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Categoría: Infidelidad

LOS MERECIDOS CUERNOS DE MI NOVIO

"No creía que existieran hombres así, por desgracia a mí me tocó uno que nunca tenía ganas de hacer el amor."

 

Me equivoqué buscando en su

edad (yo 23 el 36) la madurez sexual que ansiaba. Apenas habíamos follado 2

veces, si es que se le puede llamar follar a minuto y medio de fricción. Mi

novio era impotente y aunque él se negaba en reconocerlo cada vez alargaba más

nuestros encuentros con diversas excusas llegando el momento en que se

cumplieron hasta 2 meses sin ningún tipo de acercamiento, en el fondo le

aterraba la frustración que me hacía sentir cada vez que se desnudaba.

Aquella tarde como muchas otras mi novio se quedó en casa

descansando. Parecía mentira que trabajando en el negocio de su padre siempre

estuviera tan agotado. Yo mientras leía y tomaba el sol en el jardín de mi casa

y me excitaba lenta pero intensamente. Sentía como los rayos del sol acariciaban

plenamente mi cuerpo joven y hermoso, desde mis tobillos hasta mis muslos,

intentando adentrarse entre mis piernas, cruzando mi ombligo, escalando mis

voluptuosos pechos, ascendiendo por mi cuello, sonrojando mis mejillas y

perdiéndose en mis dorados cabellos. Sin pensarlo dos veces tomé la frase más

caliente que encontré en el libro y pícaramente se la envié a mi ex en un

mensaje para compartir con él mi ardor y lo que en principio parecía ser un

juego acabó en una cita clandestina.

Ya en la ducha dejé la esponja a un lado, hoy no la

necesitaba y embadurné mis manos de gel de rosas acariciando después lentamente

mi cuerpo deseoso de unas manos expertas y casi olvidadas. Recorrí mis piernas,

mis nalgas, mi espalda, mi cintura, mis pechos mi cuello y por ultimo mi sexo

caliente. Luego dejé que un chorro de agua caliente hiciera deslizar la espuma

por todas y cada una de las curvas de mi cuerpo. Mis pezones se mostraban firmes

y junto a mi sexo enrojecido pedían a gritos un poco de atención, la toalla fue

la siguiente en acariciar mi cuerpo, me sentía muy sexy, muy caliente. Lo siento

por mi novio, mi cuerpo ya no puede esperar ni un segundo más.

Sin perder el tiempo llegué a mi cita antes de la hora, mi ex

ya estaba esperándome y en su coche me condujo rápidamente al descampado que

tantas veces nos había visto follar. Fuimos a la parte trasera del coche, ni

siquiera recuerdo como iba vestido. La ansiedad me podía. Si en algo nos

entendíamos mi ex y yo era en el sexo. Nuestros cuerpos parecían hechos para el

placer, proporcionados, del mismo tamaño y con grandes atributos... Mis tetan

son enormes mientras que su polla alcanza con facilidad los 25 centímetros. Sin

esperas se fue quitando la camisa y la mera visión de su torso desnudo ya me

provocó una fuerte excitación, estaba hambrienta... Me abalancé sobré el y besé

aquellos labios calientes de nuevo mientras acariciaba su pecho, su espalda, su

culo y aquella arma inmensa que seguía creciendo bajo su pantalón, bajaba por su

cuello, lamía sus orejas, su pecho... Sus manos también se perdían en mi

espalda, desabrocharon mi sujetador dejando solo mi top blanco bajo el cual mis

tetas aún parecían más enormes y mis pezones seguían pidiendo guerra. Noté como

las admiraba y como enseguida sus manos me las agarraban firmemente amasándolas

sin descanso y sus dedos presionaban mis pezones mmm sublime. Me arrancó el top

y empezó a chuparme ansiosamente las tetas, primero una, luego la otra, uf creía

perder la razón con su lengua lamiendo mis duros pezones mientras mi coño vertía

su flujo en la tapicería.

No demoró, abrió mis piernas sin permiso y hundió su lengua

en la abertura de mi coño. Moviéndola rápidamente entre mis labios, sorbiendo

con pasión los jugos de mi cuerpo mientras yo gemía, me retorcía y presionaba mi

coño contra su boca, me iba a correr pero no quería, yo quería seguir

disfrutando y el lo sabía así que me colocó de espaldas a él y empezó a

acariciarme con suavidad para relajar aquella excitación tan fuerte que acababa

de sufrir, me acarició los cabellos, la nuca, la espalda, mis pechos ansiosos de

caricias mmm, también introdujo un dedo en mi culo lo cual me producía un placer

exquisito y aunque aquella tarde me apetecía que estrenara con su polla mi

agujerito virgen sabía que no era momento de experimentar.

Le pedí que se sentara a mi lado e hice lo que más de deseaba

en aquel momento, sentir su polla gorda en mi boca pero estaba tan grande que

apenas me entraba. Tomé la punta entre mis labios y la aprisioné, la succioné,

la recorría como una perra viciosa, mi ex se estremecía y yo disfrutaba de aquel

músculo duro y caliente frotando el interior de mi boca apunto de explotar, aún

no. Me senté en su piernas frente a el frotando ahora con su polla mi coño y mi

ano, recogiendo todos los líquidos, recorriendo todos mis pliegues... la tensión

era demasiado fuerte, no había espera posible, aquel rígido cuerpo de 25

centímetros se abría paso en el mío primero separando mis labios, luego mis

músculos contraídos por la ausencia de sexo en los últimos meses, llenando de

calor mi cuerpo, despacio, su polla hería.

En segundos ya estaba cabalgando frenéticamente sobre el, de

repente mi coño parecía que ya no tenía fondo, ya no podíamos dejar de movernos

mientras mis tetas se movían frente a sus ojos y sus manos me acariciaban por

todas partes, me frotaban el clítoris y su polla tocaba mis entrañas, yo gritaba

y le pedía que no parase, pero fui yo la que se tuvo que parar para no correrme

de nuevo, salió de las profundidades de mi coño y me puse a cuatro patas, le

pedí que me follara desde atrás, nunca lo habíamos hecho.

No fue difícil, ajustó sus manos a mis caderas y me clavó su

polla hasta el final, siempre me hacía daño en esta postura, hoy el dolor no me

importaba. Su primera embestida me hizo gemir, mitad placer mitad dolor mmm me

gustaba, le grité que me follara más y más fuerte pero mi ex me conocía

demasiado, no era necesario... y yo gemía y gemía y me movía con fuerza contra

su polla, él me agarraba las tetas, me azotaba el culo y me decía "¡muévete

puta!" y yo me sentía una zorra en celo loca de placer que pedía más y más y

gritaba hasta que noté su polla a punto de reventar y aquello me llevó al

climax, gritaba de placer ensordecedoramente durante más de un minuto de placer

ya olvidado, mientras sus embestidas eran aún más y más violentas terminando en

la fuerte descarga de su placer.

Derramó toda su leche caliente dentro de mi coño, salió de mi

y yo no me moví, dejé que su semen y mi flujo bajaran por mis muslos mientras mi

coño aún palpitaba de puro placer, y luego esa pequeña frustración que supone el

fin del placer, y luego la satisfacción y la paz...

Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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