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Categoría: Incestos

Obras en Vacaciones

A mi madre se la follaron en el pueblo, Sergio el macarra del albañil en el coche nuevo y luego su suegro Manuel, el constructor…, para acabar en mis brazos por una cinta porno casera. Lo más curioso es que mi padre no se enteró de nada y mi madre regresó a casa muy experimentada y PREÑADA.



Hola me llamo Mario, tengo 18 años… los cumplí el 8 del 8 de 2018 y vivo con mis padres en Valladolid capital. Siempre me he considerado muy afortunado por la vida que tengo, al menos hasta hace un par de meses, cuando fui testigo de algo que cambió mi forma de ver las cosas radicalmente diferentes. Desde entonces, no logro conciliar el sueño por las noches sin que esas imágenes pasen una y otra vez por mi mente…. Empezaré por describir a mi familia. Mi padre se llama Joaquín, es un hombre normal, típico padre de familia que junto a su éxito profesional está criando una incipiente calva y una buena barriga cervecera. A sus 43 años es todo un ejemplo de hombre de negocios y de valores familiares por encima de todo. Mi madre Belén es una mujer cuya vida rutinaria no ha mermado ni un ápice de su atractivo. La bici y el aerobic que hace en el gimnasio desde hace años, ha mantenido su metro setenta y dos en perfecta forma y su cuerpo indica cinco años menos de los 36 que tiene en realidad. Mantiene un culo prieto, con carne donde agarrar, y a eso hay que añadir un hermoso rostro de pelo castaño (aunque varía según como se lo tiña), unos enormes ojos castaño oscuros y unos labios carnosos sensuales. Pero lo que más llama la atención son sus tetas. Tiene unas tetas increíbles (puedo decir ahora que las he visto), bastante grandes, que siguen llamando la atención al igual que lo harían hace 20 años aunque ya no sigan desafiando a la gravedad igualmente, aun manteniéndose firmes y redondas. Todo esto junto a su exquisito gusto a la hora de vestir y su plena dedicación a la vida familiar la han convertido a los ojos de todos nuestros conocidos en la madre y esposa perfecta. Pero para mi desgracia, todo lo que he presenciado este verano me ha hecho ver que también puede ser la zorra perfecta.



Todo comenzó a comienzos de junio cuando mi padre se empeño en reformar la casa en que se crió y que había heredado de mis abuelos en un pueblo pequeñito al lado de Cuéllar (Segovia). Mis abuelos se vinieron a vivir a Valladolid cuando mi padre era pequeño por lo que apenas habíamos ido antes por allí. Mi padre fue a pedir varios presupuestos para hacer la obra y al final decidieron encargársela a Manuel, que resultó ser un amigo de su infancia. Había que hacer el tejado nuevo y alguna cosa más. A mediados de Julio mi padre y mi madre cogieron las vacaciones, un mes completo, y decidieron que fuésemos allí a pasar el verano y ver cómo iban las obras… Prácticamente estrenamos el coche nuevo para ir allí. Un Mercedes CLS negro impresionante, con el que a mi padre se le caía la baba y que mi madre apenas se atrevía a conducir por ser demasiado grande. Cuando llegamos encontramos a Manuel y a su yerno Sergio allí, trabajando. Al vernos aparecer bajaron del tejado y se acercaron a saludar. Sergio flipaba con el coche y no dejaba de preguntar a mi orgulloso padre por él, sobre los extras, el motor,…Manuel es un tipo de la unos años mayor que mi padre, muy grande, fuerte y algo rudo, con la cara demacrada.



Sergio, su yerno, tiene algún año más que yo, unos 23 creo. Es un chaval con el pelo casi rapado y con una cresta, estilo Cristiano Ronaldo, de rostro muy anguloso y moreno, y con un cuerpo atlético como el que siempre he querido tener yo. Es un auténtico maromo, que vuelve locas a las chicas con su espectacular musculatura, supongo que esculpida a golpe de andamio. Mide 1.85m, lleva una especie de brazalete tatuado en el bíceps y una serpiente en el cuello. Vamos, que es un poco macarra….Pasó una semana de aburrimiento, en lo que lo único que hacía era estudiar en el jardín de la casa las asignaturas que había suspendido en el instituto, al tiempo que mi madre tomaba el sol y el gallito de Sergio lucía musculitos sin camiseta. No dejaba de fardar con mi padre del éxito que tenía con las pibas, pese a estar casado con la hija de Manuel. Sergio insistía una y otra vez en que le tenía que dejar probar nuestro coche nuevo, que con él no se le resistiría ninguna. Pero ese jueves 24 de julio jamás lo olvidaré. Me sorprendí porque Sergio, que hasta entonces me había ignorado totalmente, me comentó que eran las fiestas de pueblo cercano, situado a unos 25km y que si me apetecía ir con él y sus dos amigos. No tenía muchas ganas pero con el aburrimiento que tenía encima, acepté y a buena hora. Me comentó de ir a partir de las doce y que volveríamos sobre las cinco o las seis de la mañana. Mi padre me dijo no, que tenía que estudiar y que no iba. Mi madre, más benévola, respondió que fuese, que sobre las tres se acercaría ella a buscarme. Quedamos en eso.



Las fiestas resultaron ser un auténtico rollo en el que la única diversión era beber y yo, con mi falta de costumbre, me agarré un pedo de campeonato. Por si fuera poco los amigos de Sergio, que eran aún más macarras que él, me convencieron para que me fumase un porro y la combinación fue trágica. Cuando llegó mi madre a las tres me encontró hecho unos zorros. Si me mantenía en pie era gracias a que me sujetaba en la barra del bar que habían montado en la plaza del pueblo. Todo me daba vueltas y mi mente parecía que se conectaba y desconectaba por momentos, ya que no era capaz de escuchar conversaciones enteras. Me pareció ver a mi madre recriminando a Sergio, un poco apartados ambos, haberme dejado llegar a ese estado, pero no me enteraba mucho…. Al poco creía estar oyendo a sus amigos comentar sobre mi madre…



-“Joder con las tetas de la titi esta….Tiene razón Sergio, la madre de éste… ¡Tiene un polvazo!” Decía uno sin apartar los ojos de las tetas de mi madre….



-“Ya te digo, vaya melones. Verás cómo este cabrón aprovecha en cuanto pueda y consigue abrirla de patas…”



-“¡Joder, seguro! La pava esta no sabe la follada que la espera”.



Pude ver que mi madre y Sergio se acercaban mientras los dos chavales miraban y se reían de los comentarios que hacían cada uno sobre la anatomía de mi madre. Ella o no lo oyó o decidió hacer oídos sordos. Entonces uno de ellos se puso a su lado…



-“Hola, ¿qué tal? Soy Víctor. ¿Te puedo invitar a algo? Le preguntó.



-“¡Ah! Hola, yo soy Belén. No, no tomo nada”



-“¿Ah, no? ¿Y para qué has venido?”



-“A por mi hijo, soy la madre de Mario”. El otro se puso al otro lado de mi madre apartándome de un empujón, que si no es por Sergio que me sujetó, me hubiese llevado directamente al suelo…



-“Hola yo soy Carlos, ¿bailas?” Le preguntó.



-“No gracias, ya nos vamos”, Contestó mi madre con la mejor de sus sonrisas.



-“Esperaos un poco, que es pronto, dijo Carlos pasando su brazo alrededor de los hombros de mi madre.



-“Nos podemos divertir. No te quejarás, que además estamos buenos que te cagas, ¿o no?”



Añadió Víctor, mientras Sergio se partía de risa. Yo intentaba no perder detalle de lo que ocurría entre esos dos listillos y mi madre. Los chavales tenían buena planta y eran guapos como para ser “tronistas”, poco seso y mucho músculo, además de simpáticos, pero bastante macarras y no me fiaba un pelo de ellos.



-“Vaya peligro que tenéis. Ayudadme entre todos a llevar a Mario al coche”, respondió mi madre.



Cuando llegamos al coche alucinaron con él. No me extraña, porque esos dos nos habían llevado a Sergio y a mí en una Citroën Berlingo, sin asientos atrás y con un colchón en el piso. No paraban de hablar del coche. Mi madre comentaba que vaya situación, conmigo así, a esas horas y por esa carretera comarcal…, que tenía que haber convencido a Joaquín, mi padre, para que hubiese venido él a buscarme. Esos dos decían que no se preocupase que estaban allí "pa lo que hiciera falta", que si quería nos acompañaban al pueblo. Sergio riendo les dijo que no hacía falta, que volviesen en su coche cuando quisieran, que ya se ocupaba de "todo" él. Entre Sergio y Víctor me subieron al asiento de atrás, en su lado izquierdo, tras el conductor. Según lo hacían oí a Víctor preguntarle con todo descaro que si pensaba follársela. Sergio le contestó que estuviese tranquilo, que se lo contaría todo. Después mi madre se inclinó para abrocharme el cinturón y según lo hacía le oía decir que parasen quietos, que si no les daba vergüenza…. Decidió darle las llaves a Sergio y dejarle conducir. Ni que decir tiene que ese cabrón aceptó encantado. Se montó mi madre delante y después Sergio, que bajando la ventanilla se despidió de sus amigos. Estos sonriendo le decían que aprovechase, que vaya suerte que tenía, que quien le iba a decir que esa noche por fin lo iba a "probar" bien... Sergio sin parar de reírse les contestó que se apartasen y le dejasen arrancar, que estaba impaciente por "PROBARLO"…



Todo me daba vueltas y apenas podía mantener los ojos abiertos. Mi madre preocupada se volvía y me preguntaba que cómo me encontraba. No podía ni contestar y ella insistió en que intentará dormirme. Cerré los ojos…. Apenas podía escucharles pero algo llegó con claridad a mis oídos…



-“¡Vaya buga!” Decía Sergio. “No sé qué me gusta más, si el coche o las tetas de la dueña…”



Entreabrí los ojos y vi a mi madre mirarle durante un segundo con cara de sorpresa para luego romper en una carcajada…. –“¿Pero cómo eres así?” Dijo mamá dándole una palmada en el muslo.



-“Tú ten cuidado, que casi me tocas algo más que la pierna…”



-“¡No es posible que te llegue hasta ahí!”



Pasó algo de tiempo y, aunque no podía seguir toda la conversación debido a mi estado, nada me volvió a mosquear. De vez en cuando abría uno de mis ojos para intentar ver lo que pasaba. Nada me llamaba la atención hasta que, en una de ellas, vi como Sergio ponía "inocentemente" su mano en el muslo de mamá. Al parecer, quería que ella se girase para comentarle algo, pero desde ese momento no volvió a levantar la mano de la pierna de mamá. Ella no hacía nada que pareciese indicar que le molestaba. Probablemente se sentía halagada porque ese chico, de poca más edad que su hijo que trataba de flirtear con ella y por eso le permitía cierto contacto físico o simplemente su envergadura sin nada de grasa, o sus ojos azules en un hombre moreno embelesa a cualquier mujer…



Porque tal y como ponía su manaza sobre las piernas de mi madre, era imposible que ella no lo notase. Empecé a flipar, no sabía si oía bien, pero me parecía que la conversación entre los dos iba tornándose cada vez más subida de tono, con Sergio tratando de sacar detalles de su vida sexual a mi madre a cambio de contarle toda tipo de detalles de sus encuentros con otras chicas de su edad. Yo empezaba a estar mosqueado al ver a mi madre tan cómoda con esa mano tratando de sobarla disimuladamente todo el rato. La mano de Sergio llevaba ya en su muslo casi cinco minutos y cada segundo parecía subir un poco más y por fin, para mi alivio, mi madre notó que esa mano ya había subido demasiado. Casi le estaba rozando la ingle cuando le apartó la mano, pero sin brusquedad y le dijo riéndose…



-“¡Pero bueno! ¿A dónde vas con esa mano?” Le preguntó mamá sin enfadarse, más bien riéndose como si le hiciera gracia aquel joven tratando de meterla mano. “¿A caso te gustaría que te tocase yo tan arriba en el muslo?”



Diciendo esto, puso su mano en el muslo de Sergio, aunque bastante más abajo de donde él había llegado a tocarla, pero algo encontró allí que le hizo ahogar un "¡¡Oh, dios mío!!" y apartar la mano enseguida….



-“Te lo dije Belén. Ya te lo avisé antes. Y te aseguro que con el tamaño de mi verga no bromeo”.



Mi madre le miraba, como entre confundida y avergonzada, mientras él se reía y le decía… -“Venga mujer, no te asustes”.



-“No…yo… es que…”, mi madre intentaba decir algo entrecortada.



Se la veía demasiado nerviosa, y ni siquiera se atrevía a girarse hacia él…. –“Has tocado algo demasiado grande que te ha asustado, ¿verdad?” Le susurró el otro mientras le comenzaba a acariciar el brazo.



Mi madre dio un respingo un tanto sofocada. –“No pasa nada, mujer. Tú tienes unas tetas enormes que me gustaría tocar, y yo tengo una polla excepcional que probablemente tú estás deseando volver a tocar”, dijo Sergio volviendo a poner su mano sobre el muslo de mamá.



Afortunadamente mi madre le volvió a apartar la mano. Pude ver que además de confusa, estaba bastante excitada, cosa que me molestó bastante, pues no me hacía gracia verla cachonda, aunque fuese un poco, por tocar un nabo de alguien que no fuera mi padre, y en especial si era de un chaval de casi mi edad. Yo iba a decir algo cuando escuché algo que me dejó helado…



-“Dime Belencita, ¿No te gustaría tocar de nuevo el buen pedazo de carne que has tocado antes directamente? Estoy muy bien dotado y ahora mismo estoy muy cachondo gracias a ti”.



Sergio había cambiado completamente de tono al hablar a mi madre, de bromista a un tipo confiado que estaba seduciendo a una mujer casada y madre de un hijo que estaba allí mismo…



-“Venga… sé que quieres tocármela, lo estás deseando y yo también. Quiero que la notes bajo mi pantalón”.



Abrí los ojos al instante y se me quedó cara de tonto al ver como él había cogido la mano de mi madre y la estaba acercando a su entrepierna. Mi madre se resistía o eso me parecía, pero él no tardó en conseguir su objetivo. Cuando tuvo la mano de mi madre en total contacto con su paquete, ella se quedó con la boca abierta, como si se le hubiera cortado la respiración. Yo debía estar soñando, fruto de las copas y del porro que me habían dado. No podía creer que fuese cierto lo que veía y oía…



-“Dime Belencita… ¿qué te parece ahora?” Preguntó Sergio mientras llevaba la mano de mamá arriba y abajo por su entrepierna. Mamá no decía nada y sólo vi que tragaba saliva…. “¿Es grande o no? ¿Eh? Dijo Sergio.



-“Sí…, sí que es grande….es…enorme…sí…”, consiguió responder mi madre.



Apenas me atrevía a mirar. Era humillante. Durante unos minutos ninguno de los dos dijo nada. Él se limitaba a guiar la mano de mi madre a través de su paquete, supongo que complacido, y mi madre sólo miraba al frente sin saber qué hacer con semejante bulto entre sus manos. Al cabo de un rato volví a mirar y vi que Sergio soltaba su mano, pero mi madre a pesar de ser libre de dejar de tocarle, siguió con el mismo movimiento que había estado siguiendo junto a la mano de él. Era evidente que estaba perdiendo el control sobre ella misma por momentos y él veía que mi madre ya cooperaba. No sé si me dormía o tenía lapsos en los que perdía la consciencia pero ya sólo de vez en cuando era capaz de abrir los ojos y de poder escuchar o imaginar parte de lo que hablaban. Me sentía cada vez peor. Tenía un mareo increíble y todo me daba vueltas y para colmo la forma de conducir del macarra de Sergio me estaba matando. Como siguiera tomando las curvas así iba a echar la pota en los asientos del coche nuevo. Cerré de nuevo los ojos esperando que todo pasara. No sé cuanto pasó pero cuando volví a mi estado de semi-inconsciencia noté que el coche se paraba. Me alegré de haber llegado a casa, estaba realmente mal. Tenía apoyada la cabeza sobre el cristal de la ventanilla y cuando abrí los ojos me extrañó la penumbra que había fuera. Medio escuché a mi madre preguntarle que porqué paraba ahí. Al mirar de nuevo pude darme cuenta que estábamos junto al frontón que está a las afueras de nuestro pueblo. No entendía nada. Apenas podía oírles pero me sorprendió escuchar…



-“Bueno, bueno…, veo que te está gustando tocarme el paquete y a mí me está apeteciendo sobarte un poco esas tetas. Es justo, ¿no? Anda sé buena y pórtate bien conmigo…. Me conformo con que me las enseñes. Llevo una semana sin dejar de pensar en ellas…, y ya has visto cómo me empalmas”.



Cuando abrí de nuevo los ojos vi a Sergio intentando morrear a mi madre pero ella apartó la cara. Cerré de nuevo los ojos pero su voz me llegaba cada vez con más claridad…



-“Pero, ¡qué coño…! Venga no seas puta. ¿Tú tocándome la polla y ni siquiera me dejas besarte? Déjame sólo probarlas, joder... Sólo te las quiero tocar un poco, y enseguida nos vamos. Y podrás seguir tocándome el bulto hasta que lleguemos… Venga Belencita, que me muero por sobarte esas tetazas. Y seguro que tú también te mueres de ganas de un buen magreo.... ¿No te gustaría que te tocase las tetas, te las estrujase, te las chupase, que te succionase esos pezones deliciosos que debes tener...? Venga, sólo tocaré un poco...nadie lo va a saber. Y no te preocupes por este, que no se entera de nada...No ves que está durmiendo la mona...Podríamos hacer de todo y ni siquiera se enteraría. Va pedo total, tú relájate…” Estaba flipando. Me podía creer que ese pedazo cabrón intentase enrollarse con mi madre, pero que ella hubiera dado pie a la situación me resultaba increíble. Entreabrí de nuevo los ojos y al ver lo que ocurría, casi se me para el corazón. Pude ver a Sergio besando con auténtica lascivia a mi madre y le agarraba y sobaba las tetas a conciencia. No podía creerlo. Estaba a punto de ver a mi madre traspasar la línea del tonteo para llegar al adulterio, y lo estaba haciendo a un metro escaso de mí, con un capullo casi de mi edad y en el coche nuevo del que papá estaba tan orgulloso.



Sergio metió su mano en la entrepierna de mamá, provocándola un suspiro que interrumpió el intenso morreo que la estaba dando, momento que aprovechó él para comenzar a desabrochar la blusa a mi madre. Cuando volví a abrir los ojos aluciné. Le había bajado las copas del sujetador y la tenía con las tetas al aire. Comenzó a chupar uno de sus pezones, provocando un espasmo de placer en mi madre. Cuando volví a mirar ya tenía el sujetador en una de sus manos. Tras tirarlo a mi asiento, la agarró de la barbilla y le hizo abrir la boca para dar entrada a su lengua… comenzó a embadurnar los morros de mi madre de saliva. Cuando sacó su enorme lengua de la boca de mamá, ella puso sus manos sobre su cabeza, rindiéndose ante él de gusto y ofreciéndole sus increíbles tetas. Inmediatamente se lanzó sobre sus ubres, cogiendo cada uno de aquellos melones y saboreando cada centímetro de teta que tenían entre sus manos. Mamá bajó las manos para acariciar la cabeza de aquel capullo que estaba dejando sus mamas brillantes de saliva. Cuando tuvo las tetas bien húmedas, agarró suavemente del pelo a ese cabrón consiguiendo separar los labios de él de sus pezones. Me quedé helado al oír lo que le decía mamá llena de excitación y sonriendo de placer…



-“¡Aahhh, siiií...! Nunca me han comido las tetas así... Uhmm... Creo que me van a reventar los pezones…”



-“¡Ya te digo si están duros tus pezones! ¡Dios, vaya tetas! Mira que me las había imaginado, pero si llego a saber que tienes unas ubres así, ¡Te las como en tu casa el primer día delante de todos! ¡Vaya melones que te gastas! Parecen de una veinteañera de lo firmes que están. No he catado unos así en mucho tiempo. ¿Qué talla usas? Porque estas no se ven todos los días”, le oí decir al muy capullo.



-“Una 110D”, respondió mamá, que reía con los comentarios que hacía de sus tetas, mientras le acariciaba la cabeza y él seguía lamiendo y lamiendo sus pezones grandes como rosetones. Cerré los ojos pensando que todo acabaría ahí, pero mucho me equivocaba, porque al poco oí el ruido de una cremallera y escuché de nuevo…



-“¡Oh, siií! Tócamela bien, que tiene que crecer mucho más... Sigue palpando así y vas a ver una auténtica XXL, de las que no hay condones en el pueblo para este tamaño…”



Miré al instante y me quedé atónito al ver que mi madre tenía extendido el brazo hacia él. No podía ver más, pero por el movimiento de arriba abajo que apreciaba, estaba pajeando a aquel desgraciado. ¡Qué coño, le estaba haciendo una paja monumental! Y la cara que estaba poniendo mi madre era de un alucine de cojones. Como la que puse yo cuando le oí decir… -“Si quieres también la puedes probar… seguro que te mueres por saber cómo sabe”.



Respiré aliviado al ver la reacción instantánea de mi madre. Le decía que estaba loco, que esto había llegado demasiado lejos y que ya había dejado de ser una broma. Que ella era una mujer casada…, que esto era una tontería, que se había terminado. Me parecía increíble todo lo que acababa de ver pero respiré al ver que mi madre empezaba a mostrar un poco dignidad. Pero él insistió…



-“Venga Belén, lo estás deseando y no puedes decirme que no. Cómete mi polla, siéntela en tu boca, te encantará como sabe… y no te preocupes por tu hijo. Está dormido y a tu marido nadie le podrá decir nada. Sé libre y disfruta de mi polla. Seguro que nunca has probado una así, tú chupa y verás cómo disfrutas ¡Es una oportunidad única!”



Estaba a punto de pararlo todo, pero antes de poder hacerlo mamá se inclinó sobre el cipote de Sergio y supuse que se la metió en la boca y que comenzó a saborearla, porque enseguida comenzó un movimiento con la cabeza que hizo suspirar a Sergio de placer y decir…



-“¡Ohhhh siiií, Belencitaaa…! Madre mía como la chupas… Joder con la mujercita casada…”



-“Glup, glup….slurp….glup”, se oía a mi madre mamar con deleite el vergazo de ese cabrón. Tras un rato de mamársela a Sergio, por fin se la sacó de la boca para tomar aire, pero apenas tuvo tiempo ya que el bruto de él la agarró de la cabeza y le metió la polla en la boca sin darle tiempo ni a coger un suspiro.



-“¡Ven aquí, guarrilla! Y sigue chupando. ¡Que la tienes a tu entera disposición! Verás, te voy a enseñar a mamar bien este pedazo de carne que te ofrezco”.



-“¡Uhhnnmmgg!¡Glug!¡Ugh!¡Uhhmmmgg!”



Trataba de gritar mamá protestando por la brusquedad de él, que movía la cabeza de mamá como si se estuviera haciendo una paja a dos manos y ella intentaba mamar como podía, pero apenas conseguía respirar y tragar saliva. Cuando parecía que por fin cogía el ritmo, Sergio le agarró de la nuca y obligándola a abrir la boca todo lo posible, empezó a meterle toda su polla en la boca, tratando de que se la tragara entera, provocándole arcadas a mi madre. Lo sé porque al tiempo que guiaba la cabeza de mi madre le decía…



-“Venga Belencita, tú puedes… vaya golosa que estás hecha, así, hasta el fondo… quiero notar tu garganta ¡Eso es! ¡Buena chica, hasta el fondo!”



-“¡Glaggghh!¡Wuegg...!” Mi madre estaba a punto de vomitar.



Cuando el macarra ese por fin estuvo satisfecho, dejó a mi madre sacar su rabo de la boca lo más rápido que pudo e intentó coger aire… -“¡Joder… cabrón casi me ahogo! Menuda cacho de polla que te gastas… ¿No ves que es imposible que me la trague entera, so bruto?” Le dijo a Sergio mamá. “No me entra más de tres cuartas partes de esos 25 cm que tiene”



Pero el cabrón de Sergio la cogió de la barbilla y levantándola hacia el asiento de ella le agarró con brusquedad de las tetas con ambas manos, mientras le volvía a clavar un beso lleno de babas en la boca de mi hasta entonces querida madre. –“¡Deja de quejarte tanto, putita, y ven que voy a saborear esa boquita de puta que tienes”.



Se acercó a ella y la besó en la boca de nuevo, y mi madre devolvió el beso con lascivia. Sergio debió aprovechar ese momento para accionar uno de los botones del asiento eléctrico en el que estaba mi madre porque al tiempo que la morreaba comenzó a tumbarse hacia atrás. Dios, ahora tenía a mi madre a escaso medio metro y podía verle meter la lengua todo lo dentro que podía, mientras con sus manos sobaba el cuerpo de mi madre con ansias increíbles, lo más grave es que mi madre disfrutaba con el sometimiento de ese cabrón….Pronto una de ellas desapareció entre los muslos de ella y no tardó mucho en arrancar un profundo gemido de placer a mi madre, que se quedó mirando con cara seria a Sergio. Sin decir una palabra, este sacaba sus dedos de entre las bragas de mi madre y se los llevaba a la boca. Yo podía notar como temblaba ella, no sé si de miedo o excitación. Él tras chuparse los dedos le dijo…



-“Bien, veo que estás bien mojadita y lo bien que hueles puta. Estás más que lista para hacerte sentirte en la gloria... Déjame quitarte esto para que todo sea más fácil…”



Dijo el muy cabrón al tiempo que subía la ya elevada falda de mi madre hasta sus caderas y comenzaba a tirar de sus braguitas negras hacia abajo, deslizándolas hasta los tobillos y sacándoselas con cuidado de no engancharlas con los tacones de aguja que llevaba. Tras olerlas las tiró hacia mi asiento y casi me da con ellas en la cara. Tuve la tentación de olerlas y avivó mi excitación con ese olor a hembra en celo. En apenas unos segundos se despojó de su camiseta y del resto de su ropa y antes de que pudiese darme cuenta comenzaba a pasar del asiento del conductor al de al lado, poniéndose sobre mi madre. Comenzó a besarle el cuello y a lamerlo. Después, el hijo de puta me miró fijamente a los ojos y dándose cuenta de que estaba lo suficientemente consciente como para darme cuenta de lo que estaba ocurriendo le susurró al oído a mi madre que estuviese tranquila y que se relajase, que yo dormía y que no me iba a enterar de nada de lo que estaba a punto de pasar. Que iba a disfrutar como nunca y que estaba a punto de descubrir lo que era una buena follada. Quería hacer algo para impedirlo pero me encontraba en un estado de shock, donde si me descubría ante mi madre no podríamos mirarnos a la cara jamás en la vida, así que decidí ser un espectador de piedra y hacer como aquello no estuviera pasando, un día nos iríamos de allí y todo volvería a la normalidad. La incertidumbre no me dejaba moverme ni articular palabra, pero en cambio me permitía estar lo suficientemente lúcido como para darme cuenta de lo que allí ocurría. El cabronazo se echó hacia atrás, casi recostándose sobre el salpicadero, dejándome ver orgulloso y por primera vez en toda la noche su pedazo de polla. Parecía querer mostrarme con lo que estaba dispuesto a taladrar a mi madre y lo que vi me dejó consternado. Era un pollón enorme, probablemente más de la mitad que la mía en longitud y sobre todo en grosor. Mi madre le miraba extasiada. Se la veía decidida a dejarse llevar y disfrutar de ese mostrenco, a sentirse deseada por un chico que podría ser su hijo…



Volví a mirarle a él que sonriendo burlonamente dijo… -“Deja que coja un condón del pantalón, no te vaya a preñar…”



-“Como quieras, pero tomo la píldora…, pero si lo deseas así cógelo”.



-“No me lo perdonaría nunca si pasase algo…”



-“En estos veinte años me ha funcionado al 100% y siempre me follan a pelo…”, mi madre dejaba intuir que no era la primera vez que le ponía los cuernos a mi padre…



-“Mmmmm, ¿Te cuidas? Entonces mejor la follada a pelo, que te va a gustar mucho más. Una polla en condiciones como la mía la tienes que sentir bien, sin gomas de por medio. Ya verás como aúllas de placer cuando me sientas descargar los chorros de leche dentro. Voy hasta arriba de lefa y te voy a inundar el coñito… ¡¿No te imaginas la cantidad de esperma que producen mis huevos?!”



Dijo al tiempo que mirándome se ponía sobre mi madre y llevaba con sus fuertes manos las piernas de ella a ambos lados de su cintura al tiempo que mi madre le agarraba de los huevos sopesándolos…



-“¡Vaya si que pesan! Si los tienes a tope de leche como dices y son el triple que los de mi marido me imagino la ingente cantidad de semen que tienes preparado…”



-“Prepárate para gozar nena... me muero por probar tu chochito y reventártelo bien…”



Yo alucinaba con las palabras de mi madre, y ya no había vuelta a atrás, sabía que ese pedazo de hijo de puta estaba a punto de tirarse a mi madre, la iba a penetrar con ese pedazo de polla que daba pavor verla y por si fuera poco, pensaba correrse dentro de ella el muy cabrón. No podía creer lo que estaba pasando, veía a mi madre ahí, a las afueras del pueblo, en el coche de mi padre, tumbada en uno de los asientos, llevando únicamente su falda recogida en la cintura y sus zapatos negros de tacón de aguja, abierta de patas y con un macarra híperdotado encima de ella, apunto de taladrarla salvajemente… Parecía una auténtica actriz porno a punto de protagonizar una escena de alto voltaje. Las palabras de Sergio me devolvieron a la cruda realidad, comenzaba a hablarle de nuevo al oído…



-“¡Vas a ser mi guarrilla! ¿Qué quieres que haga con esto?” no di crédito a mis oídos…



-“¡Follarme!¡Por favor, Fóllame…!” No reconocía a mí madre diciendo eso y me di cuenta de que estaba haciendo con ella lo que quería.



-“¡Eso pensaba hacer! ¿Preparada para sentir una auténtica XXL dentro?”



Decía al tiempo que me miraba y cogía con una mano a mi madre de la cadera y con la otra guiaba su mazo hasta su chocho calando su hinchado glande entre los labios vaginales de mi madre…, y empezaba a presionar… -“¡Gmmmm!” Consigo articular mi madre al notar su polla pugnando para abrirse paso, cómo lentamente trataba de introducir su punta, cómo trataba de traspasar la entrada de su vagina haciéndole un poco de daño. Parecía que no quería acabar de entrar pero de improviso, el gordo capullo la atravesó de golpe. “¡Gmmmm!” Protestó. “Pues me ha dolido un poco”.



-“¡Pssh, calla!, relájate que ya está dentro y ahora empieza lo bueno. Vas a gozar como no lo has hecho hasta ahora, ¡nunca me había follado a una casada con un coñito tan estrecho! Te dan poca caña en casa, ¿eh? Parece que esté sin usar…”



Qué pedazo de cabrón, tirándose a mi madre y encima mofándose de mi padre. Me parecía increíble lo que estaba presenciando, y mi madre cooperaba en la vil follada coma vulgar zorra de pueblo… Ese hijo de puta me miraba fijamente, mientras hacía que el conejo de mi madre se partiese y se fuera adaptando al grosor de su miembro abriéndolo a más no poder como solo estuvo el día que me parió. El hijo de puta no dejaba de luchar por entrar en el útero de ella. La presión que ejercía parecía que comenzaba a transformarse en una sensación verdaderamente placentera para mamá. Sergio comenzaba un lento vaivén en su interior y yo veía como poco a poco introducía más y más su polla en mi madre… Agarrándose fuertemente del asiento comenzaba a mover la polla adelante y atrás. No podía creer que el coño de mi madre hubiera sido capaz de albergar a ese mostrenco. Debía sentirse llena al completo, probablemente como nunca antes.



No lo podía creer pero mi madre comenzaba a gemir… -“Joder, como sabía que te iba a gustar. ¿Disfrutas, eh? Tienes un conejo increíble, voy a tener que follármelo más veces si quieres dejar de tenerlo así de apretadito. Parece mentira que habiendo parido sigas así de estrecha, Belencita. Es increíble. He desvirgado a más de una del pueblo que no lo tenía así de rico, créeme”.



-“¡Aaahhhhh! Siempre he sido así. En el parto me costó lograr dilatar para sacar al cabezón de mi hijo, pero mi cuerpo tiene la genética de recuperar la figura enseguida… En dos meses tenía la misma talla y el chochito cerrado como una adolescente virgen”. Acertó a decir mi madre entre gemidos…



-“Joder nena, eres una mujer única. Casada, Madre, y con el coñito de una cría de 15. ¡Qué conejito! Tú lo que necesitas es un entrenamiento constante a base de una gran polla y verás si dilatas bien”.



-“¡¿Vas a ser tú quien me folle…?!”



-“Sí, Yo me puedo encargar personalmente de montarte a diario si quieres. Y para asegurarme te haría una buena barriga, ya verás como ahora sí serías capaz de parir sin esfuerzo. Se nota que aquí han entrado pocas pollas, ¿eh?” Le dijo el muy cabrón mirándome y sonriendo…



“Sin contarte, sólo tres… ¡Me corro, paraaaa...!” No podía creer lo que oía, ¿TRES? Siempre supuse que mi madre habría estado únicamente con mi padre y ha probado con la de hoy cuatro.



-“Si nena, disfruta de tu cuarta. Así que tres, ¿eh? Pero no serían como la mía, ¿verdad? Sigue corriéndote y disfruta, putita…”



-“Ni por asomo, ¡Aaaahhhh! Con la de Joaquín apenas siento nada, solo llega a la media de 14 cm, Con los otros solo uno te hace un poco de sombra. Sí que la tiene más grande, pero no como la tuya por Dios, ¡Qué placer…!”



-“¡Uff, calentona…! ¡Vaya coñito más caliente y estrecho que tienes, joder…! ¡Y vaya tetas! ¡Te voy a arrancar los pezones a chupadas!” Gritaba Sergio extasiado, mientras le succionaba los pezones con tal pasión que parecía que se los iba a arrancar de verdad.



-“Nunca he sentido algo igual, me corro de nuevo cabronazo…”, dijo mi madre.



-“Tú disfruta, que la tengo prácticamente toda dentro, princesa. Sólo falta un poco más. Eres una yegua de primera. Recréate con tu potrillo y de su gran badajo. Te has adaptado enseguida a todo un semental. Goza con ella, sigue corriéndote… Te voy a convertir en mi nueva yegua favorita. Cada vez que vengas te voy a montar bien duro”.



-“Para, no puedo más… ¡Te lo suplico!”



A él eso le calentaba más y subía el ritmo. Entre gemidos le recordaba a mi madre lo guarra y lo zorra que era, que era una "calentorra" como todas, y que le perdían las maduras por lo guarras que eran follando… -“¡¡Oohhh, siiiií!! ¡¡FÓLLAME MÁS!!” Respondió mi madre dejándose llevar...



CONTINÚA...



Este es mi correo...  trovo_decimo@hotmail.com  por si deseas contactar conmigo, sugerirme o contarme alguna de tus fantasias que leeré encantado. ¡Muchas gracias!


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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