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Categoría: Incestos

Mi nuera, mi amante, mi puta. Parte 2

Soy un tipo de sesenta y algo más, con todos los bríos y potencial de sus años mozos, para conseguirlo tengo una receta simple. Se necesitan dos ingredientes motivación y creérselo de verdad, luego conseguir la mujer, agitarnos dentro de ella y dejar fluir la esencia masculina en ella. Vivir la vida a pleno como si hoy fuera el último, ahí está el secreto. Segundas partes fueron mucho mejor, por que hice realidad una de sus fantasías “el trío” por eso el agregado en título de la primera parte, ella buscó y encontró la horma de su zapato, pero fue por más.



Nos utilizamos mutuamente para transitar el camino del placer y del pecado, explorar sus fantasías, hacer y dejarse hacer, una doble vida de lujuria y deseo, voluptuosidad y excesos. La precedente fue titulada: Mi nuera, es mi amante, es mi puta, parte I; esta es: Mi nuera, es mi amante, es mi puta, ahora con 2 hombres. Creo que la presentación dice un poco de su metamorfosis de esposa y nuera a una puta viviendo a pleno su vida sexual.



La primera parte había concluido en que habíamos tenido sexo a pleno en la incomodidad del asiento trasero de la camioneta, acordando que habría una próxima vez, la hubo y aquí arranca este relato:



Los momentos vividos con Sara dejaron la impronta de una deliciosa sensación y promesa de situaciones voluptuosas que nos llenan de mariposas el estómago y nos mantienen con la excitación de la calentura y de probar la carne nueva.



Llegó a mi oficina, intencional visita, descubrió uno de mis secretos, tengo un pequeño apartamento en la casa vecina, cuestión de tener un sitio donde atender a mis ocasionales amigas. 



-Ah, ahhh, qué bien que tienes este escondite de amor. ¿Aquí traes a la tía Lily para hacerle el amor?



¡Ja, ja! Y seguro a cuántas más… Me gustas, así, un buen cogedor, quiero aprender contigo…



Ambos estamos en el mismo barco, sin eufemismos, blanco sobre negro, el pecado y la infidelidad solo es un ingrediente erótico, sin dramas ni exigencias, solo entregarnos al placer que más nos satisface: Coger.



Me agradó verla ducharse, contemplar con devoción esa mata de vellos que oculta el sexo, me seduce el vello cubriendo el objeto de deseo, desbrozar la espesura pilosa y buscar el tesoro oculto, lo besé, recibí en mis labios las gotas que se escurrían por su cuerpo, el delicioso sabor salado de hembra en celo, embriagarme en el aroma de su calentura.



Contenida en la bata de baño, en mis brazos hasta el lecho. Tendida, suelta la bata descubre el tesoro de su cuerpo, levemente cruzadas las piernas, solo puedo ver el triángulo de felpa que esconde el deseo ardiente, sonríe, se toca los pechos, sostiene frotándose los pezones entre sus dedos, su lengua asoma desafiante poniendo brillo en sus labios.



Invita, incita a subirme al lecho, cual maja desnuda de Goya ofreciéndose levemente recostada, imagen vívida de la voluptuosidad, erotismo puesto al alcance de la mano, el deseo a flor de piel y el pecado insinuándose en cada gesto, ángel y demonio todo en un mismo envase, el cielo y el infierno, un viaje sin retorno a la lujuria, todo pasó en un instante de alucinación por mi pensamiento, mientras el sexo transita por otro andarivel más terrenal, haciéndose notar que está para dispuesto para otros menesteres más carnales.



Subo al lecho, arrodillado, ofreciéndome al sacrifico de ser el artífice de su goce, adelanto la pelvis, ofreciéndole el trofeo masculino para que derretirme en su boca. Entiende y adivina, me recibe en su boca, cálida y húmeda, pajea suave, sin prisa, pero sin pausa, aprendió como manejar mi pija, llevarme hasta el fondo de su garganta, y volver a sacarla, gruesos hilos de saliva nos mantienen unidos hasta que vuelve a tragarme.



Hago maravillas con mis gruesos dedos en su vagina, dibujo sensaciones, digito emociones que la hacen vibrar desde el vientre hasta los pechos, oleadas de placer nacen entre sus piernas y llegan a su garganta. Todo está dispuesto para nuestro primer 69, ella arriba, inicia el viaje rumbo a lo desconocido, las sensaciones la pueden, mi cara incrustada contra su sexo, quiere llevarme dentro de él, se ahoga y distrae con la pija en la boca. 



 –Espérame, todo junto me distrae y no puedo disfrutar.



Puedo sentir la tensión muscular, su cuerpo va disociándose de su mente, liberado, descontrolado, totalmente autónomo, la carne en pleno regocijo, en libertad total: la conexión con el más allá.



Es el momento de la ebullición interior, perdida, llegando al estado ideal, corriendo al filo de la cornisa, entre la sensación y la pasión desbocada, instante mágico e inexplicable. Seguro que no sabe cómo explicárselo, en verdad solo yo puedo sentir como lo vive porque estoy fuera de su cuerpo, disfrutando su disfrute, siento las descargas musculares que arrancan en la conchita y se irradia a toda su humanidad. Oleadas de placer la alejan del mundo de los mortales, viaja al infinito disparada por esa sensación de plenitud, el desahogo de la carne, la liberación volcánica de la tensión interior acumulada durante el tiempo que la estoy excitando con mi boca.



Se suceden réplicas, oleadas de los temblores, una y otra vez en repeticiones, asciende en la espiral de la excitación hasta que llega al zenit de todos los goces, luego desciende, el cuerpo se le va aflojando, entregada a la maravillosa sensación que alcanzó el clímax.



No sería capaz de describir ese viaje especial, solo pudo sentir y vivir sensaciones inéditas, yo solo he sido el facilitador, el guía, el acompañante, ella solo gozó la magia.



Velé esos momentos que estuvo perdida, fuera del mundo real, viaje estelar por un paraíso dibujado con mi boca y mis manos para ella. Esperé su regreso con gloria, una sonrisa como premio.



Intentó explicarse, ¡shhhh! no hace falta, viajé contigo, sentí lo mismo, también es mío.



-Métela, quiero sentirte dentro. Quiero ser tu hembra. Ser tu perra. Lléname de pija. ¡La quiero toda, Ya!!!...



Se colocó la almohada bajo las nalgas, sostenía sus piernas levantadas tomándose de los tobillos con las manos. La V de la victoria se ofrece en bandeja de plata, separé la felpa de vellos, separo los labios de la raja, vuelvo a lamerla con fruición. Las tetas suben y bajan, respira agitada, está dispuesta, la pija enhiesta amenaza abrir el sexo; froto el vestíbulo húmedo, un movimiento de pelvis me lleva directo a entrar toda la cabeza, suspira, profundo, gime.



Se abraza a mi cuello, empujo dentro, la primera entrada despacio hasta adaptarse al grosor, ya sentí como fue la primera vez, ahora en comodidad puedo hacerlo más pausado, disfrutando la entrada, hasta el límite de los cuerpos.



Todo dentro, moviendo despacio, lento, pausado. Exige, pide más, quiere acción, es mi tiempo, yo manejo la situación, graduando el vaivén, asida de las nalgas, voy con todo dentro, el golpe la hace gemir, le gusta, vuelve a pedir más, que la rompa, que le acabe. Habitualmente puedo demorar mucho tiempo, lo aprendí desde muy chico, cuando comencé en el sexo, una mujer madura me lo enseñó diciendo: a las mujeres nos gusta que el hombre nos esté bombeando mucho, aprende y verás cómo te lo agradecen. 



En verdad disfruto mucho el juego excitante de la penetración, sentirla como goza, se retuerce de placer, mucho más que llegar a mi orgasmo, puedo prolongado mucho tiempo, parando y retomando



Esta era una de esas ocasiones, necesitaba disfrutarla, excitarla hacerla llegar a ese orgasmo tan sentido, como fuera, con boca, manos, pija, quería sentirla gozar, arquearse como un mimbre cuando la estoy penetrando, sentir la contracción de sus músculos y los tendones tensos como cuerda de violín. La disfruto, la siento gozar, otra vez está cerca del viaje al infinito, la mirada se pierde, se agita, colabora apretando y cerrando los labios, me hace sentir sus contracciones cuando el estallido interno se produce, la pija ayuda empujando, apretándome en ella. Sentí esa contracción, se hacía oleada, como esa corriente se transmitía por su cuerpo, agitado y brama. Cierra fuerte los ojos, muerde los labios, tensa las facciones y comienza una serie de orgasmos enhebrados con profundos gemidos.



De costado, casi como en una tijera, sigue la penetración, profunda y sostenida, los orgasmos no se detienen la excitación de ella no tiene calma, se prolonga y alarga más allá de su propia resistencia, casi montada en mí, puedo resistir, ella se entrega mansa en un envión, me elevo y la ensarto hasta dejarla colgada de la pija.



Se deja vencer por la seguidilla de orgasmos, ríe, la boca es una mueca, marcas de baba en las comisuras de sus labios y el cuerpo desarticulado como muñeca rota, claros signos del viaje fantástico con mi sexo dentro de su carne.



El reposo del guerrero, disfrutando verla ir por café. Qué buen culo tiene, venir es el delirio, las tetas movidas en cadencioso andar, el sexo expuesto, una mancha oscura en la blancura de su piel, me lleva de viaje a la lujuria.



Le saqué la bandeja con el café, volqué sobre la cama, de arrebatado, sobre la almohada doblada para elevar las nalgas, visión de la vagina abierta y plena. El deseo urgente de poseerla fue un destello en la oscuridad de del deseo, solo tocármela y estoy dispuesto abrirme camino en ella, húmeda, de un solo golpe entré todo, hasta el mango. 



El triunfo del macho sobre la hembra desde atrás, estilo dog y nos hace sentir el placer de someter a la hembra, bombear con fuerza y pasión, intenso y sostenido, asido de sus hombros sujeta, me impulso en ella, casi con violencia por momentos descontrolada, siente y disfruta ser sometida, dominada. Arde y vocifera obscenidades y grosería.



 - ¡Dame, dame más! ¡Cabrón, hijo de puta rompe, viólame, sentirme bien puta!¡Dame mi leche!… ¡Dame!¡Castiga a tu perra, asíiii, más!¡Soy mala necesito una lección, vamos, mas, mas!...



Nos perdemos en la vorágine de la excitación abrasadora del delirio, mueve la concha, agita el envase, está llegando al instante culminante, salto al vacío. Un rugido interior, de lo profundo de mi pecho y me vine.



-¡Ahhhhhh!...



Se detuvo el corazón, respiración entrecortada, varios enviones profundos, vacío todo el semen de la abstinencia desde la última vez. Devino el silencio y la quietud, volcado sobre su espalda esperando que la oleada de latidos de la verga, cesaran, disfrutando las mieles de la acabada intensa.



-¿Me sentiste cuando me vine? – decía desde abajo, con la cara apoyada en la cama, incrustado en ella.



-No, estaba tan aturdido por mi propio orgasmo que no pude, me perdí en mi delirio.



-Dos veces. El primero cuando aullabas, el otro con los chorros de tu leche caliente.



El letargo relajante se adueñó de nuestros cuerpos que seguían abrazados, despertamos, tomados de las manos, agotados, todo había sido como en un sueño mágico, pero bien real. Al levantarse necesitó poner la mano en la conchita para contener el semen que se le escurría. 



-Guauuu, cuanta leche tenías, se nota que te tenía bien caliente ¡Eh!



-Sí, mucho, mucho.



Ahora era momento de café, la veo como se limpia mi enlechada de, gozaba ver como el agua se le escurría entre los vellos púbicos, escena grabada en mi retina.



Bebimos café y hablamos de lo que sucedió, de lo que sigue, de sus carencias de sexo, de sus fantasías, de todo lo que una hembra estaba dispuesta a explorar. Un par días después vino por más, y se llevó más. 



Tuve ganas de poseerla estilo perrita, no me conformé con hacerla por la concha, mientras cogía comencé a nalguearla, juego de dominación y sometimiento, jugueteo con el ano. No se había negado a nada, accede a todo, eso repitió varias veces por si hiciera falta. Luego de varios orgasmos de ella, uno mío, tomamos un descanso. Volvimos con el tema de ir por más.



-Esta tarde este culo (se lo toque) será mío



-Lo que quieras Luis, soy tu puta, quiero sentirte todo, por todos lados, SOY TU PUTITA.



-Solo que no tengo experiencia, solo un par de veces de pendeja quisieron, pero no se pudo.



-Te voy a preparar para que hoy te vayas con el culo roto. Este culo será mío.



La senté en el bidet para que el chorro con agua tibia le dé directo en el ano por fuera, y por dentro, limpiar la entrada, que la tibieza del agua relaje el esfínter, dejándola preparada para su primera vez por el sitio prohibido.



Montada sobre una almohada, el culo elevado y dispuesto para ser sodomizado. Sin cremas, solo al natural, el dedo empapado en sus flujos servía como juego previo en el marrón, paso previo a metérsela por el ano. Sabía y entendía que debía experimentar ser sometida y sodomizada, aprender a ser mi puta. 



-Ahora vas a aprender a ser mi puta, ¡siente como te meto el dedo por el culo!



-Sí, sí, quiero y ¡que!¡Quiero ser tu puta, tu gran puta!¡Dame por el culo, abre todo cabronazo!



Apoyé plena en el centro del esfínter, cede al empuje, froto sus nalgas, haciendo un movimiento casi circular para ir moviendo el agujero, rotando para que se relaje y ceda. Entrando despacio, el grosor del pene la hace quejarse y gemir, la espero, lo estoy haciendo con cuidado, intenso pero cuidadoso. Cuando alcancé a meterla toda y el dolor va cediendo me pide moverme. 



Comienza el metisaca, colabora, se acopla más, atrás y adelante, abriendo y cerrando cuanto puede, la pija se hace dueña del ano. Sara comienza a vociferar, siente el bombeo, como partirla en dos, el dolor apenas le permite un respiro. 



 - ¡Por favor, YA! ¡Cabrón, hijo de puta, me estas partiendo!, ¡acabaaaaaa!¡YA, acaba de una vez hijo de putaaa!!!!



 - Aguanta, aguanta… Ya, viene, ya viene, ¡ya me viene! Shhhhhh, calla, aguanta, callaaashhhhhhhhh. ¡Ahhhh!teee…, te.. te acaaaaboooo! ¡Toma puta, toma puta!¡Traga mi leche, traga por el culo mi lecheeeeee! ¡Ahhhh!



Me dejé morir, esa acabada se llevó parte de mi vida en ese polvo tremendo. Me tendí a su lado, ella ronronea su dolor anal por la tremenda cogida. Esa tarde se fue con el culito bien dolorido, prometió dejarse cuantas veces quisiera, solo necesitaba acostumbrarse. 



-Para acostumbrarme está mi macho, que va domar a su putita.



El bidet con su chorro de agua tibia mengua el dolor de las primeras cogidas por el culo, estoy delante disfrutando ese momento de intimidad, tan privado, tal sensual ver a tu hembra como te saca dentro de ella. El agua la está haciendo orinar, yo tengo ganas de hacerlo, disparo mi chorro de lluvia dorara sobre la vagina para juntarlas en solo una. Sentía el cálido chorro de lluvia sobre su piel, la esencia del macho cazador que marca su territorio.



- Papi que bueno es sentirte en mi piel.



La dejé en su casa, no había llegado aún mi hijo, prepara café, sería bueno luego la tórrida sesión de sexo. El momento de intimidad no pudo con su genio, sentada sobre la mesada de la cocina, falda levantada y nada debajo, en pelos, sabe que me gusta. 



El tajo peludito que me puede, esa visión me da vuelta. Perversa, va por más, toma un pepino y comienza a jugar con él en la boca, simulando una verga que está mamando, supervisa el efecto erótico, un pie se apoya en el respaldo de una silla, elevando esa pierna ofrece el ángulo perfecto, labios vaginales casi abiertos le permiten jugar con metérselo en la cocha, juega al metisaca con el pepino.



Perverso juego erótico, el morbo de situación suma, agrega condimento para sazonar esta calentura que no cesa. Provocar y excitar de ese modo no es gratis, el pene está por reventar de calentura, me acerco con el choto fuera de la bragueta, agito el pepino, entrando y saliendo de su almeja, una cogida urgente es lo que necesito, no puedo resistir. La bajé, volqué sobre la mesa y se la mandé de una, un par de metidas y ya estoy a pleno. Me deshago de los pantalones enroscados en los tobillos que frenan los movimientos, vuelvo al objeto de deseo, sostengo el pepino dentro de su vagina, sacudiéndolo mientras me apoyo en sus nalgas por detrás, un par de nalgadas le hacen estremecer y preparar, adivinó lo que seguía, se relaja, se deja.



Sin sacar el pepino de su vagina se la voy colocando en el ano, despacio, entra mi gruesa cabezota, aprieto el pepino por delante y voy con todo por atrás, una cogida salvaje, breve y brusca como para robarle un par de quejidos. Con sus manos contienen el grueso vegetal para poder agarrarla con fuerza, presiono con la verga en el culo.



La cogida fue intensa, vibrante, sentía el frotamiento a través de la carne, del pepino enterrado en la vagina, simulaba muy bien una doble penetración. Me vine en su culo, por segunda vez en ese día, frenética acabada que me dejó las piernas temblando, por la postura y por la intensidad del acto.



No hay tiempo para el relax, el tiempo apremia mi hijo está en tiempo de llegada. Recuperado los colores y la respiración normalizada, compartimos el café. De este modo y no sé cómo llegamos a que Sara fuera por más, y lo fue sin duda alguna, esta muchacha esta lanzada a la aventura de probar el disfrute del sexo, se había ganado un compinche…



Volvió por lo de sus fantasías, sus ganas de probar algo más, que la llevara un escalón más arriba…



-A ver…¿Qué te gustaría, qué cosa está rondando tu mente?…



-Bueno… no se… no sé… como decirlo… tal vez…



-Dime...



-Bueno… que te parece si… consiguieras un amigo confiable discreto que…



-Que… ¿qué qué?



-Bueno que… entre tú y él me puedan coger… ¡Uf! Te lo dije ya… bueno… no digo ahora…



-Estás diciendo un trío. Tú yo y…- se encogió de hombros, para significar no saber con quién.



-No lo sé… solo sé que me gustaría probarme con dos, es una sensación que has despertado en mí, algo que me gustaría regalarte, una escena como esa del video que vimos mientras me cogías. ¿Recuerdas? Recuerdas que decías, te imagino a ti estando cogida por otro tipo y excitarme a mil, y luego te damos entre lCategoría: sexo con maduros – hétero - infidelidad – filial – trío – lluvia dorada 



 



 



Soy un tipo de sesenta y algo más, con todos los bríos y potencial de sus años mozos, para conseguirlo tengo una receta simple. Se necesitan dos ingredientes motivación y creérselo de verdad, luego conseguir la mujer, agitarnos dentro de ella y dejar fluir la esencia masculina en ella. Vivir la vida a pleno como si hoy fuera el último, ahí está el secreto. Segundas partes fueron mucho mejor, por que hice realidad una de sus fantasías “el trío” por eso el agregado en título de la primera parte, ella buscó y encontró la horma de su zapato, pero fue por más.



Nos utilizamos mutuamente para transitar el camino del placer y del pecado, explorar sus fantasías, hacer y dejarse hacer, una doble vida de lujuria y deseo, voluptuosidad y excesos. La precedente fue titulada: Mi nuera, es mi amante, es mi puta, parte I; esta es: Mi nuera, es mi amante, es mi puta, ahora con 2 hombres. Creo que la presentación dice un poco de su metamorfosis de esposa y nuera a una puta viviendo a pleno su vida sexual.



La primera parte había concluido en que habíamos tenido sexo a pleno en la incomodidad del asiento trasero de la camioneta, acordando que habría una próxima vez, la hubo y aquí arranca este relato:



Los momentos vividos con Sara dejaron la impronta de una deliciosa sensación y promesa de situaciones voluptuosas que nos llenan de mariposas el estómago y nos mantienen con la excitación de la calentura y de probar la carne nueva.



Llegó a mi oficina, intencional visita, descubrió uno de mis secretos, tengo un pequeño apartamento en la casa vecina, cuestión de tener un sitio donde atender a mis ocasionales amigas. 



-Ah, ahhh, qué bien que tienes este escondite de amor. ¿Aquí traes a la tía Lily para hacerle el amor?



¡Ja, ja! Y seguro a cuántas más… Me gustas, así, un buen cogedor, quiero aprender contigo…



Ambos estamos en el mismo barco, sin eufemismos, blanco sobre negro, el pecado y la infidelidad solo es un ingrediente erótico, sin dramas ni exigencias, solo entregarnos al placer que más nos satisface: Coger.



Me agradó verla ducharse, contemplar con devoción esa mata de vellos que oculta el sexo, me seduce el vello cubriendo el objeto de deseo, desbrozar la espesura pilosa y buscar el tesoro oculto, lo besé, recibí en mis labios las gotas que se escurrían por su cuerpo, el delicioso sabor salado de hembra en celo, embriagarme en el aroma de su calentura.



Contenida en la bata de baño, en mis brazos hasta el lecho. Tendida, suelta la bata descubre el tesoro de su cuerpo, levemente cruzadas las piernas, solo puedo ver el triángulo de felpa que esconde el deseo ardiente, sonríe, se toca los pechos, sostiene frotándose los pezones entre sus dedos, su lengua asoma desafiante poniendo brillo en sus labios.



Invita, incita a subirme al lecho, cual maja desnuda de Goya ofreciéndose levemente recostada, imagen vívida de la voluptuosidad, erotismo puesto al alcance de la mano, el deseo a flor de piel y el pecado insinuándose en cada gesto, ángel y demonio todo en un mismo envase, el cielo y el infierno, un viaje sin retorno a la lujuria, todo pasó en un instante de alucinación por mi pensamiento, mientras el sexo transita por otro andarivel más terrenal, haciéndose notar que está para dispuesto para otros menesteres más carnales.



Subo al lecho, arrodillado, ofreciéndome al sacrifico de ser el artífice de su goce, adelanto la pelvis, ofreciéndole el trofeo masculino para que derretirme en su boca. Entiende y adivina, me recibe en su boca, cálida y húmeda, pajea suave, sin prisa, pero sin pausa, aprendió como manejar mi pija, llevarme hasta el fondo de su garganta, y volver a sacarla, gruesos hilos de saliva nos mantienen unidos hasta que vuelve a tragarme.



Hago maravillas con mis gruesos dedos en su vagina, dibujo sensaciones, digito emociones que la hacen vibrar desde el vientre hasta los pechos, oleadas de placer nacen entre sus piernas y llegan a su garganta. Todo está dispuesto para nuestro primer 69, ella arriba, inicia el viaje rumbo a lo desconocido, las sensaciones la pueden, mi cara incrustada contra su sexo, quiere llevarme dentro de él, se ahoga y distrae con la pija en la boca. 



 –Espérame, todo junto me distrae y no puedo disfrutar.



Puedo sentir la tensión muscular, su cuerpo va disociándose de su mente, liberado, descontrolado, totalmente autónomo, la carne en pleno regocijo, en libertad total: la conexión con el más allá.



Es el momento de la ebullición interior, perdida, llegando al estado ideal, corriendo al filo de la cornisa, entre la sensación y la pasión desbocada, instante mágico e inexplicable. Seguro que no sabe cómo explicárselo, en verdad solo yo puedo sentir como lo vive porque estoy fuera de su cuerpo, disfrutando su disfrute, siento las descargas musculares que arrancan en la conchita y se irradia a toda su humanidad. Oleadas de placer la alejan del mundo de los mortales, viaja al infinito disparada por esa sensación de plenitud, el desahogo de la carne, la liberación volcánica de la tensión interior acumulada durante el tiempo que la estoy excitando con mi boca.



Se suceden réplicas, oleadas de los temblores, una y otra vez en repeticiones, asciende en la espiral de la excitación hasta que llega al zenit de todos los goces, luego desciende, el cuerpo se le va aflojando, entregada a la maravillosa sensación que alcanzó el clímax.



No sería capaz de describir ese viaje especial, solo pudo sentir y vivir sensaciones inéditas, yo solo he sido el facilitador, el guía, el acompañante, ella solo gozó la magia.



Velé esos momentos que estuvo perdida, fuera del mundo real, viaje estelar por un paraíso dibujado con mi boca y mis manos para ella. Esperé su regreso con gloria, una sonrisa como premio.



Intentó explicarse, ¡shhhh! no hace falta, viajé contigo, sentí lo mismo, también es mío.



-Métela, quiero sentirte dentro. Quiero ser tu hembra. Ser tu perra. Lléname de pija. ¡La quiero toda, Ya!!!...



Se colocó la almohada bajo las nalgas, sostenía sus piernas levantadas tomándose de los tobillos con las manos. La V de la victoria se ofrece en bandeja de plata, separé la felpa de vellos, separo los labios de la raja, vuelvo a lamerla con fruición. Las tetas suben y bajan, respira agitada, está dispuesta, la pija enhiesta amenaza abrir el sexo; froto el vestíbulo húmedo, un movimiento de pelvis me lleva directo a entrar toda la cabeza, suspira, profundo, gime.



Se abraza a mi cuello, empujo dentro, la primera entrada despacio hasta adaptarse al grosor, ya sentí como fue la primera vez, ahora en comodidad puedo hacerlo más pausado, disfrutando la entrada, hasta el límite de los cuerpos.



Todo dentro, moviendo despacio, lento, pausado. Exige, pide más, quiere acción, es mi tiempo, yo manejo la situación, graduando el vaivén, asida de las nalgas, voy con todo dentro, el golpe la hace gemir, le gusta, vuelve a pedir más, que la rompa, que le acabe. Habitualmente puedo demorar mucho tiempo, lo aprendí desde muy chico, cuando comencé en el sexo, una mujer madura me lo enseñó diciendo: a las mujeres nos gusta que el hombre nos esté bombeando mucho, aprende y verás cómo te lo agradecen. 



En verdad disfruto mucho el juego excitante de la penetración, sentirla como goza, se retuerce de placer, mucho más que llegar a mi orgasmo, puedo prolongado mucho tiempo, parando y retomando



Esta era una de esas ocasiones, necesitaba disfrutarla, excitarla hacerla llegar a ese orgasmo tan sentido, como fuera, con boca, manos, pija, quería sentirla gozar, arquearse como un mimbre cuando la estoy penetrando, sentir la contracción de sus músculos y los tendones tensos como cuerda de violín. La disfruto, la siento gozar, otra vez está cerca del viaje al infinito, la mirada se pierde, se agita, colabora apretando y cerrando los labios, me hace sentir sus contracciones cuando el estallido interno se produce, la pija ayuda empujando, apretándome en ella. Sentí esa contracción, se hacía oleada, como esa corriente se transmitía por su cuerpo, agitado y brama. Cierra fuerte los ojos, muerde los labios, tensa las facciones y comienza una serie de orgasmos enhebrados con profundos gemidos.



De costado, casi como en una tijera, sigue la penetración, profunda y sostenida, los orgasmos no se detienen la excitación de ella no tiene calma, se prolonga y alarga más allá de su propia resistencia, casi montada en mí, puedo resistir, ella se entrega mansa en un envión, me elevo y la ensarto hasta dejarla colgada de la pija.



Se deja vencer por la seguidilla de orgasmos, ríe, la boca es una mueca, marcas de baba en las comisuras de sus labios y el cuerpo desarticulado como muñeca rota, claros signos del viaje fantástico con mi sexo dentro de su carne.



El reposo del guerrero, disfrutando verla ir por café. Qué buen culo tiene, venir es el delirio, las tetas movidas en cadencioso andar, el sexo expuesto, una mancha oscura en la blancura de su piel, me lleva de viaje a la lujuria.



Le saqué la bandeja con el café, volqué sobre la cama, de arrebatado, sobre la almohada doblada para elevar las nalgas, visión de la vagina abierta y plena. El deseo urgente de poseerla fue un destello en la oscuridad de del deseo, solo tocármela y estoy dispuesto abrirme camino en ella, húmeda, de un solo golpe entré todo, hasta el mango. 



El triunfo del macho sobre la hembra desde atrás, estilo dog y nos hace sentir el placer de someter a la hembra, bombear con fuerza y pasión, intenso y sostenido, asido de sus hombros sujeta, me impulso en ella, casi con violencia por momentos descontrolada, siente y disfruta ser sometida, dominada. Arde y vocifera obscenidades y grosería.



 - ¡Dame, dame más! ¡Cabrón, hijo de puta rompe, viólame, sentirme bien puta!¡Dame mi leche!… ¡Dame!¡Castiga a tu perra, asíiii, más!¡Soy mala necesito una lección, vamos, mas, mas!...



Nos perdemos en la vorágine de la excitación abrasadora del delirio, mueve la concha, agita el envase, está llegando al instante culminante, salto al vacío. Un rugido interior, de lo profundo de mi pecho y me vine.



-¡Ahhhhhh!...



Se detuvo el corazón, respiración entrecortada, varios enviones profundos, vacío todo el semen de la abstinencia desde la última vez. Devino el silencio y la quietud, volcado sobre su espalda esperando que la oleada de latidos de la verga, cesaran, disfrutando las mieles de la acabada intensa.



-¿Me sentiste cuando me vine? – decía desde abajo, con la cara apoyada en la cama, incrustado en ella.



-No, estaba tan aturdido por mi propio orgasmo que no pude, me perdí en mi delirio.



-Dos veces. El primero cuando aullabas, el otro con los chorros de tu leche caliente.



El letargo relajante se adueñó de nuestros cuerpos que seguían abrazados, despertamos, tomados de las manos, agotados, todo había sido como en un sueño mágico, pero bien real. Al levantarse necesitó poner la mano en la conchita para contener el semen que se le escurría. 



-Guauuu, cuanta leche tenías, se nota que te tenía bien caliente ¡Eh!



-Sí, mucho, mucho.



Ahora era momento de café, la veo como se limpia mi enlechada de, gozaba ver como el agua se le escurría entre los vellos púbicos, escena grabada en mi retina.



Bebimos café y hablamos de lo que sucedió, de lo que sigue, de sus carencias de sexo, de sus fantasías, de todo lo que una hembra estaba dispuesta a explorar. Un par días después vino por más, y se llevó más. 



Tuve ganas de poseerla estilo perrita, no me conformé con hacerla por la concha, mientras cogía comencé a nalguearla, juego de dominación y sometimiento, jugueteo con el ano. No se había negado a nada, accede a todo, eso repitió varias veces por si hiciera falta. Luego de varios orgasmos de ella, uno mío, tomamos un descanso. Volvimos con el tema de ir por más.



-Esta tarde este culo (se lo toque) será mío



-Lo que quieras Luis, soy tu puta, quiero sentirte todo, por todos lados, SOY TU PUTITA.



-Solo que no tengo experiencia, solo un par de veces de pendeja quisieron, pero no se pudo.



-Te voy a preparar para que hoy te vayas con el culo roto. Este culo será mío.



La senté en el bidet para que el chorro con agua tibia le dé directo en el ano por fuera, y por dentro, limpiar la entrada, que la tibieza del agua relaje el esfínter, dejándola preparada para su primera vez por el sitio prohibido.



Montada sobre una almohada, el culo elevado y dispuesto para ser sodomizado. Sin cremas, solo al natural, el dedo empapado en sus flujos servía como juego previo en el marrón, paso previo a metérsela por el ano. Sabía y entendía que debía experimentar ser sometida y sodomizada, aprender a ser mi puta. 



-Ahora vas a aprender a ser mi puta, ¡siente como te meto el dedo por el culo!



-Sí, sí, quiero y ¡que!¡Quiero ser tu puta, tu gran puta!¡Dame por el culo, abre todo cabronazo!



Apoyé plena en el centro del esfínter, cede al empuje, froto sus nalgas, haciendo un movimiento casi circular para ir moviendo el agujero, rotando para que se relaje y ceda. Entrando despacio, el grosor del pene la hace quejarse y gemir, la espero, lo estoy haciendo con cuidado, intenso pero cuidadoso. Cuando alcancé a meterla toda y el dolor va cediendo me pide moverme. 



Comienza el metisaca, colabora, se acopla más, atrás y adelante, abriendo y cerrando cuanto puede, la pija se hace dueña del ano. Sara comienza a vociferar, siente el bombeo, como partirla en dos, el dolor apenas le permite un respiro. 



 - ¡Por favor, YA! ¡Cabrón, hijo de puta, me estas partiendo!, ¡acabaaaaaa!¡YA, acaba de una vez hijo de putaaa!!!!



 - Aguanta, aguanta… Ya, viene, ya viene, ¡ya me viene! Shhhhhh, calla, aguanta, callaaashhhhhhhhh. ¡Ahhhh!teee…, te.. te acaaaaboooo! ¡Toma puta, toma puta!¡Traga mi leche, traga por el culo mi lecheeeeee! ¡Ahhhh!



Me dejé morir, esa acabada se llevó parte de mi vida en ese polvo tremendo. Me tendí a su lado, ella ronronea su dolor anal por la tremenda cogida. Esa tarde se fue con el culito bien dolorido, prometió dejarse cuantas veces quisiera, solo necesitaba acostumbrarse. 



-Para acostumbrarme está mi macho, que va domar a su putita.



El bidet con su chorro de agua tibia mengua el dolor de las primeras cogidas por el culo, estoy delante disfrutando ese momento de intimidad, tan privado, tal sensual ver a tu hembra como te saca dentro de ella. El agua la está haciendo orinar, yo tengo ganas de hacerlo, disparo mi chorro de lluvia dorara sobre la vagina para juntarlas en solo una. Sentía el cálido chorro de lluvia sobre su piel, la esencia del macho cazador que marca su territorio.



- Papi que bueno es sentirte en mi piel.



La dejé en su casa, no había llegado aún mi hijo, prepara café, sería bueno luego la tórrida sesión de sexo. El momento de intimidad no pudo con su genio, sentada sobre la mesada de la cocina, falda levantada y nada debajo, en pelos, sabe que me gusta. 



El tajo peludito que me puede, esa visión me da vuelta. Perversa, va por más, toma un pepino y comienza a jugar con él en la boca, simulando una verga que está mamando, supervisa el efecto erótico, un pie se apoya en el respaldo de una silla, elevando esa pierna ofrece el ángulo perfecto, labios vaginales casi abiertos le permiten jugar con metérselo en la cocha, juega al metisaca con el pepino.



Perverso juego erótico, el morbo de situación suma, agrega condimento para sazonar esta calentura que no cesa. Provocar y excitar de ese modo no es gratis, el pene está por reventar de calentura, me acerco con el choto fuera de la bragueta, agito el pepino, entrando y saliendo de su almeja, una cogida urgente es lo que necesito, no puedo resistir. La bajé, volqué sobre la mesa y se la mandé de una, un par de metidas y ya estoy a pleno. Me deshago de los pantalones enroscados en los tobillos que frenan los movimientos, vuelvo al objeto de deseo, sostengo el pepino dentro de su vagina, sacudiéndolo mientras me apoyo en sus nalgas por detrás, un par de nalgadas le hacen estremecer y preparar, adivinó lo que seguía, se relaja, se deja.



Sin sacar el pepino de su vagina se la voy colocando en el ano, despacio, entra mi gruesa cabezota, aprieto el pepino por delante y voy con todo por atrás, una cogida salvaje, breve y brusca como para robarle un par de quejidos. Con sus manos contienen el grueso vegetal para poder agarrarla con fuerza, presiono con la verga en el culo.



La cogida fue intensa, vibrante, sentía el frotamiento a través de la carne, del pepino enterrado en la vagina, simulaba muy bien una doble penetración. Me vine en su culo, por segunda vez en ese día, frenética acabada que me dejó las piernas temblando, por la postura y por la intensidad del acto.



No hay tiempo para el relax, el tiempo apremia mi hijo está en tiempo de llegada. Recuperado los colores y la respiración normalizada, compartimos el café. De este modo y no sé cómo llegamos a que Sara fuera por más, y lo fue sin duda alguna, esta muchacha esta lanzada a la aventura de probar el disfrute del sexo, se había ganado un compinche…



Volvió por lo de sus fantasías, sus ganas de probar algo más, que la llevara un escalón más arriba…



-A ver…¿Qué te gustaría, qué cosa está rondando tu mente?…



-Bueno… no se… no sé… como decirlo… tal vez…



-Dime...



-Bueno… que te parece si… consiguieras un amigo confiable discreto que…



-Que… ¿qué qué?



-Bueno que… entre tú y él me puedan coger… ¡Uf! Te lo dije ya… bueno… no digo ahora…



-Estás diciendo un trío. Tú yo y…- se encogió de hombros, para significar no saber con quién.



-No lo sé… solo sé que me gustaría probarme con dos, es una sensación que has despertado en mí, algo que me gustaría regalarte, una escena como esa del video que vimos mientras me cogías. ¿Recuerdas? Recuerdas que decías, te imagino a ti estando cogida por otro tipo y excitarme a mil, y luego te damos entre los dos, te llenamos de leche, cómo te dejaríamos el culito y la conchita bien abiertas.



-Sí… pero no había imaginado… que le siguieras dando vueltas al asunto, si bien luego seguimos con el tema, pensaba que era tan solo un juego erótico más, de los que acostumbramos. Noto que te ha prendido la idea…



-Sí, más de lo que te crees, me calienta mucho. ¡Anda, sé bueno, quiero, quiero!…



-Bueno… bueno, déjame ver cómo puedo- volvió a pedírmelo- Bueno… pero tendrás en cuenta que no es algo tan fácil, tú no eres cualquier chica… la relación exige prudencia, precauciones. No prometo nada, solo que voy a intentarlo, ¿Está?



-Síii mi papito lindo–nuevamente juega con los mohines. – Sí mi señor, tu hembra quiere, tu putita pide, tu mujer te ruega... ¡Porfa!



Estaba persuadido que todo lo que hiciera por disuadirla sería en vano. La llegada del marido estableció una tregua. Nos seguimos viendo una o dos veces en la semana para esos fogosos encuentros, en casi todos había una referencia directa o soslayada a no olvidar de buscar cómo hacer el trío. Esto deviene en la continuación.



Sigue una tercera parte para continuar con esta historia de infidelidad y amor prohibido.



Solo me resta saber si la Sara de mi historia está en algún lugar y le gustaría compartir esas vivencias conmigo, ven te estoy esperando, escríbeme a mi correo: latinoinfiel@yahoo.com.ar no seas tímida ven y platicamos.



Lobo Feroz



 



os dos, te llenamos de leche, cómo te dejaríamos el culito y la conchita bien abiertas.



-Sí… pero no había imaginado… que le siguieras dando vueltas al asunto, si bien luego seguimos con el tema, pensaba que era tan solo un juego erótico más, de los que acostumbramos. Noto que te ha prendido la idea…



-Sí, más de lo que te crees, me calienta mucho. ¡Anda, sé bueno, quiero, quiero!…



-Bueno… bueno, déjame ver cómo puedo- volvió a pedírmelo- Bueno… pero tendrás en cuenta que no es algo tan fácil, tú no eres cualquier chica… la relación exige prudencia, precauciones. No prometo nada, solo que voy a intentarlo, ¿Está?



-Síii mi papito lindo–nuevamente juega con los mohines. – Sí mi señor, tu hembra quiere, tu putita pide, tu mujer te ruega... ¡Porfa!



Estaba persuadido que todo lo que hiciera por disuadirla sería en vano. La llegada del marido estableció una tregua. Nos seguimos viendo una o dos veces en la semana para esos fogosos encuentros, en casi todos había una referencia directa o soslayada a no olvidar de buscar cómo hacer el trío. Esto deviene en la continuación.



Sigue una tercera parte para continuar con esta historia de infidelidad y amor prohibido.



 



Lobo Feroz


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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