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Categoría: Confesiones

Mi amiga de juventud

Yo tenía entre los 15 y 16 años cuando la conocí, estaba empezando los estudios del bachillerato, su padre era mi catedrático. Una tarde fuimos a recoger unos apuntes a su casa, su padre nos presentó, ella tenía entre 13 y 14 años, alta, delgada, de cabello negro liso, un rostro bonito, un cuerpo que despuntaba ya lo que sería una hembra apetecible, su nombre Esmeralda. Nos hicimos muy amigos, confidentes, pasó el tiempo y yo, ya en primer año en la Universidad, ella en el quinto grado de magisterio, nos veíamos los fines de semana en cualquier lugar, casi siempre frecuentábamos los mismos sitios. Ella novia de un amigo mío, yo novio de una compañera de su colegio, luego de otra compañera que ella misma se encargó de presentarme, ella terminó con mi amigo, pero la amistad persistía. Siempre me preguntaba por alguién que la enamoraba o bién le gustaba. Siempre quería su bién y no que alguien le hiciera daño, siempre le decía ese es un puto, ese no. ese tengo entendido le gusta seducir jovencitas y luego las deja, etc. Lo que ahora entiendo es que siempre quería lo mejor para ella porque en el fondo me gustaba mucho, le amaba pero por la confianza y el cariño nunca le dije nada, y pensaba que si se lo decía en un momento dado ese noviazgo terminaría, y terminaríamos distanciados para siempre, y en el futuro ya maduros podría ser algo definitivo, o sea que lo que yo quería era chingar la pita, y en el momento de sentar cabeza sería con ella. Cuando tenía 23 años, ella 21 le invité a acompañarme a una boda de un compañero de estudios, ella accedió pero por razones de trabajo me retardé un poco, por lo que le llamé por teléfono explicandole la situación y que estaría en la capital dos horas después y como tenía que ir primero al apartamento a ducharme, cambiarme ropa, etc. pasaría por ella y que estaríamos en la iglesia casi terminando la ceremonia, pero que después iríamos a la recepción. Ella me dijo que normalmente la gente se ve en la iglesia cuando en el atrio felicitan a los contrayentes al finalizar la misa, pero que para no atrazarnos más ella llegaría a mi casa, y estaría en la cafetería de enfrente más o menos en el tiempo que yo estaría llegando. Precisamente estaba entrando a la ducha cuando sonó el timbre, era ella me comentó que estaba llegando y vió mi auto, me dijo que me duchara mientra ella escogía mi traje, camisa y corbata. Cuando me estaba colocando la corbata, ella se acercó a anudarla y sentí su rostro cerca de mí, su aliento suave, calido, nos vimos fijamente a los ojos y nuestras bocas se unieron en un beso dulce, suave, un beso que nos estremeció, quitó mi camisa, y me besó el cuello y el pecho, quité su vestido largo, quedando en brassiere y tanga, era un cuerpo escultural, hermoso, quité su sostén para besar sus pechos blancos, duros, sus pesones rosa pequeñitos, que se endurecieron en mi boca, ella con sus manos me rodeo el cuello para fundirnos en otro apasionado beso, una´de mis manos fué directamente a su vagina, sentí sus bellos suaves y finos, mi dedo recorrió su ranura que estaba mojadita, y toqué su clítoris chico pero durito, mi dedo entró en su agujerito, casi a la mitad, cuando llegué a su himen, ella se hizo hacia atrás con mueca de dolor, la tiré sobre la cama y empezé a lamer y chupar su vagina, se retorcía de placer, le dí vuelta para quedar en un 69, ella quitó mi boxer, y exclamó:¡ que bárbaro, que inmenso pene tienes¡ es enorme y grueso, con eso me vas a partir en dos. se la metió a la boca y empezó a chupetearme torpemente, era su primera vez oral, por lo que estaba disfrutando de la mamada de vagina y estaba extasiada chupando mi verga, hasta venirnos los dos simultaneamente en un orgasmo brutal. Boca arriba en la cama estaba dispuesta a recibirme, pasé el glande a lo largo de su vagina, la cabeza se fué y cuando apreté sentí la dureza de su himen, se quejó y me retiré, aplicando gel estaba para intentar penetrarla, cuando sonó el timbre de la puerta, eran dos compañeros que tenían problemas con el coche, y me pedían ir conmigo a la ceremonia. Ella se arregló rapidamente y salió a abrirles, y en la sala les hizo compañía diciendoles que estaba arreglandome. No hubo ninguna clase de sospechas, estuvimos en la recepción hasta un poco después de la media noche, bailamos como amigos sin intimidad, incluso estaba el exnovio, a quién rechazo al solicitarle bailar con él. Creí que al terminar la fiesta nos iríamos directamente al apartamento, a consumar lo que habíamos iniciado, muy delicadamente, diplomaticamente por así decirlo, me pidió que la llevara a su casa, en el trayecto me dijo que se sentía muy apenada por lo sucedido, que ella siempre había deseado ser mía, pero que no era el momento adecuado, que el tiempo se encargaría de poner todo en su lugar. A partir de entonces la veía muy poco, casi nunca, y cuando la situación se daba, me evadía. El tiempo siguió su curso, años después, me encontré con su padre, al verme se alegró mucho, y luego el comentario: Yo creo que Esmeralda nuncs le va a perdonar lo que Usted hizo, me quedé en una pieza no sabía de que me estaba hablando, muchas cosas pasaron por mi cabeza, será que en esa oportunidad entré más de lo que pensé, y rompí su himen? contaría algo de lo pasado entre nosotros a su familia?, al ver las dudas en mi rostro, el padre sonriendo me dice: El mejor amigo de mi hija faltó a su boda, piense en la excusa que le va a dar, porque ya que lo veo lo invito a mi casa el sábado a medio día a una reunión, no le voy a decir nada a ella para que seaa sorpresa, al fín y al cabo ella se casó hace dos años, y ya se le debe haber pasado la molestia.

Ese sábado mientras conducía a la casa de sus padres, empezaron en mi cabeza las preguntas, porqué no me invitó a su boda?, con quien diablos se casó?, será felíz?. Al llegar a su casa precisamente fué ella quién me abrió la puerta, la gente que ya había llegado estaba en un jardín atrás de la casa, se puso pálida al verme, me tomó de una mano y me llevó a un costado de la casa y me dice: Donde te habías metido, porqué te cambiaste de casa y no me avisaste, te he buscado como loca, hizo un silencio y ya calmadamente me dijo que yo no tenía la culpa, que se arrepentía de todo, y luego me dice: ninguno sabe que estás aquí, yo estoy en casa desde ayer, mi marido no está, está en una base militar en el interior,(era Coronel), vente para acá. Entramos en una habitación y empezó como desesperada a quitarme la ropa, me desnudó completamente y se prendió a mi verga ya parada a chuparme y mamarme, mientras susurraba, que desde el día que la vió no pensaba en más que en sentirse penetrada e inundada de leche, sentir mis besos, la desvestí mientra besaba centimetro a centimetro la desnudez que aparecía, estaba super caliente, su vagina palpitaba, su clítoris rojito pulsaba al ritmo de su corazón, el pene empezó a deslizar suavemente, sentía las venas del pene rozar las paredes de su vagina, la tenía a la mitad, sus ojos cerrados y su sonrisa dibujando un placer inmenso, apretaba sus paredes, mi verga estaba durísima e hinchada, de un golpe metí la otra la mitad al fondo, ella gimió fuerte, y de mijo; despacio bruto, que me vas a topar al corazón, empezó a gemir de placer, moviendo sus caderas a un ritmo rápido, se contorsionaba, y gemía, llegó el momento que le valió si escuchaban o no sus exclamasiones de gozo, de placer, de lujuria, estaba casi chillando cuando arquió la espalda, ahogó su grito en mi boca, mordiendo mis labios, sacudió su cabeza y se corrió bestialmente, se sacó la polla de la vagina, y empezó a mamar, me pedía mi leche, pero yo queria otra cosa, ella lo percató y me preguntó que si lo que quería era romperle el culo, que lo hiciera, era una recompensa a lo que no me dió antes, con dificultad logre meterle la mitad, mordia la almohada, sus dedos se aferraban a las sábanas, mi verga seguía camino a sus entrañas, entró toda, piqué tres o cuatro veces y el río de leche caliente se derramó. descansamos otro rato, y me pidió que la penetrara nuevamente, esta vez fué mas pausada y tranquilo, despacio entraba y salía, sacaba hasta la punta y lentamente la topaba, que delicia sentir mi pene entrar y salir en su concha lubricada,nuestras bocas se unían con pasión, se subió sobre mi y empezó a cabalgar con su vista hacia mis pies, miraba entre y salir mi pene en su conchita roja, y veía el hoyo que se le había ensanchado en su ano, aún con rasgos de sangre, sentía su clítoris rozar en mis venas, le dí vuelta cuando estaba a punto de venirse y en cuatro la penetré al fondo, sentí que le entró más de esa forma, solo pujó al sentirse topada, le culié ràpido empezó a jadear, mi excitación fué en aumento empezé a correrme en ella, y al sentir los chorros de leche, se movió más rápido y se corrió. Habíamos pasado más de una hora en esa habitación,cuando tocaron a la puerta, era su mamá que quedamente nos dijo, que salieramos ya, porque había gente que preguntaba por Esmeralda. Las ví a ambas conversar cerca de la cocina, Esmeralda con un rostro radiante, no ocultaba su alegría, doña Silvia la abrazó y le besó la frente, se lo había contado todo, no cabía la menor duda. No le daba la cara a doña Silvia, la madre de Esmeralda, ella siempre supo de nuestros sentimientos, no le reclamó nada a su hija ni a mi, incluso sabe que tenemos encuentros furtivos, y también sabe que el hijo de puta de su yerno ha sido infiel desde antes de casarse, y la más felíz de las cogidas que nos damos con su hija es ella.
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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