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Categoría: Confesiones

Madre, hija y un amante especial

En estos momentos de incertidumbre, de reclamos sociales, de falta de trabajo, rota la cadena de pagos, hasta las prostitutas tienen su negocio en baja, eso es lo que pasa en la Argentina, la situación es insostenible, los principios de que tanto habla mi profesor (mi amante) no son validos en esta jungla de deshumanizados individuos, de avergonzantes ciudadanos , de un sálvese quien pueda.



El amor se cuenta entre parejas con cuenta gotas, son muchas las familias que se están rompiendo en relaciones yermas de comprensión.



En ese contexto, en las reuniones de amigas, tratamos de nuestras experiencias, las mas recatadas siempre dicen "me contó una amiga que le pasó…." todas sabemos que es una manera de esconder las culpas.



La semana pasada, pude escuchar de boca de Liliana una de estas historias:



Cuando esta chica ( Esther) tenia dieciséis años, sus escarceos sexuales con su noviecito no pasaban a mayores, cuando le confeso que se besaban , se abrazaban, se tocaban, al cura de la parroquia, este muy lejos de espantarla, con eso del pecado, le hablaba que el sexo es importante, que de la relación del hombre y la mujer se engendran los niños, que las relaciones tienen que ser seguras (usar preservativos o usar lubricantes espermaticidas) pero que todo eso es natural.



Muchas veces había charlado con el cura (un hombre de unos 35 años), fuera del confesionario, muchas veces su madre lo hacía, una tarde yendo al centro le extraño ver a su madre ingresar a la secretaría del colegio anexo a la Iglesia, eran las 19 ella cursaba en otro colegio, la siguió, en un rincón obscuro del patio, diviso la figura de su madre y el cura abrazados, no miro más y se fue.



Las dudas la carcomían, fue en ese momento que decidió enfrentar a su madre, directamente le pregunto, si salía con el cura, si se acostaba con él, ante la cara de susto , no pudo armar ninguna mentira y dijo que si, que desde hace dos años mantenía una relación, que se acostaba con él, que era su amor, que el padre de ella , lo único que le importaba era la plata.



Se fue a llorar, encerrada en la pieza, al otro día a las diez de la mañana en el horario de confesión, directamente le dijo al cura que quería acostarse con él, sorprendido le dijo si estaba loca, fue ahí, que le dijo si el salía con su madre, porque no podía salir con ella, sin el cogía a su madre, porque no podía cogerla, era ella virgen, tenia buen cuerpo y seguro que con sus consejos podría aprender mucho más que con los pendejos, que le confesaban sus pajas.



En menos de 24 horas, una catarata de emociones, cruzaron por su mente, su madre puta, el cura un renegado de la religión, escondido bajo una sotana , satisfaciendo su sexo y el de las mujeres insatisfechas, ella que quería hacer el amor, tenia miedo, todo ello envolvía la bullición de sus hormonas, sus ganas de ser mujer, el cura carraspeando le pidió que viniera a las 18 y pasara por la secretaria (el mismo camino del día anterior de su madre).



Ella fue, con miedo , con ganas, el cura estaba de sport, era un hombre un poco más alto que ella, un hombre, la llevo por un pasillo hasta una habitación, de una casa interna (en el centro de la manzana) , estaba paralizada, él la desnudo dándole besos, hablándole que se tranquilizara, una vez ambos desnudos, tomo un frasco untando sus dedos, lubrico su vagina, puso en el glande de su pene esa pasta viscosa, tomando la pequeña mano se la llevo al pene, cuando lo toco, primero le dio impresión, sintió la carne y empezó a acariciarlo, el respondió, se puso erecto, la sentó en el borde de una cama (tipo de internación) su vagina quedaba justo para ser penetrada, apoyo en sus labio vaginales, esa cosa que la encandilaba, cerro los ojos y relajándose sintió, como se transformaba en mujer, casi no percibió el desgarro de su himen, el pequeño ardor y dolor de ser introducida, dio paso al goce, ese goce que soño desde meses atrás, poniendo sus pies en las caderas de su amante, presionaba para que el entre y saca, no terminara, la leche golpeo su interior, un desenfreno de segundos la invadió, acabo, ya era mujer.



Un cansancio y paz de satisfacción se había apoderado de ella, en veinticuatro horas, toda su vida se había transformado, el cura le indico que si alguien la veía salir, solamente le dijera, que había venido a charlar con él



Su confesor y confidente, esa noche sintió dolores, al otro día todavía le salía un poco de sangre, no pudo aguantar de masturbarse apoyando sus dedos en el clítoris y pensando en tener adentro ese falo esa pija que había tocado y sentido en toda su erección dentro de ella, se durmió una vez que quedo autosatisfecha.



Su madre, no sabia y creo no sospechaba que pasaba, ella seguía su vida, recién a las dos semanas, se complico verdaderamente la cosa.



Esa tarde fue como otros días a la casita , cuando llego el , empezó a mamarlo antes de poner el lubricante, fue en ese momento que alguien entro, era su madre, los tres quedaron estupefactos fue la madre quién se arrodillo a su lado y lamía con ansias ese falo, en un momento dado chocaron sus bocas llenas del flujo y se relamieron, besando como putas o lesbianas, el cura las separo , los tres se acostaron, penetrada Esther, besaba a su madre, apenas acabo le cedió el lugar, el cura ni palabra, ambas madre e hija, se fueron juntas.



Nunca repitieron estar juntas, siempre desde ese día fueron separadas, dos años de sexo, hicieron del cuerpo de Esther, una fiesta a los ojos y los falos de los chicos que ella quería.



Hoy, el cura fue trasladado, muchas veces siempre a solas han contado entre ellas esta experiencia, no saben, no quieren o no pueden justificar, tan degenerado accionar.



Solamente una vez, la madre encontró al cura, fue el quien pregunto por la hija, ella le contó que ambas habían tenido varios amantes en busca de ser cogidas como lo hacia el , pero ese juego de lo prohibido, de la piel en bullición les indico a ambas, que en el lecho de amantes que como él, no había otro.


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  • Categoría: Confesiones
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