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Categoría: Fantasías

Mi cuñado me organizo la despedida de soltero, esta termino completame

Mi cuñado me organizo la despedida de soltero, esta termino completamente descontrol. Todos terminaron rompiéndose el culito, yo lo hice con mi cuñado

 

Hola a tod@s, mi nombre es Lorenzo y tengo 28 años. Mañana me caso con la que ha sido mi primera y única novia, Luisa. Nos conocimos el primer año de carrera y fue un flechazo instantáneo. Estábamos hechos el uno para el otro, todo el mundo lo veía y nosotros éramos conscientes de ello. Que tras diez años de novios formales hubiésemos decidido casarnos no le sorprendió a nadie de nuestro entorno, tanto familiar como de amistades.

Ambos habíamos estudiado en la Facultad de Economía de nuestra ciudad. Al finalizar nuestros estudios yo había decidido preparar las oposiciones de Hacienda, de la que ahora soy Inspector, aunque tardé tres años en aprobarlas y Luisa entro primero como becaria y después acabó contratada por el banco que lleva el nombre de nuestra ciudad.

Como ambos teníamos un buen salario decidimos comprar un piso en el mejor barrio de nuestra ciudad, para poder vivir juntos y así dejar las casas de nuestros padres y poder disfrutar de realizar el sexo más allá del coche, de la playa o de algún Motel pensado para esos encuentres fugaces que había cerca del Aeropuerto de nuestra ciudad.

Los padres de Luisa eran super-tradicionales y no veían bien que nos fuésemos a vivir juntos sin haber dado el “Si quiero” delante de la Autoridad Eclesiástica. Si supiesen que su hija ya me había catado por todos sus agujeros a lo mejor no eran tan quisquillosos con el tema, pero no sería yo quien se lo diría, desde luego.

Era evidente pues que acabaríamos casados, por eso no nos opusimos a “formalizar” nuestro matrimonio y así no tener enfadados a sus padres.

Datamos el día de nuestra boda con ocho meses de antelación y comenzamos en paralelo a decorar nuestro piso y a planificar “el día más importante de nuestras vidas”.

Poco sospechaba yo en ese momento que el día más importante de la mía sería una semana antes de la ceremonia. Y creo, que para no extenderme más narrándoos las diversas vicisitudes de los meses previos a nuestro enlace, pasaré exactamente a la llamada que lo propició todo.

Mi mejor colega, por extraño que parezca, era el hermano de Luisa, mi chica. Se llama Diego y es un par de años mayor que yo y que su hermana. Está saliendo desde hace tres años con la que espero será mi cuñada Mariana y las dos parejas solemos salir de marcha los findes e incluso hemos viajado en las vacaciones de los últimos años juntos y muy a gusto los cuatro.

La propuesta de la Despedida. Mi cuñado me lía

Precisamente a dos semanas de casarme, un sábado por la mañana, como a eso de las 8:30 me llamó Diego.

Yo: Si, diga, ¿¿si??

Diego: ¿Que cuñao? ¿Aún estás en durmiendo gandul? ¡Espabila chaval que hace un día cojonudo!

Yo: ¿Diego? Pe… pero ¿que hora es? (separándome el móvil de la oreja para ver la hora). Son las ocho y media cabrón, ¡es Sábado! ¿Que coño haces llamándome a esta hora desgraciao?

Diego: jajajajaja, venga hombre, espabila y vente a correr por el parque conmigo, antes de que te cases y te pongas fondón como todos. Tío, toca hacer ataque preventivo a los michelines del futuro jajajajaja.

Yo: Hostia, que cabrón joder… Estoy super sobado tío.

Diego: Pero si me hermana llegó ayer a casa a las diez y media. ¿Qué coño? ¿Te fuiste por ahí de marcha sin avisar eh cuñadín? ¿O estuviste viendo porno hasta las tantas cabroncete?

Yo: Cállate joder, ya, me visto y voy solo por no oírte… ¿dónde estás?

Diego: ¿Quedamos en la fuente del Duque en 20 minutos?

Yo: ¿En 20 minutos? Mejor en 30 que sino llegaré desfondao.

Diego: Como te visualizo ya casado y en el sofá todo el día. ¡No me seas flojeras!. ¡En 20 minutos aquí, así llegas a punto para dar unas vueltas!. ¡Hasta ahora!

Y colgó sin darme tiempo a rebatirle. Me levanté, me lavé la cara y a toda velocidad me fui a vestir, me hacía falta el tiempo si quería llegar en 20 minutos.

Enfrente de mi cama, en casa de mis padres, el armario empotrado tenía las puertas de espejo y me vi reflejado antes de vestirme. La verdad, porqué no decirlo, es que no estaba nada mal. Soy alto, 1,87, rubio de pelo corto por los laterales y más largo encima, normalmente me lo engomino o me lo peino hacia el lado, al estilo de David Beckham. Tengo los ojos verdes y desde los 10 años tuve que usar gafas y ahora, porque no me atrevía a operarme la miopía pese a la insistencia de mis padres, llevaba unas que me había regalado mi futura esposa, diosss que fuerte como sonaba eso, de montura granate y bastante modernillas.

Además de ir a correr a veces con mi futuro cuñado por el parque, también desde pequeño practicaba el Voleibol. Había llegado hasta a estar federado pero ahora entrenaba y jugaba con un equipo de aficionados un par de días de la semana.

Me mantengo en forma. Mis brazos están fibrados y marcados y mis pectorales también. Soy lampiño aunque en el bajo vientre una hilera de pelos desciende hacia mi vello púbico. No tengo los abdominales marcados pero si un vientre plano y duro. De polla no me quejo, se que las hay más grandes pero igualmente se que las hay más pequeñas. La última vez que me la medí por curiosidad cuando estaba empalmado hacía 16cm de largo por 10cm de circunferencia. Creo que estoy por encima de la media y eso me tranquiliza.

Por lo que he visto en los vestuarios del Gym cuando tenemos entrenamientos no difiero mucho de las de mis compañeros de equipo, y a algunos le saco bastante tamaño, a todos menos a Pepe, uno de mis colegas del equipo, que no tiene un pene, tiene un señor pepino.

Las piernas las tengo fibradas y peludas, eso si, pero al ser rubio no se aprecia tanto el pelo la verdad. Mi culo es lo que más le gusta a mi novia, eso me dice jajajaja, se conoce que lo tengo redondito y duro como a ella le gusta y siempre me dice que fue en lo primero que fijó al verme el primer día de clase en la facultad.

Yo para que voy a negarlo, también me fijé en el suyo, que me mola sobar y penetrar cuando me deja, aunque también me fijé en su boca que es un primor chupándomela, tengo que reconocérselo.

Joder… con la tontería de verme, iba a llegar tarde y tendría que aguantar las coñas de Diego. Me puse rápidamente unas bermudas de chándal gris y una camiseta de runner de Nike que me habían regalado los pasados reyes. Me calcé las bambas de esa misma marca y salí a toda velocidad hacia la estatua del parque, despidiéndome de mi madre que estaba trasteando en la cocina y a quien no le dio tiempo a reaccionar.

Tarde un poco más de 20 minutos en llegar y vi a mi futuro cuñado de espalda haciendo estiramientos en la base de la estatua.

Mi “cuñado” Diego era más bajo que yo, medía 1,75 y estaba cuadrado el cabrón, porque además de hacer natación desde pequeño, solía ir un par de horas al gimnasio cada día. Tenía unos bíceps y tríceps muy marcados, el pecho también y el si que poseía unos abdominales marcados, una auténtica y completa tableta de chocolate.

Es moreno de pelo rapadillo, peludo por pecho, estómago, piernas y brazos, aunque se pasaba la rapadora para oponer menos resistencia al agua cuando nadaba. Solía llevar una barba estilo hipster pero arreglada. La verdad es que era muy coqueto y se notaba en su forma de vestir, incluso cuando iba de chándal como aquel día.

Llevaba un chándal Adidas Retro, azul, de los que se pegaban al cuerpo, y de hecho tal cual estaba estirando, le marcaba unas nalgas redondas y fuertes.

Me sorprendí pensando que debía ser genético pues tenía unas nalgas muy apetecibles como las de su hermana. Moví la cabeza como para apartar ese extraño pensamiento de mi cabeza y le silbé como si acabase de ver a una tía buena riéndome. Se giró sonriendo y no os miento si os digo que el cabronazo tenía una sonrisa con la que se ganaba a todo el mundo, era puro magnetismo. A eso tendría que añadir que en la zona de su boca era parecido, muy parecido, a mi chica y que además tenía unos ojos oscuros, casi azabache, que había heredado de su abuelo, un príncipe saudí venido a menos que conoció a una mujerona andaluza en Málaga durante un verano y que ya no había vuelto a la península arábiga desde entonces.

Diego: ¿Qué cuñadín? ¿Estás flojillo o es que te has hecho un pajote mañanero antes de salir? Jajajajaja. Treinta y dos minutos has tardado… ¡con lo que tu eras! ¡El puto correcaminos jajajaja.

Yo: ¡Vete a cagar! Jajajaja, he venido a toda hostia pero aún no estoy para las Olimpiadas como tu Speady González (palmeándole la espalda) jajajaja.

Diego: Venga vamos a dar unas vueltas que me estoy enfriando y después no hay quien me mueva jajajaja.

Dimos diez vueltas a bastante buen ritmo por uno de los circuitos del parque que hacía 800 metros por vuelta y paramos a estirar un rato antes de volver al trote hacia su casa. Ahí fue cuando me comentó lo que tenía en mente, que no era otra cosa que organizarme una despedida de soltero el próximo Sábado por la noche, justo una semana antes de mi boda, y de la que él y su novia Mariana eran los padrinos por cierto.

Yo: Joder Diego, no me jodas, no me molan nada las despedidas de soltero joder, y además a tu hermana no le va a parecer bien que vayamos por ahí desfasando.

Diego: Venga tío, que no va a ser la despedida típica, ni nos vamos a disfrazar ni te vamos a disfrazar y putear. Es salir por ahí los tíos un rato para reírnos un poco. Que mierda de Padrino sería si no te organizo nada. Seríamos nosotros, tus mejores colegas del equipo, Raúl y Pepe, un par de colegas de mi curro Kepa y Marcos , ¡ah! y mi tío Jose, que es un cachondo y que si sabe que no lo invito me capa.

Yo: Hostia, aún por encima despedida y con el hermano de tu padre, que movidón. Tus padres se van a mosquear, ya verás.

Diego. Eso déjamelo a mi. Con Luisa ya lo he hablado y le mola la idea. Las tías de su pandi de la Uni también querían hacerle una pero pensaban que tu no tendrías y estaban stand by. La harán el mismo finde, y a ella si que la disfrazan jajaja, pero se van a una casa rural a tener finde de chicas jajajaja. Mariana también se va con ellas por lo que ese finde estoy de rodríguez total jajajaja.

Yo: Veo que no puedo hacer nada ya ¿no?. ¿Y a donde me vais a llevar cabrones?

Diego: Jajajaja (palmeándome la espalda) así me gusta cuñadín, ¡déjate llevar!.

Pues hemos pillado un par suites grandes tío y comunicadas entre ellas en el Parador del Castillo. Además como tiene disco abajo y con una pulsera tienes barra libre, nos vamos a poner como las Grecas ya verás jajajaja. Y el Domingo podemos dejar las habitas a las cuatro de la tarde, o sea que le noche promete jajajaja.

Y así fue como quedamos, que el próximo Domingo me vendría a buscar Diego por casa a las ocho de la tarde para ir de vinos y picar algo antes de ir a dejar las cosas en las habitas y bajar a darlo todo a la disco.

No me acababa de hacer excesiva gracia el coger un cebollón con éstos pero cualquiera les decía que no, todo fuese por que no me lo echasen en cara el día de la boda, y a partir de ahí cada día que me viesen.

La semana pasó sin pena ni gloria. En el curro aburrido revisando las declaraciones de una gran corporación de la zona y al salir quedando con Luisa, mi chica, para atar cabos de última hora del banquete y la colocación de las mesas. También recibiendo los muebles y electrodomésticos de nuestro nuevo piso, en el que empezaríamos a vivir tras la luna de miel que nos habían regalado sus padres en un hotelazo todo incluido de la Riviera Maya.

El día que nos trajeron y montaron los muebles del dormitorio intenté convencer a Luisa de echarnos un primer polvo en nuestra nueva cama, pero se me ralló con que teníamos muchas cosas que preparar y que prefería estrenarla ya como casada, dejándome con un empalme del quince.

¡Nada coño!, toda la semana en blanco. Que ganas tenía de pasar el puto día del bodorrio y estar follando toda esa semana del Caribe. A ver si no acababa antes en las urgencias del hospital por el dolor de huevos que llevaba.

El día antes de la despedida. Los asistentes

El Viernes muy temprano mi cuñado me agregó al grupo de wass que había hecho con la peña de la despedida. La citación sería a las ocho y media de la noche en un mesón del centro para tomar las primeras cañas y vinos.

Vi que todos confirmaban su asistencia. Agradecía el hecho de que no seríamos un grupo muy numeroso y el que los conocía a todos. Estaban Raúl y Pepe que eran colegas míos desde siempre y que tenían mi edad. Compartimos desde peques equipo de Vóley y aún seguimos jugando juntos.

Raúl es pelirrojo de 1,80 con el pelo rizo, la piel muy blanca y con bastantes pecas. Desde ñajos, en la pandilla de vóley, le llamábamos elfo porque tiene una cara muy graciosa, sobre todo cuando se ríe. Como siempre le gustó el deporte hizo las pruebas para estudiar Educación Física y las pasó el primero de su grupo. Ahora imparte clases de gimnasia en un Instituto de un pueblo que está a 20km de nuestra ciudad. Está soltero y no se le conoce pareja, o por lo menos no habla de ello. Hace años que conocimos a su última novia, Kathy, una Yanqui con la que salió durante una el año que estuvo en nuestra ciudad por estudios.

Pepe por el contrario, es un bala perdida en todos los aspectos. El único deporte que hace, aparte del levantamiento de birras, es el Vóley, y estoy seguro más por estar con nosotros, sus colegas, que por estar en forma. Fue y es un recepcionador cojonudo, eso que quede claro, y si se lo hubiese tomado en serio, habría jugado como semi-profesional (el mundo del Vóley no es como el del fútbol que si eres bueno te soluciona la vida).

Pero Pepe pasó de todo, incluso de estudiar, y se quedó currando en el taller de motos de su padre. La mecánica si le gustaba y las motos eran su pasión con lo que podía decirse que era un tío razonablemente feliz. Fue el primero de todos que se casó, a los 20 años con su novia Paquita y porque le hizo un bombo, con ese pollón que calzaba, lo que le obligó a pasar por la vicaría de forma exprés. De ese bombo salió su hija Fran, Francisca, que ya tenía 8 añitos y era como su padre, un trasto e hiperactiva.

Pepe medía 1,73 y se conservaba bien, aunque se le habían agrandado las entradas que tenía de joven, por lo que decidió hacía unos años que se raparía el pelo al cero y el único pelo de su cara sería una muy poblada perilla que le hacía parecerse al de Breaking Bad, aunque más joven. Poseía, eso si, una incipiente barriguilla cervecera que no iba a más creo que gracias al esfuerzo semanal del Vóley.

También confirmaban Kepa y Marcos que son unos colegas del curro de mi “cuñado” Diego y con los que coincidíamos alguna vez al mes en alguna fiesta o en algún acto benéfico de los que solían organizar mis futuros suegros.

Kepa es un vasco fortachón y moreno de media melena y de casi metro ochenta. Tiene esa cara tan característica que viéndolo no puedes evitar pensar… es Vasco. Sólo le faltaría jugar a la pelota en el frontón o cortar troncos y cumpliría con el estereotipo de euskaldún que tenemos en otras zonas de la península. Es un tío muy divertido y muy de izquierdas con lo que siempre anima las conversaciones, sobre todo si se dan en unas fiestas tan conservadoras como las que organizan mis futuros suegros. Tiene 32 años, está divorciado y sin hijos, por lo que es un auténtico picaflor.

Marcos es mayor que Kepa y Diego, mi futuro cuñado. Tiene 39 años pero no los aparentaba para nada, es bajo comparado con el resto, 1,60, muy delgado, moreno y de ojos azules, lleva el pelo largo atado en una coleta. Corría cuanta carrera de larga distancia que se organizara en la ciudad, incluso hacía un par de medio maratones y un maratón al año. Cada año hacía el maratón en una ciudad diferente. Ahora se estaba preparando para la de Chicago.

Mi “cuñado” lo había conocido corriendo por el parque y tras estirar decidieron tomarse una birra donde Marcos le comentó que era informático en paro. Diego lo recomendó para una entrevista en el departamento informático de su empresa. De entonces a ahora había pasado a dirigir el departamento porque, según decía mi cuñado, era un puto hacha y no había ningún problema ni de hardware ni de software que se le resistiese. Llevaba unas gafas pequeñas y redondas de pasta y estaba soltero y viviendo en casa con su madre y su abuela.

Y acababa justo de confirmar su asistencia Jose el hermano de mi futura suegra y tío de Diego. Jose tiene 52 años y es un puto crack. Es super divertido y vacilón. Se ha casado dos veces y se ha divorciado otras tantas, tiene un hijo con su primera mujer, Kevin de casi 18 años y una hija con su segunda ex esposa Noemí de 11 años. Es columnista deportivo en el periódico local y tiene un programa de entrevistas en la televisión de nuestra ciudad. Es mas alto que yo, mide un metro noventa y ocho. De joven jugó de alero en un equipo de básquet de la ciudad y estudió en los Estados Unidos con una beca de baloncesto de Universidad Villanova, situada en Radnor, en el estado de Pensilvania, ganando la final de la NCAA de 1987 con su equipo y quedando segundo en el Draft de ese año para ser profesional.

Decidió no fichar por la NBA y volver a Europa para jugar tres temporadas en la Penya, el Club Juventud de Badalona. Pero tuvo que dejar el baloncesto por una lesión, rotura parcial severa del ligamento interno de la rodilla derecha, justo cuando sonaba su nombre para ir a la selección. Siempre actuando en positivo decidió homologar su título en periodismo y aprovechar su experiencia como jugador para dedicarse a la prensa deportiva.

Jose, por cierto, siempre estaba rodeado de pivones, era un ligón empedernido y un juerguista total. Para mi era evidente que si había confirmado su asistencia sería el alma de la fiesta, eso me alegraba y preocupaba a partes iguales.

En los wass del grupo de la despedida se nos indicaba que debíamos ir vestidos con traje y camisa, la corbata era optativa, y que llevásemos una mochila con ropa de deporte o más cómoda, ya que dormiríamos en el Parador y así saldríamos totalmente limpios e impecables al día siguiente.

Menos mal que tenía otro traje disponible, además del de la boda, pero me sonreí al pensar en Pepe, al que siempre le horrorizaron los trajes, tendría que ponerse el de su boda y seguro que ya le vendría pequeño. Desde luego iba a valer la pena vernos en traje chaqueta un sábado por la noche. Para no ir disfrazados desde luego que llamaríamos la atención.

El día de la despedida

El Sábado llegó y pasé gran parte del día con Luisa, mi novia y futura esposa. Fuimos a ver unas cortinas para la ventana del baño y a comer a una terraza de moda en el centro. Estuvimos hablando de nuestras despedidas y de que no sabíamos que encerrona nos habrían preparado nuestros colegas. Me dijo entre risas que como se enterase que me lo hacía con alguna otra me capaba, y yo le dije que yo prefería no saber si sus coleguillas le llevaban un boy o algo.

Tras acompañarla a su casa, trayecto en el que no paré de sobarle el culo, me fui a la mía para descansar un rato en previsión de la larga noche que me esperaba.

A las siete de la tarde me desperté de la larga siesta, me di una reparadora y calentita ducha y me vestí. Llevaría, como os había comentado antes, el único traje chaqueta que tenía en el armario. Negro, de Massimo Dutti y lo acompañaría con una camisa blanca ceñida que tenía y unos zapatos negros de cordones que me combinaban muy bien y que además eran supercómodos. Había decidido no llevar corbata porque acabaría siendo un engorro si me emborrachaba, como todas las señales indicaban que haría.

A las ocho en punto, con su puntualidad habitual timbró a la puerta mi cuñado. Yo le abrí la puerta ya que estaba solo en casa. Mis padres tenían por costumbre hacer las compras semanales en un hipermercado del barrio a esas horas del sábado y mi hermana se había ido de finde a la despedida de Luisa.

Abrí la puerta y flipé al ver a Diego, iba impecable, con un traje de cuello mao gris marengo, camisa blanca y corbata negra, llevaba una mochila negra y calzaba unos zapatos de charol negros super graciosos pero que no desentonaban el conjunto, mas al contrario. Lucía impresionante y así se lo hice saber. Sonrió como solo sabía sonreír él y que atrapaba toda la atención.

Diego: Voy de estreno, que para algo soy el padrino y cuñado del novio. Por estrenar hasta estreno gayumbos jajajaja

Yo: Pues eso es lo único que estreno yo jajajaja. Me quedaba por ponerme uno de los que compré en SuperDry la semana pasada y que mejor día que hoy jajaja.

Diego: Pues vamos ya que no me gusta llegar tarde, y que hay mucho que trotar hoy.

La obsesión de mi cuñado por la puntualidad era casi enfermiza, pero ya lo conocí así, por lo que cogí mi mochila granate y nos pusimos en marcha.

Cuando llegamos a las ocho y media al Mesón Río ya estaban prácticamente todos. La verdad es que seríamos un grupo peculiar.

Pepe, como yo sospechaba, llevaba el traje de su boda, que desde luego debió llevar al sastre porque le lucía fenomenal. Era un traje azul marino que combinaba con una camisa azul clara sin corbata y ligeramente desabotonada que hacía resaltar su moreno, pero espera, no estaba moreno el martes en Voley, este había ido a rayos el cabrón, y había hecho muy bien porque estaba irreconocible comparado con lo tiradillo que vestía normalmente.

Raúl iba con un traje de doble botón verde oscuro, camisa blanca y corbata también verde oscuro, que hacía que pareciese un irlandés en plenas celebraciones de San Patricio tan pelirrojo como era.

Kepa rompía un poco la norma de la noche ya que llevaba una americana gris pero con una camiseta tirando a negra de Desigual, un jean negro bastante ajustado y bambas de vestir, pero bambas al fin y al cabo.

Marcos llevaba un traje negro con una dinner jacket de dos tonos, con una camisa rosa palo y una pajarita negra, que aún lo hacían parecer más delgado que lo que era.

Nos estuvimos riendo un rato de las pintazas que llevábamos los seis, pero aún faltaba por aparecer Jose, que se retrasaba un poco y que venía con sorpresa, por lo que acababa de comentar en el wass. No sabía si preocuparme por esa sorpresa que traía, pero opté por seguir echándome unas risas con todos mientras nos tomábamos las cañas y las tapas que en este Mesón eran Especialidad, los mejillones tigre.

Ya íbamos por la segunda ronda cuando apareció Jose impecable como siempre, con un traje de un corte muy original, después sabría que era Hermes, de color vino, una camisa negra de cuello mao y un clavel blanco en la solapa. La sorpresa que traía era que venía acompañado de su hijo Kevin, ese jovenzuelo malcriado de 17 años que le traía la cabeza loca.

Kevin también era alto como su padre aunque no llegaba a la altura de este, debía estar en 1,93/1,94, era robusto y venía con una americana blanca una camiseta ajustada de lycra de color negro que le marcaba todo el pecho y unos jeans azules oscuros rotos como están tan de moda y unas bambas negras classic de adidas.

Jose: Perdonad el retraso chicos, éste (mirando a su hijo), me ha dado la tarde y como no quería dejarlo solo en casa me lo he traído a ver si aprende algo, jajaja, no os importa ¿no?

Diego: Que va hombre. (Despeinando a Kevin), ¿cómo estás primito?

Kevin contestó con un monosílabo que más bien pareció un rebuzne, y nos reímos todos.

Hicimos una última ronda en ese mesón y fuimos a cenar a un italiano en uno de los laterales de la Catedral. La idea era cenar y subir al Castillo para dejar las mochilas y bajar a la Disco, que es un local de primera hora y suele tener animación desde antes de las once y media y hasta las tres. Tiempo más que suficiente para emborracharnos como locos.

La verdad es que entre las birras previas y las botellas de vino que nos bajamos con la cena ya subíamos al Parador bastante entonados.

Subió a mostrarnos las habitaciones uno de los botones. Era un chavalín joven, de unos 18 años que iba con un traje negro y que en el ascensor fruto de un codazo de Kepa me di cuenta de que por sus grande y redondas nalgas tenía un pequeño roto en la costura trasera por donde se entreveía un gayumbo estampado. Nos reímos bastante tanto Kepa como yo pero los otros ni se empanaron de que nos provocó esa risa de repente.

Tras mostrarnos las dos suites grandes que teníamos reservadas el Botones se fue acompañado hacia la puerta por Jose que le cuchicheó algo antes de salir.

Ambas habitaciones tenían dos camas grandes de 1,50 por 2 metros y un sofá de 3 plazas que se podía igualmente transformar en cama. Una nevera grande de diseño llena de bebidas alcohólicas, refrescos, agua y algún que otro snack y una bañera grande tipo jacuzzi de cinco o seis plazas, además un gran escritorio de madera nobleen la pared donde había una gran televisión de plasma.

Como ya eran las once, lo dejamos todo en las habitas en función de cómo dormiríamos después.

En una de las habitaciones estaríamos Diego, Yo, Jose y su hijo Kevin y en la otra estarían Raúl, Pepe, Marcos y Kepa. Aunque las dos habitaciones estaban comunicadas por una gran puerta corredera de arco y decidimos que la dejaríamos abierta y así realmente teníamos una enorme habitación con dos neveras repletas de alcohol y dos baños espectaculares. Se notaba la categoría del hotel, de 5 estrellas superior.

Bajamos a la disco y la verdad es que me lo pasé de puta madre bebiendo, riendo y bailando con todos. Se encargaron de hacer saber a todas las féminas de la disco, fruto de la desinhibición del alcohol, de que pronto estaría fuera de circulación para engrosar la lista de casados. Ese era el reclamo para que alguna me diese un piquillo de despedida , alguno un poco subido de tono por mi parte y que provocaba las carcajadas entre el personal.

Hasta Kevin que estaba como un ñu toda la noche se acabó divirtiendo tras arrearle al cuerpo varios lingotazos de Jack Daniels con Red Bull. Afortunadamente había hecho muy buenas migas con Kepa y se dedicaban a putear a algunas pijillas del local.

El tiempo se me pasó volando y aluciné cuando encendieron todas las luces de la disco, cegándonos a todos y recordándonos que era la hora del cierre.

Jose: (con la corbata medio descordada y con un ligero paleteo en su lengua fruto del alcohol sin duda) ¿Pues a seguirla en la habita no?

Kepa (agarrando a Kevin del cuello): ¡Anda la hostia, vamos pues!

Subimos todos en el mismo ascensor entre risas, menuda panda la verdad, con los trajes ya medio descolocados, borrachos y a seguirla en la super habita.

Al llegar, Jose fue al teléfono que estaba entre las camas y llamó a recepción. No se muy bien lo que dijo porque Raúl, Kepa y Kevin me liaron para preparar las copas con las existencias del nutrido mueblebar.

Raúl (cogiéndome del cuello) Tranqui Lorenzo que todo lo del mini bar está incluido en la barra libre jajajaja.

Kevin: Menudo ciegazo que nos vamos a pillar jajajaja.

Todos teníamos ya nuestras copas y brindábamos para variar por mi futuro enlace como habíamos hecho a lo largo de toda la noche. La verdad es que estaba muy a gusto rodeado de esa panda de tíos, y fruto de la amistad que se agudiza con el alcohol le di un abrazo a mi cuñado Diego agradeciéndole la velada y diciéndole que me alegraba de ser su amigo y futuro cuñado.

Diego (dándome un beso en la mejilla y pegándose a mi como una lapa): Yo también te quiero cuñadín, pero tranqui que la noche aún no ha acabado campeón, aún falta lo mejor jajajajaja.

Supe a lo que se refería cuando llamaron a la puerta de la habitación y fue Jose a abrir.

Aparecieron 3 chicas bastante voluptuosas y con ropa bastante ajustada al grito de “¿Dónde está ese soltero de oro?”.

Los gritos de mis compañeros señalándome fueron inmediatos y no se muy bien como acabe sentado en una silla, empezó a sonar música disco y las tres chicas comenzaron a bailar sensualmente a mi alrededor. Mientras bailaban, como no, se iban quitando alguna prenda y de paso me iban quitando alguna a mi.

Estaba totalmente avergonzado con tanto contorneo y desde luego la borrachera se me había bajado de golpe. Intentaba pensar en cualquier cosa para no fijarme mucho en ellas y que no se me subiese toda la sangre a la polla, lo que era complicado con tanto rozamiento por parte de las muchachas.

Durante todo el “espectáculo” los dos únicos que estaban un poco más separados del resto eran Kepa y Kevin, que sentados en la cama más separada del resto no paraban de cuchichear y reírse entre ellos. Me di cuenta porque Raúl, aunque estaba mas cerca del sarao de las strippers se giraba insistentemente a verlos.

Habían hecho muy buenas migas estos dos, cualquiera lo diría con lo borde que había llegado el hijo de Jose al Mesón, pero bueno, la noche finalmente había integrado de una forma u otra a todos los presentes.

Acabó el espectáculo y las chicas se fueron sentando, ya solo en tanga y con dos pequeños cubre pezones, encima de nosotros mientras se tomaban una copa. Las caricias y besitos que nos daban iban caldeando el ambiente.

Jose intentaba enrollarse con una de ellas pero fue la excusa que tomaron para decir que se iban ya, que solo se dedicaban al baile erótico.

Mientras las chicas estaban con nosotros, Raúl aprovechó y se sumó a Kevin y Kepa en su espacio de cuchicheos y risas. Diego los vio y me habló al oído

Diego: Joder con los separatistas, que cachondeo que se traen, quieres decir que no se han metido algo, muy contentos los veo.

Yo: La verdad es que a ninguno nos hacen falta sardinas para beber agua ya jajajaja.

Las strippers se despidieron con un piquito de cada uno y de mi, al ser el homenajeado, con un morreillo y un agarrón de huevos. La verdad es que ya me habían dejado en gayumbos, y me alegré de haberlos estrenado esa noche, aunque con tanto sobeteo ya tenía la polla morcillona. Eran unos gayumbos de SuperDry naranjas que me soportaban muy bien el paquete y me realzaban las nalgas bastante. A Luisa, mi futura esposa, le encantaba verme con los calzoncillos de esa marca, la ponían especialmente cachonda.

Tras la despedida… Uff

Al quedar solos en la habitación Jose se puso a servirnos unas copas

Jose: Venga a tomarse estos pelotazos que la noche aún no ha acabado. ¿Nos ponemos un canal porno para acompañar al que se despide a ritmo de zambomba, no? Jajajajaja.

Todos gritaron que si y arlos encendió el gran televisor del cuarto que estaba sobre el escritorio y empezó a ver los canales. Kevin dijo algo sonriéndose a Kepa al oído que se rió al momento bajo la atenta mirada de Raúl como desde hacía un rato.

Kepa: Tíos, yo paso, me voy a dar un chapuzón en el jacuzzi de la otra habita pa no molestaros, estoy oyendo como me llama desde hace un rato jajajaja. Me pongo el pantalón de deporte que he traído y para allá me voy así me fumo un piti a remojo que he sudao como un cerdo jajajaja

Kenin (sonriendo): Te acompaño nen. Papa, ¿tu has traído bañador o algo que me prestes?

Jose (apartando su vista del mando de la tele un momento): Si, pilla unas bermudas que tengo en la mochila.

Kevin: Thanks daddy!

Raúl (levantándose a la par que Kepa y Kevin): Pues yo casi voy llenando el jacuzzi para que esté calentito y me pongo a remojo con vosotros.

Kepa: jajaja De puta madre tío, no hay dos sin tres jajaja

Y se fueron los tres entre risas a cambiarse. Los vimos mientras entraban al baño a carcajada limpia.

Kepa con un pantalón de deporte negro bastante holgado con esa espalda fuerte de leñador vasco que tenía, Kevin con unas bermudas estampadas y coloridas y con un tatoo en su omoplato izquierdo de una pezuña de felino y Raúl con un bañador, o calzoncillo no se, blanco y con su espalda fuerte blanquísima y pecosa. Ala, y pa dentro del jacuzzi, oímos el chapoteo y las risas de los tres.

Marcos: Venga Jose pon la peli ya que sino deserta el resto y esto se amuerma!

Jose: Ya va, ya va, no os impacientéis que parecéis unos quinceañeros salidos jajajajaja. ¡Ahí está!

En la tele se veía como un par de negros con buenas pollas se follaban por el coño y la boca a una mujer rubia de pechos siliconados.

Jose se sentó en un lateral del sofá de la habitación donde ya estaban Pepe, en el medio y Marcos en el otro lateral.

Mi “cuñado” Diego y yo nos quedamos sentados en una de las camas.

La escena de la película avanzaba y nos quedamos en silencio bebiendo los cubatas que nos había preparado Jose, pasamos un ratillo así y como no podía ser de otra manera ya empezaron los comentarios salidorros del personal.

Jose: Así podíamos tener a las tres estas si no se hubiesen rajao joder.

Marcos: Ya te digo, que pena jajajaja

Pepe: ufff tíos entre el roce de las otras y la pelí yo ya estoy que reviento (agarrándose el pollón que tenía totalmente empalmado por encina del pantalón).

Jose (mirando hacia la entrepierna de Pepe y con los ojos como platos) Pero tío, ¿qué tienes ahí? A otra persona jajajajaja. Hostia saca eso a respirar que te va a dar un ictus jajajaja

Pepe: jajajaja Hostia tío, pues me la saco que ya me duele mazo.

Pepe se descorrió la cremallera de los pantalones, metió la mano en su bragueta y después de complicadas maniobras se sacó ese pollón, que yo ya había visto en las duchas del vóley, de 23 centímetros o más e hizo salir un ¡hostia, tremendo trabuco! De la boca de Marcos, que se sonrojó ligeramente tras decirlo

Jose: No veas el Pepe lo que trae entre las piernas, (y mirándonos a todos) que tíos, nos las sacamos todos y nos hacemos un “team handjob” como dicen los Yanquis jajajaja.

Diego: Pero que pajilleros que sois jajajaja. Yo paso, casi me mola mas el plan jacuzzi (y dándome un codazo), que Lorenzo!, ¿te vienes unes al chapoteo?

Yo sonriendo asentí y nos fuimos a cambiar para ir al baño con el resto. Al pasar frente al grupo del sofá me fije que tanto Jose como Marcos ya se habían sacado sus pollas y estaban pajeándose. La polla de Marcos era normal, de unos 15cm y bastante pellejo sobre el glande. La de Jose era más grande y gruesa, de unos 18/19cm y circundada.

Vi como ambos se miraban sonriendo y después bajaban la vista hacia el pollón que se marcaba el Pepe, era brutal, esos 23 centímetros y gordo que debía tener a la Paquita contenta. Antes de entrar en la otra habitación para cambiarme me pareció que Jose se había relalamido lascivamente el labio mientras miraba para la herramienta de Pepe, ¡que va! pensé moviendo mi cabeza… imaginaciones mías seguro.

Al girar la vista vi que mi cuñado Diego ya se estaba quitando la camisa y lucía su ancha y trabajada espalda de tantas horas de gimnasio. Al quitarse el pantalón y los gayumbos de una no pude dejar de observar sus redondas y duras nalgas y mi rabo dio un ligero salto dentro de mis gayumbos. Yo iría así para el jacuzzi ya que de deporte solo había traído un chándal largo y puesto a ponerme otros gayumbos prefería entrar con estos en el jacuzzi para así salir mañana con los limpios.

Diego se puso un bañador tipo speedo que traía en su mochila y se giró sonriendo, por un segundo vi como bajaba la vista hacia mi rabo y se sonreía un poco más.

Diego (acercándoseme): Vamos cuñadín a refrescarnos un poco que veo que nos hace falta jajaja.

Nos acercamos ambos a la puerta del baño, yo delante y mi “cuñado” detrás. Antes de abrir la puerta me pareció escuchar un gemido fuerte seguido de un chapoteo. Cuando la abrí despacio me quede completamente flipado.

En el bordillo del jacuzzi estaba sentado Kepa, con el pantalón de deporte por las rodillas y el rabo, de unos 16cm y grueso, totalmente tieso, el rabo lo vi poco, porque Kevin, el hijo de Jose, estaba en el agua al lado de Kepa y le pajeaba la polla mientras le lamía las bolas. Al otro lado de Kepa estaba Raúl, también sentado en el bordillo, se había quitado sus gallumnos blancos y tenía el rabo, de 17cm a tope, pero agarrando a Kepa por la nuca le estaba comiendo la boca literalmente. Ver a eses tres en ese rollo me flipó pero me puso supercerdo, aún más sintiendo los pelillos del pecho de mi cuñado pegándose a mi espalda mientras se aproximaba a mi oído.

Diego: Hostia estos tres como saben divertirse los cabrones. Le van a poner el ojete al Kevin como un bebedero de patos (mientras decía eso había pasado una mano hacia delante, acariciando mi pecho me estaba pellizcando un pezón) ¿Que Lorenzo?, ufff que caliente estás mimá, ¿estrenamos esa camita que nos llama a gritos? (había bajado la mano hacia mi bajo vientre y la introdujo en mi gayumbo agarrándome mi polla dura ya como una roca) ummm (mordiéndome el lóbulo de la oreja y provocándome un arqueamiento de espalda con ello) como tienes el rabo campeón… ¿para quien va a ser esta noche?, si, para tu cuñadín que te adora… Vamos campeón… (otra lamida de cuello y oreja)… lo estás deseando.

Me llevó poco a poco hacia una de las camas de la habitación. Desde la otra habita se escuchaban los gemidos de la porno en la TV, ¿y algún gemido más? ¿en el sofá se estaban enrollando también?, ¿a todos mis colegas les molaban los rabos o era la salidez de la noche?.

No pude pensar mas porque Diego me dio la vuelta y quedando frente a mi se me pegó y fue acercando sus labios a los míos, mientras seguía masajeando mi polla por debajo de los calzoncillos.

Comenzó a pasarme la punta de su lengua por mis labios forzando a que los abriese ligeramente cosa que hice también producto de la ya descarada paja que me estaba dando.

Aprovecho la abertura ligera de mi boca para introducir su lengua dentro buscando ansiosamente la mía y comenzando un salvaje morreo. No se lo que me estaba pasando pero la situación me tenía a mil. Notaba la polla de mi cuñado Diego totalmente dura debajo de su speedo y frotándose con la mía que ya estaba fuera del gayumbo pajeada por él mientras me seguía comiendo los morros. Bajé mis brazos, rodee su cuerpo por la baja espalda y descendí mis manos hacia el inicio de sus nalgas, que si me habían resultado tan apetitosas a la vista ahora a mi tacto aún lo parecían más. Dios, tenía que meter mi polla ahí cuanto antes.

Mi cuñado debió leerme el pensamiento porque dejando su morreo me miró a los ojos y me preguntó tras morderse sensualmente el labio.

Diego: Cuñadin, (poniendo ojitos) ¿me vas a preñar con esta? (apretándome la polla), umm estoy deseando tenerte dentro, lo deseo desde hace tanto, ummm.

Y volvió a morrearme para, sin sacar la mano de mi polla sentarme en la cama.

Así sentado como estaba Diego se puso de rodillas sin dejar de morrearme para después ir bajando su boca hacia mi cuello dándome mordisquillos y lametones. Me tenía incendiado, esa barba suya me estaba volviendo loco de cosquillas en el cuello, que lo tengo supersensible. Con una de sus manos me pajeaba y con la otra me acariciaba las pelotas, lo que provocó mi primer gemido, y mirando hacia abajo pude ver que la punta de su capullo totalmente lleno de precum ya se salía por la parte alta de su speedo. Mi cuñado no llegaba al calibre de Pepe pero lo que se entreveía ahí era la punta de un tremendo obús. Sus labios por mi cuello, dándome tanto placer, hicieron que entre gemidos apoyase mis manos detrás de mi espalda, en el cama, estirándome completamente y dándole acceso a mi pecho.

Lo lamió y acarició con su barba, joder la barba me estaba poniendo loquísimo, y pego pequeños mordisquillos y lametones en mis pezones provocando que fuese dando saltitos en la cama con cada mordisco y gemidos con cada lametón. Eso hacía que incrementase su pasión al lamerme descendiendo con esa boca tan perfecta que tenia por mi bajo vientre dándome mordisquilos en los pelos que ahí tengo y aumentando los pulsos eléctricos que sentía por todo mi cuerpo y que me tenia totalmente a su disposición. Paro un segundo y me miro, yo lo miré con mi respiración entrecortada por el placer y a la expectativa de cual sería su siguiente paso. Me guiño un ojo, sonrió, saco ligeramente la punta de su lengua para lamerse larcibamente sus labios, abrió su boca y se engulló mi polla de golpe.

De mi boca salió un Joderrrr que supongo se oiría desde el sofá de la habitación contigua y desde elbaño. No me importó y tampoco fui consciente de que nadie acudiese a ver que pasaba.

Mi cuñado se había amorrado a mi polla y no la soltaba. Diosss hasta aquel momento consideraba que mi novia Luisa la comía de puta madre pero su hermano la estaba sobrepasando con creces. Su arte comiendo pollas era un placentero descubrimiento para mi. Me lamía el prepucio como si fuese un helado a punto de derretirse, y era yo quien se derretía cada vez que pasaba su lengua entre la piel del prepucio y mi capullo, deteniéndose en mi frenillo donde alternaba esos mordisquillos que me volvían loco con lametones llenos de saliva. Iba lamiendo también a veces desde mis cojones toda la longitud de mi polla para a continuación tragársela entera y recorrer con la lengua toda la longitud de mi rabo pero con el incrustado en la garganta. Joder, era una puta máquina ordeñadora y si seguía sí me iba a correr en nada. El no fue ajeno a mi aceleración de respiración y se separó de mi rabo volviéndome a sonreír.

Diego: No tan rápido cuñadín, que esto (agarrándome el rabo) lo tengo que sentir de verdad

Se levantó y se bajó el speedo, yo no podía dejar de observar su espectacular cuerpo y joder, su pollón que me desafiaba todo tieso. Intenté incorporarme pero me lo impidió con una mano sobre mi hombro.

Diego: Tranquilo Lorenzo, tranquilo, vamos a pasarlo bien, tranquilo.

Rápidamente cogió su mochila y del bolsillo delantero sacó un botecillo de lubricante que rápidamente me echó y extendió con sobre mi polla y fue pajeándome lentamente mientras me incorporaba levemente dándome un morreo. Con la otra mano vi que se estaba introduciendo lubricante en el ojete.

Estaba claro que era lo que vendría después. Se subió en la cama de un salto y fue doblando sus piernas hasta poco a poco meterse mi rabo entero. Me puse todo burro al ver como entrecerraba los ojos y se mordía el labio muy morbosamente mientras lo hacía. Notaba como su esfínter se adaptaba a mi polla como un guante y me estaba dando un placer tan intenso que no sabría si podría aguantar mucho más. Cuando ya la tenía toda ensartada me miró fijamente a los ojos y casi me derrito.

Diego: ummm así cuñadín así, te tengo todo dentro umm (susurrando)… Fóllame!

Empecé un liguero bombeo y el placer que le estaba dando lo noté en el morreo que me empezó a dar. Era un morreo en el que sentía su respiración acelerada y el la mía. Con su barba me estaba volviendo loco, pero notar mi pecho lampiño contra el suyo velludo también me daba un placer que obviamente no había experimentado con anterioridad. Además sentía su pollón aprisionado contra nuestros vientres mientras lo besaba y notaba las palpitaciones de su polla y la humedad de la gran cantidad de precum que esta producía.

Entre mis bombeos cada vez más profundos y que mi cuñado en cuclillas sobre la cama se apoyaba para ir cabalgándome no se cuanto tardamos pero estábamos los dos a punto de nieve.

El primero en correrse fui yo en su interior gritando un me viene, me viene, para ilustrar que era imposible parar mi corrida inminente. Diósss hacía mucho tiempo que no me corría así, notaba mi propia leche goteando desde el culo de mi cuñado y empapándome la base de mi polla y mis huevos, pero no el no dejaba de cabalgarme hasta que también se corrió como una fuente, lanzando varios chicletazos de gran potencia, alguno de ellos dio en mi cara e incluso en mis labios.

Joder que polvazo, dios. Mi cuñado fue recogiendo su propia lefa de mi cara y me fue besando pasándome el sabor de su corrida. Me sorprendió el ácido sabor pero no me resultó desagradable, para nada. Me estaba encantando.

Me dejé caer hacia atrás en la cama y poco a poco intenté recuperar la respiración. Diego se dejó caer encima mía y noté como mi polla salía de su interior y mi lefa que salía de su ojete abierto por la follada que acabábamos de pegarnos me humedecía las piernas.

Me besó con dulzura y yo le correspondí atrapando y succionando su lengua.

Diego (besándome en los labios y la cara) Gracias Lorenzo, gracias. Que ganas te tenía cuñadín.

Así estábamos los dos abrazados sobre la cama cuando fui consciente realmente de lo que acababa de hacer y pensé en mis compañeros de despedida…

¿Nos habrían visto follando? ¿Y ellos… que hacían?…

Continuará

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  • Categoría: Fantasías
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