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Categoría: Fetichismo

Mi novia está ovulando

Hola. Quiero contarles esto que me sucedió hace poco y que nunca me imaginé que me podría excitar tanto.



 



Estaba en la casa de mi novia sin hacer nada; solo hablábamos y una que otra manoseadera por encima de la ropa (por aquello de que no nos fueran a pillar).



 



Ella es una chica blanca tirando a morena clara, tiene unas nalgas muy lindas y gorditas; sus teticas no son muy grandes pero sí muy sabrosas, con un pezón que se pone erecto apenas es rozado y adquiere forma de pequeño biberón. Lo mejor de ella es su cuca. Es grande y rosadita por dentro (una pinkpussy) y además tiene mucho vello espeso, negro y no tan rizado, cosa que me gusta bastante.



 



Aquel día me dijo que estaba ovulando y que como siempre estaba como una catarata de fluidos vaginales allá abajo... y puedo imaginármelos como son esos fluidos: de color blanco-amarillento, espesos, muy espesos (como un chicle, por lo menos cuando se acumulan bastante).



 



Ella no estaba en esos días en condiciones de tener sexo conmigo; no porque estaba ovulando, sino por otros motivos.



 



Ese día también me pidió que le pintara las uñas de los pies, los cuales los tiene realmente bellos y ha creado en mi una obsesión enfermiza por ellos. De verdad que me vuelven loco sus pies: son bronceaditos, calza 38 (tamaño normal), y sus dedos están perfectamente formados. Ella sabe que me gustan mucho y por eso es que me pide ese tipo de favores: que le pinte las uñas. Yo lo hago encantado y me excita mucho ver como ella estira su pie y lo posa sobre mis piernas, y a veces me soba mi palo sobre el pantalón, siempre con una sonrisa pícara. Ella me encanta.



 



Después de haber terminado con sus dos pies y haberle puesto una pintura de color vino tinto sobre sus uñas (les quedaron espectaculares), estuvimos un rato charlando de cualquier tema para que se le secaran; pero yo tenía un calentón animal.



 



Pasado un rato de hablar cosas picantes, me dijo que se iría a cambiar y que antes se iba a lavar allá abajo por aquello que les comenté. Fue en ese momento cuando me atreví y le pedí que antes de que se fuera, llenara su mano de aquellos espesos fluidos vaginales. Mi asombro fue que no se hizo pedir dos veces, e inmediatamente se paró y metió su mano dentro de su pantaleta.



Yo la veía sentado desde el sofá y ella parada hurgando en su interior, con la vista perdida como explorando sin ver hacia abajo. Sacó su mano a ver cuánto había pescado y me mostró una pequeña cantidad de aquel líquido pegajoso entre sus dedos. A ella le dio vergüenza, pero a mi me excitó demasiado. Ella escondió su mano y yo le dije que no la escondiera, que me lo mostrara. Insistía en que le daba vergüenza y yo por mi parte en que me gustaría mucho, y le mencioné que me gustaría olerlo. Ella, un poco insegura de mi propuesta, volvió a meter su mano dentro de su pantaleta y tardó un poco más en sacar mayor cantidad de líquido; me dijo que había mucho y que quería acumular una buena cantidad en su mano. Su cara era fenomenal: verle tocarse su cuca en busca de algo... era muy excitante. Finalmente sacó su mano y prefirió verlo ella primero... Su cara fue de asombro ante la cantidad que había acumulado en su palma de la mano. Yo no lo podía ver porque ella no me lo enseñaba, y hasta me dijo que mejor se iba, ya que le daba vergüenza y asco aquello... Yo le dije que no!, que no se fuera, que me dejara olerlo.



Ella insistió en que si estaba seguro de querer olerlo, que si no me daba asco... Por Dios!, que no!, que me excita mucho. Tenia mi guevo tan duro como una piedra debido a aquella situación altamente morbosa. Fue entonces cuando me dijo: "bueno, cierra los ojos"; así lo hice y sentí como se acercó hacia mí y me dijo: "huele". Aquello olía a gloria... era el genuino olor a cuca, pero concentrado al 100%. Era ese olor que a cualquier macho altera y desespera, pero era todo un placer poder disfrutar de aquel aroma. Ella batía su mano lentamente cerca de mi nariz, y le pregunté si podía abrir los ojos... Su vergüenza ya estaba desapareciendo, tal vez porque notó que realmente disfrutaba de su aroma de hembra y también se habría excitado. Abrí los ojos y pude ver una masa blanco-amarillenta sobre tu palma de la mano y un poco más líquido entre sus dedos; toda su mano le brillaba como aquella sustancia. En realidad nunca pensé que esa fuera la contextura; creí que debía ser más resbaladiza, pero no, se mantenía adherido a su palma de la mano; parecía un pudín.



Con aquel penetrante aroma se me hizo fácil volver a cerrar los ojos y seguir disfrutando de ese olor primitivo de hembra. Ella a veces me pegaba la sustancia en la punta de la nariz, y no tardó en hacerlo sin descaro, pero suavemente, por mis mejillas, mi barbilla y mis labios. Yo abrí mis ojos y la veía a ella directamente a sus ojos. Su cara mostraba una evidente excitación y morbo. Me empezó a embadurnar la cara con aquella sustancia... y yo me dejaba y giraba mi cabeza para que ella lo deslizara por todas mis mejillas, mi nariz, mi cuello. Ella lo volvía a recoger con su mano y con la otra mano me apretó los cachetes para forzarme a abrir mi boca; me sentía dominado y eso me gustaba. Con la boca abierta por el efecto de sus dedos sobre mis mejillas, llevó todos los espesos jugos que había recogido con su otra mano y los metió en mi boca y los frotaba contra mi lengua y paladar; yo le chupaba los dedos y su palma de la mano. En un tono bastante seco me dijo: "traga".



Yo cerré mis labios y acomodé aquella sustancia dentro de mi boca y la tragué completamente. "Quieres más?", me preguntó. Yo le respondí afirmativamente. Ella vio hacia los lados y sin ningún temor mayor se bajó los pantalones y sus pantaletas, e hizo que me sentara rápidamente en el suelo para que ella se montara sobre mi cara, apartara sus pelos, abriera su cuca con sus manos, y me ofreciera aquel nuevo y abundante manjar al cual se habían unidos los líquidos provocados por su excitación. Tragué más de todo, y más de lo que me dio al principio, y lo mejor fue que en ningún momento sentí asco o repulsión, sino que por el contrario siempre lo vi como un alimento sexual insuperable. Ella restregaba su gran cuca peluda sobre mi cara de una manera desesperada, muestra de que estaba a punto de tener un orgasmo.... fue un largo orgasmo, un orgasmo que me transmitió a mi y sin ni siquiera haberme tocado el guevo.



Yo derramé mi esperma dentro de mis pantalones y ella quedó exhausta sobre mi cara; pero se levantó rápido para evitar que alguien nos pillara, y se acomodó para irse... no sin antes meter su mano dentro de mi interior y llevar hasta su boca una buena cantidad de semen derramado sobre mi propio sexo.



 



Si te gusta este tipo de morbo... contáctame!. Me gustaría saber tus comentarios (con seguridad te responderé).


Datos del Relato
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