta más?” y sin esperar respuesta me dijo que la siguiese cogiendo a que le dije que no ya que ella me pidió descansar. Su cara se ilumino y me dijo “Gracias, hoy estoy muy cansada pero mañana me desquitaré”, por lo cual terminamos de bañarnos y después de secarnos nos fuimos a dormir.



Lo hicimos abrazados como lo hacía con su madre.



A la mañana siguiente me desperté, no porque hubiese sonado el despertador, sino porque Camila me estaba chupando la pija. Al verla le dije “Buenos días, me gusta despertarme y encontrar que me están tirando la goma pero cuando estoy despierto también quiero chupar una concha”. Ella no se lo hizo repetir y se puso en posición de 69, nos chupamos hasta que sonó el reloj despertador lo que pareció que fue el aviso para que ella tuviese su primer orgasmo del día. Nuevamente mi cara quedo llena de su flujo por lo que dándose vuelta me los limpió con su lengua y me dijo que me fuese a lavar y me vistiese que ella iría a preparar el desayuno. Eso hicimos, yo pensé que me iría con las bolas llenas de leche pero cuando llegue abajo me estaba esperando desnuda con el desayuno preparado pero solo con café en su taza, y me dijo “Solo alcanzó la leche para tu café pero hoy ya sé de dónde sacar” y sin decir nada más se acercó a mí y sacando mi verga de su encierro me la franeleó un poco para que se pare y cuando estuvo lista se la metió en la concha. Fue un bombeo corto pero enseguida, como si nos hubiésemos puesto de acuerdo llegamos. Riéndose me dijo “Si pensaste que te ibas a ir cargado te equivocaste” y se arrodilló y se puso a chuparla, para después de unos minutos pararse y decirme “Ya la tenés limpia desayuna y anda así a trabajar, no te la laves que cuando vuelvas quiero sentir nuevamente mi aroma”. Eso hice y a la noche al volver volvimos a coger pero… no, esa es otra historia.


Datos del Relato
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