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Categoría: Confesiones

Mi confidente sexual me hace fantasear (II)

Frecuentemente compartíamos mensajes y teníamos charlas ocasionales, abordábamos temas de la vida, del amor, de la amistad, de la sexualidad, en fin era agradable charlar con alguien de mente libre, sin prejuicios y por qué no decirlo, interesante además de fascinador.



Solíamos navegar en la sutil línea de la amistad y la seducción, puesto que como entremés no faltaban frases de doble intención y coqueterías, sin embargo era lo suficientemente listo como para llevar el juego sutilmente.



No sé exactamente como ni en qué momento nos volvimos confidentes, pero terminé desnudando mi alma y liberándome de algunos de los secretos de mi vida. Era el confidente perfecto, mi analista personal, podía contarle mis problemas, mis locuras, mis historias de amor, mis más ocultas fantasías, sin sentirme juzgada; Tal vez el hecho de saber que solo eran conversaciones simples, nos daba la tranquilidad de lo que hacemos y lo que fantaseamos.



Las confesiones se volvieron más íntimas tomando tintes eróticos, en algunos aspectos éramos sexualmente parecidos: ardientes, apasionados, imaginativos, locos y hasta algo perversos, pues nos dimos cuenta que vibrábamos con la idea de espiar y sentirnos espiados en escenas eróticas, sin embargo hasta ese momento no me interesaba involucrarme, así que pactamos establecer reglas para esa extraña forma de confidencias sexuales.



Acordamos contar nuestras historias, excitarnos mutuamente y hablar solo por chat, simplemente nos deleitaríamos recordando y relatando nuestras aventuras, en ocasiones con detallitos como solía decir él.



Una tarde en una charla que teníamos le confesé que me excitaba ver a veces películas donde dos mujeres tenían sexo, el me confeso que le gustaba mucho ver también, pero que le excitaba mucho que su pareja al hacerle sexo oral bajara hasta su testículos los lamiera y luego bajara hasta su ano para chuparlo y lamerlo con su lengua, que eso lo enloquecía, y tenía razón, el solo escucharlo sentí un deseo incontrolable de masturbarme pero no quería hacerlo sola, quería que él lo hiciera conmigo; No sabía cómo decírselo, pero mi excitación fue al punto que no me importo, y solo se lo pedí.



J: ¡Te puedo pedir algo especial!?



C: claro dime lo que quieras.



J: mmm sabes… deseo que te masturbes para mi mientras yo también lo hago para ti… quieres?



C: ayyy claro eso es muy rico.



J: dime como la tienes… te estas tocando ya?



C: uy si… está muy dura me tienes excitado… te estas metiendo los dedos?…



J: Ay si es muy rico… ummm me estoy frotando mi clítoris… y está muy duro.



C: delicioso… quiero que te chupes los dedos para mí… dale chupatelos…



J: que delicia, no lo había probado antes… están delicioso…



C: ummm como me gustaría estar allí y verte chupar los dedos mientras te masturbas cosita rica…



J: uyyy si a mí también me gustaría que estuvieras aquí… Pero yo quiero que me la metas!…



Por primera vez había deseado a un hombre diferente a mi esposo, y le había confesado que deseaba su verga dentro de mí; No sé qué me pasaba pero solo atine a masturbarme más rápido y sentir mi orgasmo entre mis dedos mientras le pedía a gritos que me diera su leche, lo cual el me confesó explícitamente al escribirme que había manchado la pantalla de su computador deseando que hubiera sido mi cara.



Lo que en ese momento mi confidente no me dijo, fue lo que paso por su mente cuando le dije que quería que me la metiera; él deseaba que yo volviera a su oficina, entráramos a la misma sala donde me atendió o escucho, y que sin mediar palabra entre los dos yo vestida con falda abriera mis piernas delante de él y comenzara a masturbarme como le había pedido minutos antes… y él muy excitado sacaría su verga ante mis ojos y comenzaría a masturbarse para mi placer sentados uno frente al otro, viendo como meto mis dedos en mi vagina y los saco para chuparlos, ver como se frota la verga para mi e imaginarme si su grosor me gusta…



Escucharlo decir mientras lo hacemos lo mucho que le gusta mi vagina, lo mucho que desearía chupar los dedos por mí, a lo cual yo le pediría que se acercara para chuparlos y me dijera cuando le gusta el sabor, que dijera que su sabor salado agridulce o aria lamerlos siempre… verlo relamer mis dedos con mis flujos mientras me meto la otra mano pues ya deseo explotar en un orgasmo delicioso con el contacto de su boca;



Observar cómo se sigue masturbando con la mano libre delante de mi cara, como no puedo quitar la mirada de esa verga que apunta hacia mi inclemente, como la acerca maliciosamente a mi rostro esperando un reacción de mi parte, a lo cual entre jadeos solo puedo cerrar mis ojos para no perderme mientras llego al orgasmos más delicioso que he tenido.



Entre seguir metiéndome mis dedos en mi vagina, sentir como me chupa los dedos de la mano, y el saber que su verga esta solo a centímetros de mi rostro solo puedo abrir mi boca para gemir de placer…



Qué momento tan especial, tan excitante en el que me embarga un deseo se sentir su olor a macho mientras tengo su verga cerca; volteo mi cabeza para sentir su rico olor sin percatarme que su glande esta ya tan cerca que frota entre mis labios, ¡Dios mío que olor! pero más que su olor, que sabor tan delicioso transmiten mis labios a mi lengua, en un instante, solo en uno, mi amante había introducido su glande entre mis ricos labios que deseaban mamar hasta la última gota, deseo que no reprimí y deje que se viniera entre mis labios sin derramar lo que entraba en ella… Al terminar lo mire a los ojos por primera vez y chupe su glande como signo de agradecimiento por ese momento tan especial.



Lo mire pidiéndole con la mirada que lamiera mi vagina deseosa de otro orgasmo o más bien del deseo de venirme en su boca también, no tuve que pronunciar palabra, ante mi este hombre se inclinó poniendo mis piernas alrededor de sus hombros chupado mi vagina y lamido mi clítoris, que delicia sentir su lengua penetrándome, que placer ver su rostro disfrutar de mis flujos los que traga frenéticamente mientras descansa lamiendo mi ano y frotando mi clítoris con sus manos, no sé cuánto tiempo duro solo sé que me vine en su boca como nunca me había pasado entre jadeos y el deseo de que no termine ese momento, un minuto después mi amante se levanta y en un beso me da a probar mis fluidos que saben a gloria.



Nos paramos nos arreglamos y comenzaría una historia de placer para mí, eso simplemente paso por su mente mientras yo le confesaba que deseaba que me la metiera en ese momento.



Los relatos



Más tarde descubrimos una nueva faceta que se relacionaba en común, él me confeso que le gustaba escribir relatos y plasmar la fantasía que le gustaría que pasara con las personas en breves pasajes; la curiosidad siempre te puede más, yo le pido que me deje leer algo de lo suyo, él me confiesa que jamás ha dejado que los lean, con mayor razón mi morbo crece y le pido que me deje leer algunos, a lo cual me manifiesta que solo si prometía darle algo a cambio, inocente pregunte, y que quieres a cambio? a lo que respondió; es muy simple yo prometo mandarte uno de mis relatos y si te gusta y quieres que te mande otro deberás mandarme una foto tuya desnuda o tocándote.



Yo me escandalice, como se le ocurría que iba a hacer eso, no podía mandarle una foto mía desnuda, estaba loco, él muy serenamente me respondió, no tiene que ser con tu cara, solo muéstrame tu cuerpo que deseo solo ver sin tocarte y así sabré que te gusta lo que lees. No supe que responder pues yo le pedí el relato, pero él sabía muy bien lo que quería volviendo a decir: Mira no te preocupes te voy a mandar mi relato, si te gusta o quieres otro ya sabes que tienes que hacer vale, y sello ese momento desconectándose del chat.



Media hora después cuando había pensado que no enviaría nada a mi mail llego un mensaje, que nerviosamente observe una y otra vez hasta que decidida abrí y comencé a leer “Nuestros primeros días de casados I”, entre más leía más sentía deseos de masturbarme, dure varios días pues cada vez que leía tenía que masturbarme y zacear mis deseos, cuando logre terminar de leerlo tenía una necesidad creada de seguir o saber cómo continuaba, pero sabía que si no enviaba una foto mía no habría segunda parte.



Me tomo mucho decidirme, sabía que eso no debía hacerlo pero necesitaba saber cómo continuaba; tome varias fotos de mi ante el espejo, pero en ellas salía mi rostro otras eran borrosas o no me gustaban, hasta que tome una de mis senos hacia abajo dejando ver levemente el pubis de mi vagina finamente recortado, pero claramente se veían mis pezones erguidos y supe que esa era la que quería regalarle y en un acto de valor la envié.



Paso una noche y un día que me estaban volviendo ansiosa sin saber que paso con mi relato, llegue a pensar que la foto no le había gustado, pero al fin después de esperar, llego mi relato y esta vez no pude esperar, simplemente lo abrí deje todo a un lado y comencé a leer “Nuestros primeros días de casados II”, ya había comprendido que los personajes eran él y su esposa, y en ellos relataba como se dejaban ver por otra persona y como conocían una pareja con la que él deseaba compartir a su mujer, situación que llego a excitarme tanto que deseaba ser ella en el relato, me masturbe hasta quedar adolorida pero no pare hasta el final.



Final que me descoloco al ver que había tercera parte, y lo peor allí sabría si ella aceptaba estar con el otro tipo mientras su esposo se cogía a otra mujer delante de ella, aaayyyy que ansiedad, que dilema, necesitaba saber qué ocurriría, trate de respirar y por un dos días estuve muy tranquila sin preocuparme por el relato, pero mi mente no dejaba de acosarme y de exigirme saber el final, ese día me bañe y pensé que foto le podría mandar y sin más decidí ponerme de espaldas al espejo y así tome una foto de mi cola desnuda y mi espalda sin que se viera mi rostro, abrí un poco más mis piernas y me incline un poco hacia delante para que pudiera ver algo de mi cola, fotos que me excitaron mucho y las envié sin más preámbulos, solo quedaba esperar.



Pasó casi una semana sin que mi relato llegara pero no quería llamarlo a preguntarle porque no lo había enviado, esos días estuve tan excitada que hice el amor con mi esposo cual loba en celo, se lo mamaba en las mañanas antes de que se fuera pidiendo mi ración de leche tibia, y en la noche lo provocaba con lencería y le pedía que me cogiera duro, que me nalgueara, que me metiera su lengua no solo en mi vagina sino en mi culo, le decía cosas obscenas y lo cabalgaba fuerte cuando veía que estaba cansado, no me decía nada pero sabía que lo tenía loco y lo peor era que tenía que masturbarme para terminar de zacear mi sed de sexo; el viernes al fin llego mi correo “Nuestros primeros días de casados III”.



Espere a dejar las cosas de mi casa hechas y en la tarde me senté a leer el relato, leía y leía y más me mojaba y me masturbaba mientras descubría como su mujer se volvía una perra para él, al punto de que no solo se la mamaba a otro tipo que no era su esposo, sino que tenía sexo con la mujer del tipo y al final se dejaba penetrar al tiempo por los dos tipos, estaba tan excitada que tome mi celular y me tome varias fotos masturbándome, incluso grave un mini video de cómo gemía cuando me metía los dedos en mi cuca y en mi culo; Era el mejor de los tres relatos fue demasiado para mí, a pesar de haberme masturbado casi toda la tarde cuando llego mi esposo lo embestí en celo y literalmente me lo comí, estuve tentada a darle mi culo pero me dolía demasiado y no pudimos, eso me dio algo de celos porque la protagonista se los comía a los dos siendo su primera vez también.



Al día siguiente le escribí diciéndole lo especial que había sido para mí sus relatos y que habían despertado en mi un deseo por el sexo diferente queriendo explorar nuevas emociones y le envié las tres fotos que había tomado masturbándome mientras leía el relato, no fui capaz de enviar el video que me hice masturbándome ese lo guarde para mí, me veía y me sentía muy puta haciendo eso, pero me gustaba la sensación que experimentaba, concluí mandándole besos y esperando que pudiéramos seguir nuestro juego.



Esta vez su respuesta no se hizo esperar, supe que mis fotos le gustaron porque por primera vez me envió una foto de él con su verga parada apuntando a la cámara, se veía genial no era larga pero si muy gruesa y gorda, lo que más me gusto fue ver que su bello estaba muy recortado y sus genitales afeitados eso hablaba de la clase de hombre que era, solo viéndola mis pezones se erizaron, mucho más cuando vi un anexo que decía “La despedida I”.


Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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