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Categoría: Confesiones

Laura, mi ex cuñada. Segunda parte

Después de nuestra primera y caliente experiencia con mi ex cuñada Laura, seguimos en contacto por medio de Whatsapp, y a veces, ella me llamaba, no dejábamos de recordar lo rico que había estado y de planear locuras para las siguientes ocasiones. Me mandaba fotos súper calientes, con la excusa de mostrarme sus avances logrados en el cuerpo, gracias al ejercicio, con la única intención de mantenerme loco, y creando fantasías para cuando nos volviéramos a ver. Les comparto una foto al final, si es que se sube.

Ambos estábamos ocupados en nuestras cosas, por ello costaba un poco quedar de acuerdo poder encontrarnos con el suficiente tiempo para devorarnos con tranquilidad.

Uno de esos días en los que nos escribíamos, en el mes de mayo, Laura me dijo que el 24 y 25 estaría sola en su casa, dado que su hermana viajaría. Acá en Argentina, los 25 son feriados, la gente aprovecha para darse una escapada rápida a algún lado, aprovechando el fin de semana largo. Aclaro que esto sucedió el año pasado. 2016. En fin, me propuso vernos el 24 a la noche y quedarnos toda la noche juntos. Lo cual, sin pensarlo dos veces le dije accedí a su propuesta. Acordamos que ella compraría algo para beber y después nos dividiríamos los gastos. Creo que fue un miércoles o jueves de la semana anterior que hablamos esto, el resto de los días me parecían eternos. Aunque estuve con mi novia actual en esos días, mi morbo estaba puesto en poder cogérmela rico nuevamente a Laura.

El viernes por la noche estaba solo en mi casa, recuerdo bien que estaba lloviendo, puesto que no podía salir, ni hacer nada, me puse a mirar videos en YouTube, de motos, cross, enduro, etc. Siempre me gustó mirar esa clase de videos, pero algo en particular me llamó la atención en algunos de ellos, las terribles promotoras y edecanes, siempre me calentaron, ¿y a quien no? , con esas calzas y esos cuerpos que te dejan loco. Creo que la fantasía de todos los hombres y que despiertan mucho nuestro morbo, poder estar con alguna de esas mujeres. Decidí pedirle a Laura que se vistiera como una de ellas. No sabía si accedería a mi pedido o me mandaría al kongo, pero no perdía nada intentándolo.

Tomé mi celular y le escribí, le explique lo que deseaba que hiciera por mí. Ella, para mi suerte, no me dijo que no. Es más, me pidió que le dijera como quería que se vistiera, que le diga mi idea. Le pedí una calza engomada, negra, ya que ese tipo siempre me gustaron, alguna remera o top, que apretara bien sus senos y que tuviera un buen escote y una gorra de alguna marca, de autos o de lo que sea. A todo me dijo que sí. Y me envió una foto de unas botas negras cortas con tacos y tachas que tenía. Me preguntó si me parecía bien esa para ponérselas. Le dije que si, sin dudas Laura había entendido bien que la quería vestida bien “porno”. Me dijo que iba a conseguir lo que le pedí, pero que la próxima vez me tocaría a mi cumplirle el capricho. Le dije que no tenía problemas en ello. Me preguntó si quería que me recibiera así o que lo haga cuando se lo pidiera. A lo cual respondí que lo hiciera cuando yo se lo pedía. Charlamos un rato más y nos despedimos. Esa noche me masturbe 2 veces imaginándomela vestida como promotora. Estaba tan caliente que no tuve más remedio. ¡ja! ¡ja!

Por fin, había llegado el martes 24, estaba preparado llegada la hora indicada, de camino a la casa de Laura compré unas cuantas cajitas de preservativos y cigarrillos. Cuando llegué, ella estaba esperándome afuera, fumando un cigarrillo. Estaba bastante fresco, mes de mayo acá, en el país, es otoño, así que ella estaba con un tapado negro, largo. Nos saludamos, metí mi moto dentro y entramos a la casa. Todo se encontraba muy limpio y ordenado, se notaba que había empeño puesto en que todo se vea bien. Ella, maquillada para la ocasión, cuando se quitó el tapado, la pude ver entera. Tenía puesto un jean y zapatillas, pero lo que me dejo embobado fue su remera color roja, era ajustadísima, no tenía escote, pero hacia que sus senos resalten mucho. Se veían geniales.

Nos sentamos en el sofá, y empezamos a charlar, la televisión encendida de fondo, bebida y cenicero en una mesa pequeña que Laura había puesto para la ocasión, todo era perfecto, y más aun lo que se venía. En un momento, ella puso sus piernas sobre las mías, quedando cruzada en el sofá. Nos besamos, esta vez ya más caliente. Nos miramos al terminar, para luego posar la vista sobre esos senos que eran hipnóticos, extendí una de mis manos y comencé a tocarlos, acariciarlos.

-¡Que hermosas están hoy!- Le dije, mientras no dejaba de tocarlas por encima de la remera.

-¿Te gustan cuñadito?- ¿Te gusta cómo me queda esta remerita?-. –Me la compré hace poco-. Me dijo. Con voz sensual. Encogiendo sus brazos para apretar sus senos y hacerlos resaltar más.

-¡Me encantan cuñadita!- ¡Sacate el corpiño!- . Le dije.

Obedeciendo, Laura metió sus manos por debajo de la remera, y se quitó el corpiño. Dejándolo sobre la mesa. Extendí mi mano nuevamente y retomé mis movimientos sobre sus senos por sobre la remera. Sus pezones se marcaban. Mi pene empezaba a ponerse duro. Podía sentir como la calentura me subía por el cuerpo. Ella, quietita y obediente, observaba mientras yo exploraba sus hermosos senos. Mordiéndose los labios del gusto que le provocaba.

-¿Querés que me vista para vos cuñadito?- Me dijo Laura.

-Bueno cuñada-Le dije.

Laura se levantó y me dijo que antes, le ayudara a mover la mesa que quedaba en el medio del comedor-living, que metiera mi moto y la acomodara en ese lugar. Me quedé atónito. Capte perfectamente lo que estaba por venir. Eso iba a ser mejor de lo que yo podía imaginar. Así lo hicimos, movimos las cosas de modo que quedó en medio espacio vacío. Colocamos una alfombra y coloqué mi moto sobre la misma, por suerte la había lavado ese día, y estaba impecable. El sofá más largo quedaba justo frente a la puesta en escena. Yo me senté a esperar y Laura fue a su pieza a cambiarse. La espera se hacía eterna.

Creo que habrán pasado unos 15 minutos, mucho para mis ganas, pero cuando Laura volvió, créanme que cada minuto valió la pena. Estaba increíblemente porno. Con una calza engomada, negra, las botas cortas con tachas que me había mostrado en las fotos, los tacos eran más altos de lo que se veían, Una top azul que apenas tapaba que hacía saltar sus senos por el tremendo escote que tenía y una gorra azul de Yamaha. La marca de mi moto. Yo estaba extasiado mirando, sentado en el sofá. Ella se acercó a mí.

-¿Te gusta?-. –Es lo que conseguí-. Me dijo con voz de putita. Dándose la vuelta para mostrarme como se veía de atrás. Sus nalgas resaltaban con la calza apretadísima.

-¡Estas increíble!- Le dije.

Laura fue hasta mi moto, tome mi teléfono y comencé a sacarle fotos, mientras ella posaba como una verdadera promotora. Mi erección era tremenda. Se subió con cuidado arriba, puesto que mi moto es cross y bastante alta. Yo seguía tomando fotos sin parar. No podía dejar pasar la oportunidad de documentar todo. Ella me llamo con el dedo y con la mejor cara de puta. Deje mi teléfono en el sofá y me acerque a disfrutar de ese regalo que me habían preparado. La bese intensamente, mientras una de mis manos se dirigió a su cola. El tacto era espectacular, sentir lo engomado de la calza me gusta. Toque sus piernas, su abdomen y subí hacía sus senos. Ella estiró su mano y masajeó mi bulto, que en ese momento estaba durísimo.

Me incline a besar la parte que quedaba descubierta de sus senos por el escote, ella no tenía corpiño, puesto que metiendo la mano podía sacar sus senos desnudos. Besé sus pezones y me devoré con apremió todos sus dos pechos. Ella gemía y se retorcía mientras lo hacía. Metí de vuelta sus senos en el top, la ayude a bajarse de la moto, Laura apoyó sus brazos sobre el asiento, sacando su cola hacía atrás para mi, que estaba detrás de ella. Bese sus nalgas por sobre la calza, las acariciaba, haciendo lo mismo con sus piernas. Me arrodille de manera que su cola quedo frente a mi cara, de a poco comencé a bajarle la calza, mientras lo hacía surgía una tanga azul, un triangulito espectacular que dividía sus nalgas blancas y grandes.

Besé ahora ya su cola descubierta, con intensidad.

-¿Dónde está tu pote de aceite?- Le pregunté deteniéndome

- En mi pieza- Me dijo.

Me dirigí a su pieza rápidamente. Encontré el pote de aceite de bebé que Laura tenía. Volví y me arrodille nuevamente frente a su cola. Destapé y eché un poco sobre sus nalgas, esparcí comenzando a masajear sus nalgas. Ella seguía quietita con sus brazos apoyados sobre el asiento de mi moto. Corrí su tanga y comencé a besar su vagina, mi lengua recorría la extensión de sus labios vaginales. Laura suspiraba. La estaba torturando, desquitándome de lo que me había hecho la última vez. Yo no dejaba de masajearle las nalgas que brillaban por el aceite. Sus palabras interrumpieron la tortura que le estaba propiciando.

-¡Metemela!-. - ¡Por favor cuñadito, no aguanto más!- me dijo Laura.

Yo tampoco daba más, ya quería tener mi pene dentro de ella. De modo que accedí a su pedido. Me paré. Desprendí mi cinto y el botón de mi jean, me baje un poco junto con el bóxer, dejando por fin mi pene al aire libre. Duro estaba. Tome un preservativo y me lo coloqué. Asomé la cabeza de mi pene a la vagina de Laura. Empecé a jugar sin penetrarla, rozando los labios vaginales de ella, que me miraba con cara de desesperación, sus ojos rogaban que la penetrara. Y así lo hice, metí completamente mi pene. Ambos suspiramos. Su vagina envolvió mi verga. Empecé a moverme dentro de ella. Hacía adelante, hacía atrás. Podía ver como mi pene desaparecía cuando empujaba hacía adelante y volvía a aparecer cuando me movía hacia atrás.

La tome de la cintura con las dos manos y aumenté la intensidad de mis embestidas. Sus nalgas temblaban cada vez que mi pelvis chocaba contra ellas. Ambos gemíamos como animales.

-¡Ay cuñadito, me vengo, me vengo!- ¡Ya!- . Laura tuvo el primer orgasmo de la noche. Fue tan intenso que me obligó a quitar mi pene de su vagina. Yo no quería hacerlo, no quería tener que parar. Pero no me quedo otra ya que sus manos nos separaron.

-¡Perdón, pero está muy rico!-. ¡No aguanto!- Me dijo.

No dije nada y volví a penetrarla. La tomé nuevamente de la cintura y empecé con mis arremetidas violentas. Su tanga estaba estiradísima a un lado, parecía que los hilos iban a romperse. No paso mucho tiempo hasta que sus palabras nuevamente me interrumpieron.

-¡Ay, otra vez!- ¡Viene otro cuñado!-. ¡Sacálo!- Me dijo.

Quité mi pene nuevamente y un pequeño flujo se veía caer por los labios de su vagina.

La tomé de la mano y le dije que nos acostáramos sobre la alfombra. Los dos de costado, yo, detrás de ella. La popular “cucharita”. Y frente a nosotros mi moto. Todo era muy morboso. Ella tomo mi pene y se lo metió en la vagina. Tomé el pote de aceite que estaba en el piso y tire un poco más, esparciéndola sobre sus nalgas. La agarraba con una mano de la cintura y con la otra, sus senos, mientras me movía dentro de ella. En un momento tomo mi mano y se llevó un dedo a la boca, me lo chupaba con intensidad. Hasta que empezó a mordérmelo mientras gemía con más intensidad.

-¿Otra vez?- Le pregunté. Como adivinando que se venía nuevamente.

Con mi dedo en su boca, Laura solo me afirmo moviendo la cabeza. Hasta que se alejó, de manera que mi pene salió. Mientras ella se recuperaba, yo me quité el preservativo. Para dejar descansar mi pene. Sentía que me iba a estallar. Y no sabía cuánto más podía aguantar antes de acabar. Aproveché para besar sus piernas de abajo hacia arriba, cubiertas en parte por la calza y en parte desnudas. Jugué un momento con su tanga mientras la besaba. La hice acostar boja abajo. Me puse otro preservativo y encima de ella la penetré. Sentía que mi pene llegaba hasta el fondo de su vagina. Estaba todo muy mojado. Los sonidos de humedad se escuchaban fuerte y se confundían con los sonidos de la televisión.

Mis arremetidas eran cada vez más bruscas. Laura se atajaba con una mano en la alfombra y con la otra por la rueda delantera de mi moto que se movía al ritmo de nuestro sexo.

-¡No doy más cuñado!- ¡Perdón, pero me está doliendo un poquito ya!- Me dijo.

Inmediatamente saqué mi pene. No quería lastimarla y que después no podamos seguir teniendo más sexo durante la noche. Recién era el primer polvaso. Me levanté y ayudé a Laura pararse. Nos besamos intensamente frente a frente.

-¡Que ricura!-. Me dijo, sonriendo. Mientras me besaba.

-¡Increíble!- Le dije.

-¡Voy a buscar algo para limpiarnos!- Exclamo Laura, yendo hacia su habitación.

Yo me senté en el sofá, con mi pene duro, me quité en preservativo. Miré mi teléfono, habían pasado más de una hora desde que tome las fotos. Laura volvió con una toalla. Ya con su calza bien puesta nuevamente. Se puso de perrita sobre el sofá, giro su gorrita de modo que la visera quedó hacia atrás y se metió mi pene en la boca. Tenía su cuerpo a mi disposición del lado derecho. Mientras me la chupaba acariciaba su cola, sus piernas, su cintura. Sus labios envolvían mi pene mientras su mano toqueteaba mis testículos.

-¡Te voy a sacar la lechita cuñadito!-.- ¡Así que quiero que me la des toda!- Me dijo Laura.

Se acostó. Sin dejar de chupármela. Con la boca me estiraba los testículos. Para luego volver a meterse mi pene adentro. Sentía como mi semen acumulado empezaba a subir.

-¡Ya sale cuñadita!- ¡Ya sale!- Lo único que pude decir, mientras empezaba a eyacular, ella no quitaba su boca de mi pene, y seguía con sus movimientos. Mi cuerpo se retorcía mientras la tomaba del cabello que salía de su gorra. Sentía como mi semen salía de su boca y caía por mis testículos. Ella puso la toalla para que no cayera sobre el sofá. Sacó mi pene para respirar. Mientras me masturbaba y me exprimía hasta la última gota. Los espasmos en mi cuerpo empezaron a cesar. Laura me chupó el pene intensamente mientras empezaba a bajar. Me limpio un poco con la toalla y se levantó para ir al baño. Yo quedé en el sofá, esa eyaculada había terminado con mis energías por un momento. Me vestí y espere a que ella saliera del baño para ir a limpiarme, mientras ella se cambiaba.

Entre al baño. Cuando salí, ella estaba sentada en el sofá, fumando un cigarrillo. Me senté a su lado y prendí uno para mí. Me preguntó si me gustó. Le dije que había sido increíble. Laura me sirvió un vaso de cerveza y me dijo que recupere mis energías, que aún había más. Tenía más ropas para ponerse. No lo podía creer. Quería matarme esa noche.

Charlamos y bebimos recuperándonos. Hasta llegó la segunda. Que fue más caliente aun...

-Alexander 0022-

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