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Categoría: Confesiones

¿PARA QUÉ FUMAR SI EN REALIDAD QUEREMOS FOLLAR?

"Lo que venía siendo un cigarro y algo de tertulia se convirtió en una atracción sexual."

 

Dicen que en todos los trabajos se fuma y el mío no va a ser una excepción. Como cada día, de lunes viernes, y a eso de las 11 de la mañana nos reunimos Ana, María, Loli y éste que suscribe en un pequeño espacio de la empresa, tan pequeño que nadie más podría acompañarnos a fumar, por la sola razón de que no hay sitio.

El pasado viernes, solo estaba Ana, y tras las primeras caladas a un cigarro rubio me comentó “tengo algo que contarte pero me da vergüenza” no seas tonta y al grano respondí yo, dije esto porque intuía en modo alguno cual podía ser el trasfondo de su comentario.

Y de esa boquita y labios carnosos salieron las siguientes palabras “la otra noche soñé que estábamos tú y yo solos en este lugar, no podíamos abrir la puerta y nos quedamos toda la noche encerrados”, ¿y qué más? pregunté, “solo te puedo decir que tuve un orgasmo tan fuerte que hasta mi marido aprovechó la ocasión”.

En ese momento la sangre invadió mis 18 centímetros de musculo, y sin reparar en cual podía ser la reacción de Ana, bajé la cremallera de mi pantalón, saqué la polla y fue entonces, cuando ella se me echó al cuello, poseída por una calenturienta sensación que reflejaba sus ansias de follar. Se sentó en la taza del váter y en cuestión de segundos me estaba haciendo una mamada de campeonato.

Mis pantalones a medio bajar, la camisa entreabierta, ella se quitó un fino vestido de gasa, sus bragas en los tobillos y su coño tan caliente como húmedo.

La puse contra la pared y le introduje mi verga en su precioso culo que se contorneaba plácidamente. Cambié de orificio y con mi capullo rojo purpura le rocé una y otra vez el clítoris, “Méteme la polla” me susurraba al oído gimiendo como una loca.

Transcurridos unos minutos y a punto de correrme, Ana quería ponerle la guinda al pastel, y vaya si la puso. Con una rapidez asombrosa se sacó mi polla del culo, se dio la vuelta y se la introdujo en la boca, ¡!ya no puedo más!! Exclamé yo, mi semen salió proyectado al fondo de su garganta mientras su lengua acariciaba mi glande de tal manera que no quedaron restos de esperma.

Datos del Relato
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