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Categoría: Incestos

Mi ahijada

A mis 35 años tenía la vida hecha, estaba casado con mi bella esposa Ángela de 32 años. Hasta que llegó mi ahijada Valeria de 18 años, quien venía a pasar unos meses en nuestra casa mientras estudiaba en la universidad. Conocí a su madre cuando trabajé en el interior del país y como su madre Esther, quien es madre soltera. Su madre es una gordita risueña blanconcita y de mejillas rosadas y chaposas. Al nacer Valeria ayudé a Esther con algunos gastos, por lo que me eligió de padrino y todos los años las visitaba y les traía regalos.

Cuando conocí a Ángela mi ahijada tenía 7 años. La llevé a ese pueblo apacible y sentí que Valeria estaba un poco reacia con ella. Ángela que es psicóloga me dijo que es normal porque ella me ve como la única figura paterna que conoció.

Cinco años después nos casamos. Para hacer amistad con Valeria venía cada verano a pasar una semana durante sus vacaciones. En su primera visita entre ambos la bañábamos porque en el área rural donde vive no tenían un cuarto de baño con servicio de agua potable.

En nuestras salidas de fines de semana era muy apegada a mí. En su visita veraniega, estuve haciendo el amor con mi esposa. La tenía abierta de piernas cogida de los muslos mientras su cabeza colgaba fuera del colchón. Todo iba bien hasta que al levantar la mirada y pude ver a Valeria en la puerta. A pesar de la oscuridad sus ojos estaban completamente abiertos y vi cuando su mirada cambió a miedo cuando se juntaron nuestras miradas.

Durante la noche quise hablar con ella y explicarle las cosas. Sin recordar que donde vive son más abiertos al sexo. Cuando me disponía a tocar la puerta pude escuchar gemidos. Supuse que se estaba masturbando.

Pasaron muchos años. Valeria ya había terminado el colegio e iba a entrar en la universidad. Por lo que se quedaría con nosotros durante un tiempo. Ángela se encontraba arreglando el cuarto de visita, que en realidad solo fue usado por Valeria. Se encontraba arreglando sus libros y cuadernos cuando de uno de ellos cayó una foto de un viaje en la playa.

La sorpresa continuó cuando quiso colocar la foto en el cuaderno de donde salió. Vio un diario íntimo de Valeria.

Fecha: 14 de febrero de 2013

Hoy fui a la playa con mi padrino y Ángela. Le tengo envidia: Se veía espectacular con su cuerpo de diosa en ese bikini ¡Me siento celosa! Me encanta refrescarme junto a mi padrino, jugar en el agua y la arena, él me toma de las manos para que no la jale la ola. Al llegar a casa me hice una paja en su honor. Me gustaría sentir su cuerpo caliente, sus músculos y sentir su pecho peludo.

Ángela estaba en shock. Su ahijada deseaba a su esposo. Sabía que ella veía en él una figura paterna. Ya se le debería haber quitado su complejo de Electra, pensó.

Con las constantes visitas Valeria se mostraba muy atenta con ambos. Su padrino se había convertido en su mejor amigo y confidente. ¿Sería por eso? Continuó leyendo páginas anteriores del diario a ver si le daba luces. Abrió otra página:

Fecha: 26 de noviembre del 2016

Hoy desperté temprano, antes que todos. Mis padrinos se levantaron para desayunar. Mi padrino se veía despeinado, al igual que Ángela. Ella Llevaba puesta su pijama, se notaba que no llevaba sostén, ni se veían las comisuras de unas pantaletas. Pasaron por mi cabeza imágenes de la lujuria. Apuesto que habían follado durante la noche.

"Sé que está mal lo que pienso. Sé que está mal lo que deseo. Pero no puedo evitarlo. No hay hombre en el mundo que me atraiga como él: es amable, inteligente, tierno, con una voz muy varonil y guapo. Es mi padrino y lo quiero. Aun así, mis ojos lo ven como el hombre ideal. Mi cuerpo la desea."

Fui a la terminal a recoger a mi ahijada. Ya había cumplido 18 años y se había convertido en una hermosa mujer. Cuando bajó fue corriendo a abrazarme. Le ayudé con las maletas y me pidió que la espere un rato que iba al cuarto de lavado y cambiarse. Ya que llevaba un saco para abrigarse del aire acondicionado y el clima de la ciudad es caluroso.

Cuando salió estaba embobado: Llevaba un top ceñido y un short jean. No fui el único en voltear cuando la vieron salir del servicio. Su cuerpo era precioso de caderas anchas, pechos y culo grandes y firmes.

A diferencia de mi esposa que era un poco más pequeña y delgada, de tetas grandes para su tamaño y bonitas y trasero proporcionado. Camino a casa la charla fue muy amena. Se vez en cuando cambiaba de posición cruzando las piernas, lo cual hacía que mi vista se desviara hacia éstas a través del espejo retrovisor.

Cuando volví a casa vi la incomodidad de Ángela al ver a mi ahijada. Asumí que fue por su forma de vestir.

Desde hace un tiempo a esta parte ya no se sentía una mujer tan hermosa, ni mucho menos sensual, amaba mucho a su esposo, es su mejor amigo. Aún hacían el amor interdiario de manera apasionada, pero el sexo ya se estaba volviendo algo rutinario. Ya no inventaban nuevas formas de amar como en los primeros años. Pero al leer el diario de Valeria de momento se sintió más caliente. Su respiración se aceleró, así como los latidos de su corazón y sintió humedad en su entrepierna. Con el corazón latiéndole como loco recogió la libreta. Retrocedió a la primera página del diario:

27 de Agosto del 2014

He intentado muchas veces no pensar en él. Pero lo veo todos los días. Su sonrisa. Su cuerpo, su carácter amable, tierno y es el hombre más inteligente que conozco. Cómo no enamorarme de él: Si es la idealización de mi amor. Mis ojos lo siguen. Pero anoche, todo cambió: Vi a mi padrino y a Ángela haciendo el amor de manera amorosa, sensual y apasionada. Mi cuerpo reacciona. ¡Qué afortunada su esposa! ¡Le tengo mucha envidia! Es inteligente, tiene un cuerpo proporcionado, trabajadora y recta. Una mujer intachable.

Esa noche me masturbé hasta dormirme, pero a partir de esa noche y las siguientes tenía sueños húmedos donde en algunos casos yo estaba viendo cómo follaban y en otros era yo la que estaba en la cama con mi padrino.

Ángela sintió su cuerpo caliente, sus piernas flaquearon y sintió humedad manando de su entrepierna empezando a pasar su mano para aplacar la calentura

Llevo mucho tiempo así: deseándolo, sufriendo por ese deseo en silencio. Por eso he decidido escribir este diario. Porque me he dado cuenta de una cosa. De que a pesar de todo. A pesar de saber que está mal, también me gusta sentirlo. Cuando lo miro y tengo fantasías con él me siento bien. Aunque después me diga a mí misma que soy una pervertida, en esos momentos soy feliz.

Al oír la puerta de la cochera Ángela dejó caer el diario, lo ocultó y salió rápidamente. Cuando Valeria y su esposo entraron a la casa miró a la chica de pies a cabeza, viendo sus rasgos: su cabello largo y totalmente lacio, sus ojos grandes y expresivos a través del vidrio de unos lentes de carey, su cuerpo con algunos kilos de más, pero firme y de curvas anchas resaltando en la ropa ajustada y pequeña que vestía.

No pudo negar la incomodidad de que pueda quitarle a su esposo si lo deseaba. Pero lejos de cogerle odio a la niña, sintió morbo en observar a su esposo follándola mientras ella observaba.

Durante la noche cenaron fuera:

- ¡Esposita!

- ¡Ummmh! ¿Qué pasa, papi? –dijo Ángela saliendo de sus propios pensamientos. Solo le llamaba papi cuando estaba excitada.

- Estás muy distraída, mami. ¿Pasó algo? –dijo su esposo en tono de broma, sin tomar en consideración el uso del apelativo cariñoso.

- ¡no! Nada.

- Sigues con la mirada perdida. –entonces Valeria y su esposo continuaron conversando amenamente, poniéndose al día.

Por la noche, Ángela y su esposo hicieron el amor de manera totalmente salvaje y renovada. Ángela llevaba el control y hacía mayor ruido del usual. Se sentía más caliente sabiendo que Valeria los podía espiar.

Valeria se puso cachonda oyendo los ruidos que salían de la habitación de su padrino. Se masturbó hasta quedarse dormida, reprimiendo el impulso de levantarse de la cama y mirar lo que hacían sus padrinos.

Tuvo un sueño erótico:

- Huy... que miedo, papi... ¿Es que me vas a follar?

Su padrino le abrió las piernas.

- ¡Abre las piernas, puta!

- ¿Es que no sabes abrirlas tú?

Lo volvió a intentar, pero ella volvió a hacer fuerza y a reírse. Entonces le dio otra nalgada con la mano abierta

- Te he dicho que abras las piernas!

- Ja ja ja ja. ¡NO!

Valeria abrió las piernas, mirándolo a los ojos. Levantó un poco su tentador culito.

- Ya están abiertas. ¿Y ahora qué?

- ¿Es que sólo sabes mirar? - le dijo Valeria, desafiante, dirigiéndose a Ángela.

- ¿Mirar? Ahora iba a saber aquella putita lo que era bueno. –dijo Ángela a su esposo.

Su padrino apoyó la punta de su polla en el ojete y de un sólo empujón se la clavó hasta el fondo. El grito de su ahijada despertó a sus padrinos, quienes llegaron a su habitación corriendo. Ángela se puso un camisón, mientras que su padrino se colocó un bóxer.

Valeria les dijo que se trató de una pesadilla. Su padrino se acercó a darle un beso en la frente percatándose que tenía temperatura un poco alta. Le pasaron un poco de timolina y un ungüento que había mandado la mamá de Valeria hace un tiempo en la frente en su pecho. Valeria gimió al sentir una mano en sus tetas. A través de su pijama se podía ver que sus tetas estaban erectas. En el ligero short que llevaba su padrino se podía ver un bulto. Ángela se percató de esto y también se calentó un poco, sus pezones erectos se le marcaban como dos tiesos pitones que se notaban a través del camisón.

Como hipnotizados, la llevaron al cuarto principal y los tres se acostaron en la misma cama. El olor del ungüento era penetrante y extraño. Ambas mujeres se empezaron a humedecer. En la puerta de la habitación ayudaron a quitarle el pijama: Ángela le quitó la parte de arriba, a lo que Valeria solo levantó los brazos, sus tetas se bambolearon y unos pezones grandes, erectos y oscuros aparecieron. Mientras que su padrino le bajó el pantalón viendo un coño muy peludo y con olor embriagante. La pareja miró a la chica, apreciando la belleza de su cuerpo y la cintura de reloj de arena, a pesar de que su estómago no era plano del todo.

Se inclinó y empezó a lamerle la cuca

- Padrinito ¡ahhh!

Su esposo desnudó a Ángela quitando las tiras del camisón deslizándose dejando a la vista su precioso cuerpo desnudo. Al tener a ambas hermosas mujeres tuvo una erección brutal. Besó a su esposa pasando los fluidos de su ahijada en la saliva. Su padrino la cogió por el pelo y la hizo mirarlo.

- ¡Ahora vas a saber lo que es bueno, perra! Si te comportas como una zorra te voy a tratar como a una zorra. –dijo Ángela, dirigiéndose a Valeria.

La pareja beso las nalgas de la chica. La colocaron en cuatro, Ángela se dispuso a pasarle lubricante por su rajita. Luego se colocó en cuatro al costado de Valeria.

Su esposo empezó a encular a Ángela con fuerza, metiendo y sacando su dura polla, mientras que tocaba el culo de Valeria y masturbaba su coño con el pulgar, sin llegar a la penetración. Ella lo miraba con los ojos entornados. En sus ojos no vio miedo, sólo placer, lujuria. Ángela se mordía el labio inferior con fuerza. La dura polla de su esposo la estaba matando de gusto. Su coño chorreaba. Sus pezones le dolían de lo duro que los tenía.

- ¡¡Aggggggg Sí. sí, siiiiííííí soy tu perra!... ¡fóllame como a una perra...!

Los gemidos de Ángela excitaban más a Valeria. Por primera vez en su vida, Valeria se corría mientras su padrino se frotaba los dedos. Sintió todo su cuerpo tensarse, sus manos se cerraron con fuerza, aferrándose a las sábanas.

- Pero mira que eres zorra, Ángela. Te estás corriendo como una guarra mientras de doy por el culo...

- ¡Aggggggg! ¡sí… papi... síííí!

- Pues te lo voy a llenar de leche - Se la había follado a lo bestia y le había encantado. Se sintió dominada. Se acurrucó.

- ¡No! ¡Dásela a ella! –gritó Ángela

Luego, le sacó la polla, dura, brillante, llena de su semen. Se deslizó y empezó a pasarle la polla por la espalda de su ahijada soltando grandes chorros de semen en su espalda y cabello.

- ¡Ahora límpiame la polla, zorra!

La mirada de Valeria era de amor. Su mirada era la mirada de su niña buena. Sólo que su niña buena tenía su polla en la boca. Puso sus rojos labios en forma de corazón y le dio un besito en la punta de la polla. Sacó la lengua y la lamió. Estaba saladita. Del ojo ciego de la punta manaba un líquido transparente que recogió con su lengua antes de saborearlo. Con delicadeza se metió la polla de su padrino en la boca la chupó, la lamió, hasta dejarla bien limpita.

Sin usar las manos, ni perder el contacto visual se fue metiendo la polla en la boca. Su padrino miraba extasiado como aquellos rojos labios se iban tragando su polla. Cuando tres cuartas partes estaban dentro de la caliente boca, Valeria se paró.

- ¿Por qué paras?

- Es que no me cabe más - le respondió secándosela.

- ¡Cómo! Una buena puta se tiene que tragar toda la polla que le den. ¿Tú eres una buena puta? –le dijo Ángela

Así que se volvió a meter la polla en la boca. Despacito. Su padrino la cogió por la cabeza y la atrajo hacia él. Cuando la punta de la polla rozó el fondo de la garganta de Valeria, tuvo arcadas y se la sacó de la boca.

La agarró por la cabeza y se la volvió a meter. Esta vez la sujetó fuerte para que no quitara la cabeza. Tuvo una nueva arcada, la sacó un poco, para que se le pasase la arcada. De los preciosos ojos de Valeria caían dos lágrimas debido al reflejo. Y salivaba mucho, hasta el punto de que la saliva bajaba por la polla hasta los huevos de su padrino y goteaba en el suelo.

- Aguanta...

Valeria cogió aire. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y de su boca colgaban hilillos de espesa saliva, pero en su cara había una sonrisa.

- Padrinito... ya tienes la polla limpita.

Luego de las salvajes arremetidas a su esposa, empezó a penetrar despacio a su ahijada mientras Ángela se masturbaba mirando la escena a un lado. Su vagina era muy estrecha y no quería causarle dolor.

Al seguir en cuatro, Ángela se colocó debajo de ella y le lamió el clítoris mientras era penetrada por su padrino. Luego que estuvo suficientemente lubricada Ángela se colocó en la cabecera de la cama para que le lamiera el coño.

Cuando su padrino sintió las arcadas de una nueva corrida salió de ella y la colocó en su boca. La nariz de Valeria tocaba el pubis de su padrino. Y sentía toda la polla en la boca, en la garganta. No podía respirar, pero estaba feliz. A los pocos segundos, su padre liberó la presión de la cabeza y la polla salió suavemente.

- ¿Ves padrino? Soy una buena puta. Me he tragado toda tu polla.

Lo decía con orgullo, feliz. Jamás pensó que se pudiera tragar una polla así.

- ¡Agggggg que rico, Valeria!... ¡Qué bien… mamas...!

Vencida la sensación de vómito, Valeria empezó a moverse delante y atrás, haciendo que la polla entrara y saliera de su boca. A veces sólo se la metía hasta la mitad y chupaba, lamiendo con la lengua. Otras veces se la tragaba toda y la mantenía unos segundos en el fondo de su garganta.

Ni Ángela, ni Valeria recordaban haber estado tan cachondas en sus vidas. El placer de estar siendo usada por su padrino era inmenso, como inmenso era el placer que estaba sintiendo Ángela al masturbarse y su esposo al estar follándose a su preciosa ahijada por la boca.

Sintió que se iba a correr. Agarró con sus manos la cabeza de Valeria y empezó a moverse, dentro, fuera, a fondo, de la boquita de su niña.

- ¡Agggggggg me voy... a... correr... trágatelo... todooooooooo!

Con la polla alojada en el fondo de la garganta, se empezó a correr. Los primeros chorros caían directamente en el esófago de Valeria, que los sentía bajar, calientes. Valeria cerró sus ojos y se corrió, sin tocarse. Se corrió del placer al ser utilizada por su padrino de aquella manera tan salvaje. Los dos últimos chorros se los echó a su esposa en la boca, sacando la polla de la garganta, para que saboreara su rica leche.

Cuando le sacó la polla de la boca, completamente llena de saliva, ella seguía con los ojos cerrado. Los dos respiraban agitados. Los dos recuperándose de sus fuertes orgasmos. Valeria abrió los ojos y miró a su padrino.

- ¿Lo he hecho bien?

- Lo has hecho muy bien

Valeria sonrió, feliz.

Miró. Aquel era el culo más bonito que había visto en su vida. Vio el oscuro agujerito y más abajo el principio de la rajita del coño de su ahijada. Su pecho subía y bajaba al ritmo de su agitada respiración

A la mañana siguiente Valeria salió corriendo a su cuarto. El coñito se le había mojado de golpe. Su lado sumiso estaba aflorando. Se puso una faldita corta, muy corta, una blusa blanca anudada por delante, dejando su ombligo al descubierto, sin sujetador. Y pintó los carnosos labios de un rojo intenso. Se miró al espejo.

A partir de ese día los tres compartirían la misma cama haciendo un trio o un dúo lésbico cuando ya no podía más y ambas mujeres necesitaban satisfacerse mutuamente.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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