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Categoría: Incestos

Mi esposa, mi hijo y yo

Que hacia mi hijo con fotos de su madre, mi mujer, desnuda en su celular? Estaba buscando yo unas fotos que nos habíamos tomado en el cumpleaños de un amigo y me encuentro con esto. No lo podía creer!! Me sentía sorprendido, extrañado. Raro… me sentía raro. No sabía cómo le iba a decir a mi hijo que había encontrado esas fotos en su celular y no tenía la menor idea de que es lo que me contestaría. Miraba las fotos de mi mujer desnuda en diferentes poses y con su mejor sonrisa. No me cabía duda que eran fotos recientes. Y por cierto que Cecilia, a pesar de sus años era una hembra magnífica. Una de ellas, de cuerpo entero con sus tetas preciosas y sus pezones puntiagudos, con el vello púbico prolijamente arreglado. Miraba a la cámara sonriente y con sus manos en la cintura. El resto de las fotos, como unas quince, eran más atrevidas, algunas en cuatro patas, otras boca arriba en la cama y juntando sus brazos para que las tetas queden apretadas entre ambos, otras arrodillada, otras fotografiada desde atrás con una pierna en la cama y la otra en el suelo y dejando apenas entrever la mata de vellos sobresaliendo por la parte inferior de sus estupendas nalgas. No me imaginaba la respuesta de mi hijo, no quería saber. En realidad sí quería saber. Tenía un montón de hipótesis que podían encajar aunque eran una más descabellada que la otra. Estaba demudado. Relatado así, no parece gran cosa pero imagínense a cualquiera de ustedes en una situación similar. Qué pensarían? El corazón me latía a mil, necesitaba ordenar mis ideas y tranquilizarme. Tenía que buscar el momento justo para encarar a mi hijo y preguntarle acerca de las fotos.



Finalmente llego el día, estábamos solos, no había una forma “buena” de preguntar, había que hacerlo de la forma más directa posible.



-El otro día, buscando las fotos del cumpleaños de José en tu celu, me encontré con las otras fotos.



-Qué otras fotos?



-Leo, sabés a qué me refiero.



-No, no sé, decímelo vos.



-Me lo querés hacer difícil? Vi las fotos de tu mamá.



Leo ni se inmutó o por lo menos me pareció.



-Pero son fotos personales. Que hacías revisando mi celular?



-No es que lo estaba revisando, solo que buscaba las fotos del cumple y me encontré con eso, te parece normal?



-No veo que tiene de malo.



-Te parece normal llevar fotos de tu madre desnuda en tu teléfono?



-Dicho así lo hacés ver más grave de lo que es, de hecho, no pasa nada.



-Cómo que no pasa nada!! Me parece que me debes una explicación, esto es muy anormal, mi hijo lleva fotos de su madre desnuda consigo, el padre las encuentra y no pasa nada??? Quiero saber de qué se trata todo esto. Por favor, no me hagas enojar… si nosotros no nos peleamos nunca. Decíme lo que me tengas que decir, soy un tipo grande y son muy pocas las cosas que me pueden asustar.



-Está bien, te voy a contar y voy a romper la promesa que le hice a mi vieja, que me hizo jurar que no le iba a decir nada a nadie. Con mi vieja somos muy confidentes, yo le cuento muchas cosas mías y ella también me cuenta sus cosas. Es una relación distinta a la que tengo con vos. Yo te tengo mucha confianza pero con ella es diferente, al ser mujer ya es diferente la cosa.



-Ah bueno… no sabía que tenías tanta confianza con tu mamá. Pero está bien, contáme. Igualmente, sea lo que sea, es algo que no va a salir de nosotros tres.



-Mirá viejo, no te quiero abundar en detalles porque no viene al caso. Ella me contó un montón de cosas íntimas, sobre todo de tipo sexual. Me dijo que es muy ávida en la cama, que siempre fue así pero ahora, con los años, esa avidez aumentó en vez de disminuir. Que vos eras muy bueno en la cama pero que a ella, hace años que ya no le alcanzaba. Si hasta me contó que se tenía que masturbar a menudo porque sentía un fuego incesante. –La verdad, viejo yo no sabía que decirle… imaginate. Estas charlas hace tiempo que las veníamos teniendo, aunque no solo de sexo, pero sí, eran las de sexo las más trascendentes por decirlo de alguna manera. Yo me sentía muy incómodo al principio hasta que me fui acostumbrando y también le fui contando algunas cosas mías, aunque no demasiadas. La que hablaba más era ella. Un día, me dijo si no me animaba a satisfacerla, yo no podía creer lo que mi propia madre me estaba pidiendo y por supuesto que me negué aunque reconozco que algo me excité. Disculpame que te lo diga pero es importante que lo sepas para saber cómo llegaron esas fotos adonde llegaron.



Luego de mi negativa rotunda “a satisfacerla” pasaron varios días en que no hablamos del tema hasta que un día me dice –Leo, te parece que yo soy linda? Digo, si pensas que estoy buena, si pensas que le puedo gustar a los hombres. –Pero vieja, más vale que estás buena, mira que a los 57 años no muchas mujeres pueden tener el lomo que tenés vos, si parece que tuvieras veinte años menos. Estás muy buena. –En serio? Me dijo ella. –Y cómo sabés que estoy buena y que tengo un cuerpo de joven si nunca me viste sin ropa? –Sin ropa no, pero te vi en bikini y doy fe de lo que vi. Y me dice –Pero no es lo mismo con bikini que desnuda. –Y… no, obvio que no. Le dije. –Mirá Leo, estuve pensando en lo que te pedí el otro día y no te culpo por haberte negado, te entiendo, lo que pasa es que la calentura que tengo me hace decir cosas que no corresponden y claro que sé que el incesto no es bueno aunque vos ya no sos un nene y no creo que quedes traumado por tener relaciones con tu mamá. Me parece, digo… -Mirá vieja, dejémoslo ahí. No niego que estás muy buena pero de ahí a acostarme con vos hay un mar de distancia. –Leo, vos, por tus estudios y tu trabajo, conocés mucha gente, no es cierto? No pensás que de entre la gente que conocés habrá algún interesado en tener sexo conmigo? –Pero qué clase de pregunta es ésa? Claro que si! Pero yo que tengo que ver? –Y… si les mostraras a tus conocidos unas fotos mías, obviamente sin decirles que soy tu madre, quizás podría encontrar a alguien, a uno o más tipos que me puedan satisfacer. –No entiendo… que querés? –Vos, que sacás tan buenas fotos, no te animarías a sacarme algunas desnudita? Y podríamos matar dos pájaros jejeje de un tiro. Me verías desnuda y podrías darte cuenta de la clase de hembra que soy y así tener un parámetro para poder juzgar si realmente estoy o no tan buena como decís. Pero el objetivo final sería que les muestres esas fotos a tus conocidos y que me arregles alguna cita. Yo sé que parece algo muy loco, muy enfermo, pero es que no encuentro otra salida, vos sabes que yo a pesar de lo que hablamos, soy una mujer más bien tímida y jamás me animará a ofrecerme así como así. Todos pensarían que soy una puta, y quizás lo sea, pero una cosa es serlo y otra muy distinta parecerlo. Me entendés, mi vida? Claro que te entiendo, aunque me parece muy bizarro lo que me pedís. Y si se entera papá, que vas a hacer? –Si no le decís nada vos, no tiene por qué enterarse.



-Y así fue nomas, viejo. Accedí a sacarle esas fotos. Y me deje el celu olvidado. Y no me di cuenta. Hasta que te enteraste.



-Fuuuuu!!! No te puedo decir que estoy feliz, pero bueno, lo de la hipersexualidad de tu madre ya lo conozco hace años y la verdad que no te mintió. Yo soy un tipo normal y hago lo que puedo pero ella, en los últimos años, no quedaba satisfecha nunca, siempre quería más y más. Decime, y llegó a concretar algo? Le conseguiste a alguien?



-No, porque fue hace poco que le tomé las fotos. Pasó todo muy rápido. Que pensas hacer??



-La verdad que no se, hijo. No me gusta mucho la idea de sor cornudo y mucho menos ser un cornudo consciente, pero reconozco que más de una vez, cuando teníamos relaciones, fantaseamos con la ida de que ella lo haga con otros tipos pero finalmente nunca lo concretamos. Una cosa es la fantasía y otra distinta es la realidad. Uuuuuh Leo… no me gusta nada que otro tipo se acueste con mi mujer. Que mierda voy a hacer!!! Si al menos ella se hubiera sincerado conmigo quizás le hubiéramos encontrado la vuelta, pero de esta manera… y a mis espaldas! Es muy denso todo. Necesito pensar…



Pasaron varios días y ya había planeado una estrategia para evitar que me “adornen la frente”, en principio…



-Leo, estuve pensando en lo que hablamos el otro día.



-Lo de mi vieja?



-Si.



-Y que pensaste?



-Decime, vos estas saliendo con alguien? De novio no andás, no?



-No, por?



-No me tomes a mal lo que te voy a decir pero me parece que deberías aceptar la oferta.



-Que oferta?



-La de tu vieja.



-Qué??? Me estás jodiendo?? Decime que estoy entendiendo mal. Estás loco, viejo? Vos querés que me acueste con tu esposa, con mi madre? Estas enfermo o que??!!!



-Noooo, pará, escucháme. Vos estás aceptando y dando como un hecho que tu vieja se encame con otros tipos, no importa el motivo, y la ibas a ayudar y encima yo ni me iba a enterar ¡!! A vos te parece normal eso? Te parece bien? Yo acá no soy el malo de la película eh?



-Si, pero…



-Pero nada ¡! Pero nada!! Mirá, si tengo que ser cornudo prefiero que todo quede en familia por más loco o enfermo que parezca. Además vos me dijiste que tu mamá se te ofreció. O no? Prefiero que te acuestes vos con ella y no un extraño. Además somos gente grande. No es que me encanta lo que te estoy pidiendo, pero es el mal menor. Ahora que si no te animás yo no te voy a obligar. Ella te lo pidió y vos le dijiste que no. Bueno, ahora le podés decir que si. O me vas a negar que tu mamá está muy pero muy buena… Cuando le sacaste las fotos desnuda, no te provocó nada? Nada de nada?



-No... sí, pero… La verdad que me calentó un poco pero estaba enfocado en las fotos más que nada. Además el incesto me parece que no está nada bueno, que es algo anormal, enfermo.



-Puede ser, pero no entre gente adulta. Vos sabías que hay países en lo que el incesto está legalmente aceptado? Y que hay civilizaciones antiguas donde el incesto era algo común y corriente? Yo diría que en muchos casos es algo cultural. En Occidente en general no se acepta, lo que no quiere decir que no ocurra. Y es más común de lo que la gente supone.



-Bueno… me agarraste mal parado, no puedo pensar en este momento. No sé si podría acostarme con mi madre, no sé. Dejame pensarlo unos días.



No pasó mucho tiempo. A los dos días, mi hijo me dijo que lo iba a hacer, pero que tenga en cuenta yo como su marido, que no había vuelta atrás. Y tenía razón. Lo que se avecinaba yo ni en mis sueños más recónditos me lo imaginaba. Mi vida, y la de mi familia iba a cambiar radicalmente a partir del momento en que mi hijo aceptó mi pedido.



-Hola mamá, cómo andan tus cosas?



-Lo mismo te iba a preguntar yo, hijo. Alguna novedad de lo mío?? Pudiste conectar a alguien? Mostraste mis fotos?



-La verdad que todavía no. Es más, tengo que decirte que miro tus fotos a menudo y cada vez me gustan más.



-En serio?? Te gustan?? Yo te gusto?? Me encanta!



-Por supuesto que me gustan, no soy de piedra. Y hablando de piedra, te quería decir, si no te jode, que en este momento la tengo como de piedra y eso es porque tengo algo que decirte.



-Qué cosa? Me dijo mientras abría grandes los ojos.



-Que acepto tu oferta.



- …???



-Tu oferta… la de satisfacerte.



-Aaaahhhh¡!!! En serio aceptás???



-Yyyyy… Mirá, lo pensé bastante y antes que lo haga un extraño, prefiero hacerlo yo, máxime considerando que tu “problema” no se va a ir tan fácilmente, por lo cual tendrías que estar constantemente buscando hombres, es decir, buscándote yo hombres, me explico?



-Claro que si mi cielo. Gracias por pensar en mí.



-Mirá, vieja, vamos a ver cómo lo hacemos, estoy muy nervioso y no sé si voy a poder darte lo que necesitás. Uno no se acuesta con su madre todos los días, tenéme paciencia.



-Y por qué no lo hacemos ya??? Estoy ardiendo, hijo.



-Uuuuyyyy Dios!! Ay mamá… Es que… no estoy preparado aún. Para vos, el tamaño importa?



-Y… no te voy a mentir ni te voy a caretear. No todas las mujeres pensamos igual pero para mí el tamaño sí que importa. Y mucho. Y si vos, o sea, lo tuyo, siguió creciendo desde que eras chico, debés estar pero que muy pero muy bien dotado. O me equivoco?



-Eeeeee… mamá… Es queeee lo tengo, raro.



-Cómo qué raro? Vení, tu padre no está, vamos a mi dormitorio que vamos a estar más cómodos.



Leo fue detrás de su madre al dormitorio nupcial, el mismo dormitorio donde había sido concebido veintitrés años atrás. Y una vez adentro, Cecilia sin decir agua va, le manoteó el bulto a su hijo por encima del pantalón y empezó a frotarlo mientras le decía –Vamos a ver qué tiene de raro. Vamos a ver que tenés para darme. A los pocos segundos y notado ella que el pene de su hijo ya estaba bastante duro aunque no del todo, le dijo –Mostráme, a ver?? Mostráme. El hijo, ni lerdo ni perezoso y con el cuerpo tambaleándole de los nervios y la emoción, se bajó el pantalón y luego el bóxer… Y ahí estaba “el amigo”. Cecilia pegó un chillido de emoción mientras se reía tapándose la boca y abría los ojos grandes como platos. –Pero Leo!!! Que es esto!!! Nunca vi nada parecido!!! El miembro de su hijo se presentaba semi erecto a los ojos de Cecilia y lo “raro” se mostró en toda su magnitud. El pene no era tan largo pero el grosor, aun sin estar erecto del todo, era descomunal, parecía una lata de Coca Cola y ella supuso que estando erecto del todo sería como una lata de las de medio litro. Aún así, el largo sería de unos 20 cm que unidos al grosor descomunal daba por resultado algo increíble.



-Ayyyy Leo!!! Es una maravilla eso que tenés entre las piernas. No sé cómo voy a hacer con semejante aparato!! Te juro que nunca vi nada parecido y mucho menos probé algo parecido, ayyyy mi Dios!!! Vení, vamos a la cama, mi vida. Me voy a desnudar para vos, solo para vos y vas a ver si te gusto o no, le dijo mientras ya se estaba bajando la bombacha y apuntaba con su trasero a Leo y mientras lo miraba de costado y meneaba sus caderas le decía –Te gusto o no te gusto? Era una pregunta muy hija de puta porque la realidad es que era una flor de hembra, se la mire desde donde se la mire. Era una hembra con mayúsculas… y necesitaba ser atendida por un macho urgentemente. Y ese macho era su hijo… y que macho! Se acercó y le agarro la poronga que ya estaba más crecida pero aún faltaba, su mano no alcanzaba ni por lejos a rodear su circunferencia, comenzó a masturbarlo lentamente mientras al ritmo de la paja, sus huevos subían, bajaban y se bamboleaban y su pija se ensanchaba y crecía en largo también.



-Uuuuuhhh que rica poronga que tiene mi hijo le decía ella a él en la oreja como si fuera un secreto. Que rica! Que rica! Me la vas a dar todita mi vida? Quiero tomar la leche. Te sale mucha, mi cielo? Te gusta lo que te hago?



Leo estaba dejando los tabúes atrás y gozaba como nunca de la mano de su madre masturbándolo. –Qué lindo, vieja!! Que paja me estás haciendo, sos una hija de puta oooohhh!! Tanto te gusta la pija?? –Siiii, me encanta la pija, le decía mientras aumentaba la velocidad. Ella sentía que el miembro de su hijo quemaba, literalmente quemaba, en la mano. Sentía como latía, como daba pequeños saltitos. Para ella era maravilloso. Quería demostrarle a su hijo cuan ardiente hembra podía ser. Y la cosa recién comenzaba. Era el primer día de lo que sería una larga y tortuosa relación en la que se irían involucrando otros hombres también. Pero eso lo contaré más adelante.



Se pararon y ella, sin soltar el pene separo levemente las piernas mientras Leo le metió la mano en la concha empapada de flujo lubricante. Pareciera que la madre naturaleza no se equivocaba al largar tanto flujo de acuerdo al tamaño de lo que iba a recibir y no sería fácil amoldar su vagina al tremendo visitante. Ella no quería dar más vueltas, lo quería adentro lo antes posible, comenzó a frotar su clítoris hinchado y sus labios de la vulva con el grueso glande del pene de su hijo, ella se puso en puntas de pie mientras él flexionaba las rodillas. Ninguno de los dos se dio cuenta cuando el pene estuvo enterrado hasta la mitad en la vagina de su madre, la abrazó y ella cerró sus piernas alrededor de su cintura, la acostó arriba de la cama sin salirse de ella y ya más cómodo, de un solo golpe la penetró con toda su hombría hasta el fondo, sentía como la vagina de su madre apretaba su miembro y gozaba como nunca, era una concha calentita, elástica y parecía no tener fondo. Cecilia gozaba de su macho, de su hijo como nunca había gozado con ningún hombre, sentía que esa poronga la estaba partiendo en dos, sin embargo le pedía a su hijo más y más y más. –Más adentro! Le pedía. Dame con todo!! Cojéme fuerte mi vida!! Dame toda la pija bien adentro!! Más! Más! Más!!! En algún momento, el orgasmo de ella comenzó a formarse, era un tipo de orgasmo que pocas veces había experimentado y sabía que iba a ser muy prolongado y que luego vendrían una serie de orgasmos más cortos pero igualmente fuertes. Gozaban como nunca. Como macho y hembra que eran. Se gozaban el uno al otro. Leo bombeaba la vagina de su madre con fuerza, con todo lo que tenía, sus huevos rebotaban afuera mientras su madre chillaba como una cerda preanunciando los orgasmos que se avecinaban. En un instante sacó el pene de su vagina y la puso en cuatro patas mientras su madre adivinando su intención, comenzó a girar sus caderas en círculo mientras le decía –Noooo por ahí nooo…



Continuará...


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 1.5
  • Votos: 2
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