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Categoría: Confesiones

Los pies de mi suegra

 



Hace unos días estaba en casa viendo una peli con mi esposa, mi cuñada y mi suegra, estábamos en la cama, todos metidos, mi esposa a mi lado y un poco más allá mi suegra. Cada quien se quitó los zapatos y quedamos con los pies al aire. No había nada extraño en esa situación, pues otras veces hemos visto pelis juntos, pero me pareció extraño que en cierto momento los pies de mi suegra estaban tocando los míos, y eso que mi esposa estaba en medio de los dos, sus pies de momento los movía de tal forma que llegaban a rozar mis dedos. Obvio que no es para pensar que eso sería una insinuación ni nada parecido, pero como a veces uno como hombre es tan carnal, ya cada vez que ella me rozaba, aunque ella no tuviera ninguna intensión, y que seguramente ni se daba cuenta, yo si se los rozaba como haciéndole cariño. Al cabo de un rato mi suegra dice que le duelen mucho los pies y mi esposa me dice “dale un masaje” entonces, allí mismo mientras veíamos la peli ella se extendió cerca de mi dejando sus dos pies cerca de mi entrepierna y tomando la crema en mis manos empecé a masajearle, mi suegra miraba hacia atrás el TV mientras yo seguía masajeando y mis esposa acostada a un lado y mi cuñada a la cabeza de ella, la luz estaba apagada, solo nos iluminaba el brillo del televisor, entonces esos pies comenzaron a ser algo excitante entre mis manos, me dieron unas ganas enormes de darle un beso, era algo muy loco, todas estaban allí y eso no podía pasar. Tomé uno de sus pies y lo llevé lo más cerca posible de mi boca, jugueteaba con ellos como si fuese a besarlos y ellas concentradas en su peli, en un momento me decidí y acerqué su pulgar y lo toque con mi labio inferior. Ja! El corazón parecía que se me saldría del pecho, lo alejé y esperé una reacción que mirara hacia  mí o algo parecido pero no, ni siquiera volteó, al parecer no se daba cuenta de nada. Pasados unos minutos dijo, “ya va, deja que me de vuelta para que me masajees los talones” se colocó boca abajo, y nuevamente sus pies estaban allí entre mis manos muy cerca de mi entrepierna, esa noche yo no cargaba bóxer, y solo traía puesto un  short que era de tela gruesa y no dejaba que se notara que andaba rueda libre, mientras masajeaba uno de sus pies el otro lo apoye justo en la cabeza de mi guevo, que ya estaba parándose y al sentir el pie de mi suegra tocándolo se puso más duro que un mástil inmediatamente, ella dejó su pie allí apoyado y no lo movía, su pulgar e índice estaban justamente en la cabeza de mi pene, mi mente explotaba, ¿será que ella no sentía donde se estaba apoyando? Así estuvimos un rato, y luego el otro pie y de nuevo se apoyaba en mi pene y no aguanté y exploté fuertemente, mi pene se movía con cada chorro que salía mientras con mis dos manos masajeaba uno de sus pies y el otro pie estaba encima de mi pene, ella no volteó ni dijo nada, y lo más seguro es que yo nunca sepa si ella sintió todo lo que pasaba. Luego de unos días volvió a decir que tenía dolor en sus pies. Estábamos en su casa y mi esposa le dijo que si quería yo la masajeaba, yo le dije que sí, pero que subiera ella también para masajearla a las dos, con aquello que había hecho ya no quiero hacerle un masaje estando yo solo no sea que haga una cagada y quede como un pervertido, mas pervertido pues jaja, estaban las dos allá y yo andaba en mono deportivo, pero esta vez si cargaba bóxer, me senté al final de la cama en una silla y le dije échese para atrás y sus pies salieron de la cama quedando muy cerca de mi pene, los tomé entre mis manos y le di masajes alternándolos uno a uno colocando el que no masajeaba apoyado en mi pene parado bajo el mono,  así estuvimos un rato y ella dejaba su pie con sus dedos apoyado en mi pene parado tranquila sin moverlo mientras yo daba masajes a su otro pie.  Quería sacarlo de mi mono y pegárselo directamente, pero no lo hice. Pasados unos días vuelve a decir que sus pies le dolían, estábamos sentados en la sala de su casa, mi esposa en la computadora hacía algún trabajo, le dije, será que masajeo a tu mamá, y ella me dice que si, que por favor la ayude, nos sentamos en el sillón y mi suegra estaba viendo su celular mientras sus pies estaban en mi muslo, masajee uno, luego otro y allí me animé, saque hábilmente mi pene por el cierre del pantalón que llevaba, ya me había preparado y había rodado antes de sentarme mi bóxer de tal forma que salió como un resorte mi pene parado por la abertura del cierre de mi pantalón, mi pene quedó justamente en la planta de sus pies, creo que desde el punto de vista de mi suegra solo veía ella su pie, y al parecer no sentí que mientras le masajeaba el pie izquierdo, el derecho se apoyaba completamente en mi pene desnudo… ooooo… eso fue muy excitante, estaba full nervioso de que mi esposa se levantara de la silla y viniera o mi suegra se levantara de golpe, así estuve unos cuantos minutos y ella no dijo nada, hasta que escuche que mi cuñada llegaba y me tapé con la franela.



No se si mi suegra sentiría aquello, a lo mejor creía que era el pote de la crema lo que estaba pegando en su pie, ya con todo esto que ha pasado, si tengo nuevamente la oportunidad de hacerle masaje, espero recostarle completamente mi pene en su pie, sacarlo y tocarlo piel con piel y acabar sobre el, ya que no se da cuenta de nada haré que mi semen sea la crema para darle masaje. Si llega a suceder aquí les relataré. 


Datos del Relato
  • Autor: Aitor
  • Código: 47279
  • Fecha: 17-12-2017
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 5.33
  • Votos: 3
  • Envios: 0
  • Lecturas: 8349
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