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Locura con los peones

~~En el momento de tomar un baño, al tocarse, al rozar su piel con una esponja, sentía el dolor de los moretones. El dolor físico no era gran cosa, pero cada dolorcito, le traía el recuerdo del momento vivido, Nanda recordaba claramente quien había sido el causante, cada marca tenía escrito un nombre. Lentamente tomaba conciencia de lo que había pasado, con que desenfreno se había entregado a dos hombres que hasta ese día solamente habían sido vecinos, compañeros de labor.
 Mientras se miraba en un espejo, pensaba: ¿cómo llegué a esto? En lo inmediato la respuesta era fácil, ese día su cuerpo estaba urgido de placer, con Don Lázaro no había tenido sexo y ella lo necesitaba, a esas alturas el sexo era su droga.
 Pero esto no respondía su pregunta, ¿cómo llegué a esto? si pensaba en los últimos meses de su vida, le daba mucho trabajo recordarse virgen, recordar cuando hasta le daba vergüenza hablar con su madre, lo que sintió la primera vez que un médico la revisó. Ya ni siquiera la imagen que le presentaba el espejo era la misma: sus senos eran exuberantes, su cintura era más fina, sus piernas parecían más largas, sus caderas tenían una cadencia nueva, y su sexo, cada vez le pedía más. Su mente había cambiado, ahora era mujer que no tenía inhibiciones, que había sido capaz de salir a buscar sexo, pasión sin ningún reparo, que había sido capaz de tener relaciones con otra mujer, cuando unos meses antes ni siquiera se le hubiera ocurrido que eso podía pasar.
 La sumisión que le habían enseñado sus padres, la llevó a entregarse a Dón Lázaro, sin cuestionarselo y a partir de ese momento la vida cambió y despertó en ella hambre de sexo.
 A la semana volvió a la casa grande, y encontró a su hombre con otra mujer en la cama. Nanda no sabía como reaccionar pero era muy claro que no podía hacer un escándalo, de manera que se retiró a la cocina y siguió haciendo sus labores. A partir de ese día Don Lázaron no la volvió a tocar.
 Los primeros días fueron raros, no tenía sexo pero tampoco lo necesitaba.
 Unas semanas después, Laura su doctora, la buscó, le dijo que quería verla otra vez.
 Laura ¿Cuándo volveremos a estar juntas? Nanda Podemos vernos cuando quieras, yo también tengo ganas de verte.
 Se besaron fugazmente, para evitar miradas extrañas, pero fue suficiente para despertar el sexo de Nanda. Volvió a su casa, pero solamente pensaba en el encuentro con aquella mujer de manos suaves y tibias. Al otro día volvió al pueblo y fue directo a la casa de Laura. Laura la esperaba feliz, ni bien Nanda entró, se abrazaron fuertemente, las palabras de amor brotaba de los labios de Laura. Cayeron sobre el sofá sin poder parar de besarse:
 Laura ¿Cómo estás? Te extrañé!!!!! He pensado muchas veces en la tarde que hicimos el amor. Extrañé la tibieza de tus pechos, la humedad de tu sexo, dejame tocarte.
 Nanda Estoy bien, pero han pasado muchas cosas, Don Lázaro ya no me busca y me siento perdida ya no sé cual es mi lugar.
 Laura me gustaría que te quedaras unos días aquí, mi novia está de viaje y tardará dos semanas en volver. Podremos hablar, me contarás que te pasó y podré tener tu cuerpo hermoso.
 Continuaron conversando, Laura la revisó profesionalmente y todo estaba en orden. A la noche se fueron a dormir, Nanda no quiso hacer el amor esa noche, pero necesitaba dormir abrazada de un ser que la respetara y se preocupara por ella. Con Laura se sentía segura. Se durmió en los brazos de Laura, quien tuvo que reprimir hasta el otro día las ganas que sentía de amar a su niña.
 En la mañana se despertaron casi juntas, la mano de Laura buscó el vientre de Nanda. Nanda aceptó apaciblemente la caricia y buscó los labios de su amante. Fue un momento muy intenso, el sol entraba por una ventana, la cama estaba revuelta, las mujeres despeinadas se miraban, se admiraban, se besaban, se tocaban, ninguna quería salir de la cama, en ese momento aquel era su universo.
 Finalmente decidieron levantarse, de más está decir que se bañaron juntas y que jugaron bajo la ducha, hasta que el frío les ganó. Fueron a la cocina, desayunaron, Laura debía ir a trabajar, cuando estaba por salir a su consultorio, y giró para despedirse de Nanda, una visión la deslumbró, la muchacha había tomado la iniciativa: le pidió que no se fuera mientras se descubría los senos. La doctora olvidó sus obligaciones y se lanzó sobre la muchacha.
 Mi niña!!!! te deseo tanto, te voy a coger como nunca. Estaban frente a frente, Nanda le ofrecía sus pechos a Laura, pero ella quería besar su sexo. Con un rápido movimiento sentó a Nanda sobre la mesa de la cocina, le separó las piernas y se inclinó a lamer su fuente, la muchacha se reía, gritaba, gozaba. Estaba muy agitada, y pedía más y más:
 Nanda vamos a la cama, por favor!!! Laura ahora no puedo debo ir a trabajar, pero no pude resistirme, necesitaba sentir tu perfume, tu calor. Quiero hacerte feliz, quiero que me desees tanto como yo te deseo.
 Nanda Contigo me siento muy bien, nada se compara con lo que me haces sentir!!!!!!
 Despues de estas palabras y de un beso muy intenso, Laura se fue a trabajar y su amante se quedó desnuda en la cocina sintiendo fuego en su interior. En ese momento hubiera salido corriendo detrás de su mujer sin preocuparse por el resto del mundo.
 Transcurrió el día, la doctora volvió tarde en la noche, al entrar notó un perfume muy sensual en el ambiente, la mesa estaba puesta y unas preciosas copas de vino servidas eran el anuncio de una velada prometedora.
 Nanda se había puesto un vestido suyo, estaba descalza en la cocina preparando la cena. Por la espalda, las manos de Laura llegaron al cuerpo de la muchacha por debajo del vestido acariciaron sus nalgas y siguieron hasta el mismo centro de su vientre, allí se detuvieron y la cabeza de Nanda fue cayendo hacia atrás hasta el hombro. Laura besó su cuello y al girar sus bocas se encontraron. Se besaron largamente, con amor, con urgencia, sin decir ni una palabra.
 Luego de un rato de mimos y caricias, el apetito le ganó al amor, cenaron, bebieron un vino delicioso. La conversación era muy animada, Nanda tenía mucho para contar, aunque por ahora no le habló de su aventura con los peones. Finalmente llegó el momento de irse a dormir, ambas lo deseaban pero también tenían necesidad de conversar, disfrutaban de la mutua companía.
 Cuando ya estaban desnudas en la cama, Laura tenía una sorpresa para su chica, se inclinó para besarla y su mano buscaba su sexo, cuando las piernas de Nanda cedieron a la caricia, la doctora presionó y le introdujo un pequeño vibrador que la penetró con gran facilidad. La muchacha intentó sentarse sorprendida pero su amante la contuvo:
 Laura tranquila cariño, que no duele nada, esto te hará gozar, ya verás que es mucho mejor y más divertido que la verga de Don Lázaro. Aflójate y siente como se mueve y vibra dentro de tí.
 Nanda mmmmmmm que rico, me gusta. Se siente increíble!!!!!!!
 Laura la ayudaba besando y mamando sus tetas, y Nanda estaba en la gloria tuvo un orgasmo tras otro, hasta que los vaivenes y sus flujos hicieron que el aparato saltara de su vagina. Cuando la muchacha intentó devolver el favor a la doctora, ésta le pidió que se lo introdujera por el ano. Así lo hizo, pero al ver el sexo de la doctora expuesto no pudo resistir y comenzó a masturbarla con su lengua, Laura gemía sin parar.
 La excitación era altísima, ambas perdieron noción de como y donde se prodigaban caricias y besos. Hasta que se detuvieron exhaustas, durmieron unas horas. En la madrugada Laura se levantó a ducharse, y cuando salío del baño, vió como Nanda se masturbaba al tiempo que sus caderas se movían al ritmo del vibrador que se había metido en la vagina.
 Nanda se sorprendió cuando se sintió observada, pero. .
 Laura Mi amor no te detengas por favor, me gusta verte feliz, excitada. Continúa por mí. .
 Nanda aaahhhh, mmmmmm tu juguete es muy rico, me hace cosquillas sabrosasssss
 Laura dejame meterte otro por el culo, y así verás lo que es gozar
 Nanda damelo, damelo, enséñame a gozar más y más
 Laura realmente eres insaciable!!!! No se si pueda seguirte el tren.
 Nanda ya por favor, tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Acuestate conmigo y dame con tu juguete por el culo.
 Laura buscó su juguete en un cajón lo lubricó con sus propios flujos que ya corrían entre sus piernas y se acostó junto a Nanda buscó entre sus nalgas el agujerito caliente, lo estimulo primero con sus dedos y luego de un empujón lo penetró . Apretó su cuerpo contra la espalda de su fogoza hembra y comenzó a apretarle las tetas y pellizcar sus pezones. La muchacha no podía parar de moverse, su cuerpo se arqueaba y se levantaba de la cama. Así estuvieron hasta que le rogó a su doctora que ya la dejara libre, se arrancó los vibradores de un tirón y quedó tendida boca abajo. Laura que estaba acostada sobre ella, cayó a su lado. Ambas vieron con sorpresa que estaba amaneciendo, que se habían amado toda la noche. Durante varios días Nanda permaneció viviendo con la doctora, hasta unos días antes de que volviera su novia. La despedida fue una promesa de verse cada vez que lo necesitaran, a esas alturas Laura no estaba muy convencida de continuar la relación con su novia.

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