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Categoría: Confesiones

Mi concuña y nuestra historia juntos

Hola amigos

Quizá recuerden que tengo la debilidad de seducir a las mujeres cercanas a mi esposa, la adrenalina que esto me produce, y la historia sobre Karen y yo, la amiga de la infancia y aun de mi esposa. Después de un tiempo la historia con Karen se terminó dado que ella se relacionó con un pobre diablo que venía de una relación donde fue engañado hasta el cansancio, ni siquiera yo podría seguir haciéndole algo así a una persona que realmente no lo merece. Esto nos lleva a otra historia, ya que siempre me llamo la atención la esposa de mi cuñado, pero en verdad no era mi intención hacer nada, ya saben solo deleitarme observando a esa mujer cuando había oportunidad, ella es una mujer imponente, alta, rubia, de ojos verdes y gran personalidad, de una figura agradable con unos senos portentosos y muy buena figura, pero con una personalidad oprimida por un marido abusivo y sinvergüenza. El trato que él le da siempre ha sido despectivo, eso a mí me molestaba, porque aunque no sea un modelo de persona o marido, no es necesario ser adultero y además maltratador, se trata de darle un buen trato a la gente que te quiere... En fin, ella María Elena, que así se llama, comenzó a tenerme algunas confidencias, dado que la familia de su marido pues no le dan apoyo alguno, así que alguna vez me contaba cosas, sus problemas y demás, así que me tomo confianza y según me confeso después en momentos de gran debilidad psicológica resulta que en una ocasión me dijo:

"sabes? Me siento fatal, este hombre me engaña y además hace ya mucho que no me toca"

Esto me sorprendió, estábamos en una comida con la familia así que deje pasar ese comentario pero se despertó en mí el deseo, esa mujer que aun descalza está a mi altura, un mujeron, diría yo, sola, maltratada, sin sexo y con la moral derrotada... medite sobre el asunto y decidí dejar pasar el tiempo, era algo muy arriesgado.

Sin embargo empecé a ser algo atrevido a la hora de saludarnos, el clásico breve abrazo y beso en la mejilla al vernos ocasionalmente comencé a hacerlo dos segundos o tres más largo, y ponía mi mano que no está a la vista de los demás, en su cadera y poco a poco la fui subiendo, hasta rozar uno de sus grandes senos en alguna ocasión... sobra decir que esto me causaba gran emoción, pero a la, vez temía mucho que ella reaccionara mal, en alguna ocasión me daba una mirada indescifrable al hacer yo esto, no estaba seguro de nada, y andar a ciegas en estos menesteres no es recomendable...

Las cosas cambiaron en el año nuevo, el 2016 llego con una gran sorpresa, ya que su marido se desapareció de la reunión familiar, y nadie supo donde había ido, esto le pego duro a María Elena, quien se retiró a su casa sin saber qué hacer, dejando a sus dos hijos en casa de sus abuelos para esperar resultados sobre la fuga de su esposo, ahí fue donde mi mente alcoholizada ya, urdió un plan...

Me dedique a embriagar a mi esposita, y nos retiramos ya ella muy ebria y yo despejándome a eso de las 5 de la mañana, llegamos a casa, acosté a mi esposa y espere... cuando su sueño se hizo pesado, ese sueño del que tarda horas en salir, yo salí de casa también, eran ya las 6:30 del día primero... me dirigí hacia donde suponía que se encontraba el marido perdido, y no me equivoque, con su novia amante más reciente y a quien yo había tenido oportunidad de conocer y saber dónde vive, así que llegue, vi su carro, toque y abrió ella, pregunte por el tipo y me señalo a un sillón, ahí estaba alguien más que no despertaría en varias horas, rodeado de botellas de cerveza y copas vacías... le dije déjalo descansar y dile que piense una buena historia... su esposa no está bien... y salí de ahí...

Ya suponen cual fue mi siguiente destino... la casa de María Elena, era ahora o nunca... Llegue, abrí la reja y ella asomo su rostro lloroso, se alegró de verme pero obviamente esperaba al patán del marido, me invito a pasar y comenzamos a charlar:

"y que te trae por aquí"

"tu"

"yo?"

"si, me quede preocupado, te vi muy afectada esta noche y no creo que sea buena idea que estés sola"

Sus ojos crecieron, se veía hermosa en un camisón de algodón y pantuflas, a mí me pareció muy bella, aun con sus ojos hinchados de llorar.

"Esta humillación ha sido demasiado, me siento mal, pero estaré bien, gracias por apoyarme, me sorprende enormemente que estés aquí, eres la última persona que espere que cruzaría esta puerta hoy""

"lo sé, pero te repito, estoy aquí POR TI, no mereces esto, creo que deberías tener algo mejor y no pasar por estas cosas"

La atmosfera cambio muy rápidamente, ella me vio a los, ojos y dijo:

"note tus manos cuando nos saludamos, hace tiempo que han cambiado su forma de tocarme, has sido más cercano y atrevido conmigo, por qué?"

"pues porque me gustas, pienso que eres una gran mujer y mereces una mejor situación"

Ella parecía muy sorprendida, no había más que decir, el momento había llegado... me acerque a ella, puse mis manos en sus caderas, la jale, despacio a mí, y la bese... ella intento no responder, pero al cabo de unos segundos abrió su boca y nos dimos un largo beso y luego otro y después otro... mis manos empezaron a tocarla, ella temía, naturalmente que su marido llegara, y yo no podía decirle que estaba seguro que no lo haría, así que continúe con esos ricos besos hasta Que mis manos pudieron tocar esos pechos opulentos, grandes, subí su camisón y me encontré con un cuerpo blanco y cuidado, unos gigantescos senos con unas areolas enormes y unos pezones rosados grandes y duros, entre el frio del clima exterior y la calentura que ya teníamos... María Elena comenzó a tocar mi pene por sobre mi pantalón, para entonces mi bulto se encontraba a su máximo luchando por salir...

"tengo miedo"

"yo también, pero la visión de tu cuerpo no ayuda a detenerme, debo hacerte mía güerita"

Y me lanza sobre esas tetas gigantes, las bese chupe mordía apreté lamí y sacudía, sus gemidos aumentaban, se notaba que tiene gran sensibilidad en esa zona... entonces pase a recostarla en su mesa del comedor subí sus piernas hasta que sus plantas se apoyaron en la mesa, y así baje lamiendo su vientre hermoso de madre con esas imperfecciones que separan a las mujeres de las niñas, hasta llegar a su clítoris, una espesa barrera de vellos rubios me contuvo un momento, una prueba más de su falta de atención, sentía que no era necesario cortarlos ya que no le daban uso, y nunca, y digo nunca, le habían hecho sexo oral, resulta que el imbécil de mi cuñado es realmente un idiota... no se ustedes pero tener a una mujer sin hacerla venir oral es como tener un Ferrari y manejar solo en primera... en fin, ella se apeno mucho, no sabía qué hacer, la tranquilice, tu solo quédate ahí y disfruta...

Su orgasmo fue largo y lleno de suspiros gemidos contracciones jugos vaginales y gritos ahogados... a los 42 años tenía su primer orgasmo vía oral... a partir de ahí fue mía, parecía tener a una mujer extraviada entre e cielo y el suelo, ella flotaba... la hice mía en el sillón de la sala... abrí sus piernas y penetre la vagina más húmeda que he tenido, los ruidos que esa humedad producía eran muchos, ella gemía y sus ojos parecían verme, pero no veían nada, realmente estaba en una especie de trance... recordé lo que había leído sobre los tantras y su forma de practicar el sexo como una comunión con Dios, y dije pues no sé qué veas, pero disfruta el viaje chiquita... y aumente mis embestidas... ahora fuertes y profundas, sus piernas estaban en mis hombros la apertura de su sexo al máximo, su cadera colgaba un poco del sillón y mis manos sostenían y abrían sus nalgas... su segundo orgasmo fue apoteósico... simplemente uno de bosque te hacen pensar que eres más hombre de lo que realmente eres... largo, potente sonoro y muy húmedo, no cabe duda que tenía muchas ganas atrasadas... Inicie el movimiento más lento recostándola a lo largo de sillón, con mi verga dentro de ella cerré sus piernas e inicie movimientos que me permitían rozar su clítoris a todo lo largo de mi endurecida verga... llegaba su tercer orgasmo y le dije:

"puedo venirme en ti y junto contigo? O quieres que espere un poco más?"

"que? No sé lo que es eso, él nunca se preocupa de mi placer, solo sube hace lo suyo y se duerme, de verdad puedes controlar así tu eyaculación?"

"puedo" porque no solo leí a los tantras, aprendí de ellos, pero esa es otra historia...

Así que reanude mis movimientos, María Elena comenzó a subir el tono de sus gemidos, su respiración se descontrolo, sus manos apretaban mi trasero... sentí la cercanía de su oleada y solté mi freno... la humedad de nuestros sexos se desbordo... aun con sus piernas cencerradas aquel sillón comenzó a mojarse, para terminar mi propio espasmo abrí sus piernas y entre a fondo, hasta que la última gota de semen quedo dentro de esa vagina inflamada turgente y ya no rosa, ahora era casi roja...

Ella se recuperó me miro y solo dijo:

"ya no extraño a nadie, por mí se puede quedar donde esta y tu también, ya soy tuya"

Son palabras que le he hecho cumplir, al menos las ultimas, porque al menos dos veces por semana entra a ese trance donde ni ella sabe dónde está... y yo gozo enormemente su cuerpo divino...

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 5.5
  • Votos: 2
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1385
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