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MI PRIMERA DOBLE PENETRACIÓN

"Mi pareja me convenció de probar; hacia tiempo que deseaba tener dos vergas solo para mi..."

 

Mi pareja me ha pedido que cuente mi primera experiencia en una doble penetración. Diré que me llamo María, tengo 40 años, mi pareja es Ignacio. Tenemos una relación abierta y por esa razón sabemos todo lo que el otro hace en materia de sexo con otras parejas sexuales. Hace un par de años conocí a unos amigos de Ignacio. Viven en Europa y son muy sexuales, ella es bisexual. Tuvimos una experiencia entre los cuatro y la verdad es que disfruté mucho tirando con Juan, pero cuando sentí que su esposa Marta me manoseaba y me metía los dedos sentí algo de asco. En esa experiencia disfrute viendo a mi pareja en plena acción con Marta...frente a frente y fue exitante. No soy bisexual definitivamente.

Pues bien, Juan y Marta vinieron a mi ciudad de vacaciones, a raíz de la crisis económica en Europa Juan se quedó a vivir en mi país unos meses y su esposa Marta se devolvió a Europa pues ella tiene trabajo allá. Mi pareja me convenció entonces de hacer un trío, el tema de la doble penetración me ha perseguido como una fantasía de la cual estoy ansiosa de poder vivir. A su vez, Ignacio está deseando poder llevar a la práctica conmigo esta modalidad de sexo compartido. Me convenció. Si hay algo que siempre he querido, es tener dos vergas para mi solita, esta sería mi oportunidad.

Fue un viernes, Juan llegó puntual, yo la verdad es que andaba muy caliente. Me puse un vestidito corto muy generoso, y un calzón diminuto; hacía mucho calor así es que todo era livianito. Me tiré en el sofá con Ignacio -recostados- a conversar con Juan, pero el ambiente era sexual, Juan insistía en mirarme las piernas y yo en la posición en que estaba mostraba todo a nuestro invitado. Aprovechando que Juan se levanta y va al baño, Ignacio me comenzó a besar y meter las manos entre mis piernas. Cuando Juan regresó yo estaba casi desnuda con las tetas fuera del vestido y las piernas abiertas. Obviamente mi calzón no tapaba nada. Juan se fue de cabeza a manosearme y luego de unos minutos me metía las manos por todos lados. Quedé hirviendo. El manoseo fue exquisito. Le di una mamada a mi hombre mientras el otro me acariciaba mi vagina y me apretaba los pezones; entonces Juan pidió que nos fuéramos a la cama, era más cómodo. Tirado sobre la cama Juan estaba precioso, desnudo, erecto, me fui de cabeza a mamarlo y a chuparle las bolas, mi pareja me miraba y me alentaba, mirando muy de cerca. Besé y chupé entero a nuestro amigo, es peludo y de cuerpo delgado pero firme, me subí encima de nuestro invitado y me disfruté su verga unos minutos clavándomela deliciosamente en mi conchita. Cabalgué caliente y deseosa de más, fue delicioso. Enseguida Ignacio se acerca me chupa las tetas, me besa el cuello y las orejas y me mete unos dedos en el agujerito anal, todo se estaba preparando para lo más rico de la sesión. Pero pasados unos 20 minutos no aguanté y disfruté de tres orgasmos encadenados.Seguía caliente.

La verga de Juan es muy grande y la de Ignacio también, yo quería entonces probar esa doble penetración de la que tanto me han hablado.

Seguí cabalgando encima de Juan, su verga estaba inmensa y muy dura; cuando estuve penetrada en mi vagina me moví lentamente para disfrutar el pedazo de carne que ya tenía enterrada, levanté mi traserito, me abrí y sentí que mi hombre por detrás, me mojaba entre las nalgas, me lubricaba, y enseguida me toma de las caderas. Siento que lentamente me entra. Fue increible, exquisito, erótico, fue todo con suavidad. También fue algo exquisitamente doloroso, potente, dos vergas en mi cuerpo al fin, de grueso glande, duros, largos, anchos, bien formados, se me metían y salian ritmicamente, el sonido de los jugos era increíble, cerré los ojos, abrí la boca y tuve tres orgasmos más, quedé como paralizada, electrificada. Mis amantes siguieron un rato dándome sexo por ambos agujeritos. Me tocaban, me chupaban las tetas, me tocaban los muslos, el clitoris, en fin...todo. Yo me sentí como el centro del placer en una sesión de sexo maravillosa. No se cuanto duró este episodio, pero fue de placer eterno. Ignacio se sale, yo me tiro sobre la cama casi desfallecida, pero Juan se acerca, se arrodilla a mi lado me pone la verga en la cara, me obliga a que se lo chupe mientras se masturba, a los 5 minutos me deja llena de semen, mi pelo, mis ojos, mi boca, mis tetas, todo con semen. Luego mi pareja me toma, me pone en cuatro y me penetra por el ano, se afirma de mis caderas y luego cuando va a eyacular saca su verga y me lanza su moco sobre mi espalda y mi cabeza. Quede bañada en semen. Nos miramos y nos reimos.

Delicioso. Fue una experiencia límite, maravillosa y recomendable..

Datos del Relato
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