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Categoría: Maduras

Mi historia con el joven Javier - 13ª parte

Como recordareis en la entrega anterior, tras comer subimos Javier y yo a la habitación donde me habían instalado mi dormitorio, mostrándome toda la ropa que me había comprado para usar esos días. Después me di un baño y me acosté a descansar un rato hasta las 18,30 horas que había quedado en bajar al salón para que me conociera su amigo Eduardo que vendría esa tarde a conocerme. Ahora continúo con la historia:



Alrededor de las 18,00 horas me levanté y comencé a prepararme para el encuentro con Javier y su amigo , me dirigí a la cómoda y abriendo uno de sus  cajones saqué un conjunto de ropa interior color marfil, de tejido transparente y blonda, el cual las braguitas tenían apertura por la zona de mi rajita y por la zona de mi culo, solamente evitaba que fuera una raja única un trozo de apenas dos centímetros que separaba las dos citadas aperturas por la parte inferior (es decir justo por la separación de la zona de mi culo y coño) de las braguitas. El sujetador tenía también una abertura en cada copa para dejar libre las aureolas y pezones y parte del pecho.



Luego comencé a ponerme las bragas, que como siempre me las había cogido bastante más pequeñas que mi talla habitual, por lo cual las dos aperturas quedaban bastante abiertas, quedando completamente expuesto tanto la raja de mi culo (en la que por lo menos dos dedos de cada uno de los cachetes cercanos a la raja del culo quedaban al aire cortejando mi acceso anal) como mi raja delantera, en la que se me apreciaba sobresaliendo de la apertura todo mi chocho y gran parte de mi abundante pelambrera.



Luego me coloqué el sujetador, que como me había ocurrido con mis bragas, por las aperturas aparecían con fuerza todo mi pezón y más de un 90 % de mis aureolas, así como parte de carne de mis pechos, tanto por las aperturas como por encima de las copa y por debajo de estas, dado que me había cogido dos tallas menos que la mía habitual y con el tratamiento de aumento de pechos también me habían aumentado ya algo los mismos.



En definitiva mi ropa interior más que cubrir mis partes intimas las dejaban totalmente a la vista y dispuestas para el que quisiera hacer uso de ellas no encontrarse barrera alguna que impidiera poder tocarlas directamente.



Después me acerqué al armario y tras mirar un momento los diferentes vestidos, blusas, faldas, etc., opté por una camisa transparente blanca, de la que como sabía que le gustaba a Javier, eje desabotonada cuatro botones y para la parte inferior me puse un short también blanco, ajustadísimo y cortísimo en el que se me marcaba todo, completamente todo: mi culo y la raja de mi coño.



Cuando estaba terminando de arreglarme entró Javier en la habitación y me dijo mirándome de arriba a bajo:



“! Oh la la! Estas impresionante, date una vuelta que pueda apreciarte mejor”



Yo hago lo que me dice, y él entonces acercándoseme me dice:



“La verdad es que estas para comerte, pero hoy quiero que lleves mejor este vestido”



Y acercándose al armario cogió un vestido cortísimo de seda negra, también transparente, yo le dije:



“De acuerdo, si tú quieres que me ponga ese en vez de lo que llevo lo haré, pero me tendré que cambiar también de ropa interior, pues es color marfil y se va a ver a través del vestido demasiado”



El entonces acercándose a mí y desabotonándome los botones de mi camisa y el del short, me dijo:



“No, eso es precisamente lo que quiero, que se te vea todo y se destaque más tu ropa interior. Quiero que Eduardo desde el primer momento que te vea te desee y se ponga muy caliente. A propósito él ya está abajo. Te recuerdo que a partir de ahora debes de hacer todo lo que yo te pida sin peros, pues ese es el trato”



Y cuando se marchaba para la puerta se volvió y me dijo:



“Por Matías no te preocupes le he dicho que eres una profesora mía y que estaba medio liada contigo, que no dijera nada a mis padres y le haría un buen regalo. De modo que tranquila que él no dirá nada y nadie se enterará por él de lo que pase aquí estos días. Y Eduardo sabe lo nuestro y que estoy enamorado de ti, y no te olvides que hoy te tienes que entregar a él y enseñarle como se folla”



Cogí el vestido que me había dicho que me pusiera, era un vestido negro de gasa transparente negro, por delante estaba abierto, con un escote en forma de V que dejaba ver plenamente todos mis pechos y facilitaba la entrada de cualquier manos que quisieran tocarme directamente mis pechos o sacármelos al aire y no me taparía más de tres o cuatro centímetros por debajo de donde acababan mis bragas.. Me miré al espejo y me reflejo mi imagen donde destacaban mi conjunto de ropa interior marfil transparentándose por la fina gasa de mi vestido. La verdad es que pensé, menos mal que lo pactado es de llevar estas ropas siempre que esté en la finca y no fuera, caso contrario me moriría de vergüenza si Javier me obligará a salir así a la calle o delante de otras personas que no conozca.



Volví a dedicarme otra mirada más en el espejo y la verdad es que el aspecto era de una verdadera puta buscando guerra, me dirigí hacía la puerta y baje a la planta de abajo, donde me esperaba Javier y su amigo, decidida a complacer a mi amante en todo lo que me pidiera y como él quería a entregarme a su amigo Eduardo.



Cuando entré en el salón, Eduardo estaba frente a la puerta y al verme, se quedó mudo, entonces Javier mirando hacia atrás me vio y me dijo:



“Pasa mi amor, mira este es mi amigo Eduardo, estaba deseando de conocerte, pues él sabe todo lo nuestro, dado que es mi mejor amigo, es como si fuéramos hermanos, podemos confiar de todo en él, nunca me traicionaría. Eduardo esta es Esperanza, la mujer con la que me gustaría estar toda mi vida”



Me acerqué a Eduardo y él me fue a dar la mano, cosa que yo se la evite y cogiéndole de la cara le di un beso en su mejilla muy cerca de la comisura de sus labios, esto le gustó pero le puso un poco nervioso.



Físicamente, Eduardo no era un chico muy agraciado. Estaba gordo, muy relleno por todos lados, con piernas y brazos robustos, culo gordo, barrigón, tenía una panza muy blanduzca, con la piel muy blanca y velluda, y algo feo, con la cabeza redonda y pelada al rape.



Javier entonces dijo:



“Mira Esperanza, Eduardo y yo nos conocemos desde que éramos unos niños, bueno desde la escuela de primaria por no decir desde la guardería y siempre hemos sido muy buenos amigos, el uno sabe todos los secretos del otro y viceversa. De nuestra relación sabe tanto como tú y yo, pues incluso……bueno eso no lo digo, bueno lo diré… él sabe que fuiste tú la que me desvirgaste y como fue, en la casa de Marisa el primer día que tú trabajabas allí. Te diré otro secreto, él también al día de hoy es virgen no ha estado nunca con ninguna mujer…..”



Al decir esto noté como Eduardo se ponía completamente rojo y muy acalorado, entonces dije yo:



“Javier, no cuentes esas cosas, no ves que tu amigo se siente cohibido y mal”



Javier contestó:



“Lo que digo es verdad, y pienso que igual que él sabe todo de nuestra relación, incluso que estas preñada de mí y ha visto algunas fotos tuya, tú tienes derecho a saber algo de él, no crees Eduardo”



Eduardo con la cabeza baja contesta:



“Si, si Javier tienes razón, soy un tonto de ponerme así y de avergonzarme cuando se lo dices a ……No sé como nombrarla, novia, amante o como”



Yo le digo:



“Llámame por mi nombre y no te preocupes, no eres el único virgen hay muchos jóvenes que aunque alardean por ahí nunca lo han probado y siguen siendo virgen. Perdonad, tengo que ir al servicio un momento”.



La verdad es que no necesitaba para nada ir al servicio, pero quería darle un respiro al pobre chico a ver si con esta pausa, se calmaba y estaba más tranquilo perdiendo un poco la vergüenza .Yo notaba que como al dirigirme hacía el servicio Eduardo no podía apartar la vista de mi cuerpo, la verdad es que no ocultaba nada, pues el vestido me tapaba solamente como dos dedos por debajo de mis bragas y por la transparencia del mismo él podía apreciar perfectamente mi anatomía.



Cuando volví, los dos estaban esta vez sentados, Javier en el sofá y Eduardo en uno de los sillones, dando la espalda a la zona por donde yo volvía del servicio, entonces al llegar ellos estaban hablando y como no me veían no se dieron cuenta que me acercaba, yo entonces me quedé parada un momento antes de pasar la puerta del pasillo que da al salón para escuchar lo que decían y oí decir a Eduardo:



“Joder  que suerte tienes de haberte ligado una mujer como esa, que tetas tiene, ya cuando me enseñaste las fotos me parecieron cojonudas pero al natura, son todavía mejores, la muy  puta (perdona Javier que la diga eso, pero al fin y al cabo trabaja de puta aunque sea porque se lo hayas dicho tú)…. Ummm… Qué buena está… Cómo me gustaría verle las tetas a tu novia o lo que sea otra vez, pero esta vez al natural.  Tiene que ser un gusto chupárselas, tú te pondrás bien las botas. Si no fuera porque está contigo….haría todo lo posible por ligármela y follármela, La reventaría el coño”



Esas palabras me gustaron y estaba dispuesta a incitarle, a convertirme en una auténtica calienta polla de aquel chico. Me excitaba sólo el hecho de que se excitaran conmigo.



Javier le contestaba:



“Mira Eduardo, ya que eres mi mejor amigo, voy a tratar que puedas hacer realidad lo que acabas de decir, miraré la forma de convencerla para que sin darse cuenta nos veamos los tres tan excitados que ella ya no se pueda negarse a follar contigo”



El cabrón de Javier ya le acababa de decir que tarde o temprano seria suya, así que dejando mi escondite llegué donde ellos estaban y entonces me dijo Javier:



“Esperanza, ven siéntate aquí a mi lado”



Me acerque al sofá y me senté al lado de Javier, como me había indicado. Eduardo quedaba prácticamente enfrente de mí, así al sentarme y al ser la falda del vestido tan corta, pudo ver con todo detalle mis bragas, dejando al aire (por la abertura de las mismas) mi coño y gran parte de mi pelambrera. Me di cuenta que él no apartaba su mirada de ese punto y entonces, para facilitarle mejor la visión separé un poco más mis piernas, esto hizo que se pusiera muy colorado y nervioso, pero no dejo de mirar para seguir contemplando mi  chumino.



Ellos me fueron contando anécdotas y cosas que les habían sucedido junto, me contaron cosas privadas de cada uno de ellos, y así estábamos , hasta que Javier le dijo a Eduardo que se sentara con nosotros en el sofá, este haciéndole caso se sentó al otro lado de mí, quedándome en el medio de los dos. Entonces Javier se levantó y nos preparó unos cubatas, a mi como ya sabía me hizo mi cointreau con piña, el se tomo un whisky con limón y su amigo otro. Entonces Eduardo dijo a Javier:



“Tienes una novia muy guapa Javier, es la mujer que todos desearíamos tener para nosotros”



Yo le contesté:



“Gracias, pero eso es porque me miras con buenos ojos”



Entonces Javier le dijo:



“¿Te gusta?”



Javier se ladeó hacía mí y cogiéndome de la cara me la volteo a un lado y a otro, para que viera bien mis dos partes de la cara, mostrándome como un vendedor muestra la mercancía al comprador y sigue diciendo:



“Es guapa, ¿verdad? ¿Habéis visto qué tetas tiene?



Y me pasó su mano por encima de mis pechos, lo que comenzó a ponerme caliente, y le siguió diciendo:



¿A que nunca habíais visto unas tetas tan grandes?, pues espera a que acabe el tratamiento para engrandecérselas y a medida que avance de su embarazo, se le irán haciendo más grandes. “



Entonces Eduardo contesta:



“Me encantan, son como a mí me gustan, grandes y erguidas y con unas buenas aureolas y pezones”



Esto último lo podía observar al ser el sujetador abierto precisamente por esa zona. Entonces Javier metió una de sus manos por mi escote acariciándomelas, achuchándomelas con suavidad. Eduardo, no se pudo contener y empezó a acariciarse su paquete por encima del pantalón. Entonces Javier, incitando a su amigo dijo:



“Las tiene aun, para su edad, bastante duras y tiesas. Le gusta que se las toquen, ¿verdad, cariño? “



Yo sonrió y le digo:



“Sí, me encanta que me toquen mis pechos, y sobre todo que jueguen con mis pezones y aureolas, eso me pone muy caliente, me pone a cien. Como sigas no sé qué va a pasar y no quiero, que está aquí tu amigo y que va a pensar de mí”



Javier seguía sobándome mis tetas con su mano metida por mi escote. Entonces cogió su otra mano y comenzó a tocarme también mi coño, esto me hizo sentir un escalofrió por todo mi cuerpo, que me era difícil sostener mi incipiente calentura. Entonces dice a su amigo:



“Eduardo, compruébalo tú mismo. Esperanza ¿Por qué no dejas que lo compruebe por él mismo, que te toque tus pechos, no ves que lo está deseando….”



No me da tiempo ni hablar, Eduardo se animó y sin esperar a mi respuesta me metió su mano derecha por el escote agarrándome una de mis tetas. Yo le miro y cuando me dispongo a llamarle la tención le oigo decir a Eduardo:



“Ummm, qué tetas más ricas tienes…



Y a Javier que me dice:



“A mi amigo le gustan tus tetas…



La mano de por el escóteme estaban tocando las tetas con rudos achuchones. Y Javier no me dejaba de masturbar con su otra mano mi chocho. Yo alternaba la mirada entre Javier y Eduardo, y les decía:



“Me vais a calentar y después no voy a poder contenerme, me estáis haciendo perder el juicio, comienzo a estar muy caliente”



Entonces entre los dos me subieron el vestido y me le sacaron por la cabeza dejándome con el sujetador que enseñaba mis dos aureolas y pezones. Javier comenzó a chuparme el de su lado y Eduardo al ver a su amigo hizo lo mismo. Entonces Javier llevando a mi espalda, la mano con la que me había estado sobando mi teta, me desabrochó el sujetador y tirando de él me quedó mi tórax desnudo de cintura para arriba. Enseguida las manos de ambos volvieron a sobar mis tetas deformándolas, estrujándolas, zarandeándomelas por los pezones. Entonces Eduardo excitado por los tocamientos que me hacía decía:



“Hija de puta, qué tetas tienes, me están volviendo loco”



Y Javier le dice:



“¿Por qué no le enseñas a Esperanza la polla, Eduardo? Verás, Esperanza, qué polla tiene mi amigo…hombre no es como la mía pero tampoco está mal……”



Eduardo me mira, como esperando mi consentimiento, cosa que hago con un movimiento de mi cabeza, y mientras Javier no dejaba de manosearme la teta de su parte y mi coño. Eduardo se fue desabrochando la bragueta de su pantalón y bajándose un poco su calzoncillo apareció una polla extremadamente larga y de piel muy rojiza, con un capullo reluciente y afilado y unos huevos redondos y duros.



Javier me ordena:



“Tócasela, querida, verá como consigues ponérsela aún más dura que ya la tienes, y eso que al tocarte tus tetas, se le ha puesto a punto de reventar. – y de nuevo insiste- Tócasela puta, seguro que te gusta”



Yo haciéndole caso, alargo una de mis manos y se la agarro y comienzo a masturbarlo lentamente para luego ir aumentando el ritmo de la paja. El entonces cogiendo mi vaso me le da y me dice:



“Bebe Esperanza, le tienes aún lleno y mira como lo llevamos nosotros”



Yo voy a cogerlo con la otra mano pero él no me deja, me lo acerca a mis labios y me hace beber, cuando me lo retira se lo da a Javier y este coge y vierte un poco sobre mis pechos, que al contacto del frio se me ponen duros y mis pezones tiesos, y después comienza a chupar de ellos como para limpiármelos del cubata derramado. Miro el vaso y ya está prácticamente por la mitad. Entonces Javier coge y lo pone de nuevo encima de la mesa.



Eduardo sigue durante un tiempo tocando mi pecho, pero le deja y comienza a pasar su mano por el resto de mi cuerpo, llegando a mi barriga, a mis costados a mi espalda y no aparta lo ojos de mis pechos, uno en la boca de Javier y el otro moviéndose en severos vaivenes como consecuencia de los movimientos de mi mano en su picha que cada vez se lo hago a mayor ritmo. Al cabo de un tiempo noto que Eduardo se va a correr, noto como le viene y le sube su leche a través de su polla, y dice:



“Ooohhhh, me vieeneeee me voy a correerr, no puedo más que paja me estas hacieeenndoooo, que placeerr que me vieneeeee…aaaahhhhhh uuufffff,m ahí vaaaaa miiii lecheeeeeee….aaahhhhhhh”



Entonces Javier coge mi vaso y acercándolo a la polla de su amigo, recoge todos los chorros de su lefa, que caen en el interior del vaso mezclándose con mi bebida, y con uno de sus dedos lo mueve para que se mezcle todo. Entonces Javier le dice a su amigo:



“Te ha gustado como te la ha meneado, es toda una experta, ahora para que aprendas mira como me la mama a mí esta puta y aprende”



Y me dice a mí:



“Acércate, tócamela, puta, seguro que te gusta”.



Yo me levanto del sofá y me arrodillo entre las piernas de mi amado, extiendo el brazo derecho rodeando aquella polla dura como el hierro. Se la sacudo con timidez, mirándole a los ojos, rozándome las tetas con la punta. De su pene , y él de nuevo me pregunta:



“¿Te gusta, puta?”



Yo le contesto:



“Sí, mi amor, si me encanta”.



Y el sigue diciéndome:



“Chúpala, vamos, chúpame la verga, zorra…, que te ve mi amigo y vea como lo haces…”



Me curvó hacia él y me como lo que puedo de aquella verga tan larga y gorda, sujetándola por la base para mantenerla erguida, y la mojo bien por todos lados como si lamiera un helado. Eduardo me observa sin apartar su mirada y sin hacer ningún ruido. Javier me  aparta mi cabello a un lado para que su amigo pueda ver cómo se la mamaba. Entonces Eduardo se coloca detrás de mí y me indica que me ponga de rodillas con las piernas bien abiertas, se sienta en el suelo y metiéndome una de sus manos por entre mis piernas comienza a masturbarme. Yo en mientras continuaba chupando la polla de Javier despacio, con mi lengua fuera, ensalivándola por todos lados. Mis tetas me colgaban hacia abajo. Subí la mano de la base al glande y bajé más la cabeza para lamerle aquellos huevos duros y ennegrecidos, con la piel muy arrugada y peluda, los lamí moviendo la cabeza con la lengua fuera, igual que si fuera una perra, hasta que regreso a la polla para continuar mamándola, succionando, sujetándola como si tuviera un polo entre los labios. Javier dice:



“Mira Eduardo, mira la mamona de mi novia, la madre de mi futuro hijo, mira la hija de puta como la gusta, como me lo hace y como disfruta también con la masturbación que tú la estás haciendo. Cómela el coño tú, no ves que está deseando, no ves lo mojada que esta, mira como te ha puesto la mano….”



Eduardo le hizo caso y metiendo su cabeza entre mis muslos, primero dando un tirón me bajo las bragas y yo para facilitarle la labor me saque la misma . Entonces él acercó su lengua y  empezó a lamer por mis labios externos, esto me hizo gemir, entonces me moví, ofreciéndole mejor mi coño, él seguía lamiendo y decía:



“ UUUUUMMMM, que rico está, que mojado, que sabor salado más rico tiene”



Su lengua entraba y salía sin dificultad de mi vagina. Mordisqueaba suavemente mi clítoris, yo comencé a apretar mis pezones y con dos de sus dedos comenzó a penetrarme y con un movimiento de lengüetazos rápidos moviendo, chupando y mordiendo mi clítoris (el cabrón para no tener experiencia lo hacía de maravilla) me estaba llevando al cielo estaba a punto de correrme cuando oí salí de mi boca mi s gemidos y le decía:



“¡Ahh.Que rico!, sigue asi.. sii ahii... aahhhh no pares.... ahhh , estoy a punto de correrme, ahhhhhhhh…”



Entonces Javier, me hizo callar y me metió sin contemplaciones su pene en mi boca y agarrándome de la cabeza empezó con unos movimientos rápidos como si me follara mi boca hasta que dando un gran chillido se corrió en mi boca diciendo:



“Toma, toma traga mi leche putaaaaa, como me la mamamaaaaas , que gustooo me estás dando cabronaaaa……aaahhhhhhh ooooohhhhhh tomaaaaa…. Tragatelaaaaaaaa……..”



El se corre en mi boca y después me la saca de mi boca y los restos que quedan dos o tres ráfagas más de esperma los echa en el vaso que tiene mi cubata.



Yo no aguantando más a punto de correrme les digo:



“Joder como me tenéis, me estáis llevando al séptimo cielo, ahhhh, estoy a punto de corrermeeeee, sigueeeee…..Eduardoooooo por favooooorrrr…Javier fóllame, necesito que me la metaaaass……..”



Entonces Javier le da con su mano a Eduardo en el hombro y le dice:



“Eduardo, deja de chuparla y meterla tus dedos en su coño, déjala, no sigas para que no se corra, déjala salte de debajo de ella”



El haciéndole caso, se sale debajo de mí dejándome a punto de correrme y caliente al máximo, yo entonces llevo mi mano a mi coño y comienzo a masturbarme  y les digo:



“Por favor no me dejéis así, necesito correrme, quiero corrermeeee, quiero que me jodas Javier , quiero que me folles de una puñetera veezzz, por favooorrrr, estoy a punto de corrermeeeeeee……lo necesitooooooo”



Entonces Javier ocupa el puesto de su amigo  metiéndose entre mis  piernas me hace con su lengua una lamida de campeonato sobre mi clítoris que me vuelve a subir al cielo y hace que me empiece a correr en su cara, tengo una corrida de las grandes de esas que parece que en vez de correrme lo que estoy haciendo es meándome. En un principio le lleno toda su cara de mis jugos, pero luego se aparta y volviendo a coger el vaso con mi cubata y acercándolo a mi coño recoge toda mi corredura y jugos. Luego se levanta y de nuevo con su dedo menea y mueve el contenido del vaso.



Yo entonces le digo entrecortadamente:



“Lo… Lo siento, Javier, ha sido un orgasmo tan grande que no he podido evitar venirme como un torrente.”



Y él me contesta:



“Ya he visto que lo has sentido, lo que pasa es que has gozado como una perra, cariño y eso me gusta, me encanta verte entregada al placer.”



Yo le contesto:



“Si mi vida, quiero que me folles ahora y siento haberte… Joder, ¿te he meado?....”



El me contesta, mientras acaricia mi pubis, totalmente mojado, como si acabara de salir de la ducha:



“No cielo, no me has meado. Has tenido un orgasmo brutal y la excitación ha provocado eso. Es lo que llaman la eyaculación femenina. Muchos dicen que es orina. Otros que no, pero a mí me ha encantado y creo que a Eduardo, por la forma de mirarte y esa sonrisa en su cara, también.  Y ahora te voy a complacer, voy a follarte delante de mi amigo así verá como se folla a la mejor hembra que pisa la tierra y a su vez aprenderá para cuando él pueda hacerlo.“



Diciendo eso me obligó a arrodillarme, de espaldas a él, mientras me sobaba las tetas y, con mi cabeza girada, me comía la boca y tanteaba de nuevo el terreno de mi caliente entrada. Condujo con su mano mi espalda y me obligó a arrodillarme del todo, con las manos en el suelo, exponiéndole todo mi secreto ante él y expuesta a la vista de Eduardo. Noté su boca en mi vagina y lo imaginé bebiendo los restos de mi corrida y eso me provocó otra descarga. Al poco, su capullo comenzó a inundarme de nuevo, esta vez sin contemplaciones. Mis labios, mis rugosidades, le dieron permiso de momento, de pronto, de golpe, a su tremendo miembro. Javier me tomó de la cintura y comenzó a follarme, a penetrarme, a taladrarme, a empalarme a un ritmo de martillo pilón, mecánico, primitivo, racial. A su vez decía a su amigo:



“Mira Eduardo, como se folla y como se tiene que tratar a una verdadera hembra de bandera como Esperanza, mira, observa y no pierdas detalle”



 En menos de un segundo, su polla estaba dentro de mí, su pubis tocaba con mi culo y volvía a salir. Era un puto bicho rellenando mi coño y comencé a gritar. Me apoyé en mi mano izquierda y llevé la derecha hasta mi coño por debajo de mi cuerpo. Allí, rocé sus huevos y después la llevé hasta mi clítoris.



El bombeo de Javier era tremendo, impresionante, imponente y la estimulación de mi botón mágico hizo el resto, junto con sus palabras diciéndome:.



“¿Esto era lo que querías? ¿No? ¿Buscabas esto? ¿Quieres más, quieres más? Pues toma ración doble. Eres una buena hembra. Buenísima. Tienes mucho dentro, pero hay que sacarlo y cuando lo sacas no hay quién te pare, me gusta que seas puta, so perra, quiero verte gozar con otros como lo haces conmigo so pedazo de putaaaaa,. Quiero que otros gocen de este coño y quiero verlo, eso sabes puta me pone a cien, ya lo sabes mi amor.”



Las palabras de Javier me llevaron a otro tremendo orgasmo que me provocó otra serie de gritos y de salida de flujo hasta el final.



No sentía nada, excepto la polla de Javier en mi interior. Estaba entregada, derrengada, hastiada. No podía más y le gritaba:



“Córrete mi amor, me vieneeeeee, me corroooooo, quiero tu semen. Quiero tu semen sobre mi cuerpo. ¡¡Quiero que te corras dentro de mí y fuera de mi sobre mis tetas, sobre mi cuerpooooo enteroooooo, no puedo máassss me CORRROOOOOOO……!!”



Diciendo esto me corrí como una desesperada, pero no por ello se me quitó mi calentura. Mirando a Eduardo vi que se estaba pajeando su miembro tieso a reventar, entonces dijo Javier sin dejar de follarme:



“Vaya, repite eso y pídemelo como a mí me gusta y a lo mejor no solo tienes el mío sino también el de Eduardo.”



Yo fuera de mí le volví a decir:



“Quiero tu semen. Que te corras encima de mí y tu amigo también. Donde quieras tú y él, pero quiero… Por favor…”



Necesitaba sentir aquella leche sobre mi cuerpo. Sobre mis tetas, mi boca, mi pelo, mi cara, mis manos, mis muslos, mi barriga, mis pies, mi culo… Donde ellos quisieran. Pero necesitaba protagonizar aquella descarga. Me había emputecido del todo por aquel niñato de mierda. Entonces él me dijo saliéndose de mi encharcado coño:



“Muy bien, chúpamela y tú Eduardo ponte también aquí para que también te la chupe a ti”



Javier se puso de pie y Eduardo se colocó también a su lado yo me di la vuelta mientras. Mi boca volvió a mamar aquella polla tremenda de Javier, olvidándome de la de Eduardo, que ya estaba en su máxima expresión y por lo que veía en la cara de Javier, al borde del derrame. Luego me indicó que me sacara la suya y me metiera la de Eduardo, así estuve intercambiándolas, Ellos me decía:



“Muy bien Esperanza, muy bien, te gustan nuestras pollas.”



Mi boca seguía chupándoselas, de rodillas, ellos de pie, quizás con más ansia que la primera vez. Ya no controlaba nada y mi saliva, en grandes hilos, salía de mi boca sobre sus pollas, sobre mis tetas, sobre el suelo. Javier, bruscamente, tomó su polla y la sacó de mi boca y me dijo:



“Aprende lo que es una buena corrida”



 Mientras se comenzó a pajear, Eduardo hacía lo mismo. Yo les miraba a los ojos y a las pollas alternativamente, sacaba mi lengua, me sacudía el pelo, me tocaba el coño, les pedía que me llenaran entera diciéndoles:



“Vamos, cabrones, que esperáis dádmela, dádmela… Quiero probarla… Es lo que llevo queriendo desde hace mucho tiempo…, no puedo más, bañarme con vuestra leche de una puñetera vez, venga, daros prisaaaaaa…..”



Javier, que se tocaba los huevos y creo que el ano al mismo tiempo, cerró los ojos y me preparé para la descarga. Eduardo le siguió a los pocos segundos y ambos a la vez derramaron su ansiado néctar sobre mi caliente cuerpo, mientras uno decía:



“¡¡¡¡¡¡¡OHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!”



El otro seguía:



“¡!!! Siiiiii, tomaaaaaa lo que tantoooooo queriasssss y nos pediaaassss , pero que putaaaaa ereeeeessssss…….AAAAHHHHHHHHHHHHHHH”



Fue impresionante. Impresionante, queridos lectores. Javier y Eduardo comenzaron a eyacular semen por doquier, sin control, como una regadera con potentes chorros de líquido blanco. El primero llegó a mi mejilla derecha con tanta fuerza que me dolió. No me dio tiempo a reaccionar cuando sucesivos chorros densos, cargados de peso, veloces, fuertes, potentes, llenos, enérgicos, empezaban a invadir mi pelo, mis labios, mis hombros, mis tetas, el resto de mi cara, e incluso el suelo y sus propias manos. Sus pollas eran un torrente sin freno, un potente martillo del que salía el néctar de la pasión, el zumo de sus entrañas, un yogur consistente que pronto comenzó a penetrar en las comisuras de mis labios.



Ellos comenzaron a aminorar el ritmo, mientras yo notaba que de mi pelo caía a mi cara, que de mi cara caía a mis labios, que de mis labios caía a mis tetas, que de mis tetas, en grandes hilos colgantes, caí a mis piernas…



Aquel plato jugoso, aquellos penes recién estallados con restos de semen, me parecieron más que apetitosos y acerqué mi boca a ellos. Engullí primero la de Javier más allá del capullo, mirándole a los ojos, chupando, intentando extraer más leche de su meato mientras le tocaba los huevos, y mientras de mi boca salían calostros, hilos de semen blanca y grumosa, potente, que abría para saborear con mi lengua la base de su ancho pene, sus huevos, su perineo y volver al trozo de carne…Después dejando la polla de mi amado cogí la de Eduardo e hice lo mismo, les deje a los dos limpio, quería tragarme todo no quería que se perdiera nada. Ellos entonces al unisonó comenzaron con sus manos a esparcí por toda la piel de mi cuerpo el esperma derramado, me lo aplicaban como si fuera una crema hidratante, esto me proporcionaba un inmenso placer. Al terminar Javier me ofreció su mano, como quien saca a una mujer a bailar, y dejé mi postura arrodillada para levantarme y ponerme a su altura. Su boca y la mía se juntaron y nos besamos como dos adolescentes…



Aquel beso en el que traspasé a Javier parte de su propio semen, aquella comida de boca copiosa, espesa, caliente, aquellos mordiscos húmedos, blancos. Su tremenda polla, ya más relajada aunque enorme, se estrujaba en mi vientre; mis tetas se rozaban con las suyas; sus manos me tocaban la nuca y me tranquilizaban, al tiempo que me trasladaban a otra dimensión, a la dimensión de una auténtica guarra emputecida que quería carne de aquel crío, y que con 42 años deseaba ser follada una y otra vez, ser zorra divina, ser musa, ser sexo, ser la encarnación de la lujuria, de la mano de aquel chico. Javier me besaba, relamía su semen, y yo cerraba los ojos y me entregaba a él, refregando mi lubricada tripa por su capullo, aún húmedo, estaba dispuesta hacer todo lo que me pidiera, a entregarme a él en cuerpo y alma, dejar que me entregara a todos los hombres que él quisiera, con tal ser hacerle feliz, que me prostituyera que me hiciera hacer las cosas más guarras e infames que se le ocurriera, desde ese momento era totalmente suya, su mujer, su sumisa, su esclava, su puta era lo que él quisiera que fuera. Entonces me dijo:.



“¿Quieres limpiarte?”



Eduardo, seguía allí de pie, se estaba guardando su herramienta, entonces acercando mí boca al cuello de Javier le bese y le dije preguntándole:



“Sí. ¿Te importa que me dé un baño? “



Y él contestó:



“No, en absoluto…, date un baño y prepárate, son las 9,00 de la noche y es hora de cenar, le diré a Matías que prepare la mesa, nosotros en mientras también nos asearemos. Por la ropa no te preocupes, ahora cuando este con Matías le digo que la suba a tu habitación, querida”



No era tonta y sabía que el enviar a Matías con la ropa era para ponerle caliente y que me viera si era posible desnuda o casi, en mi interior sabía que tarde o temprano Javier me entregaría o haría lo posible porque Matías mi follara. Entonces, tal como estaba me dirigí al cuarto de baño y, sin cerrar la puerta, toda impregnada de semen. Abrí el grifo me metí en la bañera y dejé correr el agua caliente, mientras tanteaba mi coño y notaba que seguía con una temperatura enfurecida, desbordada, y lubricado como si por él tuvieran que pasar aún varios batallones de hombres. Tomé el teléfono de la ducha y dirigí el chorro caliente a mi pecho, haciendo resbalar los grumosos elementos de semen, y procedí posteriormente con el resto de mi cuerpo.



Estando en esto me pareció oír como entraban en la habitación, seguro que era Matías que traía mi ropa, no le oí llamar ni nada. Yo seguí como si nada, aunque tenía la sensación de que alguien me espiaba o me miraba sabía perfectamente que el guardes me estaba observando y me gustaba la situación, quería calentarle. Entonces me enjaboné, lenta  y suavemente, me sentía como una puta, zorra y caliente y me gustaba, me imaginaba a Matías con su polla fuera y masturbándose mientras me miraba.



Completamente enjabonada, mis manos fueron a mis grandes pechos y empecé a masturbarlos, ayudada por el jabón y el agua. Mis pezones se erizaron recordando el polvo que me acaba de echar Javier abajo y como me lo había hecho delante de su amigo Eduardo al que le dejo participar en la juerga (pero no le dejo que me follara ¿para cuándo tendría pensado que lo hiciera?)a y los orgasmos que me había regalado cuando me comía el coño. Una mano se dirigió a la entrada de mi vagina, que aceptó sin problemas la entrada de mis dedos índice y corazón, y comencé a masturbarme. El hecho de saberme observada y deseada por el guardes me había puesto muy caliente y necesitaba correrme de nuevo, así que me puse mano a la obra hasta conseguirlo. Tras mi masturbación, solté un suspiro hondo y profundo que me llevo a la gloria y poniéndome de pie me exhibí ante los ojos de mi admirador oculto dando varias vueltas sobre mi propio cuerpo, para que él pudiera apreciarlo bien durante dos o tres minutos, luego me senté en el borde de la bañera con dirección a la puerta y abriendo al máximo mis piernas deje bien a la vista y bien abierta toda mi almeja, en eso hoy como un suspiro y a alguien que se alejaba oyendo cerrar despacio la puerta de mi habitación. Entonces cogí una toalla y me seque bien todo mi cuerpo.



Al salí del cuarto de baño pude ver junto a la puerta del mismo restos de semen de una gran corrida, sin duda el que me estuvo observando ( y estoy segura que fue Matías) se había hecho una buena paja pensando en que me poseía. Luego miré hacía la cama y allí estaba la ropa que había tenido puesta durante un pequeño tiempo esa tarde cuando estaba con Javier y Eduardo. En efecto Matías había estado en la habitación, ya no tenía duda que el que me había estado mirando y él que se había masturbado era él, en mi cara se dibujo una sonrisa.



Entonces me acerque a la a la cama para ponerme de nuevo el conjunto de ropa interior que había tenido esa tarde, me puse el sujetador pero al ir a colocarme las bragas tuve que dejarlas pues estaban empapadas de mis jugos. Entonces quitándome de nuevo el sujetador me acerque a la cómoda y cogí otro conjunto como el de la tarde pero negro que me quedaba igual de pequeño, insinuante y enseñaba todo como el anterior.



Luego sacando del armario una blusa, también negra, transparente me la puse dejando cuatro botones sin abrochar dejando a la vista todas mis tetas prácticamente (como sé que le gusta a Javier) y luego para la parte de abajo opté por una faldita mini, mini (por decir mini y no decir nada) pues apenas me tapaba donde se acaban mis bragas, me la puse pues los únicos que me iban a ver serían Javier y Eduardo y este último ya me había visto y tocado esta tarde completamente desnuda. Luego me calce unos zapatos cómodos negros, me miré al espejo y me cepille un poco el pelo, no me arregle más , pues me gusto mi cara natural y limpia como estaba.



Eran las 9,45 cuando entre en el comedor, ya estaban sentados esperándome Javier y Eduardo que se había quedado a cenar. Ellos tomaban una cerveza, yo pude ver al lado de los platos en el sitio reservado para mí el vaso de mi cubata, que me lo habían guardado y estaba en la mesa, con lo que había añadido de las correduras de los dos más la mía (que como sabéis fue grande como una meada), el vaso estaba casi lleno le faltaría dos dedos para llegar al borde. Al sentarme me dijo Javier:



“Esperanza, te hemos guardado tu cubata para que mientras viene Matías con la cena te le vayas bebiendo, nosotros hemos cambiado a cerveza. Te echaré unos cubitos de hielo para que se te enfrié un poco  y así este más rico, pues con el tiempo que ha pasado ya estará caliente”



Diciendo esto cogió un cubito de hielo con la mano y se lo metió en su boca, los saco y lo echó en mi vaso. Eduardo hizo lo mismo y depositó el suyo también en el vaso acompañado de abundante saliva. Luego Javier cogió una cucharilla y moviéndolo un poco y dándomelo me dijo:



“Toma querida bebe un poco a ver si esta fresquito – arrimándose a mi oído me dijo en voz baja- Quiero que te lo bebas todo de un trago, me gusta verte así puta sumisa haciéndome caso a todo lo que te digo, me pone caliente…”



Yo con gran esfuerzo hice lo que me dijo, me lo lleve a mi boca y de un trago me lo bebí, guardándome durante un tiempo un bochinche en mi boca. Me levanté de mi silla y me acerqué a Javier y cogiéndole de la cara le di un beso en toda su boca traspasándole el bochinche que tenía en mi boca a la suya, que mirándome se trago. Entonces me cogió y dándome un gran abrazo y beso me dijo:



“Te quiero, Esperanza eres única, me tienes loco, te quiero y te querré siempre, quiero que estés toda la vida conmigo mi amor…..”



En esto entró Matías con la cena, al verme un poco más y tira lo que llevaba en las manos, se le fueron sus ojos hacía mí y en especial a mi entrepierna, donde acababa la mini falda y se veían las bragas con la apertura enseñando todo mi coño.



Me volví a sentar y Javier hizo lo mismo y le dijo a Matías que nos sirviera, este así lo hizo y cuando me servía a mí no hacía más que arrimar su bragueta a mi cuerpo y mirar mis pechos. Podía notar su instrumento duro y tieso bajo la tela de su pantalón. Javier le hizo permanecer a mi lado toda la cena para que me viera todo mi cuerpo con detalle. Aprovechaba cualquier cosa para acercarse a mi y con disimulo tocarme con alguna parte de su cuerpo. Al finalizar la cena, le miré el bulto que le salía en su pantalón y pude apreciar que tenía una gran mancha de humedad en esa zona, síntoma inequívoco de la calentura y que se había corrido más de una vez durante la cena, solamente con los toqueteos que como por descuido había realizado sobre mi cuerpo.



Al terminar, Javier invitó a Eduardo para que mañana a las 10,30 u 11,00 de la mañana si quería que viniera para estar los tres juntos y dar una vuelta por la finca. Después le dijo a Matías que le acompañara a casa en el coche y si no quería dejar en la finca Eduardo su coche que fuera detrás de él, que era tarde (pues eran ya las 12,30 de la noche) y no quería que fuera solo por si pasaba algo. Y así lo hicieron.



Entonces yo le dije a Javier:



“Javier necesito agua caliente para la infusión, no quiero dejar por estar aquí estos días el tratamiento de aumento de pecho, me la quieres calentar y traer, yo te espero arriba en mi habitación”



Javier fue hacía la cocina y yo me dirigí a mi cuarto, al llegar le cogí la taza y puse ha reposa las bolsitas de la infusión durante 20 minutos. En mientras quitándome la camisa, la falda y el sujetador, es decir quedándome solamente con las braguitas, cogí la pomada y dándosela a Javier le dije:



“Cariño, quieres darme los masajes en los pechos, ¿quiero que duermas esta noche y todas las que este aquí conmigo, bien en esta habitación o en la tuya. A partir del masaje de pechos hasta la mañana del día siguiente, es decir si estamos solos,  la voz cantante la llevaré yo y tú me harás caso, después  seré tu esclava y sumisa durante el resto del día y siempre que estemos con alguien durante estos días que voy a permanecer en tu finca, de acuerdo mi amor….”



El me contesta:



“Si de acuerdo querida, eres divina, no quiero perderte, quiero estar siempre a tu lado, te quiero”



Yo me eché en la cama boca arriba y él cogiendo la crema me comenzó a dar los masajes por mis pechos. Entonces le pregunté:



“Javier, porque me has hecho beber vuestra corredura y mis jugos con mi cubata, me ha dado un poco de repugnancia, aunque te he prometido hacer todo y por eso lo he aceptado me gustaría que me evitaras cosas como estas, pues sabes que no me gustan, mi amor…..”



El entonces me contesta:



“Te lo he hecho beber porque me excita verte como una puta sumisa, haciendo todo lo que te ordeno delante de los demás, al igual que me pone el verte poseída y entregada a otros hombres delante de mí, así que mi amor en eso no te puedo complacer es parte del trato que hemos hecho. A propósito la cita que le he dado a Eduardo para mañana, yo no estaré, le dirás que he tenido que salí a Puertollano y que no volveré hasta las 14,30 ó las 15,00 de la tarde, quiero que aproveches y que folles con él, yo estaré viendo todo. Te diré que he instalado por toda la casa un montón de cámaras para poder grabar las 24 horas del día todo lo que hagas y hagamos. Si quieres al final del día vemos las cintas, ya sabes que eso nos pones muy caliente a los dos, es más si crees que algunas escenas o algo es interesante para llevárselo a Marisa y que haga con ello un video porno puedes llevártelo, quieres ver que ha hecho Matías mientras te bañabas”



Yo le contesto:



“De acuerdo, haré las guarradas que quieras y se te ocurra, pero solo aquí dentro de la finca y en estos días y siempre que no ponga en peligro mi embarazo, pues quiero tener este hijo que me has hecho y no quiero perderlo por una tontuna. Lo de Matías, ya me lo he imaginado que lo de la ropa era para que me viera desnuda y se calentara, por lo que he visto al salir se ha tenido que hacer una buena paja, pues he tenido que recoger una corrida que estaba reciente junto la puerta del baño al salir de bañarme”



Javier puso la cinta y en efecto, Matías entra la ropa y con mucho sigilo se acerca a la puerta del baño donde me ve bañarme y el no pudiendo aguantarse se saca su polla y comienza a menearse hasta que se corre (no se la puedo apreciar muy bien pero parece que está muy bien armado, como me gustan a mí.



Cuando acaba de darme los masajes en mis pechos me levanto de la cama y cogiendo la infusión me la bebo. Luego me quito las braguitas y colocándolas encima de la cómoda, me acerco desnuda a la cama y cojo y le desnudo a Javier completamente. Me acerco a la puerta y la dejo entre abierta y le digo a Javier:



“Se que esta noche tendremos espectadores y quiero ponerle muy caliente, pues sé de sobra que en tus pensamientos está que antes de que me vaya de aquí, Matías me folle, lo que no sé es que tendrás preparado, pero ya que es lo que tú quieres, quiero que por lo menos este muy caliente y me haga disfrutar a tope.”



Metiéndonos en la cama me dice Javier:



“Esperanza no se te escapa ni una, si he pensado y está en mi pensamiento que Matías folle contigo, es el premio que le tengo guardado para que no pueda decir nada a mis padres. Quiero que a partir de mañana durante los días que este aquí tomes algún afrodisiaco, pues quiero que estés todo el día súper caliente y con ganas de joder, es decir que estés súper salida. Yo tengo uno de farmacia y he leído el prospecto y no viene ninguna contraindicación para las embarazadas, no obstante si quieres llamas al centro de salud o a una farmacia y pregúntalo tú misma para convencerte de ello. No te daré ninguna capsula antes de que lio preguntes y estés completamente convencida de que el afrodisiaco que te voy a dar no te hará ningún daño.”



Yo le digo:



“Si me quieres tener todo el día más salida que el bigote de una gamba de acuerdo, pero como tú dices no me los tomaré si no está claro que no me perjudicarán para el embarazo, así que mañana a primera hora llamamos y si es como tú dices me tomaré el primero. Estas contento cariño”



El me dice:



“Si, sabía que no me dirías que no, mi amor. Pero vamos a la cama que es tarde y mañana el día le vas a tener muy ajetreado y necesitas descansar….”



Nos metimos en la cama desnudos sin cubrirnos por las sabanas, amándonos, besándonos y acariciando nuestros cuerpos, haciéndonos el amor sin necesidad de que Javier me penetrara. Y como lo tenía pensado a eso de los veinte minutos pude ver, sin que él se diera cuenta, como Matías no estaba observando por la abertura de la puerta que habíamos dejado.



Bueno amigos voy a dejar aquí esta entrega, en la próximas os contaré lo acontecido con Eduardo al día siguiente y cómo vamos con Matías y si este consigue follarme o tenemos que esperar a otra entrega.



Como siempre el que quiera comentarme algo.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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