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Categoría: Fantasías

Mi novia pidió sentir al mismo tiempo mi verga y una extranjera

Fernanda apunta a uno de tez bronceada con el dedo.
-¿Ése?
- Ése. He de admitir que me he mojado un poco solo de pensarlo.
- Anda pues, invitalo.
- Pero...no tengo idea de cómo abordarlo.
- Solo ve al grano. Dile que te gusta y que te encantaría que subiera a nuestra habitación a acompañarnos con unos tragos. Puedes comentarle que tenemos un acuerdo. Te aseguro que no vas a requerir de gran labia. La mayoría de está gente aceptaría a pasar la noche con nosotros.
Fernanda se decide a actuar y se dirige en dirección al sujeto en cuestión. Le jala de la manga de su camisa para llamar su atención e inmediatamente que voltea comienza con las formalidades, saludos, el intercambio de nombres y las típicas frases que se usan cuando se conoce a alguien nuevo. Desde donde estoy imagino que estará diciendo algo similar a: "Espero no incomodarte pero te he estado observando desde el otro lado del lugar y me has parecido atractivo". Después de observar su reacción y dejarle responder, Fernanda reanuda la conversación soltando alguna frase ahora ya no tan típica como lo era la anterior, probablemente diciendo algo así cómo: "Mi novio y yo venimos de vacaciones y tenemos un pequeño acuerdo". Alcanzo a darme cuenta de sus mejillas ruborizadas y el nerviosismo que trata de ocultar detrás de una sonrisa pícara mientras juguetea de manera coqueta con su cabello. Y continúa: "El pacto consiste en qué podemos elegir a cualquiera que nos atraiga e invitarlo a participar en un trío con nosotros. Yo ya tomé mi desición y eres tú. ¿Te gustaría subir a nuestra habitación y beber unos tragos?". El chico inglés se rasca la nuca meditando cuidadosamente su respuesta, enfoca su mirada hacia mí y menea la cabeza en un gesto que yo interpreto de aprobación. En seguida, veo como acerca su rostro al de Fernanda para decirle algo al oído y le hace una seña con sus dedos índice y pulgar para que le dé un momento y se aleja en dirección a la barra. Fernanda posa su atención sobre mi y yo muevo mis brazos dubitativo a la espera de que su semblante me proporcione un rastro distintivo como respuesta. Apunta sus pies en dirección mía decidida a regresar sus pasos a través de la mar de gente aglutinada y la observo dividir, como si fuera Moisés abriéndose paso por los oceanícos bloques del mar rojo, aquel amasijo de danza y flirteo, hasta mi.
Fernanda me alcanza y yo trato de alzar la voz por encima de la música para preguntarle por lo sucedido pero antes de organizar mi interrogante el chico inglés, con su evidente bronceado artificial, nos arriba con un cóctel preparado en su mayoría con Jägermeister para cada uno como muestra de que hemos cerrado el trato.
- Patrick - me dice con la emoción armonizando su claro acento cockney y tiende su mano para saludarme.
- Victor - le contesto al apretar su mano con cortesía.
Extiendo mis brazos hacia arriba con recibimiento y le doy la bienvenida. De pronto nos comportamos como si fueramos viejos amigos que se conocieran de toda la vida. La complicidad ha creado la ilusión de que existe un lazo inquebrantable entre nosotros. Antes de abandonar el lugar brindamos una última vez con el choque festivo de los vasos, alzando en lo mas alto nuestros tragos mientras nos carcajeamos con fuerza.
Con lascivos pasos que se tensan bajo nuestras erecciones Patrick y yo marchamos siguiendo el rastro de humedad que Fernanda ha chorreado desde su entrepierna para indicarnos el camino hasta la habitación.
Al cruzar la puerta que divide el mundo de la mesura retacada del simplón y el del palpitar genital que se humedece al entregarse con confianza a nuevas experiencias de placer carnal, Fernanda aguarda recargada sobre la cama. Se pasea las manos por debajo de la camisa y se muerde los labios fijando sus ojos sobre nuestros bultos hinchados al latir de excitación por debajo de la mezclilla. Comienza a desabrochar los botones de su camisa azul de uno por uno y se libra del sostén dejando su hermoso par de tetas al descubierto. Meto mi mano en el boxer y exhibo mi miembro. Fernanda lo sostiene con fuerza al verlo danzar frente a ella completamente inflamado por el flujo sanguíneo. Patrick desabotona su pantalón y expone su polla igualmente hinchada de frente a Fernanda. Sin esperar un segundo ni perder el tiempo dirige ambas pollas hasta su boca saboreando sus glandes y sintiendo la textura en sus labios, lengua, paladar, dientes. Siente como nuestras vergas chocan entre si dentro de su boca y, aunque ya está tan mojada que en realidad no haría falta estira su mano para humedecer sus dedos con nuestras lenguas y tocarse. Saco mi miembro y le permito degustar a solas el falo de Patrick mientras veo la expresión de Fernanda que se enciende y arde en deseo. La cargo para dejarla boca abajo y la despojo de sus prendas. Antes de penetrarla la someto a una ronda de fuertes nalgadas y me como su empapados coño. Enseguida estrello mi vara contra su vagina y arremeto contra ella variando entre pene y dedos. Le pide a Patrick que la folle y al sentir nuestros falos invadir al mismo tiempo su aparato sexual, si ojos se ponen el blanco. Que distinto es experimentarlo así, definitivamente piensa que es mejor que solo ser atravesada por un pene acompañado de un consolador.
De nueva cuenta, saco mi miembro para que ella pueda disfrutar de ser jodida solo por Patrick. Está tan poseída por el placer que el ser asaltada por esta nueva polla le otorga que ni siquiera se da cuenta cuando comienzo a atarla de pies y manos. Patrick se sale y una vez fuera me apoya con el lado izquierdo. Al terminar vendamos sus ojos para que no sepa quién es el que le hace que o quién es el que le mete que. El falo que siente en la boca, ¿Será el mío? ¿O será mi sexo el que se empeña como un obseso en invadir su vientre con brutalidad? A menos que conozca las diferencias y que el frenesí orgásmico le permita concentrarse en la tarea, no puede saberlo y el misterio no hace más que aumentar el hervor hambriento de su celo.
El maratón de sexo se prolonga hasta quedar exhaustos y después se extiende un tanto más. Nuestros cuerpos se frotan empapados. Sus extraordinarios gemidos femeninos se mezclan con los nuestros. Sonoros jadeos hedonistas que harían que hasta los angeles sucumban ante la tentación de la masturbación, permitiendo la entrada pecaminosa del placer tan solo de escucharnos. Orgías celestiales se celebrarían en nuestro honor al vernos. Al eyacular, cada santo cerraría los ojos proyectando en su mente las mas sensuales imágenes de nuestra lasciva efervescencia.
Nuestras lenguas lamen las delicias suculentas que escurren por las temblorosas piernas de Fernanda.
Chorros libidinosos de fluido lúbrico y deseo explosivo. El erotismo llevado a límites pornograficos antes inimaginables. Cada estímulo recibido convulsiona cada una de sus terminaciones nerviosas. Desde su clítoris se celebran estremecimientos de lujuria y jubilo que anuncian la llegada de otro orgasmo.
Patrick nos dice que está por venirse y que le encantaría correrse presenciando desde el sillón la forma tan entregada con la que ella reacciona mientras yo la penetro. Se aparta meneando su miembro en la recta final de una masturbación y nos observa absorto. Fernanda se coloca por encima mío y yo introduzco mi miembro con violencia hasta el fondo de su vagina mientras ella dirige mis manos hacia su cuello y se muerde los labios al sentir como su clítoris se frota contra mí pubis. Sus deliciosos fluidos se derraman sobre mi verga. Decidido en degustarla, le introduzco mis dedos unas cuantas veces sin dejar de penetrarla y me los llevo a la boca. Patrick, enloquecido de excitación con la imagen ofrecida se levanta sin que lo notemos para lamer sus aguas directamente de la fuente. Pasea su lengua siguiendo los rastos de fluido dejados desde los labios hasta las sábanas tan decidido en no dejar ni una gota que no se detiene al llegar a mi vara y mis testículos. Después saborear nuestros genitales termina por correrse sobre las sábanas, eyaculando en honor nuestro.
Pasan solo un par de minutos más cuando le digo que estoy a punto de venirme. Aprieta mi verga con el interior de su vagina en despedida y enseguida dirige su cabeza hacia mis genitales con la boca abierta con la intención de devorar hasta el último centímetro de mi miembro. Utilizo los últimos instantes antes de acabar para levantar mi torso y estirar mis manos lo suficiente para sentir sus dulces nalgas me percato que Patrick ha estado ocupado sumergiendo su rostro para probar por última vez aquellas delicias anales. Le pido a mi chica que me la muerda justo cuando siento el potente estremecimiento con el que mi glande hinchado expulsa potentes chorros de caliente esperma, abriéndose paso por su garganta que bebe complacida de mi semilla.
Después de unos minutos de reposo en los que Fernanda limpia con su lengua los rastos de semen de ambos penes mientras se deja acariciar los pechos por nuestras manos, ella se levanta y coloca su coño sobre la cara de Patrick para que pueda tocarse recordando aquella sensación de su vagina mojada frotándose en su rostro. Le pasa su ropa y le pide gentilmente que se retire. Casi como una orden le indica que no pierda el tiempo y se dirija directo a su casa donde espera que se venga otra vez al masturbarse con la imagen aún fresca de ese último contacto.
Nos despedimos aún desnudos y sin esperar a que Patrick se vista dirijo la mano de Fernanda hacia mi sexo y al notar que empieza a recobrar su fuerza, mira directamente a los ojos de nuestro invitado y moja una de sus palmas para masturbarme mientras con la otra le exhibe sus senos, disfrutando el deseo que genera en ese sujeto que no volveremos a ver. Me lo humedece en saliva y se coloca de espaldas para que pueda metersela y así recomenzar.
Con un notorio deseo reprimido y sin agregar nada, Patrick atraviesa la puerta de nuestra habitación sin despegar la vista de nosotros hasta que la puerta queda cerrada definitivamente.
Datos del Relato
  • Autor: Piña
  • Código: 61882
  • Fecha: 10-04-2021
  • Categoría: Fantasías
  • Media: 0
  • Votos: 0
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  • Lecturas: 1127
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