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Mi primera vez con una prostituta

~ras un largo periodo sin publicar relato alguno, me he decidido a narrar de nuevo una de mis primeras experiencias, en este caso como me fue cuando contraté los servicios de una prostituta. No suelo ser lo que en el argot se suele decir un putero, es más he tenido escasas visitas a estas chicas tan entrañables, y puede decirse que en mi primera oportunidad triunfé de pleno, si bien sabía con quién me metería, o mejor dicho a quién se la metería. Llevaba un tiempo sin tener sexo, y mi cuerpo me pedía acción, tras pensármelo mucho decidí contratar a una buena profesional para desfogarme, ante el temor a una estafa o engaño me informé sobre chicas que fueran buenas profesionales en su trabajo. Tras varias deliberaciones conmigo mismo decidí telefonear a una chica de la que se hablaba maravillas y, ante la duda, resolví decantarme por ella. Me había llamado la atención, un cuerpazo, alta, rubia con cabellos largos, esculturales piernas, y muy guapetona de cara con unos ojos negros rasgados y, sobretodo, entre sus servicios incluía el griego, algo que me pone especialmente, se definía como “una chica encantadora, alegre, sensual…”, ante tales credenciales, no podía ser un fracaso pensé para mis adentros.

            Recuerdo que fue a primera hora de una calurosa tarde de verano, tras almorzar tomé una agradable ducha y salí pitando de casa con un buen calentón, a mitad de camino me detuve y la llamé por teléfono, nadie respondía al otro lado del aparato, “estará follando” pensé un tanto decepcionado; me giré sobre mis pasos para volver a mi domicilio cuando pasados diez minutos telefoneé nuevamente por si las moscas, y esta vez si tuve respuesta en una voz muy dulce con acento brasileño pero perfectamente hablando español, tras darme la información completa de su dirección y servicios, no lo dudé y me encaminé hacia el lugar indicado, su voz era muy sugestiva. A medida que me acercaba más nervioso me encontraba, sobretodo por si alguien sabría del sitio y me reconocería, sin embargo al llegar frente al portal opté por una naturalidad extrema al apretar el portero automático, a pesar de haber moros en la costa, pero sin sospechar nada. Sin responder se me abrió la puerta de la calle y me encaminé rápidamente al ascensor. De nuevo los dichosos nervios se apoderaron de mí.

            Al llegar frente a su puerta, fui a llamar pero repentina y sigilosamente alguien abrió la puerta, dejándome ver un largo pasillo con una luz amable y tenue, supuse que esta chica estaba escondida tras la puerta, entré con un poco de cautela y, tras cerrarse la puerta, alguien me echa los brazos por el cuello y me planta un besazo con lengua hasta la campanilla al tiempo que permanecía asombrado con la lengua de esta mujer dentro de mi boca; duró lo justo para ponerme ya cardiaco, sin duda no me había equivocado y mis informaciones eran correctas, al retirarse pude ver a una mujer en tetas, con unas excelentes tetas con sonrosados pezones y grandes aureolas, con solo un minúsculo tanga rojo que no se para que se lo ponía, se le transparentaba todo. Era una mujer alta, de unos 27 años, de 1,70 metros aproximadamente, subidas en unos taconazos negros, dejándome ver su exuberante y escultural cuerpazo de guitarra con unas maravillosas tetas de talla 90 y un culazo respingón como he visto pocos, vamos lo que se dice una tía buenorra hasta decir basta, se me presentó con toda naturalidad plantándome un nuevo beso en los morros, me palpa la entrepierna sobándola varias veces susurrándome picaronamente, os aclaro que ya tenía la verga preparada, pasa por delante y tomándome de la mano me lleva a la habitación, ella pordelante taconeando y vacilando de culo latino perfecto cruzando el referido pasillo. Yo estaba ya muy caliente, imagínense ante tal espectáculo.

            Me llevó a la habitación para que la viera, era un piso y una habitación muy limpia, con aire acondicionado, en ese mismo momento acordamos el tiempo y el precio estipulado, así como mis preferencias que, al indicárselas, pensé que me había excedido respondiéndome con voz muy dulce “habrá tiempo para todo, ya verás”, acto seguido comienza a quitarse el tanga indicándome que también me desnudara, ella lo hacía muy lentamente, deteniéndose para ayudarme, quedé en pelotas frente a ella como nos trajeron al mundo, vaya cuerpazo tenía la moza, ahí me pasó nuevamente la palma de una de sus manos por los huevos y la polla que sostuvo un instante por la punta a la vez que me plantó un nuevo beso de tornillo que, esta vez sí, sin sorpresas supe responderle, comiéndonos la boca por un instante mientas le pellizcaba y sobaba ese culo prieto. No podía más. Al pronto, me invita a asearme, me había olvidado de ello, entramos en el lavabo y en el bidé me cogió los huevos y el nabo, sobándolos bastante rico dejándomelos muy limpios, me realizó una leve paja, mientras mis manos jugueteaban agarrando sus caderas y sobando su culo y entrepiernas, metiendo ya algunos dedos en su vagina aceptándolos agradablemente.

            Al volver a la habitación, mi polla ya estaba muy erecta, bastante erguida diría yo, puso una música muy erótica, besándonos como si fuésemos la última pareja de la tierra, mi tranca rozaba su abdomen y cada vez se encontraba más tiesa; se colocó de espaldas agachándose realizando una cubana en sus nalgas, acto seguido indicó que me sentase y de rodillas me dio un mamazo ensalivado con distintos ritmos; me pasó y repasó la lengua mil veces con garganta profunda inclusive que nunca olvidaré, la chupaba y mamaba ansiosamente mirándome con aquellos ojazos negros, apenas hablaba y sus miradas eran pícaras y de complicidad… Por mi parte no podía más, no pude contenerme al aumentar el ritmos de la felación y descargue copiosamente en si boca, agradeciéndolo ante mi sorpresa.

            Procedió a limpiarme concienzudamente, masturbándome poco a poc, y tras terminar de jugar con mi polla me dijo amablemente, “échate en la cama y descansa un poco”, al tiempo que se colocaba encima dándome la espalda ofreciéndome el coño para que se lo comiera, cosa que hice sin miramientos y generosamente, así como masturbándola hasta correrse, algo que me llamó la atención, sus jadeos me pusieron más cachondo, por lo que tomé la acción y tras colocarme ella misma la gomita, se giró colocándose en cuchillas y se la clavo hasta adentro, se movía de vicio con esas tetas grandes pero naturales a todo ritmo, al rato se sentó y penetrándola de frente continué dándole, me detuve y se puso a botar desesperadamente, marcando eso sí los tiempos, mi mirada se dirigían en esta ocasión a sus pechos, blanditos y con gran canalillo, de sonrosados pezones, a su cara de satisfacción y de viciosa cabalgándome, “será posible que esté disfrutando tanto como yo” pensé orgullosamente; le comento que pare un poco porque me corría de nuevo, y quería follarla en otra postura, accedió y sin solución de continuidad se da la vuelta, y a cuatro patas se folla ella misma cogiéndome la tranca, dejándome ver aquel culazo con un coño abierto y rico, empieza a gritar y a mover ese culo, de los mejores culos que me he follado tengo que decirlo, aún lo recuerdo, la detengo un poco porque no podía más y tomo la iniciativa dándole nuevas embestidas de menos a más acompañadas de palmadas en las nalgas, jadeábamos y gemíamos bastantes, en lo mejor le digo que quiero probar su culo; pero me dice que saque la polla, extrañado lo hice pensando que no me había querido oír y que había sobrepasado el tiempo, en realidad era sí, pero para mi sorpresa me dice que aguante, atrapa mi porra y me sorprende metiéndosela por el culo ella solita, colocándose en pompa con los codos sobre la cama mientras embestía duro viendo como entraba mi verga abriendo cada vez más su apretado ano, cerró las piernas atrapándome la polla con los cachetes, dándole y a la vez escuchando algunos gritos, supongo mezcla de placer y dolor, únicamente dure a cuatro patas por el culo unos minutos, muy pocos la verdad, hasta que me corrí en el interior, sacándola rápido y quitándome el condón, me sacudí la polla cayendo goterones de leche en el culazo prieto de aquella increíble brasileña. Fue riquísimo.

            Bien, esta fue mi primera experiencia con una prostituta, aun la recuerdo, después he tenido otras experiencias, no muchas la verdad sea dicha, y aunque más frías que placenteras, nunca ha vuelto a ser como esta primera vez en la que folle con aquella belleza rubia de Brasil que nunca olvidaré.

Datos del Relato
  • Categoría: Primera Vez
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