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P3: EL PRIMER CONCIERTO DE MI HIJA Y SU AMIGA - Sexo 1.01Parte

Por fin solo atinó a murmurar "...Ernesto..."

Rápidamente me acerqué de nuevo a ella y tomándole las manos le pregunté: "Dime, te gustó el beso?" -no me respondió, solo pudo asentir con su cabecita aun con sus ojos clavados en los míos, muy abiertos.

Las 11AM en punto. Mirando el reloj sobre la pared, hice un cálculo rápido en mi mente y me dije que si algo mas iba a suceder, debía ser de inmediato antes de que regresasen mi esposa y su mama del gym, a las 12PM, o lo dejábamos hasta ahí... con el riesgo de no volver a tener una oportunidad como esta...

Resignándome a que por hoy quizá lo mejor sería parar ahí por lo arriesgado de la hora, le pregunte lo más dulcemente que pude:

"Quieres un último beso mi niña linda?"

"Tengo miedo"-dijo, mirá

ndome aun fijamente.

"Miedo? Corazón mío, entiendo que estés nerviosa, pero no debes tener miedo. De qué?"-dije, tratando de calmarle entre mis brazos, pero creo que aunque lo deseaba, en realidad no me esperaba su pregunta:

"Y qué tal si no quiero un último beso, que tal si quiero muchos más?"

 

Wow. Qué le digo?? Mientras me enternece con una pregunta así, al mismo tiempo mi corazón y mi espíritu por dentro se alocaban dentro de mí dando brincos y danzando dentro de mí, contentos, entusiasmados!

 

"Si eso es lo que tu deseas, preciosa

, me puedes pedir cuantos besos quieras. Te juro que no solo tú estás sintiéndote como te sientes.

Para mí también es de nuevo como mi primer beso..."- y al decir eso, una sonrisa invadió sus labios y su carita paso de incertidumbre a una tímida pero feliz expresión de ilusión.

 

"En serio, Ernesto?"

"Tan en serio que no puedo soltarme de tus manitas, linda. Tan en serio que soy YO quien también te confiesa tener miedo... y me encanta."-dije guiñándole un ojo.

La apreté levemente más contra mí, y de nuevo su expresión de sorpresa, como recordando algo en el momento en que obviamente sentía mi erección en su abdomen.

 

"Es que... también tengo miedo... miedo de..."

"De qué?"

"...de eso..."-levemente señala

ndo con su barbilla hacia abajo.

"No debes tener miedo, Sorayita. En cierta forma, esto -suave y extra sutilmente le hice sentir mi miembro con un leve empujoncito de cadera- es parte de la lección, solo que eso sería una clase aparte y creo que no tenemos tiempo de..."

"No, no, Ernesto; creo que con los besos está bien, gracias."

"Que pasó? No me dejaste ni terminar de hablar."

"Es que -dijo al tiempo que bajaba su mirada diciendo- ...me da mucha vergüenza."

 

Ya sin decir más, la tome de su carita y le dije:

"Ésto también es parte de

lo que vivirás con tu chico el día que te bese, y cada vez que tengas novio. No te preocupes que es normal y tarde o temprano lo aprenderás... pero estaría encantado de también ser yo quien te enseñe esa lección, mi niña hermosa..."

"...Ernesto..."

"Shhh..."-y selle sus labios besándola de nuevo apasionadamente, a lo que ella respondió con un suspiro profundo cerrando sus ojos y dejándose llevar.

 

Creo que hasta la misma Inocencia nos envidiaría si nos hubiese visto besándonos como lo hacíamos en ese momento. Pero la Inocencia era ya cada vez un testigo más lejano de nuestros besos, de la exploración de nuestras bocas, cuello, cara.

No sé cuánto tiempo paso. Segundos? Minutos?

Una baldada de agua fría fue el sonido de mi celular, que golpeó en nuestro momento como un rayo castiga la vista en la obscuridad de la tormenta.

"Hola?"-atendí apresurado. "Ah, hola amo-... que salga? Eh, ok, voy enseguida." Mi esposa estaba ya estacionándose afuera y me pedía que fuera a ayudarles pues habían pasado por compras al supermercado! Una verdadera suerte -o desgracia- pues eran apenas las 11:17AM que no habíamos ido más allá con Sorayita!

Sorayita se puso muy nerviosa y para cuando me dirigía hacia la puerta, ella ya se estaba pintando sus labios con ese rosadito tan lindo que le va tan bien a su belleza. Me d

etuve antes de abrir la puerta y la vi. Que hermosa era! Y ahora era mía. No podía ser de nadie más.

No sería para nadie más!

Rápido regrese unos pasos y como si lo hubiese estado deseando, ella corrió a encontrarme. Nos tomamos de las manos y le dije:

"Mi cielo, permíteme seguirte enseñándote, o al menos verte para que platiquemos el próximo Sábado, si?"

"Jeje, no se preocupe Ernesto, que eso mismo le iba a pedir, pero si puede antes del Sábado, mándeme un mensaje o email. Me encanto su compañía" y diciendo esto, se paró de puntillas y me dio un besito en los labios que me sorprendió..!

Aun viendo lucitas y aturdido, me dirigí a la puerta y la abrí, saludando mi esposa y a Flor.

 

LLEGO EL DIA

Para mi tortura, no fue sino hasta el siguiente Sábado cuando por fin pude volver a ver a Sorayita, pero durante la semana me había enviado ella unos mensajes de texto que me encantaron y no hicieron más que incrementar mis ansias por verle, y a la vez me calmaron pues me di cuenta de que ella seguiría ade

lante con nuestra próxima “lección”.

El primero fue ese mismo Sábado de la lección de besos, el que me llegó sorpresivamente a eso de las 21:45 mientras reparaba una laptop de una amiga de mi esposa.

Sorayita - 21:45

“Ernesto, disculpe por no escribirle antes, pero no sabía cómo decirle gracias por su tiempo y por dedicarme tanta atención. Ojala no lo haya despertado. Buenas noches.”

Sorayita – 21:46

“P.S. … XO”

 

Wow… Y además me manda un beso y abrazo?

Qué le contesto?

 

Ernesto - 21:51

“Hola linda. No, no te preocupes, estoy despierto. Y no me agradezcas lo que para mi es un gusto. Mas bien te agradezco a ti por tu confianza y permitirme darte consejos. “

Ernesto – 21:53

“Te pido un favor? Mejor platicamos por [chat social], te parece? Y otro favor mas: borra estos mensajes, si? ;)”

Sorayita – 21:54

“Hola. Ok, yo los borro Ernesto, no se preocupe. <3”

Sorayita – 21:56

“Recibio mi mensaje en [chat social]? Ya le escribi. Bye!”

Ernesto – 21:56

“En serio? Wow, que rápida, jaja! Ok, ahora mismo reviso. Buenas noches!”

 

CHAT

Soraya_2K - 21:55

“Holaaa. Solo quería que tuviera mi nueva cuenta en [chat social]. La otra la revisa mi mami a veces, jijiji”

Earnest_in_FL – 22:01

“Hola preciosa, ahora si ya recibi tu mensaje. Gracias por darme tu nuevo contacto.”

Soraya_2K – 22:02

“Sabe que ya no tengo miedo Ernesto?”

Earnest_in_FL – 22:02

“De que?”

Soraya_2K – 22 :02

“Pues de la proxima clase… pero nerviosa si estoy :P

Earnest_in_FL – 22:03

“Te confieso que yo también estoy así… bueno, creo que estoy mas ansioso… no, definitivamente también estoy nervioso, jajaja!!!”

 

MIERCOLES

CHAT

Soraya_2K – 10:33

“Hola Ernesto, solo quise saludarlo. XO”

Earnest_in_FL – 11:01

“Hola hermosa. Gracias J Ya quiero que sea Sábado!”

Soraya_2K – 11:03

“Yo también –sonrojada- jeje <3”

 

SABADO

La misma rutina se repitió como déjà-vu del Sábado anterior.Pero esta mañana mi niña vino con unos leggings pegaditos color gris que resaltaba su delicioso cuerpecito desde la cintura, sus nalguitas, y sus piernas. Sandalias de cuero en turquesa claro, y una blusa holgada también en color turquesa. Se había recogido el cabello en una cola tipo ‘pony tail’ y se veía radiante, con sus labios rosaditos (que noté más brillosos esa mañana), su perfume dulce… y su mochila de siempre en la que imagino traería su calzado y mudada extra.

Cuando por fin estuvimos solos en casa, yo fui a la cocina a dejar un jugo de naranja y huevos a la cocina que pase comprando, y al regresar la vi paradita en medio de la sala con las manos entrelazadas. Me miró y me dijo:
“Estoy lista!” –con una sonrisa amplia en sus labios. Se le notaba ansiosa y mucho más relajada que el Sábado anterior.
“Wow, ok, jajaja! Perfecto corazón. Yo también créeme que estoy más que listo!”
Me paré frente a ella muy cerquita y le pregunte:

“Vemos si aún recuerdas la lección pasada?”
“Sip. Practique en el espejo. No es igual pero creo que ya no se me olvida.”

Me causo gracia su inocencia y candidez.

“Ah sí? Y a cual de tus pretendientes te imaginabas en el espejo?”
“Pues, a usted Ernesto, a m

i maestro… Está bien?”
“Mi niña, ya no tienes que imaginarme, aquí estoy. Empecemos a practicar. Te parece con el de picorete?”

Por toda respuesta, Sorayita se colgó de mi cuello y me beso tan apasionadamente, que esta vez creo que fue a mí a quien le cedieron las rodillas un poco.

Que sabor tan dulce, que labios tan suaves, que boca tan tibia. Su lengua era un caramelo vivo dentro de mi boca. Si hacerle el amor a su boca era tan delicioso, solo de imaginar besarle su rajita y acariciar sus nalguitas blancas y suaves por poco me provoca un mini orgasmo…

Orgasmo? Me di cuenta que ya estaba empalmado. Empalmadisímo! Y mientras seguía la lucha de nuestras bocas por ver que lengua dominaba más, poco a poco fui dando pasos hacia atrás hasta caernos sobre el mullido sofá de cuero de la sala. Fue entonces que ella sintió contra su vientre mi pene duro bajo la franela de mis shorts deportivos, y de nuevo como el Sábado anterior, se sorprendió y se puso de pie sin saber qué hacer.
“Sí. Lo sé. Y sé que te da miedo pero, recuerdas que te explique el otro día que es algo normal?”
“…ssi. Es que… me da pena…”
“Ven” –incorporándome le tome de la mano y la traje hacia mí, quedando mi cara a la altura de sus ricos pechitos.
“Dime algo, no sientes nada más tú al besarnos?”
“Sí.”
“Que?”
“Tibio. Cosquillitas.” –dijo casi susurrando.
“En donde, acá?” –toque su vientre.
“Si… y un poco… mas… abajo.”

Al escucharle decir eso, me paré y dándole un beso en sus labios, le dije “Ven conmigo”

Tenemos una habitación para huéspedes en el segundo piso totalmente amueblada. De hecho, es un mini-departamento que utilizamos para invitados y familia cuando nos visitan cada año. Tiene una vista hermosa del lago y lo mejor es que tiene una cama California King Size, que es extra grande y cómoda,  muy cómoda. Un sofá-cama, un sillón reclinable, cocineta, televisión, etc.

Al entrar, Sorayita me miro con nervios, así que volví a tomarle por su cinturita, y besándola suavemente le pregunte si quería la próxima lección. Me dijo que si asintiendo con la cabeza.

Yo había tenido que acomodarme mi pene erecto hacia arriba, por lo que debajo de las telas de mi camisa y mis shorts, en realidad estaba fuera de mi trusa, ya que como mencioné en la primera parte de este relato, no soy un monstruo allá abajo, pero si me dan confianza mis, para mí al menos,  respetables 7” (17.78 cms.)

La recosté en la cama y me d

edique a besarla, a hacerle el amor a su boca con mis labios y mi lengua. A devorarme su cuello, sus hombros, su cara, a sentir su cuerpo bajo el mío. Me derretía escuchándole suspirar profundo, su aroma, la tibieza de su piel y lo terso de su carita…

Me di vuelta y me acosté, diciéndole:

“Ven, ahora tu sobre mi” –con lo que inicialmente ella se subió sobre mi completamente a lo largo.
“Sorayita, mi niña hermosa, me tienes loco, sabes?”
“Usted a mí, Ernesto… mi amor…”
“…” –Que? Me quede helado por una fracción de segundo. ‘Mi amor’ me dijo? SI!!!
“Repite eso, chiquita linda, por favor”
“Me tiene loca, Ernesto…”
“Si, pero di lo demás”
“Mi amor?”
“Eso! Sorayita linda, tú también eres mi amor; tú también…”
“Ernesto…”
“Ahora, ven, siéntate en mí, como cuando montas caballo… así” –y le hice sentarse abriendo sus piernas sobre mi abdomen, logrando que su entrepierna se posase jus

to sobre lo largo de mi pija, que estaba a reventar de dura, palpitante y calientísima!

“Oh… Ernesto, que duro tiene ahí!” –dijo mirándome sorprendida.
“Si, mi cielo, y es por ti.”
“Y es muy grande?” –me pregunto en una mezcla de sorpresa, curiosidad e inocencia que casi me hace acabar ahí mismo, con su carita de niño que ve el mundo por primera vez.

“Un poco. Siéntela y dime si te parece grande” –dije, haciéndole que se tallara sobre lo largo de mi verga con su entrepierna y sus nalguitas, guiándole con mis manos a ambos lados de sus caderas.

Al hacer esto, pude notar como en el primer refriegue sobre lo duro de mi pene, tuvo un escalofrió, pues su piel se erizó y de inmediato sus hombros se estremecieron y encogieron, al tiempo que cerraba sus ojos.

“Que sucede?” –pregunte
“Ahh… nunca había sentido así”
“Y te gustó?”
“Si”
“Anda, muévete más, restriégate más sobre mi pene”
“Ay Ernest…ohhh”
“Te gusta?”
“Sihhh… mi amor…”

Siguió su vaivén adelante y atrás unos segundos y yo estaba en otro cielo! Tenía a Sorayita ahí, sobre mí, refregando su puchita sobre mi pene, casi por seguro buscando un orgasmo por el ritmo que llevaba, cada vez más rápido y haciendo más presión sobre mi verga. Sus mejillas estaban rojitas y sus ojos miraban si ver, ensimismada.

“Espera, Sorayita, me vas a hacer acabar, para…”
“Acabar? De que, no entiendo?”
“Mi vida, ahora te explico; más bien, te muestro lo que eso significa. La siguiente lección va a comenzar.”
“Ok, que hago?” –mi niña, tan sumisa, tan linda, tan dispuesta..!

No podía creerlo: apenas eran las 10:37!

Me di cuenta que aún seguía moviendo suave y muy lentamente sus caderas sobre mi verga, y le dije “levántate y ponte acá a mi lado” indique palpando la cama con mi mano. Se hinco junto a mí a la altura de mi cadera, con sus manitas sobre sus rodillas.

Note que me miraba, pero de reojo miraba la más que evidente super-ereccion que me había dejado, pues del frote de su entre pierna las telas de mi ropa virtualmente abrazaban la forma de mi pene.

“Y que te pareció?” –dije mirándole e insinuándole mi pene.
“Muy bien”
“Quieres más?”
“Si! Y usted, Ernesto?”
“Por supuesto, mi angelito. Eres hermosa, sabes?”
“Gracias”
“La quieres tocar?”

“Si… pero me da pena, jeje”
“Anda” –con mi mano izquierda tome su manita derecha y la dirigí a mi pene. Y lo rozó primero suavemente, con la palma de su mano.
“Anda, siéntelo” –le anime
“Wow…” –dijo mientras lo tomaba con su mano sobre la tela y lo recorría con sus ojos muy atenta.
“Lo quieres ver?”
“…si…por favor…”
“Ok, mira…” –dije mientras arqueaba un poco mi espalda y me subía la camisa, dejando mi abdomen descubierto y de inmediato exponiendo una pequeña parte del cuello de mi verga parada y la cabeza, que me llegaba hasta el ombligo, fuera del borde de mis shorts.

De inmediato, retirando su mano izquierda,  hizo un sonido aspirando de golpe por la boca y cubriendo esta con su mano derecha, en señal de sorpresa.

“Qué tal?”
“…es que nunca había visto uno… o u-uno así… solo a mi primito Dany…” (el mocosito tiene 5 años, jajá!)

No soportando más, le dije “Pues mira todo lo que es para ti!” –y diciendo esto, me baje el short y los calzoncillos hasta por debajo de mis testículos, lo que hizo que la verga me resorteara como tabla de trampolín apuntando hacia la pared un Angulo de 90 grados casi perfecto! Cuando se me pone así de dura, mientras estoy de pie, apunta hacia arriba, aunque no es curva, más bien es en su base donde hace ese ángulo. Mi verga como dije, es de buen tamaño, algo gruesa y en realidad no es venosa, sino, como me dijera alguien antes una vez, es “una morena elegante”, jajaja!

Sorayita estaba ahí, con ambas manos cubriendo su boca muy abierta, sus ojos muy abiertos también, y sin decir nada, como aguantando la respiración.
De pronto, cuando los segundos parecieron minutos, exclamó lo que todo hombre quiere escuchar:

“…Que lindo! Ernesto, que grande lo tiene..!”
“Te gusta?”
“Si”
“Es toda tuya”
“Todo eso es mío?”
“Es toda tuya mi amor”
“Pero es que… que grande es..!”
“Bueno, gracias; es toda tuya y espero que te guste”
“Si…”
“No la me la quieres tocar?”
“…si… creí que tendría pelos ahí…”
“No, soy muy limpio y me la rasuro”
“…ah…”
“Agárramela”
“Por qué le dice como ‘ella’..? Que no es UN pene?”
“Jajá, si, es UN pene, pero en el sexo en español se le llama entre otras cosas ‘Pinga’, ‘Picha’, o más fuertecito le puedes decir ‘Verga’”
“Ah… entiendo…Se la puedo tocar?”
“Anda agárramela, como tú quieras… ten” –la verga me daba saltitos en cada palpitación, y había un hilito de líquido pre seminal que se había despegado desde mi ombligo y ahora recorría el dorso de mi paloma dura hasta medio tronco. Rápidamente le explique a Sorayita lo que eso era.
“Y entonces Ernesto, con eso una se puede embarazar?”
“Mmmssi… pero es más con todo el que sale cuando el hombre ‘acaba’ o ‘se viene’, que es cuando Eyacula y sale mucho de ese líquido, y con el si es más seguro embarazarte…”
“Ay no Ernesto, pero es que yo-“
“No te preocupes, mi chiquita preciosa, que yo ya no puedo ‘hacer’ babies, hace unos años me hice una operación que se llama Vasectomía, así que conmigo no hay peligro.”

 

“…ah…” –no dejaba de vérmela pero aun no la tomaba.
“Anda mi amor, tómala con tu manita, haz lo que quieras, explórala, siéntela…”

Y por fin, estirando su mano izquierda, me la agarró delicadamente, desde la base, subiendo poco a poco con su mano curiosamente muy tibia, pese a estar evidentemente nerviosa, hasta llegar a la punta y luego volviendo a bajar lentamente…

“…que grande… pinga…” –dijo casi susurrando, absorta en mi verga, estudiándola y quizás involuntariamente, había pasado de tener la boca muy abierta, a morderse el labio inferior suavemente. CIELO SANTO! Era toda una sensación! Creo que si hay cosa alguna que se llame orgasmo mental, en ese momento yo tuve uno, y múltiple!

Su manita blanquita, suave, tibia, chica, me comenzaba a masturbar levemente. Subía y bajaba… iba tomando ritmo.

“Que te parecen mis huevos?”
“Grandes, se ven… bien”
“Agárramelos, sóbamelos con tu otra manita, si mi amor?”

No dijo nada, solo rápidamente se hizo con su mano derecha de mis huevos y me los sobaba.

“Están calientes” –dijo

De pronto, no sé de donde, se inclinó y me dio un beso en la punta de la verga y uno más en la base, pegado a mis huevos!

“Huele a jabón” –dijo distraídamente

Y comenzó a masturbarme mas rápido, con un poco más de fuerza, mientras pasaba de morderse el labio inferior a hacer un gesto como quien está a punto de decir “M”, presionando ambos labios.

“Pinga…. Pingota… Pin-go-ta…” –decía como saboreando, como mantralizando esa palabra.

Yo estaba que me corría, me iba a venir a chorros si no la detenía, así que muy, pero MUY a mi pesar, le tome de la mano y le dije:

“Para! Me voy a venir, ya no aguanto!”
“Perdone, Ernesto, no le gusta?”
“No, claro que sí, demasiado, -jadeando- por eso te pedí que pares, no quiero terminar aun.”
“Yo tampoco”
“Ahora me toca a mí.” –dije, parándome y desnudándome por completo, mientras ella me miraba atenta pero sin perder de vista mi verga parada apuntando hacia el techo.

Me paré junto a la cama y le dije a ella que se sentara al borde de esta., lo cual hizo rápidamente. Le dije “quítate la blusa” con voz temblorosa, por la emoción.
No dijo nada, solo obedeció y se quedó en su brassier blanco, dejando ver un par de pechitos pequeños, redonditos, blanquitos.

“Mi angelito, eres bella, me encantas. Te gusto?”
“Si”
“Y te gusta esto?” –dije agarrándome la base de la verga
“Si, mucho, Ernesto”
“Pues esto es otro paso más, otra forma de hacer el amor. Te gusto besármela?”
“Si, no sé por qué lo hice, solo que me gustó mucho.”
“Bien, pues ahora me la vas a besar un poco más y te enseñaré a hacer algo que se llama ‘Sexo Oral’”
“Sexo Oral… es como que me la mete en la boca?”
“Exactamente! Muy bien!”
“Ok, si quiero”

Y acercándome, me la volvió a agarrar con su mano izquierda y poco a poco se fue acercando, hasta depositar sus tersos labios sobre la punta de mi glande.
La escena era inmejorable, la vista desde arriba, contemplando a Sorayita, mi niña de 14 añitos con mi verga entre sus dedos, besándome la punta del glande, y a punto de darme la primera mamada de su vida, hacían que mi corazón palpitase casi fuera de control.

Un beso más y al sentir mi liquido pre seminal que broto de pronto, alzo sus ojos hacia los míos.

“Pruébalo, te va a gustar, lámelo.” –le inste.
“Ok… Um…”

WOW! Que delicia verle sacar su lengüita, y mejor aún, que rrricura sentir su lengua lamiéndome la punta de la verga..!!!

“…sabe bien…” –dijo más para sí, creo.
“Abre la boquita mi amor, metete la cabecita y chúpamela…”
“Es que no es cabecita… es muy grande, Ernesto… a ver… mmm… si… me cabe”
“Ouch… espera mi vida, jeje, en realidad no tienes que chupar… tienes que imitar como cuando te entra en la vaginita”
“Perdone Ernesto… es que a mí nunca me ha entrado uno…”
“Yo se mi amor, y hoy vamos a cambiar eso, quieres?”
“Si”
“Párate” –y procedí a besarla de nuevo, mientras ella solita me volvía a agarrar la verga con su mano izquierda y me la meneaba sabroso. Le escuche gemir un poco mientras le besaba el cuello.

Poco a poco fui bajando, y con mi mano derecha le desabroche el brassier, dejando caer la prenda el suelo. Instintivamente ella se cubrió con su antebrazo derecho, el cual retire para dejar frente a mí un par de montículos pulcros, blanquitos, suaves, de pezoncitos en un rosadito pálido, los que tenía erectos, contraídos, duritos…

Me encorve un poco y comencé a sobárselos, a acariciar ese par de delicias por primera vez, y al momento de lamer y besar su pezón izquierdo, ella dio un suspiro y su piel se erizo casi instantáneamente!

“…Ernesto… me gusta… me gusta mucho… ahí…”
“Tú me gustas, completa, me encantas Sorayita, quiero que seas solo mía…”
“Si mi amor… ahh… si…”

Y soltando sus pechos para seguirlos besando, pase mis manos por detrás de ella y le agarre sus nalgas ricas, suaves, tan deliciosas y las presione entre mis manos.

“Ahhh… nunca había sentido esto, Ernesto…”
“Te gusta?”
“Me encanta”

Haciendo de nuevo un esfuerzo por no acabarle en su mano, me hinqué frente a ella y comencé a bajarle sus leggings poco a poco… La vista era hermosa. Su ombligo quedaba a la altura de mi boca, podía ver sus pechitos y sus pezones erguidos desde abajo, sus ojos en los míos y su boca entreabierta…
Poco a poco se iban descubriendo sus caderas. Poco a poco iban sus muslos quedando descubiertos. Su pantaletita era blanca, tipo bikini, con un corazoncito rosa sobre el triángulo del frente. Dios mío! Olía sabrosísimo a jabón… a su piel… a su perfume… Tenía un casi invisible caminito de vello en el abdomen, el cual aterciopelaba el camino entre su ombligo y su cuevita de placer, hasta ese momento virgen. Mía, solo para mí.

“…mi amor…” –me dijo casi solo con los labios…

Le hice levantar un pie primero, y le descalce a la vez que retiraba la primera pierna del pantalón. Luego el segundo de sus bellos piecitos.

Frente a mí, un par de piernas blancas, totalmente rasuradas, suaves, humectadas con alguna crema que olio a cielo y sabia a pecado… Torneaditas y ahí, para mí. Las sobe. Las acaricie desde sus tobillos, subiendo por sus pantorrillas, besando, acariciando, dándoles toques leves con mi lengua solo para saborear su piel… Subiendo poco a poco y besando sus piernas, deslizando mis manos por la parte posterior de sus muslos, llegue hasta sus nalgas, logrando con un leve movimiento meterle la prenda entre el canal de sus nalguitas ricas… Para encontrarme frente a frente, a dos pulgadas de mi boca, con su panochita…

Caí en cuenta que temblaba… estaba en un momento único y de emociones nuevas para. Y tomando sus bikini por ambos lados de sus caderas, empecé a bajarle su prenda por los costados. Despacio, dolorosamente despacio. Quería disfrutar de cada segundo del momento.

Y cayó. En el piso quedaban sus pantaletas blancas, y ante mí, la puchita más hermosa que jamás había visto! Blanca, con un leve tono rosadito obscuro, abultadita y que olía a niña, a sexo, a crema con olor a flores, dulce… Y, oh sorpresa, con apenas un hilito de vello al medio el cual se conectaba con el caminito que venía desde su ombligo. Se había afeitado su puchita! El poco vello que obviamente Sorayita tenia, no estaba.

Me acerque y suavemente, deposite mis labios sobre su Monte de Venus. Estaba suave. Parecía la tez de un bebé, tersa, tibia, casi completamente lisa y sin marcas de ningún tipo.
El leve caminito que se había dejado al medio apenas asemejaba la delicada piel de un durazno, y yo quería comérmela…
Con el primer beso, se estremeció, y coloco una mano sobre mi pelo.
Otro beso más… Y otro. Pronto estaba besando su vientre, sus muslos, le acariciaba las nalgas desde atrás…

“Date vuelta, mi cielo… Quiero besar tus nalgas…”
“Está bien…”

Al darse vuelta, quedo frente a mí aquel culo pequeño pero paradito, aquellas nalgas que la noche del concierto solo adivinaba y que deseaba poseer tanto desde entonces. Como había llegado hasta aquí? Hasta este momento?! Que importa, míralas, que delicia de nalgas, blancas, cremositas, inmaculadas, duritas pero suaves a la vez.

Las bese, se las lamí, se las acariciaba y yo no salía de mí; estaba en un sueño. Subí por su espalda y le puse mi verga tiesa entre sus nalguitas, tan frescas, tan ricas. Que delicia sentir la calidez de su zanja en mi pinga parada! Le besaba el cuello, y por la espalda le acariciaba sus pechos, su abdomen, su vientre…

“…Ernesto… no sabía que hacer el amor fuera así… me encanta…”
“Lo es, mi amor, y aún falta más, mucho más… esto solo es el comienzo…”
“…Ahhh… quiero más…”

Baje mi mano por su vientre, y llegue hasta su vulvita, acariciándole sus labios y de a poco, pasando un dedo entre ellos, separándolos… y encontré la perla de su sexo: su clítoris!
Estaba húmedo, caliente, y muy durito! Era chico pero sí que estaba muy erecto, y sensible a más no poder, pues en cuanto pase la punta de mi dedo medio sobre él, Sorayita dio un leve brinquito y dijo:

“Ah! …Shhh…”
“Te gusta?”
“Ah, ah… siii… ah… Ernesto mi amor… que rico… ah…”

Se lo seguí acariciando y poco a poco prácticamente por instinto había ido abriendo la piernas y estaba casi en cuclillas.

“…Ernesto… siento que algo va a pasar… ah… voy a acabar, así se dice?”
“Si mi amor, así se dice, y si, eso es… Que rico se siente verdad?”
“Ay si, ay…”
“Espera mi amor, súbete a la cama… no así no, ponte sobre tus rodillas y apoya tu carita en el colchón”

Con esto, tenía a Sorayita en cuatro sobre la cama y por primera vez, pude verle en todo su esplendor su culito rico, sus nalguitas ricas paraditas, y su panochita entreabierta muy rosadita, la que dejaba ver en su interior un tono más rojo vivo… La escena, la vista era inmejorable, era de infarto y en efecto, estaba yo al punto casi de tener uno!

Me agache y le dije:

“Esto mi amor, también es sexo oral, y te va a gustar…”
“Ok, enséneme lo que usted quiera” –dijo jadeante Sorayita

Acercándome, le tome cada nalga con una mano y se las separe un poco más aún. Le olí su culito y curiosamente, olía delicioso! Olía a sexo pero dulce, no sé cómo describirlo exactamente, pero me sorprendió sobremanera, pues por muy limpio que sea… el punto es que no esperando más, le pase la lengua por todo su culito, y ella respondió con un espasmo inmediato y un “aaahhh!”

Otra lamida y el mismo efecto. Y así seguí lamiéndole el culito y besando sus nalgas unos segundos más.

Luego, bajando la mirada, ahí estaba. Su panochita abierta, rosadita, se veía húmeda y podía ver sus labios menores apenas entreabiertos. Bajando un poco más, hundí mi cara entre sus nalgas y busque con mi lengua entre sus labios vaginales hasta encontrar su botoncito, ese clítoris tan durito, tan palpitante que me supo a paraíso…

“Shhh… ay Ernesto!” Dijo alzando la voz, lo que me tomo por sorpresa!
“Ay… que rico… Oh My God! Mmm…”

Se lo empecé a lamer más rápido y ella se retorcía e instintivamente sacaba más las nalgas y me invitaba a abrírselas más. En un momento le dije:

“Mi amor, agárrese las nalgas con las dos manos y ábraselas” –lo cual hizo de inmediato sin decir nada.
“Eso mi vida, que rico se le ve todo esto..!”
“Es suyo mi amor, hágame lo que usted quiera”

Intente meterle la lengua en su rajita, pero me encontré con un agujerito estrecho y me dedique a lamer lo que podía entrar. Sabía a miel dulce. Cada vez que se la pasaba, podía sentir su miel adherirse a mi lengua.
En ese momento me subí a la cama y me arrodille a un costado suyo, y ladeando mi cara por detrás de su culo, le abrí con mis dedos la rajita, exponiendo su clítoris abultado, y se lo castigue con mi lengua rápido, más rápido, hasta hacerle acabar…

“… Ernesto… Ernest-o… No… espere… ERNESTO!!! Ay, ay que rico, ay… ay… mi amor… Shhh… ay…”

Decía todo esto al tiempo que sus caderas se agitaban fuertemente y su vientre se contraía como los perritos cuando te toman de una pierna simulando coito.

Su orgasmo había sido tal, que casi me tiro de la cama, y al terminar, había caído sobre su vientre en la cama, mientras yo aún le besaba su puchita, y le acariciaba sus nalgas, su culito y sus muslos. Ella estaba ahí, de vez en cuando aun teniendo uno que otro espasmo que le hacía contraer el abdomen… resoplaba. Respiraba muy fuerte aun. Tenía los ojos cerrados y sus mejillas casi color rubí.

“Te gustó?”
“…jhhh… jhhh… si… eso fue increíble…”
“Quieres más? Aun falto yo.”
“Si por favor, Ernesto; quiero que me haga lo que usted quiera… quiero ser su novia, su niña su… su mujer.”
“Mi cielito, lo serás, ya lo eres… Mira, muévete más al centro de la cama… aquí…” –y nos movimos más al centro, en donde ella de espaldas, me miraba con una mirada de muchos conocida: de enamorada. Y yo lo disfrutaba sobremanera.

La comencé a besar de nuevo y le dije:

“Ahora vas a ser mía, bebe, te voy a hacer mujer… mi mujercita…”
“Ernesto…”

Me subí sobre ella y de nuevo inicie mi viaje de besos y caricias desde sus labios, por el cuello, sus pechos, su abdomen, su vientre… su rajita.
Francamente no tomo mucho tiempo para volver a encenderle el deseo, en instantes estaba de nuevo gimiendo, regalándome la miel de su conchita sobre mis labios. Le abrí de piernas lo más que pude, deteniendo sus piernas alzadas con mis manos detrás de sus rodillas, formando una “V” muy abierta, exponiendo completamente su rajita al castigo de mi lengua sobre su clítoris.

Le lamia de abajo comenzando desde su culito, pasando juguetonamente por la entrada de su rajita húmeda, y terminando con la punta de mi lengua dándole toques de lado a lado sobre el clítoris.

Jadeaba y se sobaba las tetitas, me tomaba por el cabello, pujaba, y por lo que pude darme cuenta, la palabra “pinga’ se había convertido de pronto en su fetiche, pues de vez en cuando repetía:

“…Ernesto… Pinga… mi amor… tiene grande la pingota…”
“Si?”
“Si… ahhh… me gusta cómo me lo lame… ay mi culito se siente rico…”

Cuando vi que estaba a punto, me incorpore y tomándole por los tobillos para mantenerla así de abierta, me asegure de ensalivarle bien la entrada de su panochita y le dije:

“Ok, mi amor, se la voy a meter”
“Ok Ernesto… hágame su mujer”

Y apuntando mi verga bien parada con mi mano izquierda (tuve que soltarle una pierna) pues la tenía tan dura que apuntaba al techo, le puse la cabeza a la entrada de su rajita abierta.
Se la frote un poco sobre el clítoris, sacándole un par de gemiditos más, mientras ella, apoyada sobre sus codos, se había incorporado un poco para ver cuando le metiera la verga y la desvirgara.

“Ernesto… que gran pinga tiene… me gusta…"
“Que bien, mi amor, la tengo así por usted, porque me fascina su cuerpo, me excita mucho”
“Le gustó mucho?”
“Sorayita, mírame, me tienes loco”
“Ahhh, me gusta cuando me la frota… ahhh…”

Tomándome la verga, se la acomode en la entrada e hice un poco de presión.

“Oh…” –dijo ella
“Estas bien?”
“Si… duele un poquito…”

Un poco más de presión…

“Oh… ouch… espere Ernesto…”
“Duele mucho?”
“Ou, si… es que es muy grande…”
“Espera, haz esto… mastúrbate, ven, frótate el clítoris…”
“Así? Ahhh…”
“Si, así… Te gusta?”
“Shhh… ah… si…”

Otro empujoncito más…

“Ah, Shhh, no Ernesto… no me va a entrar… ou…”
“Hmmm… mi vida, estas muy apretadita.” –mientras no dejaba de frotarse el clítoris la muy condenadita, jajá!
“Ay Ernesto, ya siento como que otra vez voy a acabar… Shhh…”
“Espera, espera… ok, si no te la voy a poder meter, juguemos un poco más, te parece?”
“…ishhh… ok…”
LAS 11:32

Bzzz! Bzzz! - Mensaje de texto de Xenia, mi esposa:

XENIA – 11:32
“Amor, voy la niña (nuestra hija) a la biblioteca. Voy a la tienda a devolver la falda que me quedo grande y veo si le compro algo a ella de una vez. Llevas a Sorayita a la biblioteca, okis? Beso”
XENIA – 11:32
Dice Flor que gracias por llevar a su ni
ña al trabajo y por favor se cambie de blusa. Ahora sí, bye! Beso”

 

Que bien, ahora tendría más tiempo para disfrutar a Sorayita!

La volví a tomar por los tobillos, y le comencé a frotar todo lo largo de mi verga sobre su panochita caliente y mojada. Alternaba bajándome a comerle el culito y cada vez le entraba más mi lengua así que le dije:

“Dime si te gusta esto…”
“El que?”
“Esto…” –mientras le sacaba la lengua de su hoyito socado, me pase a lamerle el clítoris al tiempo que le metía un dedo en el culito rico…

Dio un brinquito diciendo: “Ahhh, siii… ahhh, Ernesto, que rico se siente… ahhh”

Y así comencé a bombearle con un dedo su culito caliente y apretadito. Se retorcía del gusto!
Se lo saque y le dije:

“Bueno, pues como no te la voy a poder meter, ven móntame y frótate sobre mi pinga”
“Ahhh… que pinga… me gusta su pingota Ernesto… que rico la siento entre mis nalgas”

Definitivamente, ya la nenita tímida de Sorayita había casi desaparecido.

Luego la gire y quedamos en un 69 de infarto, en el que abriéndole las langas y metiéndole un dedo, la hice venir una vez más sobre mi boca, y ella casi logra hacerme venir masturbándome delicioso, pero la verdad es que estaba más ensimismada en su propio placer que en dármelo a mí, lo cual se entiende, pues eran sus primeros orgasmos (que yo sepa) fruto de una sesión de sexo.

Luego volví a acostarla para frotarle el clítoris con mi paloma y masturbarme viéndola masturbarse a ella. Esa carita de ángel, esa nenita en pleno placer, haciéndose venir fue demasiado para mí, y acercándome a su panochita, me descargue completamente en la entrada de su rajita abierta y en su culito. No sé cuántos chorros de semen fueron, solo sé que fueron muchos, pues quizás desde mis días de adolescente no me había corrido así! Mi orgasmo fue tan fuerte que hasta me dolieron los huevos, mas al ver que mi semen le sirvió a ella de lubricante para frotarse más frenéticamente su botoncito, haciéndole estallar en el último orgasmo de la mañana, el cual nos dejó totalmente satisfechos… por el momento.

“No sabía que a los hombres les saliera tanto semen… tiro mucho…”
“Uff… ahhh… si, es que estaba muy excitado por ti… te gusto?”
“Sabe que si, Ernesto. Muchísimas gracias… que lastima que todavía no soy su mujer, perdóneme…”
“Mi niña hermosa, no te preocupes… ya lo intentaremos de nuevo. Lo importante es que lo disfrutaste, y eso es lo que yo quería.”
“Si, pero yo quería que usted fuera el primero…”
“Ya veo… Y también veo que lo venias planeando ya!”
“Jajá, no mucho, pero es que le confieso que usted siempre me ha gustado, Ernesto, me encanta como me trata y me hace sentir que si importo…”
“Awww, claro que eres importante. Y yo también quiero ser el primero en tu vida. Si por mí fuera, quisiera ser el UNICO en tu vida… Pero por el momento… déjame preguntarte algo”
“Dígame?”
“Quieres ser mi novia?”
“SI”

 

...Continuará.

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Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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2 comentarios. Página 1 de 1
mczurita
invitado-mczurita 04-09-2018 19:07:07

tiene que colocar foto de esa muñequita y continuar el relato si paso algo mas

luis rodriguez
invitado-luis rodriguez 21-04-2016 08:02:53

buenas noches quiera saver si va a continua con este relato k esta muy interesante

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