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MARIA Y UN CAMIONERO

"Mateo un cornudo consentido llega a su casa y se encuentra a María su mujer follando con un camionero."

 

Había un camión desconocido en el camino de entrada cuando Mateo llegó a casa y se preguntó quién estaba en la casa. Como estaba en casa varias horas antes de lo normal, no le sorprendió que su esposa no lo encontrara en la puerta como de costumbre. Cuando entró en la casa, llamó, pero no hubo respuesta. Dejando caer las llaves en el plato al lado de la puerta principal, Mateo se dirigió a la parte trasera de la casa donde se encontraba su habitación. Mientras caminaba por el pasillo, Mateo escuchó la voz de María proveniente del dormitorio.

Se detuvo por un segundo o dos y sonrió, sabía exactamente lo que estaba sucediendo en el dormitorio. Continuó andando por el pasillo y se detuvo en la puerta de la habitación. María estaba en la cama, desnuda, acostada de espaldas. Entre sus piernas y enterrada la polla profundamente dentro de ella, estaba el dueño del camión que estaba en la puerta.

Mateo no sabía quién era, pero no era la primera vez que su esposa había entretenido a un hombre mientras él estaba en el trabajo, pero nunca antes había vuelto a casa con otro hombre. El hombre era más joven, Mateo adivinó unos veinticinco años, y también era guapo con el pelo oscuro y un cuerpo atlético. El hombre iba lento y constante con largos y profundos empujes en ella. Él la miró a los ojos mientras entraba y salía, con las piernas alrededor de su cintura.

Su cuerpo brillaba, así que Mateo pensó que habían estado haciendo esto por un tiempo. El hombre le dijo algo a María, pero era demasiado suave para escucharlo. Pero Mateo escuchó la respuesta de María y esperó lo que pasaba después.

Después de algunos empujones más profundamente penetrantes, el hombre dejó escapar un gemido profundo y María dejó escapar un jadeo repentino cuando entró en ella. Después de que Mateo vio a su esposa llenarse con la leche de otro hombre, volvió por el pasillo y se sentó en el sofá de la sala de estar. Esperó varios minutos cuando finalmente los escuchó hablar. Escuchó, tratando de escuchar lo que decían, pero estaba demasiado asombrado de lo que había visto para escuchar.

Unos diez minutos más tarde, Mateo escuchó a su mujer y al otro hombre andar por el pasillo y esperó ansiosamente a los dos. El hombre fue el primero en aparecer; estaba completamente vestido y se llevaba como si estuviera en su propia casa. Se detuvo para besar a María antes de dirigirse a la puerta.

Cuando se apartó de María, finalmente notó que Mateo estaba sentado en el sofá observándolos. "Oh, eh, hey…" buscó palabras. "Yo eh… solo estaba…" se detuvo sin saber qué decir. María pasó junto a él y saludó a su marido. "Oye, Mateo, estás en casa temprano", dijo con una voz perfectamente inocente.

Llevaba una túnica transparente, sin cinturón y sin cubrir nada. "Juan estaba de visita", dijo. "Pero ahora se tiene que ir".

Le guiñó un ojo a Mateo y condujo a Juan a la puerta principal. "Realmente disfruté tu visita", le dijo. Ella le dio un beso profundo. "Tal vez podrías volver a visitar la próxima semana", dijo.

Juan dijo: "Uh, sí, claro". Le dio a Mateo una rápida mirada antes de cerrar la puerta detrás de él. María entró en la sala de estar y se sentó a horcajadas sobre el regazo de su esposo. Se inclinó y le dio a Mateo un beso profundo y húmedo. "No te esperaba en casa ", dijo cuándo se alejó.

Ella preguntó burlonamente. "No tenía nada más que hacer en el trabajo", explicó, "así que pensé en volver a casa y sorprenderte". Él le sonrió. "Parece que fui yo quien tuvo una sorpresa". Laura se agachó y comenzó a desabrocharse el cinturón y los pantalones de Mateo.

"¿Cuánto pudiste ver?" ella preguntó. "Vi lo suficiente", respondió. "¿Lo disfrutaste?" María sacó la polla dura de Mateo de sus pantalones.

"¡Oh si!" Ella exclamo. Ella guió su polla hacia su coño mojado y lentamente se dejó deslizar hacia abajo. "¿Disfrutaste verlo llenarme?" ella preguntó.

"Oh, sí", gimió suavemente mientras su polla desaparecía dentro de ella. "¿Te gusta la sensación de su leche dentro de mí?" ella preguntó. "Sabes que me encanta la sensación del leche de otro hombre dentro de ti “María se inclinó y mordisqueó la oreja de su esposo.

"Ahora me vas a follar a llenar tú también". Ella apretó su polla con su coño y él dejó escapar un gemido. "¿Te gustaría verlo follarme otra vez?" ella preguntó.

"Oh sí, ", respiró. "Aunque estoy a punto de correrme", le dijo. "Lo sé,", le susurró al oído. María se sacó  la polla de Mateo y lo tiró al suelo con ella.

Ella se puso de rodillas y lo miró. "Fóllame como si fuera tu perra". Mateo obedeció ansiosamente y  metió su polla dentro de ella de un solo golpe.

Una vez que estuvo adentro, Mateo montó a su esposa zorra y la folló fuerte y rápido. Echó la cabeza hacia atrás y dejó escapar un fuerte rugido, llenando el coño de su esposa con su propia leche. Mateo se mantuvo dentro de ella por un minuto más o menos mientras volvía su polla a su tamaño normal. Cuando se retiró, Mateo se recostó en el sofá

Ella se apoyó contra él, envolvió sus brazos alrededor de uno de los suyos y besó su hombro. "Eso estuvo bien", dijo con una sonrisa. Él también sonrió.

María le dijo “cariño te quiero mucho, pero sabes que soy muy ardiente y necesito mucha polla y me alegra que tú lo aceptes” y Mateo le dijo de acuerdo pero quiero que la próxima vez que venga Juan me avise y aunque no esté con vosotros en la habitación le pidas que te folle y le hables como lo perra y cachonda que eres “Vale”, si como quieras dijo María.

A los tres días María le dijo a su marido que el Jueves de la semana siguiente había quedado con Juan el camionero para darse otro homenaje había quedado sobre la 11 am, entonces Mateo pidió el día libre en el trabajo, para ver como María la follaba Juan como ella le gustaba, además de ser más joven tenía la polla más grande que la suya.

María para el evento se había puesto un picardías rojo sin sujetador ni tanga, además ya se había dado con sus dedos en su pipa para estar cachonda para cuando llegase Juan.

Mateo se fue a la habitación de invitados y cerró la puerta, para luego verlo todo sin estar presente por el momento.

A las 10,45 am, oyó María el ruido del camión de Juan, y ya empezó su coño a mojarse y a los 5 minutos toco a la puerta y ella que estaba detrás abrió rápido solo le dijo hola lo cogió de una mano y lo metió para dentro, allí mismo en el hall le bajo la cremallera del pantalón sacándole la polla y metiéndosela en la boca diciendo “Ohh pobrecita. Espera que lo despierto”. ¡¡Joder si me gusta!!, dijo Juan esto si es saber comerse una polla!!.

Sacando la lengua lo lamí con delicadeza en toda su longitud abriendo la boca me metí su capullo, que apenas me cabía en la boca, pero haciendo un esfuerzo y echando mano de mi habilidad para tragarme todo lo que sea empecé a meterme “aquello” en mi garganta, poco a poco y a base de esfuerzo llegué casi hasta el final, lo saqué y volví a meter rápidamente. Juan disfrutaba muchísimo dado sus gestos y gemidos, yo por mi parte ya me encontraba totalmente mojada y muy excitada, de repente noté una lengua atacando mi coño y unas manos que hacían presa en mis tetas: eran las de mi marido que llevaba tiempo mirando cómo me comía la polla de Juan.

Ah… Ah… Ah… así…Sigue… sigue… ¡¡¡Me corro, me corro AAAHHHHGGGGGG!!!!!!!!! Decía Juan, espera espera dijo María levantándose dándose la vuelta de cara a su marido y dándole el culo a Juan que sin contemplaciones se la metió hasta el fondo de un golpe.

¡¡Qué polla… qué polla… está muy adentro… ahhhh… ahhhh…

¡¡Te gusta, María, ¿¿Estás caliente como yo??!!

¡¡Siiií, toda caliente… quiero tu leche dentro de mi coño ayyy.

Mateo le dijo, estás bien, si estoy en la gloria. No pares por favor. ¿Te gusta? -Siiii… no pares, no pares Juan por favor. ¿Cuánto te gusta? ¿Mucho? ¿Poco? Mucho, muchísimo, que polla madre mía, me llenas todo el coño y me llega hasta la matriz, aprieta fuerte.

El pobre Mateo no sabía ni lo que decía y soltó «Está muy buena, se mire por donde se mire», María mientras Juan le estaba dando fuerte le estaba comiendo la polla a su marido.

Juan empezó a decir Me voy a correr ¡ te voy  a llenar el coño de leche.!. ¡Qué bien follas, tía, ya veo que no tienes bastante con la polla de tu marido te la voy a follar todos los días.

Ya dijo ya toma leche y con la polla en todo el fondo empezó a soltar leche, me corroooooooooo ya  ya y María dijo y yoooooo suelta toda tu lecheee, que mi marido el cabroncete vea como se folla a su mujer un buen macho.

¡Estas buenísima! «Que rica estas María», «que bien follas perrita”. La polla de Juan empezaba a salirse chorreando del chocho de ella.

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