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Categoría: Maduras

Mi primera madura

Contaba yo con 18 años (recien cumplidos), cuando comencè a visitar con cierta frecuencia los bares del centro de Caracas. Normalmente entablaba conversaciones con las mujeres de esos sitios, quienes eran en su mayorìa veinteañeras. Sin embargo, no me sentìa a gusto con ninguna.



 



Un dìa entro a un bar, el cual contaba con una iluminación muy pobre. Estaba semi-vacìo y habìa pocas mujeres. Ya me habìa tomado unas cuatro cervezas y me disponìa a salir de aquel sitio, cuando veo llegar una silueta totalmente exquisita; sus caderas se notaban perfectas y su cuerpo llamaba al placer total.



 



Aprovechando que el sitio estaba casi solo, me enfoquè directamente en ella; y entre miradas y gestos, se acercò y me pidiò un cigarro, a lo cual accedì y entramos en conversación. Hablamos de todo un poco, de sus hijos, de còmo hacìa para sobrevivir, de sus maridos y de còmo a sus 42 años, trataba de mantenerse de la mejor manera (cosa que no dudè con ese cuerpazo)



 



Ya las cervezas habìan hecho efecto en mì y estaba totalmente a mil. Necesitaba estar con ese mujeròn. Le invitè varios tragos y empezò el ritual de tocarnos. La forma en que lo hacìa despertaba todas las ganas de acostarme con esa mujer. En un momento me diò un beso que era para morirse, la forma en que jugaba con mi lengua, el sabor de su boca, era indescriptible. Ya para ese momento, mis manos estaban en su entrepierna y sentìa el fluir de sus jugos. Tomè mi mano y probè aquel rico manjar, a lo que ella me respondiò tomando mi pene (el cual estaba a punto de estallar) y dandome un rico pajazo.



 



Sin dudarlo, nos fuimos al reservado y empecè a quitarle la ropa. Mi impresión fue mayor, cuando vì esos senos perfectos, a los cuales no dudè de tomar y empezar a besar efusivamente. Ella desabrochò mi pantalón y me quitò la ropa; luego se sentò sobre mì y empezò a cabalgar encima mìo. La sensación era ùnica y sus gemidos indescriptibles. Cuando ya estaba a punto de acabar, deslizò su boca hacia mi pene y me diò una de las mejores mamadas que mujer alguna me ha dado (definitivamente era una experta en todo eso). En ese momento, acabo y ella se traga toda mi leche.



 



La tomè y le dije que ahora me tocaba a mì darle mi parte. Ella sonriò y picaramente me dijo que nos vistièramos para salir del reservado. Pensè que la fiesta habìa terminado, pero cual serìa mi sorpresa cuando me dice que la encargada del negocio tiene una oficina arriba y que como ella no estaba podìamos utilizarla.



 



Cuando llegamos, sorpresa!!! Una cama nos estaba esperando. Volvimos a los besos efusivos y el juego de manos. Luego le quitè la ropa y me dirigì ràpidamente a su coño, el cual ya estaba emanando esos ricos jugos. Me dediquè por completo a lamer y chupar todo ese manjar que estaba frente a mì. A lo que ella respondiò acabando en mi cara de una forma espectacular. Después sin decirme nada, se pusò en cuatro y con su mirada me invitaba a envestirla. Lo cual hice de forma lenta, para luego hacerlo de una manera ràpida y feroz. Sentì como mi leche inundaba su hueco y como terminàbamos extasiados en la cama. Antes de irnos, le propuse hacer un 69, a lo que ella aceptò sin poner reparos. De màs està decir, que fue una de las mejores noches de mi vida. Tres veces y con una mujer que me dejò una sensación ùnica de placer.



 



Gracias Nubia!!! Las pròximas experiencias con esa maravillosa mujer las contarè próximamente.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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